¿Sabes comunicarte adecuadamente? Cuando te comunicas, ¿reaccionas o respondes?
Antes de conocer la comunicación asertiva, pensaba que en algunas ocasiones me tenía que callar, utilizaba el silencio, creía que era lo que tocaba en ese momento, no expresarme, ni dar la oportunidad al otro de que supiera cómo me sentía.
Otras veces, actuaba pasivamente, permitiendo que otros escogieran por mí (solía perder), no llevaba la contraria a los demás, no decía no a nada. Mi miedo residía en no desagradar a nadie y, comunicándome así, me desagradaba a mí misma. Me sentía inquieta e indefensa. El resultado es que los demás conseguían sus metas a mi costa.
En algunas situaciones, he actuado agresivamente, escogiendo por otros (solía ganar), siendo ésta una forma de protegerme a mí misma (dicen que no hay mejor defensa que un buen ataque). Cuando me comunicaba así me sentía superior a los demás. El resultado es que yo conseguías mis metas a costa de los otros.
La comunicación asertiva
Ahora intento siempre comunicarme asertivamente.
¿Qué es la asertividad? Se trata de la habilidad para defender las opiniones propias de forma razonada, evitando las reacciones emocionales negativas, sin hacer daño a otros, ni a uno mismo.
Cuando soy asertivo me doy cuenta que:
No tengo problema en decir “no”.
Expreso mi punto de vista y mi perspectiva personal.
Siento interés por mis asuntos personales.
Sé tratar y argumentar las objeciones y críticas.
Soy capaz de expresar mis emociones, tanto las positivas como las negativas.
Tomo decisiones, iniciativas y llevo a cabo planes de acción.
Defiendo mis derechos personales.
Cuando me comunico de esta manera me siento confiada, segura de mí misma y apreciada, los demás me respetan y valoran. Además, elijo por mi cuenta y negocio de forma abierta desde el ganar-ganar.
¿Qué vas hacer para comunicarte de esta manera?
Estoy siempre a tu disposición si quieres comentar tu caso o que responda a tus dudas y preguntas.
El otro día me encontré una oferta de empleo que, entre otros aspectos, incluía esta serie de requisitos a destacar en la persona buscada:
¿Qué os parece? Además de que el texto tiene una redacción muy original, porque no estamos habituados a que se describan situaciones concretas ni se indiquen emociones, todo lo que se pide es actitud y habilidades.
Las habilidades más valoradas
Cada año entran y salen en el ranking nuevas habilidades, que se consideran las más buscadas por las empresas. Entre las habilidades más apreciadas en 2021 destacan las soft skills o habilidades blandas, en especial las relacionadas con la comunicación, la capacidad de aprendizaje y de adaptación.
Y no es de extrañar. Estamos en un mundo muy cambiante. La pandemia ha puesto de manifiesto nuestra capacidad de afrontar los cambios y de reponernos de ellos, la resiliencia. Otra habilidad que ha sido latente es la del compromiso, dado que, trabajar desde casa ha supuesto todo un reto. La gestión del tiempo o el liderazgo de equipos en remoto ha estado muy asociado a la nueva situación. La creatividad para buscar salidas o alternativas para seguir adelante ha sido clave, junto con el pensamiento analítico para valorarlas. Y también el sentido de servicio a los demás ha ganado posiciones.
Cuando os hablé de qué tener en cuenta para elaborar un plan de formación con sentido y enfoque, cosa que las empresas están haciendo en estos tiempos de cara a preparar las formaciones del año que viene, ya os comenté la tendencia a las soft skills, a la necesidad de reskilling y upskilling. Es decir, la necesidad de desarrollar habilidades que nos permitan tener una mayor flexibilidad laboral para poder afrontar las nuevas necesidades del mercado y, en consecuencia, de los puestos de trabajo.
¿Por qué capacitarte en las nuevas habilidades?
Como me habéis escuchado o leído muchas veces: “ya no queremos que nos dirijan igual”. Las relaciones interpersonales son cada vez más importantes, la búsqueda del bienestar laboral nos va a llevar a cambios de trabajo, cada vez más frecuentes. Incluso, según el informe de ‘El futuro del lugar de trabajo’ de la consultora McKinsey, se estima que para el 2030, 1 de cada 16 personas de los 8 países que analizan (Estados Unidos, Alemania, Francia, China, India, Japón, Reino Unido y España) se verán obligadas a cambiar de trabajo y la demanda de habilidades sociales y emocionales aumentarán un 24 %.
Así que, por la cuenta que nos trae, nos conviene capacitarnos en las nuevas habilidades que se solicitan, porque, o nos sabemos adaptar a los nuevos requisitos del trabajo, los nuevos puestos, las nuevas formas de trabajar, etc., o lamentablemente no podremos acceder a los puestos laborales futuros. Y me temo, que estas habilidades de hoy, más las nuevas que vayan apareciendo, serán necesarias en lo sucesivo.
Autoevalúate y crea tu plan de acción
Tenemos que tener en cuenta que estas nuevas habilidades, por su propia naturaleza, no se adquieren de hoy para mañana. Por eso, para ayudaros a comenzar con ellas, os invito a evaluar del 1 al 10 tu desarrollo de estas habilidades en este momento. Justifícalo con al menos dos ejemplos de tu día a día.
Elabora un plan de acción
Una vez que te has autoevaluado, puedes observar qué habilidades puedes mejorar. Decide por cuál vas a comenzar, realizando un pequeño plan de acción que responda a estas cuestiones:
¿Qué en concreto quieres conseguir?
¿Cómo sabrás que lo has conseguido?
¿Qué vas a seguir haciendo que funciona muy bien?
¿Qué vas a dejar de hacer?
¿Qué vas a comenzar a hacer?
¿Cuándo vas a comenzar? ¿En qué momento?
¿Qué necesitas para llevarlo a cabo?
¿Cuál es tu nivel de motivación para hacerlo, puntuándote del 1 al 10? Si es menor que 7, entonces elige otra opción que te genere una mayor motivación.
Te recuerdo que no ha de ser un sufrimiento, sino que has de elegir lo más sencillo posible para generar ese pequeño salto que necesitas. La mínima acción posible. Y una vez que la hagas, podrás ir poniéndote retos más elevados.
Desarrollar habilidades en pro de nuestro desarrollo personal y profesional forma parte de nuestra evolución como seres humanos. Incluso en la búsqueda del bienestar y felicidad personal nos pasamos la vida cambiando. Porque si eres de los que piensan que “yo soy así y no voy a cambiar a estas alturas” o “llevo 20 años haciendo mi trabajo y qué me van a enseñar ahora”, te estás limitando tú solo tu propio crecimiento. Y te aseguro que eres una persona muy capaz de desarrollarte y adaptarte a los nuevos tiempos. Igual que ahora llevas un móvil en el bolsillo, puedes crecer en tu trabajo. Merece la pena. Por ti y por lo que los demás van a disfrutar de ti y contigo.
Y ahora que sabes esto, ¿por dónde vas a empezar? En otros artículos ya te hemos contado cómo trabajar alguna de estas habilidades, y seguiremos profundizando en ellos para ayudarte. Porque como sabes, te acompañamos en tu desarrollo personal y profesional. Es nuestra pasión.
¿Eres de los que siente que tiene que hacerlo todo? ¿Que nadie lo sabe hacer o lo hace como tú? ¿Que para tener que hacerlo de nuevo, ya lo haces tú? ¿Que entre que lo mandas hacer y le dices cómo, ya lo has terminado tú? Si has contestado al menos a 2 de estas preguntas que sí, seguro que te cuesta delegar.
¿Qué es delegar?
Delegar es otorgar tareas cuya responsabilidad es tuya a los demás. Es decir, se delega la tarea, pero no la responsabilidad. Por eso, aunque le dejes a alguien a cargo de hacer algo, si sale mal, luego no puedes ir echándole la culpa, porque la responsabilidad de supervisar que aquello era lo correcto era tuya. No es un “ya te encargas tú”. Es un “lo haces, y yo lo superviso”, porque al final, la responsabilidad es mía. Es decir, si tengo que responder yo por ello, al menos que sepa de qué va, qué se ha hecho y cómo. Si no, pocas explicaciones podré dar o simplemente, poco podré saber si estoy de acuerdo con lo que se ha hecho o expresado en mi nombre.
Otra cosa es que tengas confianza total en alguien y que sepas, sin lugar a duda, que va a actuar como tú lo harías o de forma con la que estás totalmente conforme. En esos casos, solemos obviar la supervisión en pro de dicha confianza. Pero recuerda que sigues respondiendo tú.
¿A quién delegar?
Encontrar a alguien en quien delegar una tarea no suele ser algo sencillo. Para ser una persona apta para delegarle algo, es necesario que la persona cumpla estos tres requisitos:
Que quiera.
Que sepa.
Que pueda.
Si alguno no se cumple, sabremos que algo puede fallar. Porque si quiere y sabe, pero no puede porque no tiene tiempo, al final no quedará hecho lo que deseamos. Si puede y sabe pero no quiere, lo postergará o lo hará rápido sin prestarle toda la atención de la que es capaz, pudiendo incluso llegar tarde con la tarea o no estar tan bien. Y si no quiere, por mucho que pueda y sepa, pasa del tema y deja de ser un candidato propicio.
¿Cómo delegar?
Cuando delegamos es imprescindible tener en cuenta:
Dar marco: De qué va lo que te voy a pedir. En relación a qué. Cuál es nuestra postura (de la empresa, mía personal…) al respecto.
Explicar lo que se quiere conseguir: esto es decir el qué quiero. Más o menos detallado. A modo de objetivo. Cuanto más claro sea más fácil le va a ser al otro conseguirlo. Recuerda la técnica del Smart-e para la definición de objetivos. Siempre te va a ayudar.
Para cuándo: necesitas dar un tiempo límite para la ejecución. No es un “vete haciendo”. Aunque no lo sepas, establece tú un período o fecha límite en el que te gustaría tenerlo. ¡Ten en cuenta el tiempo para tu propia revisión! Si lo tienes que enviar el último día del mes, no se lo pidas para ese día sino para unos días antes, porque si se retrasa, que aún tenga tiempo de hacer los cambios posteriores y tú de supervisarlo.
El cómo lo pone la persona que lo va a hacer. Si no confías, le darás pautas más claras, concretas y meticulosas de lo que quieres. Sin suposiciones para evitar sorpresas. Probablemente ya cuentas con que no va a saber hacerlo o lo intuyes, luego no se cumplen los requisitos anteriores. Pero si delegas, has de permitir que la persona lo haga a su manera.
Haz seguimiento: De vez en cuando pregunta cómo va, qué ha hecho ya, qué le falta y qué necesita. Puedes hacerlo en reuniones ágiles que te permiten conocer el estado de la tarea, si tiene los recursos para realizar la tarea y podrás ir evaluando si va por buen camino ofreciendo un feedback oportuno.
Supervisa: Cuando está completada la tarea, antes de entregarla o enviarlo a quien corresponda o darlo por finalizado, es el momento de evaluar el trabajo. Si estás desbordado y no tienes tiempo de supervisar, pide que te cuente al menos la idea de lo que ha hecho, en una llamada, en 10 líneas, en una imagen... Para que al menos tú puedas responder si te llaman a preguntar qué es eso que has mandado. Ojalá tengas siempre tiempo de revisar las cosas, pero todos sabemos que a veces no es así.
Delegar con confianza: mentoring
Ahora bien, si te ves obligado a repartir tus tareas porque no llegas y necesitas ayuda y no tienes claro que puedas confiar en el buen resultado que quisieras porque las personas que tienes alrededor no cumplen los requisitos, practica el mentoring.
El mentoring consiste en facilitar el desarrollo de una persona (el mentorizado o aprendiz) a través del intercambio de recursos, conocimientos, valores, habilidades, perspectivas, competencias… Y actúa en tres niveles:
Se plantea el punto de partida, lo que se quiere conseguir que aprenda y se hace un plan de acción consensuado sobre cómo irlo desarrollando.
El mentor, es decir, tú, asumes la responsabilidad durante el tiempo que dure el aprendizaje, y al delegar, ¡siempre! Y aunque alguna cosa no se la enseñes tú personalmente, te puedes coordinar con otros y hacer seguimiento de lo que haya aprendido con ellos.
El mentoring tiene la ventaja de que vas a ir supervisando el aprendizaje, ganándote la confianza de la persona que lo va a hacer porque le estás enseñando a hacerlo como lo harías tú. Además, le dejarás la capacidad de implementar su propio criterio en pro de la mejora de lo que se le esté pidiendo hacer.
Si practicas el mentoring, quizá en un primer momento te lleve tiempo, pero mucho más rápidamente obtendrás los objetivos cumplidos gracias al buen trabajo de una persona que sabe la importancia que tiene esa tarea y el punto de vista que le debe dar.
La relación entre la persona a quien delegas y tú se fortalece gracias a una comunicación abierta, reflexión compartida, retroalimentación continua y una forma establecida de preguntar y responder que enriquece a los dos, mejorando la franqueza y la seguridad en el otro. Ha de haber una disponibilidad y cercanía clara por tu parte para estar pendiente de ella.
Aunque te cueste en un primer momento, recuerda que es mejor dedicar tiempo a lo importante ahora, que seguir toda la vida viviendo en lo urgente, superado por la cantidad de trabajo, estresado en el mundo del “no llego” o “no puedo con todo”. Por eso, permítete enseñar para poder delegar con la confianza que necesitas para hacerlo. Mentoriza.
¿Crees que puedes comenzar a analizar en quién puedes delegar? ¿Qué les falta para poder ser candidatos para delegar en ellos? ¿Qué vas a empezar a hacer para que pronto lo sean y tengas la ayuda real que necesitas?
La situación y el simple avance en las telecomunicaciones, o la deslocalización del trabajo, hace que cada vez más la selección de personas se realice vía telemática, con entrevistas virtuales o videoconferencias.
Ya os hemos hablado en anteriores artículos de cómo prepararse para una entrevista, prepararte, conocer el puesto, la empresa, llegar con tiempo, etc. Muchas de estas cuestiones son muy relevantes en las entrevistas telemáticas, pero aquí vamos a abordar algunos temas a tener en cuenta en las entrevistas virtuales, a diferencia de las entrevistas presenciales.
Cuestiones a tener en cuenta en las entrevistas telemáticas
Preguntar cómo será el procedimiento a seguir para la entrevista virtual. Cuando te llamen para la entrevista, si no te lo dicen directamente, pregunta cuál será la herramienta a utilizar durante la entrevista: Skype, Facetime, Zoom, Teams… Asegúrate de preguntar si serán ellos quienes te envíen una convocatoria para la entrevista o qué necesitan para localizarte, un usuario, un correo electrónico, etc. Anota la fecha y hora en tu agenda, prepara y familiarízate con la herramienta que te hayan indicado para la entrevista.
Cuida tu imagen incluyendo la parte que no se va a ver en la pantalla. La mayoría de las personas se preocupan solo en la parte que se supone que se va a ver, es decir, se ponen una camisa o una chaqueta, se peinan, se maquillan… igual que si fueran a ir a una entrevista presencial y descuidan los pantalones, pudiendo ir en pijama incluso. Sin embargo, no será la primera vez que en medio de la entrevista llaman a la puerta, o se desconecta algo y hay que levantarse. Entonces, se te verá todo lo que no hayas previsto que se podía ver, dejando una no tan buena imagen.
Busca un lugar en el que puedas estar tranquilo. Normalmente las entrevistas son concertadas con antelación, por lo tanto, no hay excusa de que te pille en la calle, que haya obras en la vivienda de al lado, que aparezca tu madre, tu hijo o tu pareja pasando por detrás tras salir de la ducha. Los ruidos o las interrupciones harán que se distorsione la comunicación dificultando tu atención y la del entrevistador de lo importante.
Avisa a los demás de que es un tiempo de privacidad. Si no te queda otro remedio que estar en casa con otras personas, ínstales a estar en silencio, a dejarte un tiempo para ti, y que les avisarás en cuanto se acabe la misma para que puedan seguir con su actividad normal. Y si espontáneamente se te colara alguien en la entrevista, tu reacción también va a ser evaluada por tu entrevistador. Así que lo mejor es tomártelo con humor, pedir disculpas y contestar de buenas formas a quien te interrumpió que le atenderás después.
Comprueba anticipadamente que tienes buena conexión a internet. Las entrevistas virtuales, así como cualquier videoconferencia, son muy susceptibles a la calidad de la conexión. Por eso, asegúrate que estás en un lugar con una receptividad adecuada de red para evitar posibles caídas de la llamada. Y si pasase cualquier incidente con la conexión, sé consciente que el entrevistador lo anotará como tu forma de resolver conflictos. Así que, responde de forma tranquila y diligente.
Prueba el vídeo y el audio. Lo habitual cuando se hace una entrevista virtual es que se ponga la cámara. Se suele desconfiar cuando el candidato no puede o da excusas para ponerla, ya sea porque no tiene o porque no le funciona. De nuevo, como lo sabes con tiempo, busca las alternativas para poder tener un ordenador con una cámara que funcione. Y también asegúrate que se escucha bien el audio. Puedes probar llamando a un amigo para asegurarte que se te oye bien. En muchos ordenadores se escucha mucho mejor si te pones auriculares. Conéctate antes para poder tener todo a punto. Ah! y recuerda tener el ordenador enchufado a la red, ¡no vayas a quedarte sin batería!
La luz de la habitación. Es recomendable que tengas una luz frontal, para que se te vea adecuadamente, que no estés a contraluz (de espaldas a una ventana) y si tienes la luz a un lado, asegúrate que no te deja muy en sombra la cara. Si eso sucediera, pon una lámpara de mesa detrás del ordenador para que te proporcione una luz más frontal.
El fondo habla de ti. El orden que tengas en la habitación o sala en la que te encuentres, va a dar pistas al entrevistador sobre cómo eres, qué te gusta o lo cuidadoso que has sido para atender la entrevista. Imagínate que eres forofo de un equipo de fútbol, y detrás de ti están posters, bufandas, etc. de ese equipo. Puede que al entrevistador le guste ese equipo y eso genere lo que se conoce como efecto halo positivo, que por eso ya te mire con buenos ojos; sin embargo, si el entrevistador fuese seguidor del equipo rival, se generará el efecto contrario, el halo negativo, y superarlo te va a costar un poquito más. Evita utilizar fondos virtuales o poner el fondo borroso con el programa, da una sensación de ocultación y falta de sinceridad que no te va a beneficiar.
Tu expresión no verbal también cuenta. Expresiones faciales, tono de voz y mirada son esenciales. Sonríe. Aunque creas que como solo se te ve la cara no hace falta que muevas las manos para hablar, recuerda que todo tu cuerpo habla de ti y transmite tu energía. Si estás paralizado, lo que hables sonará menos entusiasta y apasionado que si mueves el cuerpo acorde al mensaje que estás emitiendo. Por eso, si puedes separar un poco la pantalla de ti para que se te vea un poco más de torso, será mucho mejor para expresar con coherencia los mensajes que vas a hacer llegar a tu entrevistador.
Las emociones traspasan la pantalla. Es posible que te hayas dado cuenta de que cuando escuchamos a alguien cantar en la televisión a veces como que te llega, incluso se te pone el vello de punta, y otras veces es como que se te queda distante o fría la música. En las entrevistas personales a través de la pantalla pasa igual. La energía que proyectamos, nuestra forma de ser, nuestra alegría o los nervios a través de la pantalla también pueden llegar o no. Hay un obstáculo entre los dos y solo siendo nosotros mismos, en coherencia, podremos parecer auténticos y confiables. Por eso, si algo te apasiona, que se note. Expresa tu alegría, tu interés, remárcalo, pero no hace falta exagerar. Si algo te genera dudas, es mejor decirlo o pedir explicaciones que quedarse con una mala cara en la pantalla del ordenador. Conseguir el efecto de cercanía puede ser clave para la decisión final.
Mira a la cámara, no a la pantalla. Si estás mirando a la pantalla en la que te estás viendo a ti puedes despistarte al entrar en pensamientos sobre cómo te ves a ti mismo, si te despeinaste o que tienes el cuello torcido. Cuando te miras a ti, el otro no notará el contacto visual y será más difícil conectar. Por eso, mira a la cámara para llegar mejor con tu comunicación a tu entrevistador.
Mejor sin mascarilla porque bajará nuestro tono de voz y dificulta la comunicación. Solo si estás en un lugar público haciendo la entrevista la deberías llevar, pero lo normal es que, al buscar ese espacio tranquilo, ya no necesites tenerla puesta. Además, el entrevistador podrá verte y conocerte mejor.
Espera unos segundos entre la pregunta y la respuesta. A veces las conexiones a través de videollamada generan cierto retardo en la comunicación, por lo que deja un leve tiempo entre las intervenciones de uno y otro a lo largo de la entrevista.
Otra posibilidad que te ofrece la entrevista virtual es la de tener un cuaderno al lado en el que poder anotar lo que te ofrecen o las posibles preguntas que quieras hacer al entrevistador.
Con todo lo que te he compartido, ¿qué cosas vas a tener en cuenta para preparar tu próxima entrevista virtual? Recuerda que podemos ayudarte y entrenarte para mejorar tus entrevistas, CV, tu comunicación…
¿Qué dices durante una entrevista? ¿Cómo te comportas durante una entrevista? ¿Cuál ha sido el resultado tras realizar una entrevista?
Seguramente que tras acudir a alguna entrevista de trabajo has sentido que podías haberlo hecho mejor o que te han faltado cosas que decir o que estabas muy nervioso y no has demostrado tu valía para el puesto ofertado o que no has obtenido toda la información para tomar una decisión en caso de que te llamen como candidato idóneo…
En mi anterior artículo ya te hablé de cómo ir preparado a una entrevista, hoy me gustaría compartirte algunas claves para abordar de la mejor manera las entrevistas de trabajo:
Ve solo a la entrevista, no vayas acompañado. Aparecer en la entrevista acompañado de amigos, padres, familiares, da imagen de poca independencia e iniciativa. Evítalo.
Apaga tu teléfono móvil o siléncialo. Siempre que acudas a una entrevista de trabajo asegúrate de tener apagado el teléfono móvil, ya que podría sonarte en mitad de la conversación y esto te pondrá nervioso o te distraerá y provocará una situación incómoda.
Llega sonriente y tranquilo, que lo primero que vea tu entrevistador es una sonrisa, que eres una persona agradable, que le puedes caer bien, que sabes estar y que puedes transmitir confianza. Por supuesto, establece contacto visual cuando veas por primera vez a tu entrevistador.
Saluda cordialmente. El saludo óptimo sería con un con un apretón de manos que transmita seguridad, mano recta y con una ligera presión en el saludo (ni flojo, ni demasiado firme). Si la situación no permite un apretón de manos, haz un gesto cordial, por ejemplo, llevándote la mano derecha al pecho.
Si donde vas a hacer la entrevista observas que se guardan las medidas de seguridad por la Covid’19 de: distancia, higiene en las manos, ventilación… y el entrevistador te sugiere hacer la entrevista sin mascarilla, tómatelo como una oportunidad y un beneficio, podrás mostrar tu sonrisa y todos los gestos agradables de tu cara, no entres en pánico si te sientes seguro.
Participa en la conversación previa a la entrevista. Está demostrado en numerosos estudios que la primera impresión impacta decisivamente sobre el resultado final. Esta primera charla puede crear la afinidad necesaria para que se genere esa química que caracteriza a todas las relaciones.
Cuida tu postura. Siéntate recto en la silla, que los pies estén en el suelo y que se te vean las manos en todo momento, manos abiertas o entrecruzadas. Mostrar las palmas de tus manos es una muestra de sinceridad, mientras que presionar unos dedos contra otros entrecruzándolos indica confianza.
Es muy importante durante toda la entrevista la escucha y no interrumpir al entrevistador. Escucha bien lo que te están preguntando, pues hay veces en las que comenzamos a responder con información irrelevante o monosílabos, sin dejarle terminar su pregunta, pecando de impulsividad, lo que te llevará a meter la pata.
Cuida en todo momento tu lenguaje. Un discurso expresivo, con modulaciones en tono y volumen, además de hacer pausas mínimas, aumenta la credibilidad y transmite una sensación de inteligencia. No hables deprisa, habla siempre con claridad, confianza y seguridad. Además, no mientas, pues si lo averiguan estás descartado automáticamente. Dirígete a tu entrevistador por su nombre, esto demuestra interés. Siempre que puedas señala que realmente es el trabajo que estás buscando, convence al reclutador de que te apasiona ese puesto, que tu preparación te hace la persona perfecta para él y que, si te contratan, vas a dar lo mejor de ti por la empresa.
Vigila tu comunicación no verbal. Gesticula lo necesario para reforzar tus argumentos. No mires constantemente el reloj porque da imagen de ansiedad y de que se tienen cosas más importantes que hacer, no te comas las uñas o muevas un objeto entre las manos continuamente o te cambies a menudo de postura en la silla… estas acciones dan muestra al entrevistador de estrés o nervios. No cruces los brazos ni las piernas porque suelen demostrar desaprobación. Cuida tus gestos exagerados o los movimientos bruscos con las manos, si te mueves demasiado puedes transmitir o provocar nerviosismo. Mira al entrevistador a los ojos, con esto trasmites confianza y seguridad.
Haz preguntas especialmente cuando acabe la entrevista. No pierdas esta oportunidad para demostrar que te interesa la empresa y que quieres conocer más detalles del puesto al que quieres optar.
Agradece la oportunidad que te han dado por tener la entrevista. Despídete del entrevistador agradeciendo la oportunidad que te han dado, procura sonreír y mirarle a los ojos. Debes darle un apretón de manos (si se puede), y despedirte con un estado de ánimo tan positivo como el que tenías al saludarle inicialmente. Halaga a la organización y al entrevistador, ya que indican tu entusiasmo ante la oportunidad de trabajar en la empresa.
Mejora cada entrevista. Para ello es necesario que tras la entrevista escribas los detalles de la misma y que anotes los puntos en los que crees que debes mejorar y los puntos en los que consideras que todo fue bien.
Guarda los datos de tu entrevistador en la agenda que lleves para tu búsqueda de empleo. Nunca sabes dónde te vas a volver a encontrar con la misma persona.
Si no te eligen, sigue adelante. Una entrevista no es el fin, es solo un paso más. Persigue tus sueños, sigue enfocado en el puesto que deseas y para lograrlo trabaja tu automotivación y no te desanimes.
¿Se te ocurren otras formas de cómo hacer una exitosa entrevista?
Después de lo que te acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para mejorar tus entrevistas?
Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.
No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.
¿Qué preparas antes de ir a una entrevista? ¿Acabada la entrevista tienes toda la información del puesto al que quieres optar?
Seguramente que tras realizar alguna entrevista de trabajo os habéis sentido que no habéis dicho todo lo que queríais, que se os han olvidado datos importantes a aportar, que habéis metido la pata en algo, que os habéis quedado en blanco ante alguna pregunta que os hace el entrevistador o que se os ha olvidado preguntar datos sobre el puesto ofertado…
Todos estos errores son normales si no hemos preparado la entrevista o no nos han ayudado a saber cómo hacer entrevistas.
Claves para ir preparado a una entrevista laboral
Quiero compartirte algunas claves para ir preparado cuando vayas a realizar una entrevista:
Actualiza y completa tu perfil en LinkedIn. Muy probablemente una de las primeras acciones que va a hacer el seleccionador es buscarte en LinkedIn. Como en el CV, te sugiero que des protagonismo a lo que puedes aportar gracias a los trabajos y aptitudes que has desarrollado y enfocarlos al puesto al que quieres optar.
Comienza la selección de las ofertas de empleo y empresas que más encajan contigo. ¡Cotillea! Conoce la empresa y el puesto vacante, para ello puedes entrar en su web, Twitter, Facebook, Instagram, LinkedIn… ¿A qué se dedica? ¿Cuál es su misión y visión? ¿Qué valores tiene? ¿Qué opiniones y comentarios sobre esa empresa hay en las redes sociales? ¿Qué piden para el puesto?
Para que te den la opción de poder acceder a una entrevista es importante que prepares un Curriculum Vitae acorde con el puesto que quieres conseguir y prepara una carta personalizada para esa empresa y puesto. Si es posible, adjúntala o incorpora parte de ella en el propio CV.
Obtén información sobre la entrevista. Cuando te llamen para realizar la entrevista, pregunta, si no te dicen antes: el puesto a desempeñar y los requisitos, nombre de quien va a realizar la entrevista y el puesto que ocupa en la empresa, si va a ser una entrevista individual o grupal, pregunta si te van a realizar una prueba y por supuesto, ten claro, día, hora y lugar o plataforma de videoconferencia donde te van a hacer la entrevista.
Conoce al posible entrevistador. Entra en sus redes sociales para conocer sus gustos, hobbies, comentarios, tendencias… Todo esto te puede favorecer en un momento dado de la entrevista, por ejemplo, imagínate que es forofo del fútbol y concretamente del Real Madrid y tú eres del Atleti, sabes que si saca este tema el entrevistador tendrás que tener cuidado con lo que dices y tú no podrás sacar este tema en la entrevista porque puede llegar a resultar un problema para ambos.
¡Prepárate! Es fundamental que sepas comunicar de manera distendida tu CV, practica frente al espejo o cuéntaselo a tu pareja o algún amigo y pídeles que sean críticos y te digan si les ha resultado convincente cómo lo has hecho o si has resultado aburrido y si tu comunicación verbal y no verbal ha sido adecuada.
¡Conócete! Es necesario que sepas tus conocimientos, ¿qué sabes?, tus habilidades, ¿qué sabes hacer?, tus actitudes, ¿cómo sueles afrontar lo que tienes que hacer?. Conoce tus valores indispensables para ti, ten claras las tareas que te gustan realizar y las que no, conoce si te gusta o no trabajar en equipo y lo que puedes aportar en un equipo, descubre si te gusta ser muy autónomo o eres más dependiente…
¡Prepara las posibles preguntas que te pueden hacer! Algunas podrían ser: ¿Has encontrado fácilmente la oficina? ¿Conoces esta zona? ¿Cómo supiste de esta vacante? ¿Conoces a alguien que trabaje aquí? Cuéntame algo sobre ti, dime tres puntos fuertes y tres debilidades. ¿Cuáles son tus hobbies? ¿Qué te gusta de este puesto de trabajo? ¿Por qué crees que eres la persona adecuada para el puesto? ¿Dónde te ves en los próximos 5 años? ¿Por qué deseas este puesto? ¿Cuál ha sido tu mayor logro profesional? ¿Qué es lo que menos te gustaba de tu anterior empleo? ¿Por qué dejaste tu último empleo? ¿Qué diría de ti un compañero/jefe si le preguntáramos? ¿Cómo enfrentas el fracaso y el estrés? ¿Podrías poner un ejemplo de cómo resuelves un problema que surja con un compañero? ¿Cuál es tu salario deseado?
Prepara documentos a llevar. Imprime el CV por si tienes que mirar alguna fecha o algún dato, lleva todos los documentos que te puedan pedir y los proyectos o cosas que quieras mostrar al entrevistador.
Prepara las preguntas que necesitas te respondan. Prepara todas las cuestiones que necesitas saber tras la entrevista por si no te lo indica el entrevistador. Por ejemplo, tareas específicas del puesto, lugar de trabajo, horario, salario, tipo de contrato, si el puesto es de nueva creación…
¡Prepara lo que vas a llevar puesto! Muchas veces, la primera impresión que causamos es determinante, así que mejor no te lo juegues, cuida tu imagen. Dijo Coco Chanel: “Viste de forma vulgar y recordarán el vestido. Viste de forma elegante y recordarán a la mujer”. Elige ropa que vaya acorde con el puesto, busca que tu imagen sea impecable y que los colores no sean estridentes, no lleves complementos muy llamativos porque el foco de atención del entrevistador estará en lo llamativo y no en tu persona. Utiliza colores oscuros, especialmente el azul marino genera confianza. Poner atención en no llevar ninguna mancha y que la ropa esté planchada.
Cuida tu higiene. Vete limpio, cuida tu aspecto, ojo, si llevas barba, bien cuidada y recortada, atención con el maquillaje, si es una entrevista de mañana especialmente que sea discreto. Si vas a ponerte perfume que no sea de un aroma muy intenso, algo tan simple como un olor, puede llevar al entrevistador a que no le caigas tan bien y lo digo por experiencia propia. Color de labios y uñas de un tono no chirriante…
Duerme lo suficiente el día anterior. Estar descansado es fundamental para dar lo mejor de ti. Esa noche procura dormir ocho o diez horas para sentirte en plena forma y reposado.
Sé puntual. Llega cinco minutos antes de la hora, si llegas tarde es muy probable que no te contraten, así que calcula bien los pormenores que puedan pasar antes de llegar al lugar donde se realizará la entrevista y vete con tiempo suficiente.
Durante el desplazamiento al lugar de la entrevista. Gestiona tus emociones ¿qué sientes? ¿Cuál es tu emoción? ¿Qué pensamientos estás teniendo de forma automática? ¿Qué puedes hacer para sentirte más tranquilo y más seguro?
¿Se te ocurren otras formas de prepararte antes de ir a una entrevista?
Te recuerdo una de mis frases: “lo bien preparado, resultado esperado, lo mal preparado, resultado caótico”.
Después de lo que te acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para preparar mejor tus entrevistas?
En mi próximo post hablaré de algunas claves de cómo realizar una entrevista. Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, y que desde 2miradas te entrenamos para afrontar las entrevistas con una mayor confianza y con mayores posibilidades de éxito. Si quieres hablarme de tu caso te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.
No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.
Está claro que los conflictos son inevitables y ocurren tanto entre personas con distintos puntos de vista, como con nosotros mismos (cuando tenemos obligaciones, deseos, emociones encontradas, pensamientos o sentimientos aparentemente contradictorios…)
¿Cuáles son los efectos de un mal manejo de los conflictos?
Los efectos y repercusiones de un conflicto están relacionados con la forma en cómo se desarrolla una negociación, así como con la actitud y los comportamientos que asumen las partes implicadas. De esta manera, un conflicto manejado en forma inadecuada se refleja en los siguientes aspectos como nos cuenta María Fuquen y que corroboro:
Se almacenan o concentran energía y presiones que conllevan a la violencia.
Se origina frustración y sentimientos destructivos.
Se genera ansiedad y preocupación que pueden ocasionar trastornos en la salud.
Los conflictos y las formas alternativas de resolución
Se produce impotencia, inhibición y bloqueo.
Se presentan enfrentamientos y choques con la realidad.
En ocasiones, el conflicto no permite clarificar ideas.
Los actores se revelan, eliminando el conflicto por completo.
Se busca darle salidas extremas al conflicto.
Se generan mecanismos de negación y desplazamiento.
Se inhibe la capacidad de negociar.
Se maneja un «diálogo de sordos».
Se confunde la discusión con la polémica.
Las personas implicadas ven las cosas como una tragedia.
¿Cómo es la persona con quien tienes el conflicto?
Todo conflicto está nutrido por un sinfín de complejas emociones: rabia, miedo, enfado, inseguridad, frustración… Es fundamental que frente a estas emociones tengamos la capacidad de escuchar al otro y mostremos una actitud de intentar comprenderle. Para ello, hay que tener en cuenta el tipo de persona con la que estás sufriendo desavenencias y pueden ser:
Atacantes. Son personas que ven al otro como el enemigo y se centra en los errores y equivocaciones del otro. Ya sabes el refrán, “no hay mejor defensa que un ataque”.
Evasivas. Tratan de esquivar la responsabilidad del problema, personas que no reconocen que existe el conflicto.
Acomodativas. La diferencia con los tipos atacantes es que su hostilidad es pasiva en vez de activa.
Encantadas. no sienten ningún impulso de ganar o atacar a la otra persona, su recompensa es sentir su propia confirmación de lo que piensa.
7 formas de resolver los conflictos que funcionan
Quiero compartirte algunas formas de resolver los conflictos que te surgen en tu día a día. El primer punto a tener en cuenta es que siempre que puedas, no des lugar al conflicto. Resolver un conflicto puede ser agotador, por lo que haz todo lo posible por evitarlo si, realmente puedes hacerlo, especialmente si se trata de un tema sin trascendencia.
Cuando vayas a resolver un conflicto olvida los rencores del pasado, céntrate en el aquí y ahora. Si te mantienes anclado en resentimientos del pasado tu capacidad para ver la realidad actual se verá afectada. Si quieres seguir adelante tendrás que centrarte en el momento (aquí y ahora) y resolver el problema actual, en vez de mirar al pasado.
Parte de la calma interna para resolver conflictos. Consiste en silenciar todo ese ciclón de sensaciones internas para ver las cosas con mayor claridad y aplomo. La prioridad es la resolución del conflicto, no ver quién tiene razón no se trata de ganar o perder en la discusión, sino de mantener la relación y seguir adelante. Para eso es fundamental ser respetuoso con la otra persona y con su punto de vista.
Es necesario a la hora de resolver un conflicto, no ver quién tiene razón. No se trata de ganar o perder en la discusión, sino de mantener la relación y seguir adelante. Para eso es fundamental ser respetuoso con la otra persona y con su punto de vista. Además, de este modo podremos prestar una mayor atención y una mejor escucha y nos conectaremos más a la propia situación, logrando descubrir más aspectos, más detalles… y toda esa información que va más allá de las palabras, como las emociones ajenas y ese lenguaje no verbal imprescindible. Escucha y atiende, sé capaz de intuir qué hay detrás de ciertas conductas o actitudes. Toda la información que puedas obtener abriendo bien los oídos, ojos, sentidos y corazón te serán de gran utilidad para poder llegar a posibles acuerdos.
Usa el humor para resolver conflictos. Compartir el placer del humor crea una sensación de intimidad y conexión entre dos personas, cualidades que definen relaciones sólidas y exitosas. Y es que el humor ayuda a enfrentar las dificultades con más calma, genera un mejor clima, reduce la tensión cuando las emociones están a flor de piel y ayuda a resolver desacuerdos, suavizándolos, incluso ayuda a poner las cosas en perspectiva. Quisiera hacer hincapié que la risa y el juego compartido nos ayudan a liberarnos de pensamientos inflexibles o de comportamientos rigurosos, lo que nos permite ver el problema de una manera nueva y encontrar una solución más creativa y colaborativa. Además, el humor libera de inhibiciones para poder expresar lo que realmente sentimos, dejando aflorar nuestras emociones más genuinas.
A veces hay que dejar que las cosas pasen. Puede que en algunas ocasiones sea imposible llegar a un acuerdo. Ahora bien, “dos no discuten si uno no quiere”, por lo que puede ser buena opción en algunos desconectar y seguir adelante, sin dejar que el conflicto llegue a lo personal. Aunque esto no siempre es posible o aconsejable, puede ser una opción para sobrellevar pequeños desacuerdos y que el conflicto no crezca y se convierta en algo realmente importante.
Debes estar dispuesto a perdonar. Es imposible resolver el conflicto si no estás dispuesto a perdonar o eres incapaz de hacerlo. Si no te desprendes de la necesidad de «castigar» al otro no podrás gestionar las diferencias de manera adecuada.
Recurre a la mediación de una tercera persona. Una forma alternativa para solucionar un conflicto podría ser el uso de mecanismos no formales y solidarios que brindan un elemento fundamental en la humanización del conflicto, con la presencia de una tercera persona que actúe como facilitadora especialista en la resolución o prevención del conflicto.
Para concluir, más allá de lo que muchos asumen, en un conflicto no hay ganadores o perdedores. Hay personas que lidian con emociones contrapuestas y posturas discrepantes. El éxito está siempre en poder llegar a un acuerdo para ambas partes. Toma consciencia de que en toda disputa, discrepancia o conflicto es necesario ceder en algún aspecto para llegar a una resolución y que tu comunicación sea lo más asertiva posible, además te recuerdo que para sentirte bien es fundamental que ambas partes ganéis.
Después de lo que te acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para resolver mejor tus conflictos? ¿Se te ocurren otros modos de resolver los conflictos?
Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.
No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.
Una guía para gestionar equipos donde figuran los aspectos que el mejor equipo del mundo cumple para ser eficiente, mantener la motivación, tener el máximo desempeño y trabajar con la mayor satisfacción, aprovechando el talento de todas las personas que componen el equipo para alcanzar los objetivos deseados e ir más allá.
¿Qué inspiró a Raquel para escribir este libro? En primer lugar, su trabajo con Milagros García, su socia en 2miradas. Su nivel de entendimiento, cómo trabajan en equipo y lo bien que funcionan, le hizo reflexionar y analizar esta forma de trabajo y extraerla para plasmarla en una obra. Se dio cuenta de que no era suficiente tener una misión común para formar el mejor equipo, había mucho más que hacía que funcionara. Por otro lado, además de sus experiencias en otros proyectos profesionales y observando equipos que trabajan muy bien y que no funcionan también, en el plano personal lleva 24 años haciendo también un maravilloso equipo con su pareja Ricardo.
Concluyó que, tanto en un equipo profesional como uno personal, en el fondo, las ideas que se recopilan en este libro, funcionan en todos los ámbitos.
¿Por qué un libro ilustrado? En el proceso de observación de equipos para descubrir los secretos del mejor equipo, apareció la idea de que el libro estuviera ilustrado y empezó a pensar que a veces los conceptos más abstractos se asimilan mejor con ilustraciones y se ofrecen dos lecturas, una del texto y otra de la ilustración al hilo de este texto. Para ello se contó con la mano del ilustrador Miguel Can.
Imagen de Miguel Cans para el libro "El mejor equipo del mundo", de Raquel Bonsfills.
¿Con qué se debe quedar el lector tras la lectura del libro? Este libro es una guía de ideas que nos lleva en primer lugar a una reflexión. Por ejemplo, la primera idea es "alegrarse de verse". ¿Cuántos de los lectores se alegran de ver a las personas de su equipo cada día cuando llegan? Cuando trabajas bien con alguien, te alegras de verle. En este libro se muestran claves de este tipo, descubrirás cómo son, cómo se relacionan y comportan las personas del mejor equipo del mundo.
El dinero que me pagan a final de mes es mi principal motivador para decidir trabajar en una empresa. ¿Es tu caso?
Cuando se firma un contrato laboral llegamos a un acuerdo entre la empresa y el trabajador por el que la empresa hace patente que quiere que el colaborador trabaje, dedique su tiempo, capacidades y conocimientos para alcanzar sus metas u objetivos propuestos; y el trabajador deja sellado su interés en hacer todo eso a cambio de unas condiciones establecidas de salario económico, emocional, beneficios sociales, condiciones laborales, etc. Podríamos decir que eso con lo que hemos estado de acuerdo es nuestra recompensa como trabajadores.
Aunque la teoría motivacional de Herzberg nos dice que cumpliendo meramente el acuerdo podemos llegar a la no satisfacción, si queremos algo más de satisfacción en el trabajo vamos a necesitar que nuestros líderes nos reconozcan, nos valoren, nos potencien, nos faciliten el trabajo, nos comprendan, nos den lo que necesitamos para trabajar, ayuden a promocionarnos, nos capaciten…
Las empresas llevan unos años sumándose a la tendencia de en lugar de pagar un mayor salario ofrecer más recompensas no monetarias. Pero cuidado, es importante que se cumpla un mínimo porque si no, por mucha recompensa, las personas que aceptaron trabajar bajo esas condiciones seguirán buscando un empleo con mejores condiciones. Y luego la empresa se encontrará luchando por la retención del talento o el compromiso de los trabajadores.
Sabiendo que cada generación tiene sus propias necesidades, y que lo que puede satisfacer a una persona con hijos pequeños podría ser diferente de lo que satisface a una persona sénior o a un talentoso joven, cada vez más empresas se plantean recompensas personalizadas. Sin embargo, hay algunos principios importantes a tener en cuenta a la hora de proponer recompensas en nuestra empresa.
Los principios para tener en cuenta son:
Preguntar. Como no tenemos una bola de cristal, ante la duda, mejor preguntar. Podemos organizar grupos de discusión que involucren a colaboradores de distintas áreas y sectores de actividad, de diversas edades o diferentes regiones. Esto nos puede ayudar a decidir qué estrategia de recompensa aplicar, qué incentivos son los más adecuados, qué se puede cambiar para mejorar el modelo de reconocimiento o cuáles son las iniciativas que mejor acogida han tenido.
Indagar. Conocer el sistema de recompensas de la competencia contribuirá a evitar problemas de rotación, conflictos individuales y colectivos. Si por hacer el mismo trabajo en la otra empresa me dan mejores condiciones o recompensas, no me voy a quedar en ésta. Para tener a los mejores hemos de tratar a nuestra gente como a los mejores.
Ser imparcial. Dentro de un mismo grupo o categoría profesional no tienen que existir grandes diferencias entre sus miembros. Ha de haber unas bases para todas las personas, que si hacen o se consiguen lo mismo, la recompensa sea la misma. Por ejemplo, si por tener un hijo tienes como recompensa salir a las 16h para poder ir a buscarlo al colegio, todo el que tenga un hijo en edad escolar podrá acceder a dicha recompensa.
Personalizar. Según la teoría de motivación de Stacy Adams, si yo me esfuerzo más, obtendré una recompensa mayor que otra persona que en el mismo puesto se esfuerce menos. Por lo tanto, hemos de entender también una retribución basada en los resultados y comportamientos de las personas. En los que tendremos en cuenta su iniciativa, interés, creatividad, etc. En definitiva, su rendimiento y desempeño. Además, es importante identificar las preferencias personales para establecer estrategias de reconocimiento que sean acogidas con el efecto deseado. Algunas personas prefieren ser obsequiadas con una comida de reconocimiento con los compañeros y otros con unas entradas para disfrutar de un espectáculo en familia.
Equidad. Todo esto no puede hacerse sin equidad. Si se percibe una falta de equidad en el reconocimiento individual de los colaboradores es fácil que se genere malestar y que se inicie un proceso de reclamación y queja constante que afectará sin duda al rendimiento. Equidad no es igualdad. Equidad es dar a cada uno lo suyo, lo que merece, que no tiene por qué ser igual que lo que le damos al otro (igualdad), pero sí similar, equitativo.
Que haya congruencia. Tiene que existir un equilibrio entre las recompensas individuales y las grupales. Así como proporcionales de forma congruente con el trabajo realizado, la dedicación, la resolución y el resultado obtenido.
Ser oportuna. La recompensa funciona cuando se produce en el momento adecuado. Si el equipo ha hecho un esfuerzo enorme por llegar en fecha a una entrega, darles un día libre será más oportuno a continuación de ese esfuerzo que tres meses después, cuando seguramente se habrá olvidado el objetivo que se consiguió y se habrá entrado en un nuevo proyecto. Para que sea oportuno es indispensable que los responsables conozcan lo que ocurre en el día a día, al equipo y los cambios que pueden ser necesarios para fomentar e incentivar el rendimiento del equipo. Y también es importante asegurarse de que los mandos son conscientes de la importancia que tiene el feedback, cuándo éste ha de producirse de manera informal o con un agradecimiento público.
Comunicación clara. Si estamos introduciendo un sistema de recompensa en la empresa debemos asegurarnos de que todo el mundo es consciente de ello. Es importante que todos tengan claro cuáles son los objetivos, qué es lo que se premia y qué factores justifican la recompensa. Habrá que reforzar el mensaje a través de los diversos canales de comunicación disponibles: reuniones, boletines de noticias, portal de Recursos Humanos… El mensaje ha de llegar a todos y todos tienen que saber las reglas del modelo, ya sea trabajando en las oficinas centrales, en delegaciones o teletrabajando. En general es importante informar a la plantilla de los niveles salariales, de las distintas formas de alcanzarlos, y de los conceptos que comprenden cada una de las partidas.
Sencillez. Debe ser fácil de entender por la plantilla, evitando que se pudiesen generar malentendidos. Y han de ser tangibles para evitar subjetividades.
Ser estable. Implantar un modelo de recompensas tiene que ser persistente bajo unas mismas condiciones. Si cambia con frecuencia puede generar en los trabajadores desconfianza e inseguridad. Lógicamente, debe adaptarse o flexibilizarse en función de la coyuntura económica y de las exigencias del mercado y de la empresa.
Cuando alguno de estos aspectos falla, normalmente nos desmotivamos. Por eso, aunque no seas la persona que decide si esto es así o no, siempre puedes hacer notar que hay otra forma de hacer las cosas para mantener a los colaboradores más contentos. Yo suelo decir, que es mejor proponer que seguir quejándose. Si sabes cómo mejorar, dilo. Si no, tendrás que conformarte con lo que hay. Y entonces tu recompensa será la que estás aceptando. Si quieres que sea de otra forma, ¡ve a por ello!
¿Cómo quieres que sea tu recompensa? ¿Qué recompensa es la que mejor va contigo? ¿La obtienes ya en tu trabajo? Si no, ¿qué vas a hacer para conseguirla? Ponte en marcha, tienes todo el año para obtener mejores recompensas.
¿Sientes miedo a fracasar? ¿Qué haces para superar el miedo al fracaso?
Photo by M.T ElGassier on Unsplash
Realizar una interpretación inadecuada de una situación nos podría llevar a evitarla por considerar que el riesgo es excesivo y que no estamos en disposición de afrontarla.
También, en ocasiones amplificamos las posibles consecuencias de cometer un error al enfrentarnos a la situación, anticipándonos a los resultados y haciendo previsiones con una visión catastrofista y negativa cuando aplicamos el dicho popular de: piensa mal y acertarás.
Además, pensamos que tener éxito o fracasar nos define como personas, confundiendo “tener un fracaso” con ser un o una “fracasada”, y caemos en una simplificación que reduce la riqueza y complejidad de la persona.
Para algunas personas fracasar supone algo irreparable, imperdonable… un resultado que no se “pueden permitir”. Desde esta perspectiva, la presión por evitar el fracaso podría llevar a dejar incluso de actuar.
Las emociones que generan una visión tan “determinante” del concepto de fracaso, limita nuestra capacidad de afrontar las metas propuestas, e implica que la persona tenga la creencia de que no puede asumir futuros proyectos por miedo a la posibilidad de fracasar.
El miedo al fracaso está en gran parte condicionado por tres factores:
La interpretación que realizamos de la situación.
La anticipación que hacemos de las posibles consecuencias.
La valoración que hacemos de nosotras o nosotros mismos a partir del resultado que obtengamos.
Es necesario poner responsabilidad en la gestión de un fracaso:
La gestión del fracaso es necesaria para poder innovar en las organizaciones.
Es necesario para adaptarnos a un entorno cada vez más cambiante
Gestionar un fracaso nos lleva a aprender de los errores cometidos estableciendo un entorno de mejora continua y desarrollando las habilidades de nuestros colaboradores.
Te comparto 9 técnicas para superar el miedo al fracaso:
Establece metas realistas y alcanzables para que tengas la sensación de competencia y de avance en cumplir tus objetivos.
Considera el fracaso como una oportunidad de aprendizaje, un proceso en el que puedes demostrarte tu capacidad para tras tropezar, levantarte y seguir caminando.
Piensa que no hay fracaso si lo has intentado. Sea cual sea el resultado, siempre hay un logro al enfrentarnos a nuestros miedos.
No te recrees en tus errores. Identifícalos y a continuación pasa a otra cosa. Lo importante es tener una perspectiva amplia ante los resultados.
No digas “no puedo”, “esto no es lo mío” o “no lo voy hacer bien”. Piensa de forma realista y cree en tu capacidad para afrontar las situaciones que se presentan. Ten la seguridad de que en el proceso de intentarlo siempre está la mejor manera de realizarlo con la información que posees en ese momento.
No te exijas un resultado perfecto. Acaso ¿todo lo que sale bien es porque se ha llevado a cabo de manera perfecta? Invertir esfuerzo de un modo flexible y adaptativo es siempre la mejor estrategia.
Lo importante no es hacerlo todo bien a la primera, lo que importa es tener capacidad para intentarlo las veces que sean necesarias o valorar otras opciones, y regular adecuadamente nuestra tolerancia a la frustración.
No conseguir algo tal y como esperabas no es fracasar, o ser «un fracaso», sólo significa que en la siguiente ocasión sería conveniente que hicieras las cosas de un modo diferente para obtener resultados diferentes.
Una comunicación transparente a todos los niveles facilitará el análisis de los fracasos pasados que será fundamental para garantizar grandes éxitos en el futuro.
¿Qué otras técnicas manejas para superar tu miedo al fracaso?
Este sitio web utiliza cookies para recopilar información estadística sobre tu navegación. Si estás conforme, pincha Aceptar o cualquier otro enlace de esta página. Más información
Privacy & Cookies Policy
Privacy Overview
This website uses cookies to improve your experience while you navigate through the website. Out of these, the cookies that are categorized as necessary are stored on your browser as they are essential for the working of basic functionalities of the website. We also use third-party cookies that help us analyze and understand how you use this website. These cookies will be stored in your browser only with your consent. You also have the option to opt-out of these cookies. But opting out of some of these cookies may affect your browsing experience.
Necessary cookies are absolutely essential for the website to function properly. This category only includes cookies that ensures basic functionalities and security features of the website. These cookies do not store any personal information.
Any cookies that may not be particularly necessary for the website to function and is used specifically to collect user personal data via analytics, ads, other embedded contents are termed as non-necessary cookies. It is mandatory to procure user consent prior to running these cookies on your website.