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¿Cuántas veces hemos escuchado que mejor solo que mal acompañado? Algunos puede que lo hayamos incluso verificado, ya sea en lo personal como en lo profesional. Sin embargo, tener un socio cuando emprendes puede ser un gran apoyo ante los retos que se presentan, además de aportar al negocio de diversas formas, lo que de algún modo te beneficia y rebaja la carga que tendrías que soportar tú solo.

¿Qué tipos de socios existen y por qué elegirlos bien?

Elegir bien a tu socio te ahorrará muchos problemas porque muchas veces, el propio problema viene derivado por la relación con el socio o por la forma de ser o proceder que tenga cuando ésta difiere mucho de la tuya, por no haber definido claramente lo que se espera de cada uno o cómo se van a resolver las cosas en caso de conflicto entre otras muchas opciones.

Por eso, en este artículo quiero compartirte algunas claves que consideramos en 2miradas que son esenciales para elegir adecuadamente a tus socios.

Antes de ello, quiero hacer un inciso para explicar que hay diferentes tipos de socios, cuyas características dependen del tipo de sociedad que definan. Aunque, sobre todo, podemos diferenciar tres tipos:

  • Socios capitalistas: son aquellos que aportan dinero a la sociedad y no suelen aportar trabajo, aunque sí van a estar al tanto de la gestión para asegurarse el retorno de su inversión.
  • Socios trabajadores: son aquellos que aportan su trabajo a la sociedad a cambio de una compensación y beneficios derivados de su trabajo. También pueden ser empresas que se asocian aportando parte de sus productos o servicios, es decir del desarrollo de su trabajo para el beneficio común.
  • Socios pasivos: son aquellos que constan en la sociedad y no participan aportando su trabajo, aunque sí reciben su parte correspondiente de beneficios. Esto suele suceder con empresas familiares.

7 claves para elegir bien a tus socios

Así que no solo hay que elegir bien a tu socio/a, sino que has de elegir de qué forma se incorpora dicho socio a tu negocio.

  1. Ten claro el "para qué" de tener un socio. Si eres una persona muy individualista, que no te gusta contrastar tus decisiones con nadie, que trabajas mejor solo, quizá tu opción es el de un socio capitalista si necesitas inversión, aunque has de saber que hoy en día hay posibilidades para conseguir fondos más allá de incluir a una persona en la sociedad. Piensa siempre en cómo eres tú, en cómo trabajas y sé honesto contigo. Tener a alguien valioso a tu lado es un regalo, tener un hombro en el que llorar o apoyarte es un alivio. Tener un respaldo y alguien con quien compartir los éxitos que vayas alcanzando es gratificante. Recuerda que hoy puedes elegir porque se pueden hacer múltiples acuerdos de colaboración sin tener que incorporar socios a la sociedad y también puedes crear junto con tu socio una empresa mucho más enriquecedora.
  2. Conoce a tu socio antes de decidir incorporarlo a la sociedad. A veces creamos sociedades con la idea de un futuro común y luego en el día a día empiezan los roces. ¿Por qué? Porque idealizamos todo lo que va a ocurrir cuando creamos la empresa con nuestras ilusiones y sueños y no incluimos las discusiones, las opiniones diversas, las diferentes formas de actuar, los tiempos y prioridades del otro… Por eso, no te precipites. Aunque tengas una corazonada comienza a trabajar, reunirte, descubre a esa persona lo más posible. La personalidad y el grado de madurez emocional va a influir en el día a día. Eso no significa que seáis iguales, porque será mejor si cada uno aporta un matiz que el otro admire y sea complementario. Lo que sí han de confluir son los valores, las formas de trabajar, el querer crecer y aprender juntos, tener una visión y misión compartida.
  3. Dejar claras las funciones y aportaciones de cada uno. Esto es necesario más que nada para no generarnos falsas expectativas que lleven a conflictos por exceso y por defecto. Cuando sabes cuál es tu posición y hasta dónde alcanzan tus funciones no te metes en el trabajo del otro salvo que sea parte de tu trabajo, no hay luchas por ostentar cargos, sino que queda predeterminado de antemano… En cualquier caso, lo mejor es consensuarlo cuando se esté creando la sociedad o incluso antes y es mejor que aquello que decidamos tenga en cuenta las capacidades, talento, pasión, experiencia, formación e ilusiones de cada uno. Cada uno tenemos talentos, puntos fuertes diferentes o algo que sabemos hacer francamente bien. Siempre hay alguien a quien le encanta algo que a ti no. Así que, encuentra ese perfil si quieres un socio que cubra unas determinadas funciones en las que esas cualidades sean necesarias. Además, en los estatutos de la sociedad se pueden redactar y estipular las reglas del juego que serán esenciales en caso de conflicto, en caso de que uno de los socios quiera marcharse o en el caso de que no cumpla con lo que vino a hacer. Si lo tenemos por escrito siempre será mejor porque cuando todo va bien, nada resulta un problema, pero cuando llegan las desavenencias, somos expertos en sacar punta a cada detalle. Así que acogernos a un escrito con el que estábamos de acuerdo puede ayudar.
  4. Mejores cuentas, mejores amigos. Aunque parece que esto está ya muy manido, “cuando el dinero deja de entrar por la puerta, el amor sale por la ventana”. Y lo mucho que querías a tu socio deja de importar porque ahora estamos preocupados por el dinero, por lo que te llevas, por lo que haces para conseguirlo, etc. Por eso, dejar bien claros los repartos de beneficios, los sistemas de ganancias, los ingresos y gastos, que sea transparente todo lo respectivo a los asuntos financieros es elemental para mantener la confianza en el otro. De la misma forma que hay que tratar todos los temas de dinero con honestidad porque también es fuente de conflicto el hecho de que uno de los socios necesite más dinero y se lo dé la empresa, si se devuelve o no, si es que deja de ser equilibrado lo que uno recibe frente a lo que recibe el otro, aunque sea por cuestiones personales. Siempre es mejor tener lo personal al margen de lo profesional. Llevar las cuentas claras entre ambos y llegar a acuerdos sobre cómo gestionarlas ayuda a estar tranquilos en cuanto a ese tema para poder dedicarte a lo demás.
  5. Comunicación: hablando se entiende la gente. No te guardes pensamientos que te van a llevar a rumiarlos toda la noche o por días. Si algo te molesta o si te afecta alguna cosa que te ha dicho tu socio o un comportamiento que no te ha gustado o que has interpretado de una forma que te hiere, háblalo. Conversar, con apertura para escuchar sin ponerse a la defensiva y sin ponerse a justificar, es imprescindible. También la comunicación es necesaria para exponer situaciones, para crear juntos, valorar opciones, reconocer el trabajo y el esfuerzo, poner metas comunes, vender propuestas o ideas… Es algo de ida y vuelta, requiere de feedback, de empatía, de curiosidad, de comprensión, de atención al otro. Si no te importa lo que tu socio te dice, entonces, mejor cambia de socio.
  6. Cuando no funciona, recuerda que es reversible. Como en una selección de personal, a veces contratas a alguien y luego resulta que en el día a día hay algo que no termina de encajar. Si has hecho todo lo anterior que te he compartido, probablemente esto no te ocurra nunca. Sin embargo, como pueden surgir diferentes situaciones y también las personas cambian o varían sus intereses, has de saber que hay opciones. No tienes que mantener a ese socio para siempre cuando es algo que ambos veis que no funciona. Por supuesto, si has dejado todo por escrito antes, si sois capaces de seguir comunicándoos con respeto y con empatía, la salida no tiene por qué ser agresiva. La parte más compleja es en la que se valora la empresa para adquirir el socio que se queda su parte o bien para llegar a un acuerdo económico por su marcha, aunque hoy en día hay profesionales que te pueden ayudar para que todo el proceso sea más sencillo.
  7. Saber poner límites y a la vez mantenerse cerca. Una de las principales claves del éxito de muchas empresas que comienzan es que los socios fundadores se pasan muchísimas horas juntos compartiendo cada detalle de su trabajo y también, de su vida. Esa relación hace que se elija en numerosas ocasiones a amigos y familiares como socios. Conocemos a sus hijos, padres, resto de amigos, y acabamos siendo una gran familia. Sin embargo, contar cosas en casa de cómo te ha ido en el trabajo puede generar en quien escucha alegría o tensión respecto al socio en cuestión al que conocen. Entonces esas personas opinan y pueden en un momento dado minar la relación o hacerte dudar. O si solo pones en realce a tu socio, pueden tener celos porque dedicas más tiempo al socio que a ellos, lo que es fuente de conflicto. Por eso, y dado que emprender se trata de una decisión vital en la que uno quiere involucrarse, necesitamos el apoyo de nuestros familiares y por beneficio de todos, es necesario que aprendamos a poner límites. Has de recordar que tu vida tiene otras áreas que requieren de tu tiempo, que has de encontrar el equilibrio para tener bienestar en la forma que tú quieras. No todo es trabajo porque te perderás otras cosas, aunque por supuesto, requiera de un esfuerzo y tiempo sacar adelante una empresa. Estás con tu socio (vida laboral) y también tienes vida personal, tienes amigos con los que disfrutar, también tienes tus propios gustos y tus momentos de ocio solo o acompañado y has de seguir cuidando de ti como persona para poder ser el mejor profesional y el ser que tu socio quiera tener a su lado.

Con todo lo que te he compartido, espero que puedas tener más claridad a la hora de elegir socio y que si eliges caminar junto a otra persona, que estéis alineados, que en el día a día sea la persona con la que quieres estar. ¿Qué te ha resonado de todo esto? Seguro que de ahí saldrá una conversación contigo mismo o con tu socio. ¡¡Mucho ánimo!!

Elegir bien es posible.

Aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills  

11 febrero, 2023

Hay un gran número de profesionales que, sin haber cursado estudios de administración y dirección de empresas, tienen sus propios negocios, han montado una empresa y viven de ello como los grandes técnicos y trabajadores que son. Por ejemplo, una persona que ha estudiado electricidad, puede tener su propia empresa y darse a conocer como electricista en el mundo laboral. O un responsable de una inmobiliaria que se ha desarrollado a base de trabajo duro y formación hasta lograr tener su propia oficina y que ha de gestionar, además, a todo un equipo. O un óptico-optometrista que en la carrera universitaria aprende todo lo relacionado con la salud visual y luego pone en marcha su propia óptica. Así podríamos enumerar múltiples profesiones en las que las personas gracias a su destreza acaban trabajando por cuenta propia y dirigiendo sus negocios. ¡Bravo por ellos!

Cuando emprendemos en un negocio propio y no tenemos la formación en gestión de empresas puede ocurrir que acabemos aprendiendo y se mantenga el negocio en el tiempo, o que el negocio no fructifique y tengamos que cerrar.

Por eso, es bueno escuchar a los grandes empresarios que saben bien cómo hacer que los negocios se mantengan en el tiempo y, sobre todo, que saben adaptarse a los nuevos tiempos, a las necesidades de los potenciales clientes y pacientes de hoy, y también, a la forma en que el mercado se mueve para no quedar obsoletos e incluso, ser los líderes de cada uno de los entornos en los que se desarrollen los negocios.

7 claves de management para aplicar desde hoy

En esta ocasión, quiero trasladarte unas claves que David Grutman, exitoso emprendedor en el sector hostelero, comparte en las sesiones que imparte en la Universidad Internacional de Florida.

1. Genera relaciones cada día

Las relaciones se generan comenzando por dar, dar y dar sin esperar nada a cambio. Incluso dando tiempo, que es el recurso más valioso que tenemos, porque muchas veces solo el hecho de estar ahí es más valioso que entregar algo material. Recuerda aportar valor, dejar huella, sé especial en la vida de alguien, porque cuanto más valor ofrezcas, mejor irá la relación.

En este generar relaciones también está el saber mantenerlas y para ello hay que mostrar interés genuino por la persona. Llama, manda un mensaje, ofrece palabras de aliento y refuerzo positivo, escucha, agradece, reconoce, incluye a la persona en planes, genera confianza y si te equivocas pide disculpas.

Grutman dice que en los negocios él piensa en el ganar-ganar a través de lo que llama cupones. Cuando haces un favor, ayudas a alguien, en el fondo la otra persona se siente “en deuda” y aunque tú lo hagas sin esperar nada a cambio, queda en el otro una sensación de querer hacer también algo por ti y es algo que, en un momento dado, si lo necesitas, puedes tú pedir un favor a esa persona. El intercambio de cupones por haber hecho favores genera un sentimiento que fortalece la relación.

Como dice el famoso DJ, productor y cantante Black Coffee: “si alguien te dice que tienes que conocer a ese chico, tienes que hacerlo” porque nunca sabes de dónde puede venir esa nueva relación que cambie tu vida.

2. Invierte tu dinero para generarte ingresos extra

Para que puedas desarrollar tu negocio necesitas dinero. Sin embargo, no todo el dinero tiene por qué venir de los beneficios que obtienes de tu propio trabajo. Invertir, por ejemplo, en proyectos y empresas de otros que veas que tienen un alto potencial, que la empresa esté en crecimiento y que realmente te sean cosas que te importan. Pueden estar relacionadas con tu negocio (como tus proveedores) que ya tienen cierto desarrollo en el negocio y eso te dará más seguridad, aunque también es interesante participar en los comienzos (en una startup) porque puedes aportar ideas y conoces el desarrollo del negocio desde dentro en mayor profundidad, aunque sea más arriesgado, si sale adelante los beneficios son mucho mayores. El propio Grutman ha invertido en empresas diversas como Liquid Death, MoonPay, Spaceperspective, Goodles, Gopuff, Last crumb and Olipop.

3. Ten un buen equipo

Ya sea porque no puedes hacer todo tú solo o porque necesites de otras disciplinas que te sumen, has de contar con personas que aporten valor. La elección de socios es determinante en el día a día. Y también un equipo puede ser el que formes con esa empresa con la que arrancar un proyecto. Lo importante es pensar ¿qué puedo aportar yo? ¿cómo puedo añadir valor?

Además, has de tener presente que en esa relación que creas con el equipo el tema está en darse apoyo unos a otros para que la relación funcione, que tenéis que estar alineados y también, dice Grutman, que has de darte cuenta que hay días buenos y malos, que todos tenemos opiniones, por lo que no arruines tu día por una opinión y sigue tu corazón.

4. No te olvides de la propiedad intelectual

Todos queremos que nuestros negocios crezcan y para ello, el hacerlo con otras personas es clave, lo hace más rápido y fácil. Por eso, dejar clara la propiedad intelectual de las ideas va a proteger tu marca. La propiedad intelectual va a identificar aquellos activos tangibles e intangibles que hacen que tu marca sea única y que no se pueda replicar o copiar.

5. Si necesitas un local, mejor haz un acuerdo de gestión

Puedes alquilar el espacio o puedes realizar un acuerdo de gestión. Si optas por el alquiler has de tener en cuenta varios costes: el precio del alquiler, impuestos, mantenimiento, gastos de comunidad, si necesitas reformas o adecuación del local para tu negocio, etc. Sin embargo, en el acuerdo de gestión todo está pagado y tú tienes el control. Lo que hace es enfocarse en mejorar la eficiencia de las ventas, aumentar la conversión y dar un porcentaje (entre un 10 y un 20%) de los beneficios que se obtengan.

6. Trata de ser cada día mejor

Fórmate, mantente en aprendizaje continuo y estate al tanto de lo que ocurre ahí fuera, en el mercado. ¿Eres el mejor? ¿En qué te diferencias? ¿Cómo haces sentir a tus clientes? Investiga a tu competencia, sobre todo para analizar los precios, y antes de hacer nada, de tomar cualquier decisión importante, plantéatelo desde diferentes perspectivas, por ejemplo, colocándote los 7 sombreros para pensar. Prueba lo que ofreces con tus amigos, familia, conocidos, el equipo y que opinen, para poder corregir todo lo que sea necesario y así cuando lo ofrezcas al público sea lo mejor de lo mejor. Sé ambicioso y trata de inspirar, impresionar y desarrollarte para ser el mejor líder que puedas ser.

7. Tu marca te representa

Has de ser auténtico y honesto. Ser tú mismo es lo que te diferencia, lo que te hace especial. Si decides tener tu propio negocio, ama lo que haces, ponle tu huella. El éxito no llega de un día para otro, por lo que es importante que disfrutes de cada día siendo tú mismo. Cuando te diviertes sale lo mejor de ti. Así que tienes que desearlo y si te dicen que estás loco, tendrás que hacerlo con más fuerza.

Grutman recomienda que des importancia a la humildad, la autenticidad, la inclusión, aspiración, pasión, resiliencia y a poner a tu familia primero, porque ellos van a ser tu verdadero apoyo.

Para terminar, te dejo la clave de los negocios de Grutman, que es: “tener claro que el éxito de una empresa viene de un camino en el que no has parado de intentarlo hasta que lo has logrado, porque si pones el foco en ejecutar y ganar, al final, ¡ganarás!”.

Después de lo que te he compartido, ¿qué vas a tener en cuenta para lograr el éxito con tu negocio? ¿Qué vas a comenzar a hacer?

Te acompaño aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills

Querido compañero,

¿Sientes que no llegas a todo? ¿Qué haces para compaginar tu vida personal y laboral?

Desde siempre hemos dado a nuestra vida laboral una parte importante de nuestro tiempo y dedicación y, a veces, no atendemos lo suficiente a nuestra vida personal. Y aunque la conciliación laboral y familiar implica la igualdad de oportunidades en el trabajo y en la vida personal, en muchas ocasiones no desarrollamos con plenitud nuestra vida personal.

Este conflicto vida personal/vida profesional se considera un riesgo psicosocial que perjudica tanto a trabajadores como a las organizaciones. Los trabajadores afectados presentan síntomas de malestar físico y psicológico como fatiga, ansiedad, depresión y estrés. Por su parte, las organizaciones se ven impactadas por consecuencias como el absentismo, el bajo rendimiento y el abandono de los empleados.

Un informe de The Corporate Executive Board reveló que los empleados con un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida trabajan un 21 % más y tienen un 33 % más de probabilidades de permanecer en su empresa.

Tres tipos de conflicto familia / trabajo

Greenhaus y Beutell indican que el conflicto trabajo y familia puede tener tres formas: conflicto basado en el tiempo, conflicto basado en la tensión, o conflicto basado en el comportamiento.

  • El conflicto basado en el tiempo sucede cuando dedicar tiempo excesivo en un rol implica no poder dedicar el tiempo necesario a otro rol.
  • El conflicto basado en la tensión implica que la tensión generada en un rol no permite la satisfacción de las demandas en otro rol. Por ejemplo, estar absorto por un problema en el trabajo o en la familia, no permite concentrarse en el resto de responsabilidades fuera de los laboral, aun disponiendo de tiempo.
  • El conflicto basado en el comportamiento sucede cuando las expectativas de comportamiento en los dos roles son opuestas. Por ejemplo, tener que ser frío, rígido y competitivo en el trabajo, y cálido, emotivo, y generoso en casa.

8 claves para compaginar lo personal y lo laboral

Me gustaría compartirte algunas claves para que puedas compaginar tu vida personal y laboral:

  • Cuídate. El autocuidado es fundamental para sentirnos bien con nosotros mismos. Practica tu autocuidado: descansa, cuida tu dieta, haz deporte y ten un tiempo para ti, esto te va a ayudar a recargar tu energía, a mejorar tu estrés, a gestionar tus emociones…
  • Gestiona tu tiempo y prioriza lo realmente importante. Planifica y programa tu tiempo, elabora un calendario de actividades programadas que incluyan las actividades personales y profesionales. Conocer las acciones que son necesarias que lleves a cabo para cumplir determinados objetivos, así como establecer el orden y el cuándo se van a ejecutar estas acciones nos llevará a ampliar las opciones y aumentar la probabilidad de alcanzar buenos resultados. De hecho, está demostrado que por cada minuto que emplees planificando ahorrarás de 4 a 10 veces el tiempo necesario para su ejecución.
  • Pide ayuda. Analiza tus necesidades y habla con tus compañeros de trabajo y familia o amigos. Un ejemplo, si tienes una reunión y ese día se te ha puesto malito tu hijo, pide que la reunión se realice on line y no presencial o si necesitas que la casa esté más ordenada pide a quien viva contigo que te ayude a lograrlo repartiendo tareas…
  • Delega o contrata las tareas que puedas. Te propongo que hagas un cálculo de lo que vale una hora de tu tiempo ¿cuánto vale tu hora de trabajo? Haz números, luego haz un listado de todas las tareas que llevas a cabo en tu vida cotidiana y el tiempo que empleas en realizarlas. Seguramente verás que llevas a cabo tareas que no te ayudan a conciliar y que empleas mucho tiempo o energía en realizarlas, así que plantéate qué tareas puedes delegar o contratar.
  • Evita desplazamientos y usa la tecnología. Ahorra tiempo y dinero realizando gestiones por internet, desde la compra doméstica o realizar gestiones burocráticas o bancarias o comprar material que necesites…
  • Aléjate de lo que no añada valor a tu vida. Existen distracciones que te hacen perder un tiempo valioso, como sumergirte en programas de tv o en las redes sociales, jugar videojuegos o las conversaciones vacías. Esto te resta tiempo de calidad con tu familia y productividad en tu trabajo.
  • Aprende a desconectar. Deja todo lo que se relacione con el trabajo cuando termines tu jornada laboral. Establece reglas claras de contacto con clientes y compañeros de trabajo. Evita que tu cerebro se agote y realiza otras actividades de tu vida personal y familiar.
  • No te sientas culpable por estar atendiendo tu vida personal y familiar. Hazte consciente de que es preciso integrar con armonía nuestra vida laboral y personal. Nuestros momentos de esparcimiento, momentos sociales y familiares son necesarios para mantener la concentración y la estabilidad emocional.

Es un hecho que conciliar la vida familiar y laboral en España es bastante complicado. Sin embargo, existen ciertos hábitos y acciones que puedes llevar a cabo para conseguir que, al terminar tu jornada laboral, realmente puedas empezar una vida personal.

Después de lo que te acabo de compartir, ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para conciliar tu vida profesional y personal?

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

“Basta mirar algo con mucho interés para que se vuelva interesante”

Marian Rojas Estapé.

Imagínate que no tienes ni idea de fútbol, te parece un rollo y no entiendes por qué la gente es tan forofa. Imagina que empiezas a ponerle interés, comienzas a preguntar qué es lo que le gusta del fútbol a quienes conozcas, te explican cómo funciona el fuera de juego, por qué es penalti, cómo han de entrenar para poder pasar el balón exactamente al lugar o a la persona que desean, la agilidad para sortear obstáculos, hacer regates imposibles, remates acrobáticos, jugadas ensayadas, etc. Eso sin contar el propio sentimiento de pertenencia a tu equipo. Seguro que cuanto más vas conociendo, más curiosidad te va generando y más vas entendiendo a medida que te metes en ese mundo. 

Cultivando la atención te harás más consciente, te concentrarás mejor, aumentará tu memoria, obtendrás una mayor información con la que tomar mejores decisiones porque estarás más alerta, podrás discriminar mejor entre las opciones porque descubrirás más fácilmente las diferencias, saborearás más el momento e incluso, podrás alargarlo.

¿Qué podemos hacer para desarrollar nuestra atención?

Para desarrollar la atención necesitamos, como ya te he compartido, una pizca de curiosidad para indagar, desarrollar el interés, para lo cuál solemos necesitar una motivación que nos beneficie, voluntad para descubrir y también, ¡dejarte sorprender!

Además, puedes aprender a desarrollar tu atención si:

  • Observas lo bueno. Haz que tu mirada recorra el lugar eligiendo aquello que le resulte agradable. Por ejemplo, si vas en el transporte público, en lugar de aislarte, mira a tu alrededor. Quizá te encuentres a alguien que ha comprado un ramo de flores, o a quien va estudiando para un examen, o esa pareja de abuelitos que van cogidos de la mano.

Esto, cuando nos lo aplicamos a nosotros o a nuestros compañeros de trabajo, lo podemos extrapolar para ayudarnos a encontrar los momentos en los que hacemos las cosas bien. Estamos demasiado tiempo sacando el error, el pero, y ahora, vamos a poner atención en lo que sí sabemos, en lo que sí sale como esperábamos, en el esfuerzo o dedicación que te lleva o les lleva a los demás lograr los objetivos o completar las tareas lo más adecuadamente posible o incluso de manera excelente.

  • Escuchas lo que hay detrás de las palabras. A veces una palabra encierra un conjunto de emociones veladas, una idea mucho más completa de lo que en realidad se dice o de cuán importante es para esa persona lo que está expresando. Por ejemplo, cuando hablas por teléfono, ¿verdad que eres capaz de extraer mucha más información que las propias palabras? Te invito a que te quedes o busques en la conversación aquello que le importa de verdad al otro. Por ejemplo, que en la conversación te dice que le encantan los caramelos de violeta, que le recuerdan a su infancia, a su abuela y le sale una voz más dulce al contártelo. Pues ya sabes qué puedes regalarle en un momento dado y está garantizado que le arrascarás una sonrisa. Apúntatelo y te ganarás a esa persona.

El oído también es un órgano selectivo por lo que puedes elegir en qué enfocarte para practicar la atención a través de este sentido. Puedes comenzar a escuchar sonidos diferentes dentro de tu entorno. Si estás en el trabajo, seguro que tú mismo haces algún ruido, ya sea al colocar los materiales que utilizas, al escribir en tu ordenador, por sutil que sea. Puede que haya un sonido de un ventilador, de algún aparato electrónico que esté más o menos cerca o también puedes ir eligiendo sonidos más lejanos como conversaciones entre personas a más distancia o el de obras que haya en la calle. Ve cambiando tu atención de unos a otros. Te resultará más fácil hacerlo con los ojos cerrados.

Y otro aspecto de lo que escuchas, es que cuando tengas a alguien hablando de manera continua de un tema es porque es importante para él. Es cierto que a veces algunas personas, sobre todo nos suele ocurrir con personas mayores, parece que siempre nos cuenten las mismas historias, y muchas veces pensamos que es aburrido, que son pesados, y, sin embargo, eso que nos cuentan es precisamente lo que les ha resultado importante o impactante en su vida.

  • Dedica tiempo. El tiempo es el recurso más preciado que poseemos y de hecho el que una persona nos dedique su tiempo sabiendo que es limitado y que podría estar haciendo cualquier otra cosa, es todo un regalo. Por eso, si has de poner una mayor atención en algo, por ejemplo, te piden que realices una nueva tarea que no has hecho hasta el momento. Entonces, no te queda otra que dedicarle tiempo, y ¿qué ocurre al final? ¡Que lo acabas sacando! Es el tiempo que le has estado dedicando, buscando las vueltas, probando, hablando de ello, lo que te ha llevado el éxito.

Si ese tiempo, además, se lo dedicas a una persona, hablando de ella y con ella, pensando en ella, esa persona se vuelve importante para ti. Imagínate lo positivo que es cuando decides aplicarlo con tus amigos, familiares, compañeros de trabajo para tener un mejor ambiente o si tienes un equipo a tu cargo.

  • Actúa al respecto. Lo más bonito de poner nuestra atención en algo o en alguien, además de poner nuestro interés en ello y disfrutar del proceso de observación, escucha y dedicación es tener la posibilidad de tomar parte para ayudar, mejorar, acompañar o resolverlo.

Las personas cuando notamos que alguien nos presta atención a través de sus acciones, nos sentimos escuchadas, queridas y valoradas, sientes que le importas. Y eso nos puede ayudar en nuestra autoestima, en empoderarnos, en creer en la bondad del mundo, nos ayuda a socializar, aumenta la generosidad, la solidaridad, la gratitud… y al final, la felicidad. 

Como dice Harv Eker, “Donde va la atención, la energía fluye y los resultados se muestran”.

Ahora que lo sabes, ¿qué vas a comenzar a hacer para poner una mayor atención en lo importante? ¿De ti? ¿De los demás? ¿Del entorno? Déjate sorprender y reconoce con consciencia lo que descubras.

Aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills  

19 junio, 2020

En una crisis como la que estamos viviendo, es muy importante que las empresas y que los líderes acojan y recojan a los miembros de un equipo generando confianza, responsabilidad y compromiso, sacando su mayor potencial. Ante la vuelta de los colaboradores a las empresas debemos planificar qué actuaciones hemos de realizar para seguir desarrollando a los mejores equipos del mundo.

Desde luego, es importante no hacer como si no hubiera pasado nada. Las organizaciones que no aprendan al final se quedarán atrás. Es tiempo de enfocarse y aprovechar la oportunidad. Te puedes seguir lamentando o empezar ya a movilizarte para el futuro. Te proponemos estas claves:

  1. Celebrar. Lo primero que sugerimos se haga tras una vuelta de una crisis es alegrarnos de vernos, celebrar el regreso a las oficinas. Necesitamos acoger a las personas. Alegrarnos de verlas de nuevo. Es como la vuelta al cole de septiembre. Parecerá que haya cambiado la gente, que hayan crecido, que alguno no esté o que sea como si nada hubiera cambiado, con cada mesa y cada planta en su lugar. Va a haber un revuelto de emociones que cada persona vivirá a su manera. Habrá quien pase de todo y quiera ponerse a trabajar, o habrá quien vaya recorriendo con la mirada cada puesto, cada ordenador, cada objeto, cada persona. Todo estará bien. Dar el tiempo y permitir la expresión de las emociones. Tener paciencia. Mostrar apoyo. Estar. Vivirlo.
  2. Felicitar. Como líderes creo que hay algo que todos deberíamos hacer, felicitar a nuestros equipos porque somos unos campeones. Estamos aguantando y sobreviviendo, sufriendo y viviendo esta situación que nos ha caído así sin más y estamos reinventándonos, buscando alternativas, haciendo cosas que no pensábamos que haríamos, o sí, pero quizá no ahora, no así, tratando de no dejar caer las empresas en las que trabajamos. Hemos de reconocer las buenas actuaciones. Y creo que es digno de felicitación e incluso de celebración, que se agradece.
  3. Alinear. Por supuesto, después de la celebración alinear de nuevo a los equipos. Hacer un trabajo juntos que nos ayude a determinar qué dejar atrás, qué comenzar a hacer, qué aprovechar a cambiar para estar y hacer las cosas mejor con la base de las nuevas propuestas de mejora que como empresa ya hemos definido. Reescribir las reglas del juego. Esta involucración de los equipos es esencial en este momento. El coaching de equipos es clave para realizar este trabajo. Y no dejarlo para mucho más adelante porque si volvemos a entrar en la rutina anterior nos costará más hacer esos cambios necesarios. Poner en práctica todas las acciones que hemos estado preparando con una verdadera responsabilidad emocional corporativa para trabajar mejor que nunca. Dotar a todos los miembros del equipo de todas las herramientas y recursos que les faciliten sus tareas en su día a día y si algo desconocen formarles. De esta forma conseguiremos que el equipo funcione con más seguridad y tranquilidad.
  4. Liderazgo. El liderazgo será esencial porque los líderes han de saber tirar del equipo, recuperarlo. Han de saber ser parte del equipo e inspirar, ser modelo y ejemplo de los nuevos valores, que sepan establecer lazos de confianza con sus equipos. Han de ser líderes que sepan dedicar tiempo a sus equipos sin perderlo, que sepan dirigir a sus equipos, encontrando el equilibrio entre la consecución de los objetivos y la orientación a las personas, que reconozcan sus errores y aprendan de ellos, que ayuden a crecer a sus equipos, constructivos, generosos, creativos… que sepan poner en valor a las personas para dejar que las tecnologías hagan el trabajo mecánico, que sepan reconocer sus propias emociones y aprender a canalizar las emociones de los demás, es decir, que sean líderes emocionalmente inteligentes.
  5. Crear entornos para la expresión de emociones. El líder tiene que crear entornos en los que permitir la expresión de las emociones, de las necesidades y de que los miembros de su equipo manifiesten libremente su emocionalidad, incluso de que la vulnerabilidad emocional no se convierta en un punto de debilidad para el equipo. Es fundamental que el líder permita, abrace y reconozca los niveles de emocionalidad de los miembros de su equipo para frenar un desborde emocional y su contagio colectivo. Regenerar la motivación y seguridad en cada participante de un equipo. ¿Cómo puedes motivar a cada miembro de tu equipo? Cómo puedes generar seguridad frente a la incertidumbre que están viviendo?

En conclusión, como líderes hemos de anticiparnos, saber enfocar y aprender, actualizarnos. El líder que se anticipe al futuro o a futuras crisis podrá prevenir los potenciales riesgos emocionales puedan traer. Tenemos mucho trabajo que hacer. Y hemos de liderar a nuestros equipos cuidando las emociones más que nunca.

Estamos a tu disposición para ayudarte en ello.

Raquel Bonsfills y Milagros García.

*Compartimos estas reflexiones tras participar en el Café para todos DUO organizado por el Instituto Europeo de Innovación en Inteligencia Emocional (IEIE).

El dinero que me pagan a final de mes es mi principal motivador para decidir trabajar en una empresa. ¿Es tu caso?

Cuando se firma un contrato laboral llegamos a un acuerdo entre la empresa y el trabajador por el que la empresa hace patente que quiere que el colaborador trabaje, dedique su tiempo, capacidades y conocimientos para alcanzar sus metas u objetivos propuestos; y el trabajador deja sellado su interés en hacer todo eso a cambio de unas condiciones establecidas de salario económico, emocional, beneficios sociales, condiciones laborales, etc. Podríamos decir que eso con lo que hemos estado de acuerdo es nuestra recompensa como trabajadores.

Aunque la teoría motivacional de Herzberg nos dice que cumpliendo meramente el acuerdo podemos llegar a la no satisfacción, si queremos algo más de satisfacción en el trabajo vamos a necesitar que nuestros líderes nos reconozcan, nos valoren, nos potencien, nos faciliten el trabajo, nos comprendan, nos den lo que necesitamos para trabajar, ayuden a promocionarnos, nos capaciten…

Las empresas llevan unos años sumándose a la tendencia de en lugar de pagar un mayor salario ofrecer más recompensas no monetarias. Pero cuidado, es importante que se cumpla un mínimo porque si no, por mucha recompensa, las personas que aceptaron trabajar bajo esas condiciones seguirán buscando un empleo con mejores condiciones. Y luego la empresa se encontrará luchando por la retención del talento o el compromiso de los trabajadores.

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Sabiendo que cada generación tiene sus propias necesidades, y que lo que puede satisfacer a una persona con hijos pequeños podría ser diferente de lo que satisface a una persona sénior o a un talentoso joven, cada vez más empresas se plantean recompensas personalizadas. Sin embargo, hay algunos principios importantes a tener en cuenta a la hora de proponer recompensas en nuestra empresa.

Los principios para tener en cuenta son:

  • Preguntar. Como no tenemos una bola de cristal, ante la duda, mejor preguntar. Podemos organizar grupos de discusión que involucren a colaboradores de distintas áreas y sectores de actividad, de diversas edades o diferentes regiones. Esto nos puede ayudar a decidir qué estrategia de recompensa aplicar, qué incentivos son los más adecuados, qué se puede cambiar para mejorar el modelo de reconocimiento o cuáles son las iniciativas que mejor acogida han tenido.
  • Indagar. Conocer el sistema de recompensas de la competencia contribuirá a evitar problemas de rotación, conflictos individuales y colectivos. Si por hacer el mismo trabajo en la otra empresa me dan mejores condiciones o recompensas, no me voy a quedar en ésta. Para tener a los mejores hemos de tratar a nuestra gente como a los mejores.
  • Ser imparcial. Dentro de un mismo grupo o categoría profesional no tienen que existir grandes diferencias entre sus miembros. Ha de haber unas bases para todas las personas, que si hacen o se consiguen lo mismo, la recompensa sea la misma. Por ejemplo, si por tener un hijo tienes como recompensa salir a las 16h para poder ir a buscarlo al colegio, todo el que tenga un hijo en edad escolar podrá acceder a dicha recompensa.
  • Personalizar. Según la teoría de motivación de Stacy Adams, si yo me esfuerzo más, obtendré una recompensa mayor que otra persona que en el mismo puesto se esfuerce menos. Por lo tanto, hemos de entender también una retribución basada en los resultados y comportamientos de las personas. En los que tendremos en cuenta su iniciativa, interés, creatividad, etc. En definitiva, su rendimiento y desempeño. Además, es importante identificar las preferencias personales para establecer estrategias de reconocimiento que sean acogidas con el efecto deseado. Algunas personas prefieren ser obsequiadas con una comida de reconocimiento con los compañeros y otros con unas entradas para disfrutar de un espectáculo en familia.
  • Equidad. Todo esto no puede hacerse sin equidad. Si se percibe una falta de equidad en el reconocimiento individual de los colaboradores es fácil que se genere malestar y que se inicie un proceso de reclamación y queja constante que afectará sin duda al rendimiento. Equidad no es igualdad. Equidad es dar a cada uno lo suyo, lo que merece, que no tiene por qué ser igual que lo que le damos al otro (igualdad), pero sí similar, equitativo.
  • Que haya congruencia. Tiene que existir un equilibrio entre las recompensas individuales y las grupales. Así como proporcionales de forma congruente con el trabajo realizado, la dedicación, la resolución y el resultado obtenido.
  • Ser oportuna. La recompensa funciona cuando se produce en el momento adecuado. Si el equipo ha hecho un esfuerzo enorme por llegar en fecha a una entrega, darles un día libre será más oportuno a continuación de ese esfuerzo que tres meses después, cuando seguramente se habrá olvidado el objetivo que se consiguió y se habrá entrado en un nuevo proyecto. Para que sea oportuno es indispensable que los responsables conozcan lo que ocurre en el día a día, al equipo y los cambios que pueden ser necesarios para fomentar e incentivar el rendimiento del equipo.  Y también es importante asegurarse de que los mandos son conscientes de la importancia que tiene el feedback, cuándo éste ha de producirse de manera informal o con un agradecimiento público.
  • Comunicación clara. Si estamos introduciendo un sistema de recompensa en la empresa debemos asegurarnos de que todo el mundo es consciente de ello. Es importante que todos tengan claro cuáles son los objetivos, qué es lo que se premia y qué factores justifican la recompensa. Habrá que reforzar el mensaje a través de los diversos canales de comunicación disponibles: reuniones, boletines de noticias, portal de Recursos Humanos… El mensaje ha de llegar a todos y todos tienen que saber las reglas del modelo, ya sea trabajando en las oficinas centrales, en delegaciones o teletrabajando. En general es importante informar a la plantilla de los niveles salariales, de las distintas formas de alcanzarlos, y de los conceptos que comprenden cada una de las partidas.
  • Sencillez. Debe ser fácil de entender por la plantilla, evitando que se pudiesen generar malentendidos. Y han de ser tangibles para evitar subjetividades.
  • Ser estable. Implantar un modelo de recompensas tiene que ser persistente bajo unas mismas condiciones. Si cambia con frecuencia puede generar en los trabajadores desconfianza e inseguridad. Lógicamente, debe adaptarse o flexibilizarse en función de la coyuntura económica y de las exigencias del mercado y de la empresa.

Cuando alguno de estos aspectos falla, normalmente nos desmotivamos. Por eso, aunque no seas la persona que decide si esto es así o no, siempre puedes hacer notar que hay otra forma de hacer las cosas para mantener a los colaboradores más contentos. Yo suelo decir, que es mejor proponer que seguir quejándose. Si sabes cómo mejorar, dilo. Si no, tendrás que conformarte con lo que hay. Y entonces tu recompensa será la que estás aceptando. Si quieres que sea de otra forma, ¡ve a por ello!

¿Cómo quieres que sea tu recompensa? ¿Qué recompensa es la que mejor va contigo? ¿La obtienes ya en tu trabajo? Si no, ¿qué vas a hacer para conseguirla? Ponte en marcha, tienes todo el año para obtener mejores recompensas.

Aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills

¿Sientes miedo a fracasar? ¿Qué haces para superar el miedo al fracaso?

Photo by M.T ElGassier on Unsplash

Realizar una interpretación inadecuada de una situación nos podría llevar a evitarla por considerar que el riesgo es excesivo y que no estamos en disposición de afrontarla.

También, en ocasiones amplificamos las posibles consecuencias de cometer un error al enfrentarnos a la situación, anticipándonos a los resultados y haciendo previsiones con una visión catastrofista y negativa cuando aplicamos el dicho popular de: piensa mal y acertarás.

Además, pensamos que tener éxito o fracasar nos define como personas, confundiendo “tener un fracaso” con ser un o una “fracasada”, y caemos en una simplificación que reduce la riqueza y complejidad de la persona.

Para algunas personas fracasar supone algo irreparable, imperdonable… un resultado que no se “pueden permitir”. Desde esta perspectiva, la presión por evitar el fracaso podría llevar a dejar incluso de actuar.

Las emociones que generan una visión tan “determinante” del concepto de fracaso, limita nuestra capacidad de afrontar las metas propuestas, e implica que la persona tenga la creencia de que no puede asumir futuros proyectos por miedo a la posibilidad de fracasar.

El miedo al fracaso está en gran parte condicionado por tres factores:

  • La interpretación que realizamos de la situación.
  • La anticipación que hacemos de las posibles consecuencias.
  • La valoración que hacemos de nosotras o nosotros mismos a partir del resultado que obtengamos.

Es necesario poner responsabilidad en la gestión de un fracaso:

  • La gestión del fracaso es necesaria para poder innovar en las organizaciones.
  • Es necesario para adaptarnos a un entorno cada vez más cambiante
  • Gestionar un fracaso nos lleva a aprender de los errores cometidos estableciendo un entorno de mejora continua y desarrollando las habilidades de nuestros colaboradores.

Te comparto 9 técnicas para superar el miedo al fracaso:

  1. Establece metas realistas y alcanzables para que tengas la sensación de competencia y de avance en cumplir tus objetivos.
  2. Considera el fracaso como una oportunidad de aprendizaje, un proceso en el que puedes demostrarte tu capacidad para tras tropezar, levantarte y seguir caminando.
  3. Piensa que no hay fracaso si lo has intentado. Sea cual sea el resultado, siempre hay un logro al enfrentarnos a nuestros miedos.
  4. No te recrees en tus errores. Identifícalos y a continuación pasa a otra cosa. Lo importante es tener una perspectiva amplia ante los resultados.
  5. No digas “no puedo”, “esto no es lo mío” o “no lo voy hacer bien”. Piensa de forma realista y cree en tu capacidad para afrontar las situaciones que se presentan. Ten la seguridad de que en el proceso de intentarlo siempre está la mejor manera de realizarlo con la información que posees en ese momento.
  6. No te exijas un resultado perfecto. Acaso ¿todo lo que sale bien es porque se ha llevado a cabo de manera perfecta? Invertir esfuerzo de un modo flexible y adaptativo es siempre la mejor estrategia.
  7. Lo importante no es hacerlo todo bien a la primera, lo que importa es tener capacidad para intentarlo las veces que sean necesarias o valorar otras opciones, y regular adecuadamente nuestra tolerancia a la frustración.
  8. No conseguir algo tal y como esperabas no es fracasar, o ser «un fracaso», sólo significa que en la siguiente ocasión sería conveniente que hicieras las cosas de un modo diferente para obtener resultados diferentes.
  9. Una comunicación transparente a todos los niveles facilitará el análisis de los fracasos pasados que será fundamental para garantizar grandes éxitos en el futuro.

¿Qué otras técnicas manejas para superar tu miedo al fracaso?

Recuerda que con cada fracaso estás un paso más cerca de conseguirlo si aprendes de ello. Con el fin de complementar lo que estoy hablando te dejo un vídeo que habla sobre Cómo superar el fracaso (Claves y ejercicios psicológicos).

Después de lo que acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para mejorar tu miedo al fracaso?

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso y que te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

¿Qué haces cuando negocias? ¿De qué maneras negocias? ¿Cuál suele ser el resultado de tu negociación?

10 claves para conseguir una negociación efectiva

 

freepik.es/foto

La negociación según la wikipedia es un esfuerzo de interacción orientado a generar beneficios.

Sus objetivos pueden resolver puntos de diferencia, ganar ventajas para una persona o grupo, diseñar resultados para satisfacer varios intereses, mejorar situaciones actuales, resolver conflictos o llegar a un punto neutral de la información.

El modelo Harvard define la negociación efectiva como una conversación entre dos o más partes para conseguir un arreglo de intereses divergentes o un acuerdo mutuo, con la habilidad de crear un ambiente de colaboración y compromisos duraderos.

Ya te compartí hace tiempo en otro artículo las 6 fases de un proceso de negociación  hoy quiero compartir contigo algunas claves para poder lograr una negociación efectiva:

  1. Prepara la negociación. Seguro que recuerdas uno de mis refranes que numerosas veces te he compartido en mis artículos: “lo bien preparado resultado esperado, lo mal preparado resultado caótico”.  Y en esta preparación comienza por prepararte tú, trabaja en tus 4 partes del ser humano: emocional (gestionando cómo estás y como te pueden llegar a sentir durante la negociación), energética (que vayas con una energía positiva y limpia con ganas e interés por desarrollar la negociación de forma efectiva para ambas partes), tu parte física (muestra una buena y saludable imagen y una postura corporal que invite a querer negociar) y por supuesto, la parte mental (aprende lo que puedas sobre la negociación, sobre las partes implicadas, posibles acuerdos, prepara estrategias, desarrolla habilidades negociadoras…). Te dejo mi artículo donde hablo sobre algunos trucos para preparar la negociación.
  2. Define los objetivos de la negociación. Es necesario saber lo que queremos lograr para saber planificarnos y poder pensar las diferentes opciones a llevar a cabo para lograrlos. Cómo saber definir objetivos racionales lo puedes comprobar con la técnica del SMART-E.
  3. Gestionar toda información posible. Todos sabemos que la información es poder, así que: obtén la mayor cantidad de información sobre las partes implicadas y recoge, a ser posible, por escrito toda la información necesaria que sustente tus intereses y respalde tu posición para poderla presentar cuando sea necesario.
  4. Plantea estrategias y alternativas desde el ganar-ganar. Si quieres hoy en día llevar a cabo una negociación exitosa es necesario trabajarla desde el ganar-ganar y que los intereses de todas las partes se encuentren atendidos, si esto no se produce toda solución que pase por ganar-perder o perder-ganar pondrá en riesgo la negociación, y podría acabar no avanzando o rompiendo la negociación.
  5. Crea un MAAN (Mejor Alternativa a un Acuerdo Negociador). Plantéate los diferentes escenarios posibles que podrías aceptar, así como lo que puede resultar inaceptable para ti. Trata de ponerte en el lugar de las otras partes pensando las zonas de interés y satisfacción de la parte contraria, lo que la otra parte quiere y necesita. Con este análisis seremos capaces de encontrar una zona de intereses común.
  6. Sé duro con el problema y sensible con las personas. Concéntrate en la solución y no en destruir a tu oponente. Las negociaciones se hacen entre personas y es importante cuidar las relaciones. Negociar con respeto, ética, sinceridad y transparencia favorece negociaciones futuras.
  7. Practica durante todo el proceso negociador la comunicación asertiva, la escucha activa y la empatía. Esta forma de afrontar una negociación te llevará a generar un mayor número de alternativas, e incluso para ceder en un momento dado, esto con la finalidad de que el beneficio para las partes negociadoras sea mutuo.
  8. Pregunta, no des nada por supuesto. No presupongas atrévete a preguntar, no tengas miedo a dar una imagen de que no sabes algo. Aclara las situaciones para evitar malos entendidos y poder encontrar las mejores opciones para ambas partes.
  9. Insiste, resiste y persiste. Un “no” inicial en un proceso negociador puede ser un “sí” posterior. Es necesario que no nos rindamos ante la primera dificultad, es importante persistir para lograr un acuerdo favorable para ambas partes. En mi artículo Pilares de la Persuasión te dejo 6 claves para ser persuasivos.
  10. Cerrad la negociación con un compromiso. De una forma clara y concreta especificar el acuerdo de la negociación o los siguientes pasos a llevar a cabo si no se ha logrado en ese momento un acuerdo, así como establecer cómo y cuándo se debe cumplir. De esta manera evitaremos los malos entendidos posteriores o las frustraciones futuras y tendremos un plan de cumplimiento.

Te recuerdo que ser un buen negociador implica conducir un suceso para llegar a un acuerdo satisfactorio entre dos partes enfrentadas.

¿Qué otras claves manejas para lograr negociaciones efectivas?

Con el fin de complementar lo que estoy hablando te dejo un vídeo que habla sobre las 6 fases de un proceso de negociación

Después de lo que acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué otros claves tienes en cuenta para llevar a cabo una negociación efectiva? ¿Cómo vas a mejorar un proceso de negociación?

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso y que te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

 

 

 

 

 

 

 

 

Muchas veces caemos en la dulce tentación de amar a los demás y darnos por entero a otros. Dejamos que nuestro sentido de vida sea querer hacer felices a los demás porque con su sonrisa crece la nuestra. Nos volcamos en agasajar y homenajear a aquellos a los que queremos.

Y todo esto es muy bonito.

Dar amor, nos enriquece como personas, nos permite mantener mejores relaciones sociales, nos ayuda a llegar más lejos y en muchos casos, nos viene devuelto, porque lo que sembramos, al final, recogeremos.

Niña con un corazón

Photo by Bart LaRue on Unsplash

Ahora bien, ¿cuánto de todo esto te lo das a ti mismo/a? Ah, sí, perdón. Resulta que a veces tenemos una creencia que dice que si te quieres a ti mismo y te antepones o priorizas frente a los demás, eres egoísta. ¿En serio? ¿No será que hay un matiz que dice que cuidar de ti es tan importante como cuidar de los demás, sin ser más que los demás, ni pisar a los demás por hacerlo?

Quererse es, además, la clave esencial de un buen desarrollo de la autoestima. Y la autoestima es una pieza fundamental para mantener nuestro ego a raya, para hablar con asertividad, para avanzar hacia una madurez emocional, para vivir el presente, y para dormir bien contigo mismo/a por las noches.

Y por supuesto, necesitamos autoestima para que no se aprovechen de nosotros, para saber poner  límites, para ponernos en valor, para reconocernos nuestras buenas actuaciones sin demandar el halago de los demás, para dejarnos ser en lugar de ser como los demás quieran que seamos, para aceptar las perfectas imperfecciones que tenemos y que no nos duela que los demás las vean,…

¿Has escuchado eso de "si no cuidas de ti no podrás seguir cuidando de los demás"?   Hace tiempo escribí un artículo que decía, "me olvidé de cuidar de mí" porque queremos llegar a todo, luchamos por nuestros objetivos, lograr el éxito, llevar el pan a casa o vivir tranquilos y para ello nos esforzamos. Pero a veces se nos olvida meternos a nosotros mismos en esa ecuación. Lo hacemos solo para preguntarnos si podemos o si nos sentimos capaces o si aún nos falta mucho por aprender.

Esto no deja de ser un recordatorio de que no se trata solo de llegar, se trata de cómo llegas. Los que hacen el camino de Santiago lo saben bien porque muchos se han tenido que rendir en el camino.

Para que puedas llegar a tu destino siendo tu mejor versión y para poder ofrecer a los demás todo tu amor y tu talento con generosidad, acuérdate de comenzar por quererte a ti. Te propongo algunas ideas para lograrlo:

Conócete. Para amar algo hay que conocerlo. De igual forma ocurre contigo. ¿Cómo vas a apreciar lo buen chef que eres si no te reconoces en esa capacidad? Te propongo que juegues a contestar algunas preguntas sobre ti: ¿Quién eres? ¿Cuáles son tus mejores cualidades? ¿Qué dirían de ti tus amigos y familiares? y otras muchas más preguntas para conocerte que puedes resolver. 

Dite cosas bonitas. Tenemos mucha costumbre de decirnos las cosas que no nos gustan. Frases como "que torpe soy", "mira que soy cabezota", "no aprendo", "con este cuerpo quién se va a fijar en mí"… y otras muchas lindezas que nos dedicamos. Pues no,  haz el esfuerzo de sacarte los rasgos positivos, encuentra lo que haces bien y dítelo porque lo que te dices y cómo te lo dices importa. Por eso, utiliza mejor afirmaciones como "qué bien se me da…", "estoy aprendiendo…", "me mantengo en forma", "estoy seguro de…", y recuerda ponerlas siempre en tiempo presente para que estén a tu alcance.

Dice el doctor Bernie Siegel, "si permites que las afirmaciones impregnen tu conciencia, se te harán cada vez más creíbles, hasta que terminen por ser parte de tu realidad". Así que tanto las buenas como las malas te las puedes acabar creyendo y haciendo realidad, por eso, elige las afirmaciones que te potencien, no las que te destruyan.

Te lo mereces. Tenemos la costumbre de quitar importancia o como que no van con nosotros los halagos que recibimos. Y lo hacemos especialmente cuando aquello que nos alaban no nos lo creemos o nos parece desproporcionado respecto al esfuerzo que nos ha supuesto hacerlo a nosotros.

Un buen ejercicio a realizar es decir "gracias" en lugar de "qué va, si no es nada". Y darte permiso para aceptar lo bueno que te digan o que te suceda. Incluso cuando alguien se fije en nosotros, sonreír en vez de rechazarlo. ¿Te sientes merecedor? Si has hecho algo bien y alguien te lo reconoce, ¡sí!, cuando has dedicado tu tiempo a algo y tiene una recompensa, ¡disfrútala!.  Aprecia todo con humildad y aceptándolo como parte de las alegrías que te da la vida.

Te dejo el tratamiento de merecimiento de la gran escritora del desarrollo personal Louise L. Hay:

Tratamiento de Merecimiento

Date permiso para aprender y cambiar. Si lo supiéramos todo de antemano la vida sería muy aburrida. Nuestra propia evolución como seres humanos y nuestro crecimiento como personas son parte del interesante viaje de la vida. Eso significa que no tienes que saberlo todo, que te puedes equivocar, que a lo mejor hace años respondiste de una forma poco madura y que aprendiste.

Aunque el ser humano tiene el arte de tropezar dos veces sobre la misma piedra, también tiene la gran capacidad de ser un eterno aprendiz. Es importante perdonarse y perdonar a los demás dejando el pasado en el pasado. Saber que nuestra adaptabilidad es inmensa. Y como dice mi madre "obligado te veas", pero aún sin estar en una situación extrema, podemos decidir que lo que nos gustaba hace años ya no es lo que queremos en nuestra vida hoy. Y no por eso somos peores personas. Solo hemos crecido. Así que relájate y no seas tan duro/a contigo mismo/a.

Revisa tus creencias y valores. No solemos parar a pensar cuáles son nuestras creencias más profundas, a veces ni somos conscientes de cuándo están nuestros valores en juego. Piensa en qué cosas te molestan y por qué, con qué saltas como un resorte o qué te hace callar.

Descubre si tus creencias te limitan o si te ayudan a abrir tu mente. Si juegan a favor de la consecución de tus objetivos o si te encasillan y te quitan libertad.

Dedícate tu tiempo. Una máxima para querernos es dedicarnos un poquito a nosotros mismos. Aquello a lo que le pones interés puedes acabar amándolo, incluido/a tú. ¿Cuándo fue la última vez que hiciste algo que te apetecía a ti? ¿Cuándo fuiste al cine? ¿Cuándo viste a ese amigo al que echas de menos? ¿Cuándo te diste un tiempo para ir a pasear por el campo o la playa? ¿Cuándo te permitiste "estar" en lugar de "ir"?

Un ratito de relajación y meditación, una mirada al espejo, una frase de reconocimiento, una sonrisa, una acción en la que te priorices…pasos que sería bueno que programases, al menos una vez al mes y mejor una vez a la semana. Si eres capaz de dedicarte un tiempo cada día entonces estarás de enhorabuena. E incluso en los días de "hoy no soy buena compañía para nadie" déjate sentir tu emoción y después sal de nuevo a relacionarte con el mundo.

Recuerda, “éste es tu momento. Ámate a ti mismo/a porque eres una persona maravillosa y te lo mereces. Quiérete para apreciarte. Quiérete para mantenerte bien. Quiérete para poder tomar mejores decisiones. Quiérete para hacerte feliz. Quiérete para ser libre”.

Yo sigo aprendiendo a quererme en el camino del crecimiento. ¿Y tú? ¿Cuándo vas a comenzar?

Raquel Bonsfills

¿Te comportas de manera similar una y otra vez? ¿Generas malestar en los demás?

Quisiera antes de entrar en materia comentarte la diferencia entre conciencia y consciencia.

La consciencia es la capacidad del ser humano para percibir la realidad y reconocerse en ella, mientras que la conciencia es el conocimiento moral de lo que está bien y lo que está mal.

En mi último artículo te hablé de los 6 pasos para tener una mayor conciencia. Hoy quiero aportarte claves para lograr tener una mayor conciencia pero empecemos por el principio: ¿Qué es la toma de conciencia?

Desde el enfoque psicológico de la Gestalt, la toma de conciencia es “la capacidad de darse cuenta de cómo la persona funciona como ser organísmico (mente, emoción y cuerpo), como ser social, como sujeto transpersonal y como ser ecológico”.

Al tomar conciencia comprendemos para qué vivimos lo que vivimos. Darnos cuenta de lo que vivimos es una oportunidad para crecer en nuestra experiencia de vida y nos hace responsables de ello. Sin toma de conciencia nos creemos las víctimas y responsabilizamos a los demás de lo que sucede en nuestra vida.

Cuando comprendemos dejamos de posicionarnos, perdonamos, nos liberamos del victimismo y alcanzamos una madurez emocional.

Te dejo el vídeo: Cuando se toma conciencia - Enric Corbera Institute

¿Quieres tener una mayor conciencia? Te comparto 9 claves para que puedas conseguirlo:

  1. Reconocer que puedo mejorar mi estado de conciencia. El principio de cualquier cambio es el darte cuenta que cometemos errores y querer subsanarlos. Asumir que el cambio es posible.
  2. Mejorar y/o formar la conciencia. La formación de la conciencia es una tarea para toda la vida, para ello es necesario discernir lo bueno de lo malo y de la mentira, evitando la falta de sinceridad y de autenticidad.
  3. Realizar Autoanálisis objetivos. Es importante para mejorar nuestra conciencia el comenzar a observarnos de la manera más objetiva y vernos de la forma más realista y honesta posible, evitando la imagen falsa que tenemos de nosotros mismos. Tomando, en especial, conciencia sobre nuestras debilidades.
  4. Cuestionarte. ¿Por qué lo hago? ¿Qué me lleva a actuar así? ¿Qué gano con esto? ¿Qué pierdo?
  5. Ser coherente. Ser coherente es pensar, decir y obrar de la misma manera. La coherencia nos va a llevar a mejorar y tener una mayor conciencia. Nos va a aportar madurez en nuestro comportamiento.
  6. Ser sincero. Saber decir "sí" y "no" ante cualquier circunstancia, saber poner límites y decirlo con asertividad ayuda a mejorar nuestra conciencia.
  7. Cumplir lo que prometes. Ser fiel a nosotros mismos, a nuestras palabras y compromisos y mantenernos fiel a la palabra dada es fundamental para desarrollar nuestra conciencia.
  8. Hacerte responsable de tus actos y palabras y extraer las consecuencias de cada resultado. Para poder mejorar y aumentar nuestra conciencia es necesario hacernos responsables de nuestras acciones y palabras y las consecuencias que éstas tendrán en nuestro entorno. Hemos de valorar la situación generada y por supuesto, poner los medios necesarios para superar nuestros errores.
  9. Trabajar en la mejora continua. No sirve de nada ser consciente de tus errores o tus debilidades si no practicas el cambio y la mejora. La toma de conciencia no sirve de nada si no existe una evolución. Es fundamental reconstruir nuestra realidad y mejorar la versión de nosotros mismos.

¿Qué otras cosas haces para alcanzar una mayor conciencia? Con el fin de complementar lo que te acabo de comentar te dejo este vídeo de Pilates porque también podemos aprender a ser más conscientes a través del conocimiento de nuestro cuerpo: ejercicios de conciencia corporal.

No te olvides de que “si quieres crecer personalmente es necesario que crezcas en tu toma de conciencia”.

Después de lo que te he compartido ¿qué vas a hacer para mejorar tu conciencia? ¿Cuándo vas a empezar a hacerlo?

¡Tú puedes, puedes lograr lo que te propongas, además, te lo mereces!

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso, yo  te responderé a cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García