por 27 de noviembre de 2022Coaching

Toma distancia física y emocional para tu bienestar

Tenemos refranes en nuestra cultura que nos trasladan cierta sabiduría de la experiencia. Por ejemplo, “ojos que no ven, corazón que no siente”. No quiere decir que hagas la vista gorda o que hagas como si lo que ves no estuviera sucediendo. Más bien significa que no puedes sufrir por aquello que no sabes. Pongamos un ejemplo, si tu madre no te dice que se encuentra mal, que está yendo al médico desde hace un tiempo y tú no estás a su lado para verlo y cuando os llamáis no te lo comenta para no preocuparte, aparentando normalidad, tú no sufres. Es cuando por fin te dice que algo pasa cuando comienzas a hacer preguntas, a tener inquietud o miedo.

Por otra parte, aquellas personas que tienen la capacidad de ponerse en lo peor, de prever escenarios poco halagüeños, en realidad son personas que tienen una gran capacidad mental, creativa y cierta intuición para sospechar de todo, viendo lo que puede incluso no estar pasando. Aunque es cierto que como a veces tienen razón y se da lo que ellos preveían, se reafirman en su capacidad para predecir catástrofes. En cualquier caso, son personas que “ven” lo que puede pasar con mucha otra información que puede que tú no tengas. Y al verlo, se preocupan. De nuevo se ratifica el refrán.

Sin embargo, hay dichos y refranes que si los valoramos literalmente puede que no nos funcionen. Por ejemplo, “cuando te cases ya no te acuerdas” o “el tiempo lo cura todo”. ¿Y si no te casas? ¿El tiempo por sí solo lo va a curar? No. Aunque sí que la perspectiva que te ofrece el tiempo hace que lo valores desde un nuevo punto de vista. Y lo que era tan importante en un momento dado, luego puede resultarte una anécdota. Claro, eso siempre y cuando dejes de estar viviendo con eso que te incomoda de manera frecuente o repetitiva.

“Salir del escenario” para tomar distancia

Las emociones surgen en cada momento según lo que estemos viviendo. Son las que tocan. Incluso la melancolía del pasado la vivo hoy o la incertidumbre por el futuro la siento en este momento. Por eso, cuando mejor podemos tratar las emociones es en este momento y podemos ayudarnos a sentirnos mejor si salimos del escenario en el que se dan esas emociones desagradables.

Un caso frecuente es aquel en el que estás con una pareja con la que no te sientes querida o crees que te infravalora. Siempre te dicen tus conocidos que le dejes, que no puedes seguir así. Porque si sigues en el mismo escenario, es muy fácil que sigas sintiendo lo mismo. Los factores por los que se mantiene la relación son otros diversos desde que quieres aferrarte a las sensaciones agradables que también te provee la relación, a que no sabes cómo seguir adelante tú sola, a que tienes miedo al cambio, etc.

Igual ocurre con el trabajo. Si sientes que eres invisible o que te sobre exigen, o que no se te trata como esperas o mereces, cada vez que vas al trabajo, vuelves al escenario y con las personas con las que sientes eso a diario y al final tu ánimo se desvanece.

5 formas de tomar distancia

¿Qué puedes hacer para resolver esta situación y sentirte mejor?

  • Hacer otra actividad. ¿Cuántas veces te has puesto a trabajar para no sentir lo que sientes y que el trabajo te sirva de distracción? ¿Cuántas veces has querido salir de fin de semana para desconectar de tu trabajo? Si te das cuenta buscamos hacer algo diferente con lo que sentir otra serie de emociones, o eso esperamos. Esas actividades te ofrecen experiencias con las que sentirte mejor, porque además las eliges. Piensa en el beneficio de salir a correr si es algo que te gusta, ir a tomar algo con un amigo con el que te agrada estar, sentarte con tu libro favorito y olvidarte del mundo real.
    • Ahora bien, esto que es una gran ayuda para el momento, es temporal porque cuando vuelvas a la actividad que te provoca esa incomodidad, es muy probable que vuelvas a tener las mismas sensaciones.
  • Cambiar de escenario.  Si has tenido una discusión con alguien en un lugar en concreto, nuestro cuerpo y mente hacen una interesante asociación y graban lo que pasó ahí, lo que sentiste, y asocia el lugar, con lo dicho, con la emoción y con la persona. Por ejemplo, tu jefe te llama a su despacho para comentarte que no has logrado los objetivos, lo que te hace ponerte a la defensiva, tratar de justificarte, etc. Si vuelve a llamarte a su despacho, tu cuerpo va a mandar una señal de “peligro” que ahí no pasan cosas buenas. O si has tenido una discusión con un cliente que ha sido agresivo contigo, cuando le veas en ese mismo lugar, tu cuerpo querrá salir corriendo de allí. Por eso, para resolver esa conexión neuronal y reactiva que hemos adquirido, hemos de reprogramar lo que hemos interiorizado en ese lugar o con esa persona. En especial cuando son personas que vas a seguir viendo y con las que vas a estar en contacto, para evitar estar incómodo cada día.
    • Puedes ayudarte cambiando de escenario. Por ejemplo, proponiendo a tu cliente quedar en otro lugar, sentarte en otra silla, para que te ofrezcas la oportunidad de abrir tu mente a que pueda ser de otra manera. O si estabas trabajando en algo y te has bloqueado, no ves soluciones, sientes que te has estancado, levántate, muévete, haz que tu cuerpo desconecte de ese momento y coja aire nuevo.
  • Conéctate o utiliza el espacio que más te interese. Si no puedes salir de donde estás, acude con tu mente a ese lugar en el que te sientes siempre bien. Visualiza, recuerda o imagina un sitio en el que nada malo puede suceder. Ese lugar en el que te sientes seguro, tranquilo, en el que puedes parar sin más, en el que solo has de estar, conectado con lo que te rodea, dejándote impregnar de cada sonido, cada color, cada sensación, un lugar agradable para ti. En PNL (programación neurolingüística) se enseña a “anclar” esos momentos, cuando estás con la emoción máxima de bienestar en tu visualización tocando un punto de tu cuerpo, por ejemplo, agarrando un dedo de tu mano. Lo mantienes unos instantes y después vuelves a la realidad. Para reforzar el vínculo que has creado, puedes volver a tocar de la misma forma tu dedo, con la misma fuerza y forma, y reconectar con dichas sensaciones que la escena te provoca. Esto es muy útil cuando te supera una situación, porque te puedes “ir” un instante a ese lugar tan positivo para ti, y una vez más sosegado, retomar con una mayor capacidad de respuesta lo que estás viviendo.
    • También puedes establecer un lugar en el que se pueda hablar de todo, en el que no se juzgue y se escuche. Yo tengo con mi pareja el “sofá de las discusiones”. Discutir no es más que compartir opiniones, hablar sobre un tema, contrastar ideas… Cuando parece que no nos entendemos, llega un momento en el que uno de los dos dice: “vamos al sofá de las discusiones” y allí, ya de otro talante, se piden disculpas si es necesario, se aflojan los egos, se respira, se mira a la persona y juntos, al problema. En el trabajo, se puede y se recomienda tener una sala donde se pueda hablar así. Una sala de reuniones, el lugar donde tomamos café, el banco de la entrada en el que parece que se pasa más desapercibido y en el que comentar todo sin miedo.
  • Date un tiempo para sosegar las emociones porque bajar la intensidad no es inmediato. Sobre todo, cuando estamos muy afectados, cuando estamos muy enfadados, molestos o tristes es mejor tomar cierta distancia. Dejar que se enfríe la situación en lugar de seguir echando leña al fuego. Ahora bien, no te vayas a la cama con ello. Trata de resolverlo lo antes posible. En cuanto hayas regulado la intensidad emocional, trata de cerrar el tema para que no vayas acumulando y no te quedes enganchado día tras día a esa emoción. Hablando se entiende la gente. Y cuando es imposible hablar con esa persona, y lo has intentado, puedes hacerlo de forma ficticia, es decir como si le tuvieras delante o hablaras con ella. Le escribes una nota, le hablas a una silla en la que estaría esa persona sentada… Hacer un simulacro de la conversación te ayudará a calmar tus emociones, prever posibles respuestas y anticiparte en las objeciones.
  • Bebe agua, abre una ventana. Son formas de tomar oxígeno que pueda reactivar tu cerebro. La sensación de respirar hondo y de beber agua tranquilamente hacen que nuestro cerebro cambie de situación y piense que no estamos en peligro. Así que también nos ayuda a relajarnos y estar menos en alerta.

Como ves, tomar distancia física y emocional puede ayudarte a regular tus emociones más desagradables. Ahora que lo sabes ¿Qué vas a comenzar a poner en práctica? Puedes aplicar estas técnicas en el momento en el que se dan tus emociones o al cabo de unos días. No lo dejes mucho. Seguro que no quieres seguir sintiéndote así. Tomar cierta perspectiva te permite tomar decisiones desde fuera que desde dentro del problema te costará más valorar.

Así que cambia, muévete, haz algo que te agrade y practica aquello que te haga sentir mejor.

Te acompaño aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills

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SOBRE LA AUTORA:

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Raquel Bonsfills

Licenciada en Administración y Dirección de Empresas con posgrado en Alta Dirección Hotelera por Les Roches, pronto encamina su carrera profesional hacia el área de RRHH realizando el programa superior de Dirección de RRHH de EAE - Deusto. Desde 2009 apuesta por el crecimiento personal y profesional, centrando su carrera en la consultoría y formación para empresas. En la actualidad, es CEO y socia fundadora de www.2miradas.es.

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