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¿Sientes miedo a fracasar? ¿Qué haces para superar el miedo al fracaso?

Photo by M.T ElGassier on Unsplash

Realizar una interpretación inadecuada de una situación nos podría llevar a evitarla por considerar que el riesgo es excesivo y que no estamos en disposición de afrontarla.

También, en ocasiones amplificamos las posibles consecuencias de cometer un error al enfrentarnos a la situación, anticipándonos a los resultados y haciendo previsiones con una visión catastrofista y negativa cuando aplicamos el dicho popular de: piensa mal y acertarás.

Además, pensamos que tener éxito o fracasar nos define como personas, confundiendo “tener un fracaso” con ser un o una “fracasada”, y caemos en una simplificación que reduce la riqueza y complejidad de la persona.

Para algunas personas fracasar supone algo irreparable, imperdonable… un resultado que no se “pueden permitir”. Desde esta perspectiva, la presión por evitar el fracaso podría llevar a dejar incluso de actuar.

Las emociones que generan una visión tan “determinante” del concepto de fracaso, limita nuestra capacidad de afrontar las metas propuestas, e implica que la persona tenga la creencia de que no puede asumir futuros proyectos por miedo a la posibilidad de fracasar.

El miedo al fracaso está en gran parte condicionado por tres factores:

  • La interpretación que realizamos de la situación.
  • La anticipación que hacemos de las posibles consecuencias.
  • La valoración que hacemos de nosotras o nosotros mismos a partir del resultado que obtengamos.

Es necesario poner responsabilidad en la gestión de un fracaso:

  • La gestión del fracaso es necesaria para poder innovar en las organizaciones.
  • Es necesario para adaptarnos a un entorno cada vez más cambiante
  • Gestionar un fracaso nos lleva a aprender de los errores cometidos estableciendo un entorno de mejora continua y desarrollando las habilidades de nuestros colaboradores.

Te comparto 9 técnicas para superar el miedo al fracaso:

  1. Establece metas realistas y alcanzables para que tengas la sensación de competencia y de avance en cumplir tus objetivos.
  2. Considera el fracaso como una oportunidad de aprendizaje, un proceso en el que puedes demostrarte tu capacidad para tras tropezar, levantarte y seguir caminando.
  3. Piensa que no hay fracaso si lo has intentado. Sea cual sea el resultado, siempre hay un logro al enfrentarnos a nuestros miedos.
  4. No te recrees en tus errores. Identifícalos y a continuación pasa a otra cosa. Lo importante es tener una perspectiva amplia ante los resultados.
  5. No digas “no puedo”, “esto no es lo mío” o “no lo voy hacer bien”. Piensa de forma realista y cree en tu capacidad para afrontar las situaciones que se presentan. Ten la seguridad de que en el proceso de intentarlo siempre está la mejor manera de realizarlo con la información que posees en ese momento.
  6. No te exijas un resultado perfecto. Acaso ¿todo lo que sale bien es porque se ha llevado a cabo de manera perfecta? Invertir esfuerzo de un modo flexible y adaptativo es siempre la mejor estrategia.
  7. Lo importante no es hacerlo todo bien a la primera, lo que importa es tener capacidad para intentarlo las veces que sean necesarias o valorar otras opciones, y regular adecuadamente nuestra tolerancia a la frustración.
  8. No conseguir algo tal y como esperabas no es fracasar, o ser «un fracaso», sólo significa que en la siguiente ocasión sería conveniente que hicieras las cosas de un modo diferente para obtener resultados diferentes.
  9. Una comunicación transparente a todos los niveles facilitará el análisis de los fracasos pasados que será fundamental para garantizar grandes éxitos en el futuro.

¿Qué otras técnicas manejas para superar tu miedo al fracaso?

Recuerda que con cada fracaso estás un paso más cerca de conseguirlo si aprendes de ello. Con el fin de complementar lo que estoy hablando te dejo un vídeo que habla sobre Cómo superar el fracaso (Claves y ejercicios psicológicos).

Después de lo que acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para mejorar tu miedo al fracaso?

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso y que te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

¿Cómo te sientes cuando repites tus malas acciones? ¿Qué haces cuando generas malas sensaciones en los demás?

6 Pasos para tener mayor conciencia

Es algo muy normal en nuestra vida que repitamos patrones ante determinadas circunstancias o en nuestras relaciones y que, en muchos casos, no sepamos por qué. Cuando ponemos conciencia comenzamos a comprendernos y a comprender nuestros comportamientos.

¿Qué significa “Tomar Conciencia”? Dice Mercedes Cobo que es "reconocer lo que en realidad te lleva a hacer lo que haces. Conocerte y no negarte tus intereses y tus necesidades a la hora de actuar y de interactuar con los demás."

Por el contrario, actuar sin tomar conciencia quiere decir actuar sin reconocer los verdaderos motivos que te llevan a hacer lo que haces.

Platón ya nos habló en el mito de la caverna que la toma de conciencia es pasar de ese universo de las sensaciones, los autoengaños y las sombras a una esfera mucho más elevada, libre y auténtica.

La mente maravillosa nos recuerda que la toma de conciencia es, por encima de todo, un despertar. Es abrir los ojos desde el interior para hacer consciente lo inconsciente y así poder dar el paso e iniciar toda una necesitada revolución personal. Solo entonces seremos capaces de sanarnos, de desprendernos de lo que hace daño y, sencillamente, avanzar hacia lo que merecemos.

¿Quieres avanzar hacia lo que mereces? Te dejo los seis pasos para lograrlo:

  1. Preparación.  Elige un lugar adecuado donde estés tranquilo y puedas reflexionar y pensar. Para ayudarte te propongo respirar lenta y abdominalmente 3 veces para relajarte un poco más.

    Presta atención a todo lo que te está sucediendo en ese momento, mirando lo que está sucediendo en tu mente, cuerpo, energía y en tu corazón. Enfócate en el aquí y en el ahora e intenta evitar cualquier distracción. Explora tus sensaciones, pregúntate cómo te sientes, busca si te duele algo e indaga en tu cuerpo…

  2. Aceptación de lo desagradable, doloroso o de las dificultades por las que estás pasando. Este paso consiste en inicialmente centrarnos en lo “negativo” que nos esté pasando. Es fundamental abrazarlo y admitir sin ningún juicio lo que nos ocurre, aceptando con compasión nuestro sufrimiento sin rechazarlo. Haciendo esto seremos capaces de mirar nuestra experiencia no grata y probablemente descubrir que no es tan dura o difícil como creíamos.

  3. Disfrute de todo lo agradable que estés sintiendo. En este tercer paso te propongo centrarte en los aspectos placenteros del momento presente. Es muy normal que cuando estamos sumidos en problemas o en el dolor nos olvidemos de otros momentos gratos, puede ser algo tan simple como un cosquilleo en el estómago o ver un rayo de sol entrando por la ventana…  Por supuesto, disfrutar de lo agradable no lleva a olvidarnos o a una distracción de lo que no es tan grato, sino dar espacio a todo lo que nos pasa.
  4. Ganar perspectiva. Este paso consiste en ver con más amplitud, profundidad y ecuanimidad tanto los aspectos agradables como los aspectos desagradables de nuestra experiencia, tanto desde un punto de vista interior como exterior.
  5. Mostrar apertura al dolor. Forma parte de la naturaleza humana el evitar el dolor y el aferrarnos a lo placentero. Abrirte al dolor supone tener una actitud bondadosa hacia ti y extender esa actitud hacia los demás, entendiendo que los demás sufren igual que tú.

    Este paso te llevará a vivir la experiencia con empatía y conexión con los demás y contigo mismo.

  6. Vivir eligiendo en cada momento lo que quieres. Este paso es el más difícil, es dejar de ser víctima de las circunstancias y empezar a ser verdaderamente responsable de tu vida.

    Enfrentándonos a nosotros mismos, afrontando lo que nos pasa, tomando conciencia de nuestras debilidades y atreviéndonos a transformarlas en fortalezas.

    Eligiendo y creando una perspectiva más amplia te llevará a no reaccionar, sino a responder, especialmente ante las dificultades de la vida.

La toma de conciencia es una habilidad que se va desarrollando, no es una capacidad que se adquiere cuando nacemos sino la vamos consiguiendo a medida que interactuamos con los ámbitos interno y externo.

Con el fin de complementar lo que te acabo de compartir te dejo este vídeo que habla de lo que es el Midfulness y de la atención consciente.

Alejandro Jodorowsky nos dice “Tu verdadera responsabilidad social, es sembrar conciencia” algo en lo que estoy totalmente de acuerdo y que practico con todas las personas que acompaño en mi día a día.

Después de lo que te he compartido ¿qué vas a hacer para lograr una mayor conciencia? ¿Cuándo vas a empezar a hacerlo?

¡Tú puedes, puedes lograr lo que te propongas, además, te lo mereces!

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso, te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

 

 

 

¿Eres perfeccionista? ¿Te gustaría dejar de serlo?

Foto: pixabay

Mucha gente piensa que para ser excelente hay que ser perfeccionista y es un claro error, pues la excelencia como impulso resulta una gran fuerza pero si se convierte en una obsesión resulta ser un gran freno.

En mi anterior artículo te hablé de cómo reconocer si eres perfeccionista y de sus consecuencias, hoy quiero compartirte algunas claves para dejar de ser perfeccionista y de esta forma lograr más éxitos:

  1. Pon conciencia y analiza. Todo principio de cambio pasa por darse cuenta de lo que nos ocurre y para reflexionar, en este caso, sobre el perfeccionismo se pueden analizar los beneficios y perjuicios de ser perfeccionista, así como las consecuencias y efectos que tiene en tu vida el hecho de ser perfeccionista.

  1. Analiza, planifica y revisa tus expectativas y las expectativas de la/s personas para las que vas a hacer esa tarea, proyecto… antes de comenzar lo que vas a hacer. Establece prioridades y tiempos para la actividad que vas a llevar a cabo y trata de cumplir y finalizar la tarea en el tiempo que hayas decidido, no dediques más tiempo a tareas pensando que así quedará mejor. Atrévete y da el siguiente paso… "Lo perfecto es enemigo de lo bueno" - Voltaire.

  1. Limita el número de opciones a elegir. Intenta tomar decisiones más rápidas limitando las opciones. De esta manera ganarás más tiempo y tu mente quedará liberada para poderte dedicar a otras cosas.

  1. Elige alguna actividad o área para dejar de ser perfeccionista. Es imposible comernos un elefante de un solo bocado pero sí podemos comérnoslo en trocitos. Este ejemplo es aplicable para lo que estoy tratando, es muy difícil de la noche a la mañana dejar de ser perfeccionista, así que elige alguna actividad, asunto o área en la que empezar a ser más flexible y menos perfeccionista.

  1. Nada es perfecto. Además de ser más felices con nosotros mismos, bajaremos el nivel de exigencia hacia los demás. Reconocer que nada es perfecto y que son necesarios los errores para mejorar. Una forma de lograr esto es tomar contacto con la realidad y apreciar que no tiene porqué salir todo bien desde el inicio y que no pasa nada y, sin embargo, es necesario para la búsqueda de la excelencia y de la mejora continua.

  1. Practica el humor y disfruta más. Un perfeccionista tiende a ver todo blanco o negro. Cuanto mayor capacidad de disfrute tengas, mayor perspectiva aportará a tu vida y esto te ayudará a valorar algo como suficientemente bueno.

Además, el reírte de los fallos, defectos, errores o imperfecciones te llevará a sentirte más libre y disfrutar del momento, así como te ayudará a restar importancia a lo que no lo tiene y a encontrar nuevas soluciones para las siguientes veces.

  1. Practica la relajación. El ser perfeccionista lleva en muchos momentos a sentirnos nerviosos o ansiosos, así que te invito a practicar técnicas de respiración, a practicar la meditación, el yoga, el mindfulness… Desde un estado de serenidad es más sencillo obtener claridad mental y por consiguiente tener más objetividad sobre lo que estés realizando.

  1. Vence tus miedos. Deja de ser tan meticuloso con cada detalle de todas las cosas que realizas por miedo a la crítica, miedo a afrontar el siguiente proyecto o desafío o por terminar algo complejo... Una forma de lograrlo es pensando que si lo terminas ya, lo que aún no has empezado puede resultar más interesante que seguir en el bucle de perfeccionismo en el que estás manteniendo sin terminar tu tarea actual. Además, si crees que falta algo, añádelo y con lo que pueda faltar que no eres consciente asume con responsabilidad la consecuencia que pueda suponer.

  1. Cuida tu comunicación contigo y con los demás. Deja de criticarte por lo que no haces bien y deja de criticar a los demás. Hablarte en positivo te ayudará a vivir el momento y ser más feliz. Dejar de criticar a los demás, supone aceptar que los demás puedan pensar y hacer las cosas de forma diferente a la tuya y esto abrirá más tu mente y te ayudará a poder ser más creativo y a encontrar otras posibles soluciones.

  1. Delega o pide ayuda. Acepta que las personas no hagan las cosas como tú las haces y que eso no es malo. Aprovecha al máximo el potencial, conocimientos y actitudes de las personas que te rodean o de los miembros de tu equipo, de esta manera aumentará tu tiempo libre, aprovecharás los recursos que tienes a tu alcance y harás que los demás se sientan motivados, útiles e importantes aumentando su autoestima.

Si eres una persona perfeccionista sabes lo duro que resulta tener y hacer todo perfecto, así como el efecto paralizante que puede causar.

Con el fin de complementar lo que te acabo de comentar te dejo este vídeo: Cómo dejar de ser perfeccionista y ser excelente

Después de lo que te acabo de compartir ¿qué vas a hacer para dejar de ser perfeccionista? ¿Cuándo vas a empezar a hacerlo?

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso y que te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

¿Te cuesta delegar?  ¿Te cuesta mucho tomar decisiones? ¿Crees que haces las cosas mejor que los demás?

Foto de pixabay

Hoy quiero hablarte de "la importancia de dejar de ser perfeccionista" y lo hago porque me estoy encontrando muchas personas a mi alrededor tanto alumnos, como compañeros y familiares que se empeñan en ser perfectos y esto, les está robando, entre otras cosas, muchas oportunidades de lograr nuevos éxitos.

El perfeccionismo, según la RAE, es la tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado. Algunos sinónimos serían: concienzudo, detallista, exigente, cuidadoso, prolijo, exacto, minucioso…

¿Eres una persona perfeccionista? Emol nos recuerda que en diciembre de 2013 The Huffington Post publicó un artículo en el que indicaba 14 signos característicos de las personas perfeccionistas que a continuación paso a explicaros:

  1. Siempre estás dispuesto a agradar. Desde que somos pequeños nuestros mayores, nos premian y castigan en función de nuestros éxitos o logros, por lo que se incentiva el querer gustar y agradar.
  2. Sientes que nunca es suficiente. Un perfeccionista siempre siente que algo les falta y que no consiguen lo que desean, ya que la perfección no existe.
  3. Tienes un alma culpable. Un perfeccionista no se deja ver, no muestra cómo es en realidad, ya que no muestra su fragilidad, ni su vulnerabilidad.
  4. Te cuesta abrirte hacia los demás. Al buscar la aceptación, evitan tocar con los demás sus inseguridades, miedos o debilidades.
  5. Te gusta dilatar. Un perfeccionista teme equivocarse y fracasar, luego dilatan la toma de decisiones y posponen tareas.
  6. Ser del "montón" te pone nervioso. Los perfeccionistas quieren ser los mejores y sobresalir entre los demás.
  7. Criticas a los otros. Una manera de defenderse un perfeccionista es juzgando o etiquetando a los demás, su exigencia les lleva a no aceptar en los demás lo que no aceptan de sí mismos.
  8. Apuntas siempre a lo grande. Un perfeccionista no se arriesga si no piensa que juega a caballo ganador, si no piensa que el proyecto será exitoso.
  9. Lloras sobre la leche derramada, aunque sabes que no debes hacerlo. Los perfeccionistas no admiten los errores y cuando cometen alguno lo toman como un gran fracaso por muy pequeño que sea.
  10. Disfrutas con los errores de los otros. Al no aceptar sus errores cuando otros los cometen se sienten mejor, otro de sus lemas es “mal de muchos consuelo de todos”.
  11. Tomas todo a modo personalUn perfeccionista en lugar de ver el problema cada vez que pasa algo piensan que son el problema.
  12. Sientes nostalgia de tu época escolar. En la época colegial conocíamos fácilmente quien iba bien o mal en los estudios por las notas y esto les hacía sentir seguros a los perfeccionistas.
  13. Te pones a la defensiva cuando te critican. Un perfeccionista se esfuerza mucho por cuidar su imagen y tienden a defenderse ante la más mínima crítica.
  14. Sabes que buscar la perfección te hace daño, pero crees que es el precio que debes pagar por el éxito. Desde su niñez les dicen que “lo que cuesta es lo que vale”. Este es uno de los lemas de un perfeccionista.

El perfeccionismo aunque para muchos puede resultar una conducta positiva puede en realidad provocar serios daños colaterales. Te indico algunos daños que padecen los perfeccionistas:

Pueden presentar problemas físicos. La Universidad de Brock, en Ontario tras un estudio elaborado sobre la relación entre perfeccionismo y salud física de 492 personas, de entre 24 y 35 años de edad, concluyeron que las personas perfeccionistas son más propensas a sentirse mal, y a quejarse de falta de sueño, dolor y fatigas que aquellas que no lo son. E incluso, presentar problemas digestivos, intestinales, cefaleas tensionales, jaquecas, dermatitis, etc.

Un perfeccionista presenta una baja autoestima y una falta de confianza y seguridad, como he indicado rechazan cualquier error, fracaso e imperfección, nunca están conformes con lo que consiguen.

Además de que son personas que temen mucho un fracaso y necesitan siempre ser perfectos y como todo esto es imposible de lograrse en cada momento, pueden sentir mucha frustración e incluso, llegar a estados depresivos.

Los perfeccionistas quieren todo bajo control y son obsesivos. Las personas demasiado perfeccionistas podrían llegar a tener el temido trastorno obsesivo-compulsivo.

También las personas perfeccionistas son pesimistas al marcarse objetivos poco realistas y muy altos, su exigencia les obliga a esforzarse tanto por sus metas que les impide disfrutar de cada momento.

En el artículo paradoja del perfeccionismo puedes ver más síntomas físicos y emocionales.

Thomas Curran nos recuerda que nuestra peligrosa obsesión por el perfeccionismo está empeorando.

Después de lo que acabo de compartir ¿qué vas a hacer para dejar de ser perfeccionista? ¿Cuándo vas a empezar a hacerlo?

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso, yo te responderé a cualquier duda o pregunta que quieras realizarme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

Queremos trabajar desde casa, pero cada día es más importante generar redes de contactos, redes… ¿solo on-line?

Trabajar desde casa o compartir oficina

Foto de Unsplash

Mi abuela decía que el roce hace el cariño. Y es que si eres de los que trabajan desde casa puede que en un momento dado necesites salir de tu palacio, dejarte ver, para que las oportunidades se abran, para conocer a otros que te puedan ayudar a hacer crecer tu negocio, que te inspiren, que te den nuevas perspectivas… Estar con otras personas para que puedas compartir tus penas, problemas, y alegrías con alguien más que con tu mascota.

Y no solo eso, el contacto físico se ha demostrado lo necesario que es. Las relaciones sociales además de ser claves para nuestra salud, nos permiten ejercitar nuestra inteligencia emocional.

Si no, que se lo pregunten a los miles de autónomos que tienen su propia empresa y que acaban saliendo de sus casas para poder relacionarse con otros, para sentir que tienen un grupo en el que sentirse comprendidos, reforzados, y contar con mayores posibilidades. De hecho, ahí están los prolíferos espacios de co-working que unen, que invitan a la creatividad, a sentirte más empresa que trabajador.

Por otro lado, están las personas que quieren tener días para trabajar desde casa, que prefieren la tranquilidad de su hogar (cuando no hay niños, ni compañeros de piso) que el ajetreo y ruidos varios de la oficina porque así son más productivos, sin hablar con nadie, dedicándose solo a lo suyo de manera autónoma y responsable. También hay otros profesionales que prefieren trabajar en casa para ahorrar los largos traslados de 1 y 3 horas diarias, de ida y vuelta al lugar de trabajo.

De hecho, hay empresas que han dejado que cada quien trabaje desde donde quiera el tiempo que quiera y con el tiempo han visto que la persona se desliga. Que deja de estar en el trabajo de campo, de compartir con los compañeros, de vivir el día a día, porque lleva su propio día a día. Y si bien esto puede ser muy efectivo porque te haces el trabajo a tu manera, apelando a los beneficios del jobcrafting, es más difícil contar con alguien que no está. Por eso, algunas de estas empresas que facilitan el trabajo desde casa, han implantado la necesidad de acudir a las reuniones de equipo, al menos una vez al mes, pero incluso solicitan ir por la oficina un día por semana. Otras, sin embargo, ofrecen la posibilidad de no ir a la oficina un día concreto a la semana.

Y aquí se pone sobre la mesa la confianza hacia el trabajador. El trabajo saldrá dependiendo de la responsabilidad y de las herramientas que la persona que realiza el trabajo fuera de la oficina disponga. La responsabilidad hacia el trabajo, unos objetivos claros, unas tareas a realizar concretas, una buena gestión del tiempo, asegurarse que lo que se quiere hacer desde casa se puede hacer y se hace…son claves para que las empresas se decidan a facilitar el teletrabajo. 

Esta confianza puede verse apoyada o frustrada por la directiva europea 2003/88 que obliga a las empresas españolas a tener un registro de las horas que realiza cada trabajador en jornada completa, con la idea de evitar abusos y que la persona no se vea haciendo horas extras si no se han comprometido a ello, según se explica el diario el confidencial, artículo que puedes leer aquí.

Pero ¿qué pasa con las relaciones, con el clima laboral, con la comunicación…? Según estudios relacionados con la motivación hacia el trabajo, como los realizados por Happyforce, el nivel de felicidad o el de malestar de los demás, en un nuevo trabajador se equilibra con el de sus compañeros a partir del noveno mes, pero ¿si no está con ellos? 

Es difícil implicar a alguien que va, hace su trabajo y se marcha. Que trabaja como colaborador externo, va a esa empresa o no va mucho, pero que nunca llega a formar parte de ese grupo, por mucho que sea un proyecto de varios años. Y el sentido de pertenencia a la empresa y al grupo, el sentido de integración, el poder interiorizar la cultura de dicha empresa no se da. Y llega la cena de Navidad y no va porque no conoce a nadie, porque nadie le conoce, porque ni está dentro ni está fuera por mucho que trabaje para esa empresa.  

Por tanto, creo que es necesario que en el caso que alguien decida trabajar desde su casa o desde donde quiera y pueda, entienda que la deslocalización puede tener consecuencias y que hay que plantearse algunas cuestiones antes de hacerlo:

  • El trabajo desde casa no está definido para cuestiones personales sino para trabajar. Dejar claro a los demás que aunque estés en casa estás trabajando y poner ciertas barreras que también te ayuden a ti mismo a entenderlo. Si antes necesitabas ayuda, ahora también.
  • Busca un lugar tranquilo de día y de noche. Piensa en que puede que necesites trabajar cuando todos duermen o cuando vuelven a casa a descansar o cuando estén disfrutando.
  • Necesitas acondicionar/elegir el lugar de trabajo que vayas a tener en casa. Incluye la tecnología que necesites, la conexión a Internet, el teléfono con el que mantenerte en contacto con la oficina, etc. Hay quien separa incluso perfiles dentro de sus ordenadores o tablets para su área personal y para su área profesional, cosa que hoy en día es necesaria por la confidencialidad de datos.
  • Es recomendable ponerte un horario. Si no tienes un horario estricto, puede que termines trabajando muchas más horas, sin medida. Si trabajas todas las horas, no podrás disfrutar como antes de llegar a casa y jugar con tus hijos o no podrás salir con tu pareja porque estarás trabajando. Organízate y prioriza el trabajo en el tiempo de trabajo que te hayas marcado frente a hacerte la comida o poner una lavadora.
  • Ten claros los horarios de las personas con las que trabajas porque puede que llames cuando están en su reunión de los viernes o porque es su hora de comer. Tú ya no sigues ese ritmo y se te puede olvidar.
  • Determina, si no lo hace la empresa, los momentos en los que vas a pasar por la oficina, cuándo es indispensable que vayas, cuándo es mejor para ti tener una conversación en persona que por skype o por teléfono, cuándo tu propio trabajo saldría mejor si estuvieras enterado en el momento, en directo, en contacto con los compañeros… Es decir, define en qué momentos tu tarea requiere de los demás y los demás requieren de ti. Determina también, cuándo es más eficiente estar presente.

A veces en el trabajo preferimos estar solos y a veces es más importante estar en buena compañía. En las empresas hay que jugar un papel crucial hoy en día con el clima laboral y también para ser buenos empleadores. Cuestiones como el employer branding o la employee experience marcan su futuro.

¿Quieres tener a todo el personal contento? Yo creo que solo hay una base para ello: conócelo. Y así podrás decidir si trabajar desde casa es la opción. No todo el mundo lo desea y otros, no pueden porque su trabajo es cara al público. ¿Cuál es tu caso?

Raquel Bonsfills

Un año más acaba, y con él unos días de reflexión y nuevos propósitos.

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Aunque podemos comenzar nuevos hábitos y ponernos objetivos en cualquier momento, es bueno aprovechar estos ciclos de la vida para este tipo de revisiones. Cerrar un ciclo y abrir otro es motivador y nos llena de energía para nuevos retos. Es como un reseteo natural.

En esta época, muchas personas se entregan a la retrospección y reevalúan algunas de sus elecciones del año que pasó. Las resoluciones de año nuevo son la oportunidad perfecta para todos aquellos que no han podido comenzar a hacer los cambios que dijeron que harían la siguiente semana, el mes que viene, o quizás cuando comience el invierno. A través de la PNL (Programación Neurolingüística) y de la imitación de cualidades positivas de otras personas, intenta poner en práctica esa capacidad luchadora que tienes dentro de ti mismo.

Existen personas que se predisponen de una forma negativa ante la situación de afrontar la vida (el día a día). Cuando tengas algún tipo de verdad absoluta que resulta irracional hazte la siguiente pregunta: ¿De verdad es imposible?  Cuida tú diálogo interior y evita utilizar palabras de valor absoluto del tipo siempre o nunca porque causan una gran rigidez mental. La vida está llena de matices, por tanto, vive, disfruta y sé feliz.

Desde 2miradas creemos que es importante que miremos desde otra perspectiva, empecemos algún proyecto nuevo que nos aporte, nos de otro rumbo, que nos enseñe…

Por eso, para ayudarte con tus propósitos de este año queremos hacerte un regalo para cambiar hábitos, para cambiar rutinas, para sumar aprendizajes, en definitiva, tener un año más positivo, que nos haga crecer como personas en todos los planos de nuestra vida.

Para tu mejora profesional Raquel Bonsfills quiere regalarte su libro sobre liderazgo "La principal tarea del líder acompañar personas"

Además, para este nuevo año que ha comenzado queremos que avances en tu negocio por lo que te ofrecemos la posibilidad de avanzar con estos cursos gratuitos, donde reforzaras habilidades y actitudes empresariales en el sector del comercio.

¡Feliz 2019!

Querido compañero,

¿Cómo identificas un problema? ¿Qué tienes en cuenta para identificar un problema?

Toma de decisiones

Una de las principales tareas en nuestro día a día es resolver problemas. ¿Cuántas veces has escuchado la frase: “tengo un problema”? Según la wikipedia un problema  se puede definir como la contradicción desfavorable de "lo que es" entre "lo que debe ser". Un problema suele ser un asunto del que se espera una solución, aunque ésta no siempre sea obvia.

Existen muchas clasificaciones sobre los problemas, por ejemplo, basándose en el número de soluciones posibles puedes encontrar:

  • Problemas convergentes, que son aquellos que tienen una solución única o un conjunto de soluciones definida. Algunos problemas convergentes serían: responder algo de memoria, resolver un problema matemático, concluir un razonamiento, encontrar una definición en un diccionario, etc.
  • Problemas divergentes, son aquellos que tienen un número no determinado de respuestas posibles y que dependen de la creatividad de la persona, por ejemplo: el realizar una publicidad de un producto, cómo conseguir 1.000€ en una semana, cómo reparar un objeto que se nos ha roto, etc.

Sean como sean nuestros problemas, la dificultad está a la hora de afrontarlos. Muchas personas ante un problema se bloquean, no saben responder o encontrar soluciones aceptables o no reaccionan de manera adecuada cuando les llegan los problemas...

Y para poder resolver el problema que se nos haya planteado de la mejor manera posible, es fundamental comenzar por identificar y analizar el problema en cuestión.

Algunas preguntas que pueden ayudarte a identificar un problema pueden ser: ¿Cuál es el origen del problema? ¿De dónde viene el problema? ¿Qué puntos de vista se han considerado? ¿Qué tipo de razonamientos han surgido?¿Es realmente un problema para mí?

A continuación voy a compartir algunos pasos para poder identificar un problema:

  • Paso 1: Análisis sintomático de la situación: donde reconocemos que algo no ha salido bien o no hemos conseguido los resultados esperados. Puede que veamos una amenaza en el futuro si no modificamos la situación actual. A veces, pasar por alto algo hoy, puede suponernos un problema mañana.
  • Paso 2: Detección de las causas de los Problemas: este paso consiste en detectar los síntomas del problema que nos conducen a su causa. A veces lo que aparece a simple vista es sólo la punta de un iceberg. La técnica de los 5 por qué, nos puede ayudar en esta tarea.
  • Paso 3: Asignación de prioridades: una vez detectados los problemas que tenemos, debemos ordenarlos por orden de importancia para trabajar su solución por partes. Ya que si empezamos con todos a la vez, correremos el riesgo de no resolver ninguno de ellos. Para ordenarlos adecuadamente, pensaremos en los plazos y en el impacto que puede tener cada uno de ellos.
  • Paso 4: Redacción del problema: el enunciado del problema tiene que ser conciso, y debe identificar la desviación a resolver, es decir, la desviación que existe entre la situación deseada y la situación actual. “Las palabras que utilizamos para definir un problema, en cierta manera están orientando la dirección de la solución”.

Además de todas las claves que te he planteado, date tiempo a identificar el problema y prepárate para que tus miedos o bloqueos no te paralicen o te hagan dejar de ser objetivo, impidiendo de esta manera el que puedas llegar a encontrar la mejor solución.

Te dejo un vídeo de la película "Moneyball" donde podrás ver la dificultad de identificar un problema, y espero que ahora que conoces estos pasos, pueda resultarte algo más sencillo resolverlo.

Después de lo que te he compartido ¿qué vas a mejorar cuando identifiques un problema? ¿Cuándo vas a empezar a hacerlo?

¡Tú puedes, puedes lograr lo que te propongas, además, te lo mereces!

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso y que te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

Hay momentos en el día a día de los negocios que nos llenan de frustración, que nos suponen fracasos, que nos desaniman y abaten a todos o algunos miembros de los equipos.

 Frustracion

La frustración, como dicen Ramiro y Miguel Ángel Calle en su libro "Cambiando tus zonas erróneas", podemos definirla como "privación total de lo que esperábamos". Y surge cuando, por ejemplo, ponemos todo nuestro esfuerzo en que salga un proyecto, en conseguir a ese cliente, en lograr una oportunidad...y esto se viene abajo, se trunca, se desvanece quedando sin efecto, perdiendo todas las ilusiones.

En ese momento las emociones emergen. Hay desánimo, descontento, decepción, notamos el cansancio acumulado que mientras estábamos en la lucha no sentíamos. Y como las emociones se contagian, nos dejamos llevar por la influencia de la mayoría y la conformidad.

Entonces, llega el jefe y dice "Vamos, ¡no te desanimes!". ¡Error!

Primero porque nuestro cerebro no entiende el "no" y se queda con "desanímate". Y sí, desanímate ahora, que es cuando corresponde. Mañana ya será otro día. Las emociones han de sentirse en el momento y no guardárnoslas porque si evitamos sentir lo que toca se puede llegar a estancar en nuestro cuerpo y un día nos sale de forma desproporcionada sin saber por qué. Además, hay que vivir la emoción pertinente. Si es una pérdida tocará sentirse triste, y no reírnos a carcajadas. 

Por tanto, hemos de permitir que se expresen las emociones que han de tener lugar, y acompañar en el sentimiento de fracaso.

Y ¿cuál es el siguiente paso? Como ya veíamos cuando hablábamos de la superación personal, saber que tenemos la capacidad de salir adelante nos va a ayudar. Como también ayuda saber que en todo entrenamiento, cuando llegamos al límite aún podemos hacer una más, y ésa es la que más vale. Por eso, es importante seguir y continuar. Perseverar.

Tendremos que recapitular y reflexionar sobre lo sucedido para procurar no cometer los mismos errores, si los hubiera, y aprender de ellos. El aprendizaje nos ayudará a avanzar.

 Desarrollo, avance

En determinados momentos, necesitamos consolidar los avances, esto es necesario para el desarrollo de la empresa, nos permite coger destreza y afianzar el cambio. Después de un tiempo, el entorno, la vida, la supervivencia de la empresa requerirá un nuevo paso, volviéndonos a superar.

Y aunque hay miedos y resistencias para salir a comernos el mundo de nuevo, sólo hay que dar el primer paso para volvernos a poner en movimiento con nuevos objetivos. Como hacemos cuando aprendemos a montar en bici de niños, nos cuesta dar los primeros pedales, son irregulares, y luego, se aprende y se coge ritmo rápidamente.

Como responsables de equipos, hemos de acompañar en esta superación de las situaciones menos favorables, ayudando a comprender que hay momentos mejores y peores, que hay perspectivas diferentes ante un mismo hecho, que un obstáculo puede convertirse en una oportunidad.

Y sobre todo, provoquemos la actuación sobre lo que sí podemos hacer, lo que depende de nuestro equipo, de cada uno de los miembros y de todos en conjunto. Porque lo que depende de nosotros, es lo que podemos cambiar.

¿Quieres ayudar a tu equipo a superar los obstáculos?

Te espero aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills

He estado últimamente pensando en la importancia de la superación y en poder acompañar a los equipos a que se superen y a que superen los vaivenes y baches que, a veces, frenan o golpean a nuestros departamentos.

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Podemos llegar más lejos de lo que creemos, somos más fuertes de lo que pensamos, y tenemos mayor capacidad de aguante y resistencia de lo que sentimos, incluso resiliencia, como ya comenté en un artículo anterior.

Tenemos muchísimos ejemplos de esto, como el que os dejo en este vídeo:

Sin embargo, hemos también de cuidar de nosotros mismos, y conocer nuestros límites. Hablamos a veces de heroicidades que atentan contra nuestra vida o nuestra salud, sin ser una cuestión de supervivencia, llevando al extremo la superación personal o profesional, con una excesiva sobre-exigencia.   

Superación

Os recuerdo la definición de superación. Según la RAE es: Acción y efecto de vencer obstáculos, exceder límites y dejar atrás.

Cuando nos superamos, se amplía nuestra zona de confort, ampliamos nuestro mapa mental y crecemos.  ºan situaciones que nos obligan a superarnos de forma forzada, y esto suele dejarnos ciertas "heridas" que hemos de ayudar a cicatrizar.

Por ejemplo, en el caso de equipos que han trabajado duro por conseguir un proyecto y no ha salido. Es un tiempo dedicado, un esfuerzo, una ilusión que se ha desvanecido. Hay que recuperarse y seguir adelante, acompañando al equipo también emocionalmente. Dejar atrás este proyecto y coger fuerzas para afrontar uno nuevo, con un nuevo objetivo y una ilusión renovada. ¿Cómo lo hacemos?

 Me he dado cuenta que todos nos superamos muy a menudo en nuestra vida. Cada vez que queremos avanzar hacemos algo que no habíamos hecho hasta entonces, rebasando nuestros límites conocidos. Por ejemplo, visto desde nuestra perspectiva personal, serían situaciones como: casarnos, irnos a vivir solos, tener un hijo, salir de nuestra ciudad natal, aprender otra lengua...

Por tanto, la superación tiene mucho que ver con querer, atreverse y con el aprendizaje.

Y visto desde nuestra perspectiva profesional, podemos encontrar situaciones en las que nos superamos como: comenzar unos estudios, aprobarlos, trabajar en una empresa, montar una empresa propia, cambiar de puesto, proponer una campaña diferente de marketing... Estamos continuamente realizando tareas y acciones nuevas  para crecer profesionalmente.

Entonces, la superación, también tiene mucho que ver con la acción, la innovación y la mejora continua.

Necesitamos superarnos para avanzar en el camino de nuestra vida.

Y tú, ¿quieres superarte?

Te espero aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills

Seguramente en varias ocasiones has dicho “no puedo” y/o te has visto envuelto en situaciones que sentías que te superaban, que las valorabas como complicadas o difíciles. En consecuencia, tus acciones mostraban comportamientos que ni tú pensabas que adoptarías.

resiliencia 

En los momentos en los que nos vemos desbordados, una de las diferentes herramientas que podemos poner en práctica es saber que los seres humanos tenemos capacidad de resiliencia.

El concepto de resiliencia se ha extrapolado del ámbito industrial a la psicología y se puede definir, siguiendo la R.A.E., como “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”. Es decir, que todos nosotros tenemos la capacidad, en mayor o menor medida, de superar situaciones que nos mantienen en un estado de incertidumbre y desasosiego. Sabiendo esto, ¡podemos con lo que nos echen!

Es importante saber que la capacidad de resiliencia tiene varias ventajas y una muy importante es: se puede entrenar. ¿Cómo?

  • Analizar y aceptar la situación. Conocer los hechos, separar las partes diferenciables que podrían tener soluciones distintas, aceptar y asumir lo que es y lo que no es. Tomar responsabilidad en lo que esté en nuestra mano y pedir ayuda en lo que no, buscando facilitadores en las áreas que no dependen de nosotros.
  • Con una mentalidad superadora. Esta mentalidad de crecimiento fue así descrita por la profesora en psicología Carol Dweck, que como resume Juna Albert en su libro “Feliz Vida”, es un estado mental en el que se generan creencias positivas sobre uno mismo y sobre el universo, permitiendo tomar una perspectiva de valentía y confianza, utilizando la curiosidad para superar el miedo a lo desconocido. Cuando actuamos con optimismo auténtico es cuando elegimos construir esta mentalidad superadora.
  • Planteando alternativas. Resistirnos puede hacer que nos rompamos mientras que movernos al son que tocan nos permite seguir avanzando más o menos rápido, más o menos estilosamente, más o menos acertados. Pero si tenemos claro cuál es el objetivo, el deseo de superación, ¡podemos probar numerosas opciones para alcanzarlo!
  • Mantener el foco en que podemos superarlo, en las soluciones,  manteniendo la esperanza y siendo firmes en nuestra decisión de conseguir aquello que queremos, lo que queremos resolver.
  • Relativizar, desdramatizar, incluso reírse de la situación, aunque sea con ironía, nos libera de peso emocional.
  • Actitud de oportunidad para afrontar retos en lugar de victimismo, extrayendo el aprendizaje y realizando una buena gestión del fracaso, porque ser consciente de un error nos acerca más a un éxito.

Y como colofón a este post os dejo una canción, porque para desarrollar la capacidad de resiliencia es necesario también tener momentos de autocuidado y relajación, para poder seguir superando todo lo que la vida nos depare. ¡Que la disfrutéis!

 

 

 

 

¿En qué nivel está tu capacidad de resiliencia?

Te espero en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills