¿Ya has pensado lo que quieres hacer este año?
En estas fechas muchas empresas revisan sus cuentas y cierran el año. Otras, comenzaron hace tiempo a prever lo que querían para el año que comenzaría, y unas cuantas más aún no se han sentado a ninguna de estas dos tareas.
Para aquellas que aún quieran plantearse las acciones para este 2015 y no sepan cómo hacerlo, hoy quiero dejaros una forma de hacerlo, ¡con planificación! Y estos pasos no solo son válidos para las empresas sino que también podemos aplicarlos en el ámbito personal. ¿Os animáis a probar a hacerlo?
1. Para comenzar, lo primero es determinar lo que queremos conseguir este año. Definir los objetivos y metas de aquellos aspectos que nos parece que sí o sí lograremos este año. Cuanto más concretos seamos, mejor podremos abordar lo que nos proponemos, sea en el ámbito que sea. Una técnica que podemos utilizar para ayudarnos a detallar los objetivos es la de SMART-E, que ya os hemos contado en anteriores ocasiones.
2. ¿De qué situación partes? Saber cómo estás ahora en relación a tus objetivos te permitirá clarificar y evaluar la distancia que te queda para lograrlo. No es lo mismo querer ir a Roma desde Verona que desde Madrid.
En las empresas hay una herramienta muy útil para tomar conciencia de la situación actual, y es el análisis DAFO. Aunque está diseñada a nivel organizativo, os animo a realizarlo de igual forma para las metas personales, identificando las Debilidades personales, Amenazas e impedimentos del entorno, Fortalezas personales para lograr lo que nos proponemos y Oportunidades que nos ofrece el entorno.
3. Definir la estrategia más adecuada. ¿Qué orientación vas a tomar? ¿Por dónde vas a guiar tus pasos?
“Si no sabes a dónde vas cualquier camino te conduce allí” Proverbio del Corán
“Ningún viento es favorable para quien no sabe dónde va” Seneca
Se trata de elegir la estrategia que te permita de una mejor forma maximizar tus fortalezas aprovechando las oportunidades y minimizar las debilidades previendo, superando o sorteando las amenazas.
4. Planificación. Según la definición de Agustín Reyes Ponce, la planificación consiste en «fijar el curso concreto de acción que ha de seguirse, estableciendo los principios que habrán de orientarlo, la secuencia de operaciones para realizarlo y la determinación de tiempo y números necesarios para su realización.»
En entornos cambiantes como los actuales, se habla también de Wikiplanning que, como nos cuenta Pablo Navajo, es el sistema de planificación para contextos complejos, que incorpora herramientas de la Web 2.0, para conocer de forma permanente, los cambios que se producen en el entorno y las expectativas de los diferentes grupos de interés, utilizando la inteligencia colectiva, la innovación abierta y el trabajo en red; empoderando a un grupo, colectivo u organización para que puedan colaborar en la decisión sobre su propio futuro y cuál es el camino por el que deben avanzar, para responder eficaz y eficientemente a las exigencias del entorno y puedan crear la organización deseada” (Navajo, 2010).
Para facilitarnos la tarea de planificación, podemos responder a las siguientes preguntas: ¿Para qué? ¿Qué voy a hacer? ¿Cómo lo voy a hacer? ¿Con qué cuento? ¿A quién necesito?
5. Concreta y programa lo planificado. Se trata de incluir lo que queremos hacer en la agenda. Para que no quede en el aire, y se nos vaya en buenos propósitos que nunca se cumplieron hay que bajarlos al día a día. Si, por ejemplo, queremos hacer reuniones semanales porque así lo hemos determinado en la planificación, ahora hemos de incorporarlo en la rutina diaria, es decir, plantear exactamente cuándo: los lunes a las 9 de la mañana comenzando este mismo lunes.
Y ahora que sabemos cómo hacerlo, ¿qué nos impide ponernos en marcha hacia el logro de nuestros objetivos? Estoy a vuestra disposición para acompañaros en el desarrollo de este proceso, ¡si así lo quisierais!
Te espero aprendiendo en el camino del crecimiento.
Raquel Bonsfills
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