Llega la Navidad, días de encuentros o de soledad. Días de familia y de amigos, de alegrías y melancolía. Los que van y los que no pueden unirse. Los que no quieren saber nada de reuniones y prefieren tomar cierta distancia. Son días de regalos, de lotería, de compras, de dar y recibir… El ritmo se acelera en las fiestas de Navidad.
Y precisamente porque vamos muy acelerados, se nos pasa a veces por alto lo más importante: que el mejor regalo de Navidad eres tú.
Sin ti, la Navidad no sería posible.
Cuida de ti
Por eso, si viajas, recuerda que queremos volver a verte. Así que ten cuidadito y, sobre todo, cuida de ti, de tu bienestar porque cuanto mejor estés física y emocionalmente, mental y energéticamente, mejor podrás relacionarte con los demás, con los que te caen bien y con los que no tanto. Podrás decidir con más tranquilidad irte si ha llegado el momento, o quedarte un poco más y resolver un tema pendiente. No te tomarás como algo personal nada de lo que ocurra y será más difícil que te muestres reactivo.
No te desgastes económicamente
Las cosas materiales nos pueden hacer muy felices, desde luego, sin embargo, cada uno tiene unas posibilidades y no se trata de competir por quien hace el mejor regalo, ni hay ninguna ley escrita sobre que se debe equiparar lo que regalas tú con lo que te regalan a ti. La equidad es importante siempre que puedas. Los regalos hechos con el corazón acaban siendo más significativos que los que haces por mero trámite, por muy costosos que sean.
Contágiate de la magia
Mira alrededor y déjate contagiar de la magia que tiene esta época del año, porque esa magia, saca sonrisas. Aunque no te guste la Navidad, mantente atento a la sonrisa de un niño cuando ve las luces de la ciudad, o si vas a buscar a alguien al aeropuerto o al tren, observa cómo se reciben unas personas a otras. Fíjate en la dedicación que ponen los cocineros de los restaurantes o de cada casa por agasajar a los comensales. Admira el trabajo de los comerciantes que están poniendo su mejor voluntad mientras atienden en el frío mercadillo o lidiando con las exigencias de cada comprador.
Agradece a la vida porque aquí estás un año más.
Cuida tu salud para que puedas disfrutar de muchas más navidades como tú las quieras vivir. Y si estás malito, déjate mimar. No es tiempo de ser mal enfermo pues tus cuidadores ponen todo su afán en llegar a todo lo que necesitas. También descubre lo que sí puedes hacer, seguro que hay algo dentro de tus limitaciones que te haga sentir bien. ¡Regálatelo!
Y es que, no sé si te has dado cuenta de lo importante que eres.
Cada vez que dedicas el tiempo a quienes más quieres, que acompañas a quien lo necesita, que pones todo tu esfuerzo cada día en que el trabajo salga adelante, que gracias a tu compromiso pueden contar contigo, que sorprendes cuando llegas de forma inesperada, que piensas en alguien y le mandas un mensaje solo porque te has acordado de él/ella y se lo haces saber, que pones tu energía en que los demás también tengan un bonito año nuevo, que cuidas a quienes no tienen la autonomía necesaria, que pones todo tu cariño en quien tienes alrededor, que escuchas, compartes, inspiras, guías, que iluminas los ojos de los demás, tú eres el mejor regalo.
Déjanos disfrutar de ti.
Feliz Navidad y felices fiestas.
Raquel Bonsfills
0 comentarios