La gestión de las emociones a través del cuerpo
«El cuerpo es sabio». Es una frase que hemos escuchado muchas veces pero no siempre somos conscientes de toda la información, posibilidades y alertas que el cuerpo nos da.
Dejando a un lado la consideración de la belleza que cada uno le otorga a su cuerpo, es importante saber que el cuerpo nos puede ayudar: en nuestro bienestar (si lo cuidamos y evitamos enfermar), en la toma de decisiones o en la gestión emocional.
Ya la corriente de inteligencia emocional Alba Emoting, que fue desarrollada por Susana Bloch y Guy Santibáñez en la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile, demostró que toda persona puede conectarse físicamente con sus emociones básicas a través de unas formas de respirar determinadas, acompañadas de unas posturas corporales y los gestos faciales correspondientes. Y de esta forma, cualquier persona puede expresar, reconocer y modular creativamente sus propias emociones, puede reconocerlas mejor en los demás y puede transmitirlas a terceros sin ambigüedad, como explica Carme Tena, especialista en Alba Emoting en España.
Entonces, dada la demostrada relación del cuerpo con la gestión emocional, vamos a ver algunas formas de actuar sobre el cuerpo para mejorar el manejo de nuestras emociones, lo que facilitará la relación con los demás y nos desbordaremos mucho menos.
5 técnicas corporales de gestión emocional:
- La respiración abdominal. Te será más fácil practicarla poniendo las manos en el abdomen. Puedes comenzar realizando al menos 3 respiraciones profundas y lentas todos los días. Pero lo importante es mantenerte concentrado en la respiración y pensar que con cada exhalación salen las tensiones, nervios y todo lo «malo» que nos ronda. Podemos practicarla, por ejemplo:
- Llena tus pulmones como si fuera una botella. Comienza llenando el abdomen y luego la parte alta de los pulmones. Y para sacar el aire, primero el de la parte alta de los pulmones y luego el aire del abdomen.
- Llena tus pulmones comenzando por la parte alta de los mismos y luego, la parte abdominal. Y para sacar el aire, al revés, primero la parte abdominal y después, la parte alta.
- Relajación. Dentro de las diferentes posibilidades que tenemos a nuestro alcance para relajarnos, aunque, a veces, nos cuesta por el ritmo frenético que llevamos, podemos optar por dedicarnos un momento, ponernos en una postura cómoda y cerrar los ojos y respirar profundamente dejándonos llevar. Puedes ayudarte con:
- Un ambiente tranquilo y sin interrupciones.
- Escuchar música.
- Darte un masaje relajante.
Todo esto está relacionado con el control mental, que nos permite disfrutar cada momento, como ya planteaba Horacio con su «Carpe Diem», y nos lleva a vivir con mayor plenitud en el aquí y ahora. Es una práctica para aprovechar mejor los recursos y capacidades de nuestro cerebro. Nos prepara para ser más efectivos, más creativos, tomar mejores decisiones, desarrollar nuestra inteligencia, etc.
Como dice Rafael Santandreu, podemos aprender el control mental como filosofía de vida. Para ello, la psicología cognitiva nos enseña las claves para controlar cualquier situación cotidiana con unas emociones más suaves y constructivas en todos los ámbitos.
Según él, los tres pilares emocionales para el control mental son:
- Centrarnos en el interior. Mirar dentro de nosotros: nuestros pensamientos, ¿qué necesitamos?, ¿qué tenemos?, ¿qué nos falta?, ¿qué estoy haciendo mal?
- Caminar ligero. Trabajar el desapego, tener claro qué es lo que necesitamos de verdad.
- Apreciar lo que te rodea. Valorar todo lo que sí tenemos.
La respiración y la relajación son la base de la meditación y el mindfulness, que son técnicas muy valiosas de gestión emocional.
- Aromaterapia. Esta técnica consiste en utilizar aceites de hierbas y otras plantas aromáticas que aplicadas en el cuerpo o en el ambiente logran la relajación o el alivio de un dolor o trastorno. Además, está demostrada la capacidad de los olores para llevarnos a recuerdos tanto agradables como desagradables, como por ejemplo, al pasar por una panadería, con ese aroma a pan recién hecho que nos lleva a la infancia o tener una sensación de vuelta al hogar.
- Abrazoterapia.Se ha realizado un estudio por investigadores de la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburgh, Pensilvania (EEUU), y han demostrado que los abrazos mejoran la salud mental de quien los practica y que además, nos protegen de las infecciones.
Cuatro abrazos al día son necesarios para sobrevivir, ocho para mantenerse y doce para crecer como personas.
El acto de abrazar consolida los valores de la fraternidad y el compañerismo. Los abrazos influyen en el modo en el que nuestro cuerpo produce hormonas, y por lo tanto, dejan una huella en nuestra manera de pensar y de percibir las cosas, aunque sea solo por unos segundos o minutos.No todos los abrazos son iguales, ni tienen el mismo significado y funcionalidad.
- Hacer ejercicio. Practicar yoga, taichi, salir a correr… Además de ser algo absolutamente saludable realizándolo con moderación, si además lo hacemos al aire libre y en el campo nos va a facilitar tener más oxígeno. Nuestro cerebro y nuestro cuerpo nos lo agradecerán, pero sobre todo a nivel emocional volveremos mucho más contentos después de hacer ejercicio gracias a las endorfinas generadas.
Después de conocer estas técnicas, ¿qué vas a hacer para que tu cuerpo te ayude en la gestión de tus emociones? Te dejo un vídeo que puede complementar lo que te he compartido sobre cómo mejorar tu estado emocional a través de tu cuerpo.
Y recuerda: Mira a tu cuerpo para gestionar tus emociones y sigue aprendiendo en el camino del crecimiento.
O como solemos decir…»Mens sana in corpore sano»
Raquel Bonsfills
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