Hay quien dice que es un talento innato. Otros dicen que solo algunas personas tienen ese carisma o liderazgo que deja huella a su paso. Aunque los talentos y las habilidades se aprenden, la personalidad viene de serie. Sin embargo, tengas la personalidad que tengas, todas las personas, tú también, tenemos algo especial dentro de nosotros.
Reflexiona: ¿Qué dirías que es “ese algo especial” que tienes tú?
Te acompaño a reflexionar sobre todo lo que hay de especial en ti:
- Tu físico. ¿Hay algo que destaque? Cuidado que igual te has ido a aquella parte de tu cuerpo que no te gusta mucho, en lugar de irte a reconocer tus bonitos ojos, tus largas pestañas, tu preciosa sonrisa, tu piel cuidada…
- Tus habilidades. ¿En qué eres bueno? ¿Qué haces muy bien? ¿Qué se te da mejor que a la mayoría? A veces nos hacemos expertos en habilidades como el quejarse, el malmeter, el saltar por todo… hazte consciente de qué no es positivo y deja de cultivarlo para que te enfoques en lo que sí eres brillante.
- Tus conocimientos. ¿Eres de los que saben mucho de algún tema? ¿Un friki, un geek o un nerd? Si es así, ¡felicidades! Seguro que te apasiona ese tema, que podrías hablar de ello durante horas. Eso sí, comparte esa sabiduría, no te la guardes para ti solo. Y desde luego, no pienses que eres “raro” por ello, porque en realidad puede que haya muchas personas pensando que son “raras” por lo mismo y si en lugar de ocultarlo lo comentas abiertamente, puede que descubras que hay mucha más gente como tú.
- Tus comportamientos. ¿Qué es eso que haces por lo que cualquiera podría reconocerte? A veces es una forma de andar, de bailar, de levantarte o de sentarte, de morderte el labio, de responder, de escuchar, de tocar, de organizar, de relacionarte, de enfocarte en las cosas, de la sutileza con la que ves el mundo, de clarificar, de ser objetivo, de anticiparte, de divertirte, de afrontar lo que te viene en la vida, de generar armonía… Aunque a veces puedas desear cambiarlo, recuerda que siempre seguirás siendo tú mismo, aunque tus comportamientos sean diferentes a los que los demás recuerdan de ti. Lo importante es lo que generas en ti y en los demás con tu forma de actuar.
- Tus logros. ¿Qué ha sido eso que has conseguido que no todo el mundo puede decirlo? Te han dado alguna medalla, has podido salir de tu país de origen y tener éxito en el país de acogida, has sido excelente en tu trabajo o en tus estudios, has logrado un puesto al que es difícil de acceder, has criado a tus hijos solo/a,… ¿has ido consiguiendo cada una de las cosas que te has propuesto, tus metas, tus objetivos de vida, tanto personales o profesionales? ¿Cuáles son tus logros por los que has de estar orgulloso de ti?
- Tus emociones. ¿Cuál dirías que es tu emoción predominante? Soy la que se emociona por todo, la enfadica, la que está siempre feliz… ¿Qué crees que dirían los demás de tu emoción dominante? Puedes hacer un chequeo de emociones, con un diario de emociones, donde ir poniendo las emociones que sientes en general cada día. Al final de una semana podrás revisarlo y descubrir cuál es esa emoción. Como me dirás que claro, depende del momento, hazlo durante más tiempo. Te recuerdo que las emociones más sanas son las que tenemos en el momento adecuado, en la intensidad oportuna. Si te quedas enganchado a alguna emoción procura que sea una que te genere bienestar. Si no es así, si te llevas la tristeza o el miedo a momentos en los que te pasa algo bonito, entonces, has de hacer un trabajo de gestión emocional para evitar que pases a tener estados emocionales más continuos que te impidan vivir otras emociones y experiencias. No todo es malo, no todo da miedo, no todo es alegría.
Espero que todo esto que has ido revisando en ti, te haya servido para darte cuenta de que eres especial y único/a por ti mismo/a. Que eres una persona capaz y maravillosa.
Sin embargo, te puedo decir que hay algo que es absolutamente especial y que está dentro de ti: tu capacidad de amar. Cuando miras algo con amor, sea a ti mismo o a los demás, el mundo parece más bonito, tú te ves más guapa/o, eres más amable, generoso, facilitador, solucionador, inspiras, atraes y brillas.
El amor está en tu interior. ¡Proyéctalo! Comienza por dártelo a ti, el foco no va solo hacia afuera.
Y ahora que conoces el secreto de la magia que te hace brillar, ¿qué vas a comenzar a hacer para poner más amor en ti, en los demás y en todo lo que haces?
Aprendiendo en el camino del crecimiento.
Raquel Bonsfills
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