¿Qué tienes en cuenta a la hora de comunicarte contigo mismo? ¿Qué te dices?
Ya he escrito varios artículos sobre la comunicación por ejemplo: técnica de comunicación asertiva, te hablé de la estructura de la comunicación efectiva, de cómo comunicarte asertivamente… y mi socia y compañera Raquel escribió sobre lo que te dices y cómo te lo dices, importa.
Hoy quiero hablarte de la importancia de ser consciente de cómo te comunicas contigo mismo para que puedas hacerlo mejor.
La vocecilla, el diálogo interno (DI) o la comunicación intrapersonal son las conversaciones que mantenemos cada uno con nosotros mismos y estas conversaciones pueden ser constructivas o destructivas. La manera en que nos hablamos influye en nuestras acciones y comportamientos. Te lo explicaré un poco más detallado, todo pensamiento conlleva una emoción y dependiendo como nos sintamos, actuaremos y esto supone un resultado determinado.
Luego si quieres lograr un resultado distinto actúa sobre tu pensamiento.
Un ejemplo, si has mantenido un diálogo interno sobre tu incapacidad de hablar en público y te has dicho frases como: “lo mío no es hablar en público”, “yo no valgo para hablar en público”… En el momento que vayas a hablar para otras personas, tu emoción va a ser de miedo o de pánico. Luego, cuando hables en público, muy probablemente te pondrás nervioso, titubearás y lo harás con muy poca seguridad. Casi seguro que el resultado de tu comunicación será que no transmitas todo lo que en realidad querías decir o que incluso, te bloquees y no puedas hablar.
Con el fin de que mejores tu comunicación intrapersonal te dejo algunas claves, para que puedas cambiar y mejorar tus diálogos internos y para que los resultados de tu vida sean diferentes:
- Háblate en positivo y no en negativo. En el ejemplo de antes, en lugar de decirte: “lo mío no es hablar en público” podrías decirte: “voy a mejorar mi forma de hablar en público” o “yo puedo llegar a hablar en público”. Refuerza tu motivación, encuentra frases que te ayuden a incentivarte y repítelas. Te recuerdo que el cerebro no sabe interpretar el NO.
- Sé amable contigo mismo y aprende a perdonarte. Investigaciones llevadas a cabo por KristinNeff profesora asociada en el departamento de Psicología Educativa de la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos, y una de las líderes en el campo del impacto beneficioso en la salud de la autocompasión, indica que las personas que se muestran compasivas con sus fracasos y sus imperfecciones disfrutan de un mayor bienestar que aquellas que se juzgan a sí mismas continuamente.
- Reflexiona sobre tus pensamientos. No permitas que tus pensamientos se paseen de forma automática, hazte consciente de lo que piensas y para ello te sugiero que reflexiones, por ejemplo, escribiendo tus pensamientos y contrastándolos con la realidad para hacerlos más objetivos.
- Pasa de lo general a lo particular, deja de generalizar. Volviendo al ejemplo, en lugar de decirte: “siempre hablo mal en público” puedes decirte: “hoy cuando he hablado en público me he mostrado menos seguro de lo que soy habitualmente”. Te recuerdo que los absolutismos no existen (nunca, siempre, jamás…) es improbable que se dé lo mismo en cada instante de nuestra vida.
- Gestiona tus emociones.Según Daniel Goleman gestionar nuestras emociones y pensamientos es una habilidad clave para entendernos mejor a nosotros mismos, estar en paz con quienes somos y manejar proactivamente nuestros pensamientos, emociones y comportamientos.
- Cumple lo que te dices.Ten palabra contigo mismo y no te falles. No valen las excusas y el «total, quién se va a enterar». El dejar de hacer lo que nos decimos supone dejarnos vencer, en muchos casos, por la pereza o la indiferencia. No prometamos, si no lo vamos a cumplir. Seamos tan serios como lo seríamos con otros para no hacernos daño, para no disminuir nuestra autoconfianza y para no disminuir nuestra autoestima.
- Vive el aquí y el ahora. Matthew Killingsworth y Daniel T. Gilbert, ambos psicólogos de la Universidad de Harvard, realizaron un estudio Divagación mental e infelicidad que demostró que los encuestados informaron que sus mentes estaban «vagando» un 46,9% del tiempo de vigilia, y durante al menos el 30% del tiempo que empleaban en cada actividad, lo que supone que la frecuencia del «pensamiento errante» es mucho más alta que lo que se había demostrado hasta ahora. Es decir, que casi la mitad del tiempo vamos en “piloto automático” de lo que estamos haciendo o cómo nos sentimos, nuestra mente deambula a otro lugar que no sea el presente.
- En su estudio escribieron entre algunas de las conclusiones que «la deambulación o divagación de la mente es un excelente indicador que predice la felicidad de las personas». «De hecho, la frecuencia con que nuestro pensamiento abandona el presente y adónde tiende a ir, predice mejor nuestra felicidad que las actividades en que estamos involucrados».
- Dedícate tiempo. Escúchate, cuídate y pon atención en todo lo que vive en tu interior: lo que piensas, lo que te preocupa, lo que sufres, lo que te alegra… Esto te ayudará a conocerte, a saber tus fortalezas y debilidades, a aceptarte, a mejorar, a empoderarte, a llegar a amarte y a mejorar las relaciones con los demás.
Como resumen podemos decir que conseguimos resultados según nos comunicamos con nosotros mismos.
Me gustaría complementar lo que estoy hablando con un vídeo que te indica ejercicios para confiar más en ti.
Según Daniel Goleman tenemos de 70.000 a 90.000 pensamientos diarios, de estos pensamientos más de un 75% son pensamientos repetitivos y solo unos 70 pensamientos merecen la pena, el resto son miedos, situaciones infundadas, pensamientos bloqueantes, limitantes y paralizantes que contribuyen a que no nos valoremos.
Después de lo que acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Cómo vas a trabajar la comunicación contigo mismo?
Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso y que te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.
No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.
Milagros García
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