Tag Archives for desarrollo-personal

Estamos en un momento en el que lo que sabemos de los demás, especialmente a través de las redes sociales, parece todo maravilloso. En el que triunfan las frases que nos dan más esperanza, nos hablan de amor, valoración o nos producen alegría. ¿Es un espejismo de la vida o es en realidad un anhelo o un deseo de plasmar los mejores momentos para afianzarlos en nuestra memoria? ¿No queremos mostrar los momentos oscuros que todos vivimos en algún momento? ¿Sabes cómo superar tus momentos oscuros?

Más que nunca necesitamos el calor de una buena compañía, pensar que las cosas van a salir bien, que el esfuerzo se va a ver recompensado, creer que somos capaces de conseguir lo que deseamos, que encontraremos el amor verdadero o que podremos vivir una vida más sosegada, con un mayor bienestar personal y profesional.

Sin embargo, el hecho de necesitarlo es el reflejo de la carencia en la que podemos estar viviendo. Carencia a veces real y otras veces, como un sentimiento, un pensamiento distorsionado o una falta de objetividad ante nuestra propia situación. En cualquier caso, lo vivimos como un “momento oscuro”.

¿Qué son los momentos oscuros?

En mis propias palabras, los momentos oscuros son aquellos en los que sientes que estás como dentro de un hoyo, en el que te cuesta ver la luz o el camino para seguir adelante, por mucho que hagas. Donde las emociones juegan un papel importante, ganando o prolongándose en el tiempo los sentimientos más desagradables, que nos pueden llevar a enfermar.

Los momentos oscuros se nos presentan por diversos motivos y en áreas diversas de nuestra vida: cuestiones de salud, familiares, de pareja, laborales, relacionales, económicos,… Suelen llegar para ayudarnos a darnos cuenta de algo que hemos de aprender para crecer. Son estímulos para llevarnos a cambios.

La situación que lo desemboca nos supone un reto o una exigencia en la que nos vemos envueltos y que nos saca de la rutina o de la sensación de equilibrio. Y ahí es donde surgen las ansiedades, los conflictos, las añoranzas de tiempos pasados mejores, la huida, la autoexigencia, la comparación, e incluso, el vivir “como si” no pasara nada o no fuera con nosotros.

En todo caso, es una situación sobre la que hay que actuar, por nuestro propio bienestar y salud tanto física como mental. Es imperativo aprender a superar momentos oscuros.

¿Cómo manejamos los momentos oscuros?

Suele haber dos tipos de posiciones ante estos momentos:

  • “Yo soy culpable”
  • “Los demás, el otro, el mundo son los culpables”

El primer error es pensar en culpabilidad. No hay culpables. Normalmente hay hechos y consecuencias. Los hechos ya se han dado, así que, la opción que tenemos nosotros es la de actuar en consecuencia o no hacer nada, que también es una forma de actuación que tiene sus propias consecuencias.

La segunda cuestión es que ni todo soy yo, ni todo son los demás. Es posible que los demás y el mundo gire sin nosotros y hemos de darnos cuenta que casi nunca lo hacen por fastidiarnos, sino que cada uno actúa creyendo que hace lo mejor, o puede que no sepa hacerlo de otro modo. También hay sucesos incomprensibles, e ilógicos a nuestro entender, donde el objetivo no es buscar la causa sino cómo vivir tras ello. Por otra parte, es muy probable que yo haya permitido que algo sucediera por no haber puesto límites, no haber tenido el cuidado necesario o no haber tomado otra clase de decisiones. Como ves, hay numerosas variables que tratamos de justificar para buscar explicaciones a situaciones que nos desequilibran porque necesitamos comprender. Nos preguntamos ¿por qué? en todas sus versiones: ¿por qué a mí? ¿por qué hizo…? ¿por qué lo hice?... Y muchas veces cuando no encontramos esas respuestas rellenamos la historia de forma que nuestra respuesta tenga sentido.

¿Cómo nos recuperamos de momentos oscuros?

1º Análisis, enfado, tristeza

Lo principal para superar momentos oscuros es entender que es un proceso. No se cura en un día ni hay método milagroso cuando has de aprender algo para recuperar tu equilibrio. Para los que, como yo, nos impacientamos, has de saber que esa inquietud solo va a hacer que te frustres más. Llevará el tiempo necesario, ni más ni menos.

  • Haz un análisis de la situación en la que te encuentras de la forma más objetiva posible. Afrontar la realidad tal cual es, puede llevarnos a querer negarlo, a no querer ver lo que ciertamente estamos viviendo, sintiendo y pensando porque reconocerlo es asumir que estamos en el hoyo, donde ni en nuestros peores sueños nos gustaría vernos.
  • Una vez ahí, es muy probable que te enfades. Que entres en el por qué del que hablábamos antes. Es el momento de ver lo injusto de la situación. Es tiempo de reproches, de quejas y fastidio con uno mismo y con los demás. Permítete el enfado porque es parte del proceso. Necesitas sacar todo ese cúmulo de emociones generadas y contenidas. La recomendación aquí es que lo escribas. Poniendo todo, con toda tu rabia. Desahogándote. También puedes utilizar técnicas para la gestión de la ira que te permita canalizarla de una forma sana para ti y para tu entorno.
  • Cuando ya hayas despotricado todo lo necesario, la tristeza tocará tu puerta. Es el momento de rendirse a la evidencia. Es el reconocer la pérdida, la carencia, la falta de aquello que pensabas necesitar para haberlo evitado, si es que se podía, o reconocer que no tendrás lo que esperabas. Es un momento en el que las fuerzas fallan porque aflojamos y dejamos de pelearnos con lo sucedido. Aquí es donde nos sentimos más vulnerables. Pero date cuenta de algo: ya estás en la mitad del proceso. A partir de aquí, comienza la verdadera recuperación.
    • Por eso, llora todo lo que necesites, permítete no estar para nadie, o para nada, en la medida de lo posible. No te exijas nada para no gastar tus pocas fuerzas más que en lo imprescindible. Es el momento en que de verdad toca autocuidado. Déjate querer. Pide que hagan cosas por ti, que te liberen de carga.
  • Así podrás ir recuperando la energía, y ayúdate con aquello que te haga sonreír, que te genere bienestar. Es tiempo de hacer lo que te guste, de activar las hormonas de la felicidad, de abrazar, de leer lo que te apetezca, de visitar lugares en los que puedas ser tú y a la vez sentirte cómoda. Es el momento de hacer entender al cuerpo que puede estar bien, por lo que activa tus sentidos con sensaciones corporales placenteras y hazte consciente de ellas.

2º Creatividad, aceptación, aprendizajes

  • Con más fuerza descubrirás que se irán abriendo opciones a las que antes no aspirabas siquiera pero que ahora sí te sientes capaz de acometer. Se irá despertando tu creatividad para plantear alternativas de posibles actuaciones. Con tranquilidad para no caer de nuevo en la exigencia. Valorando qué es más fácil para comenzar, o qué opción es más tú. ¿Qué oportunidades se presentan ahora? ¿Qué no habrías pensado nunca que harías o pensarías y te lo estás planteando ahora?
  • Aceptada la situación inicial, es el momento de dar el siguiente paso para continuar el viaje de tu vida. Aceptar lo que fue (pues ya habrá pasado un tiempo y hay que dejar el pasado en el pasado) y avanzar.
  • Por último, y como algo en lo que no solemos parar a revisar porque ya estamos de nuevo caminando, es la importancia de reconocer lo aprendido. ¿Qué creencias has desterrado? ¿Qué nuevas creencias te han ayudado a seguir adelante? ¿De qué te has dado cuenta en este proceso? ¿Qué nuevas habilidades has desarrollado? ¿Qué actitudes te han sido útiles en este tiempo? ¿Qué has aprendido?

La voluntad, el amor por la vida, la disposición de superación, la resiliencia y sobre todo, el optimismo van a ser tus grandes aliados para superar momentos oscuros. Vas a sanar, porque te lo mereces, porque brillas aun con el alma rota, porque sonríes incluso con lágrimas en los ojos, y este trance solo ha sucedido para demostrarte que has de creer más en ti. Las cosas volverán a ser fáciles.

También recuerda que pedir ayuda no es una muestra de debilidad, sino que solo los valientes y los que saben hasta dónde pueden llegar y qué se escapa de sus manos, se rodean de aquellos que saben más y que tienen más herramientas para alcanzar el objetivo de forma más fácil y rápida y superar momentos oscuros.

Y si quieres, te acompaño en el proceso, pues como tú, también aprendo en el camino del crecimiento.

Mucho ánimo. Solo es un momento oscuro. Pasará.

Raquel Bonsfills

Querido compañero,

¿Sabes si lideras tu vida? ¿Qué conlleva autoliderarte?

El autoliderazgo es un concepto fundamental en el desarrollo personal y profesional. Se refiere a la capacidad de guiarnos a nosotros mismos de manera efectiva, motivarnos y tomar decisiones conscientes que nos lleven hacia el logro de nuestros objetivos.

Ya en mi libro: Tú puedes ser líder de ti mismo y de tu organización escribo que no se puede liderar a un equipo, si uno no sabe liderar su vida.

El autoliderazgo genera, entre otras cosas: equilibrio emocional, serenidad, cordialidad, afabilidad, respeto, saber estar, ilusión y entusiasmo.

Claves del autoliderazgo en tu vida

La persona que sabe liderar su vida se comporta de forma: clara, trasparente, comprensiva, dialogante, firme, decidida, realista, resiliente, trabajadora, estable, optimista y sabe dar sentido a su vida.

Quisiera compartirte algunas claves de lo que conlleva liderar tu vida:

  • En primer lugar, el autoliderazgo implica autoconocimiento y autoconsciencia, es decir, tener claridad sobre nuestros valores, metas y propósito en la vida. Es importante conocer nuestras fortalezas y debilidades, así como nuestras pasiones y motivaciones. Esto nos permite establecer metas realistas y alineadas con nuestros valores, lo que nos brinda una dirección clara y nos ayuda a mantenernos enfocados en el camino hacia el éxito.
  • Además, el autoliderazgo conlleva asumir la responsabilidad de nuestras acciones y decisiones. Significa reconocer que somos los únicos responsables de nuestro propio crecimiento y desarrollo. Esto implica dejar de lado la mentalidad de víctima y adoptar una mentalidad de madurez, en la que nos empoderamos para tomar el control de nuestras vidas y asumir la responsabilidad de nuestros resultados.
  • El autoliderazgo también supone la capacidad de autorregularnos emocionalmente. Significa ser conscientes de nuestras emociones y saber gestionarlas de manera saludable. Esto conduce a controlar el estrés, mantener una actitud positiva y optimista, y ser resilientes frente a los desafíos y obstáculos que se presenten en nuestro camino.
  • Además, el autoliderazgo trae consigo la capacidad de tomar decisiones efectivas. Significa evaluar las opciones disponibles, considerar las consecuencias y tomar decisiones basadas en la información y el análisis. Esto supone también confiar en nuestra intuición y en nuestra capacidad para tomar decisiones informadas y acertadas, así como el estar abierto a ajustar nuestras decisiones a medida que adquiramos nuevas experiencias y conocimientos.
  • El autoliderazgo implica la capacidad de motivarnos a nosotros mismos y mantenernos enfocados en nuestras metas. Significa establecer hábitos y rutinas que nos impulsen hacia el éxito, como la planificación, la organización y la disciplina. Además, ante los obstáculos es necesario poseer una actitud positiva y ser capaces de encontrar una ventaja competitiva en la adversidad. También comporta mantener una mentalidad de crecimiento, estar dispuestos a aprender y crecer constantemente. Y para motivarnos es necesario valorar tanto o más el proceso que el resultado. Te comparto que las personas que disfrutan del camino y de la meta son capaces de recorrer largas distancias.
  • Por último, el autoliderazgo entraña saber en qué momento es necesario parar o evadirse para evitar la saturación. El que lidera su vida tiene un equilibrio entre tus diferentes roles y responsabilidades, se asegura de tener una vida plena y satisfactoria. Encuentra tiempo para el autocuidado, las relaciones significativas, el ocio y la diversión, y sabe desconectar mental y emocionalmente, lo que le permitirá reducir la ansiedad y el estrés y esto nos llevará a ser más productivos.

En resumen, el autoliderazgo es esencial para nuestro crecimiento y éxito personal y profesional. Nos permite dirigirnos a nosotros mismos de manera efectiva, tomar decisiones conscientes y mantenernos enfocados en nuestras metas. Al desarrollar nuestras habilidades de autoliderazgo, podemos alcanzar nuestro máximo potencial y vivir una vida plena y satisfactoria.

¿Qué otras cosas crees que implican liderar tu vida?

Te recuerdo una frase de Stephen Covey: “El liderazgo personal no consiste en una sola experiencia. No empieza y termina con la redacción de un enunciado de la misión personal. Se trata más bien de un proceso que consiste en mantener en mente la propia visión y los propios valores, y en organizar la vida para que sea congruente con las cosas más importantes.”

Después de lo que te acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para liderar tu vida?

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

Acompañar etimológicamente está relacionado con compartir el pan junto a alguien y el diccionario de la Real Academia de la Lengua nos lleva a estar en compañía de alguien. El líder acompaña, el terapeuta acompaña, el amigo, acompaña, el coach acompaña, el colega acompaña, el profesor acompaña, el psicólogo acompaña, tu pareja también te acompaña en tu viaje de vida. Y ¡tantos otros!

¡Te acompaño!” es esa frase que nos ha sacado una sonrisa cuando nos la ha dicho un amigo, esa frase que normalmente se agradece porque suele salir del corazón. Y es que para decirla hay que querer. No es obligado. Quizá sí lo era cuando de niños nos lo imponían nuestras madres para dar seguridad a nuestros hermanos pequeños. Sin embargo, aprendimos a acompañar en situaciones más livianas, que hemos incorporado como parte de la educación social como, por ejemplo, cuando tienes visita acompañar a la puerta para despedirte; o elegimos acompañar a nivel laboral como, por ejemplo, nosotras en procesos de desarrollo personal o profesional.

Sin embargo, hay puestos de trabajo como el de responsable, jefe, directivo, o de toda persona que tenga un equipo a su cargo, que el acompañar toma un sentido aún más necesario, porque ese pan que se comparte es el fin último, el propósito, del trabajo que realizamos y de lo que se trata es de acompañar al equipo a lograrlo. También en equipos de alto rendimiento o los verdaderos equipos, se acompañan mutuamente para lograr sus objetivos.

Y por supuesto, hay profesiones que en sí mismas están creadas para acompañar a las personas que lo necesitan como trabajadores sociales, mentores u orientadores que desempeñan puestos de acompañamiento laboral, por citar algunos ejemplos.

Beneficios de sentirse acompañado

¿Por qué acompañar? Somos seres humanos y seres sociales. Necesitamos generar vínculos porque eso nos ayuda a sobrevivir. Juntos somos más fuertes.

Al acompañar se desarrolla un compartir que ayuda a generar oxitocina, que es una de las hormonas de la felicidad. Si se acompaña de una caricia, un abrazo o de un contacto físico sutil, las células de nuestro cuerpo guardarán la experiencia intensificando la sensación de calidez y promoviendo mayor bienestar.

Sentirse acompañado reduce el miedo ante lo que sucede y alivia. Como decía Sancho en el Don Quijote de la Mancha: “todos los duelos con pan son menos” porque sentirse acompañado reconforta.

No se trata de que haya muchas personas alrededor o solo una, lo que influye es cómo nos sentimos, lo que recibimos de quienes tenemos cerca y si nos dan lo que precisamos de forma oportuna, de si eso nos hace sentirnos más queridos.

Acompañar es un arte

Hemos de saber que para acompañar o más bien para saber acompañar adecuadamente hay unas claves que nos van a ayudar a generar todo eso que de forma oportuna necesita y aporta al otro. Es decir, si queremos acompañar mejor es importante tener en cuenta lo siguiente:

Atención

  • Atención. Acompañar es estar atento a lo que el otro necesita. Es poner nuestra mirada en el otro para percibir sus inquietudes y anhelos. Si prestamos atención sabremos cuándo hemos de quedarnos o irnos porque saber acompañar también es saber dejar tranquilo, dar serenidad, sosiego, no forzar. Solo estando atentos podrá fluir de una forma más sana nuestro acompañamiento.
  • Compañía

    • Compañía. Se trata de ir con el otro, de estar. Siempre doy gracias a la era de la comunicación y a todos los desarrolladores de tecnología que nos facilitan herramientas para estar cerca de los demás aun estando a miles de kilómetros. Y aunque no podamos estar presentes físicamente, deberás tener el pensamiento y el corazón con la persona a la que acompañas.

    Organizarte la agenda

    • Organizarte la agenda. Acompañar requiere un tiempo que has de reservar para esa persona. Según en qué acompañes necesitarás más o menos tiempo y aunque sea para enviar un mensaje que le haga saber que estás ahí, ese tiempo que das es un regalo para el otro que podrías estar utilizando en cualquier otra tarea. Así que si alguien te importa, organiza tu agenda, ponte recordatorios, queda, llama y dedícales tu tiempo.

    Meta

    • Meta. Normalmente al acompañar vas con una meta en mente. Puede que la meta de una pareja sea el “para toda la vida”. La meta de un amigo sea hasta la puerta de su casa, mañana a comer, y así a base de ratitos, puede ser por muchísimos años. La meta de un psicólogo puede ser hasta sanarte o la del líder hasta que se cumplan los objetivos o el propósito que tu trabajo conlleva. Plantéate hasta dónde estás dispuesto a acompañar.

    Plan

    • Plan. Alcanzar cualquier meta requiere de un plan. Incluso cuando acompañamos en un proceso de coaching hemos de seguir unos pasos que hacen que el método funcione. O cuando acompañamos a las personas en su trabajo, como responsables de equipos, hemos de planificar desde la contratación de una persona hasta el seguimiento del trabajo o el entrenamiento que va a requerir para saber desempeñarlo adecuadamente.

    Apertura

    • Apertura. Tanto mentalmente como emocionalmente hemos de abrirnos al otro, a que su forma de caminar sea diferente a la nuestra, a que su manera de ver la vida no sea como la nuestra o a que le resulte más fácil de otro modo a como nosotros teníamos pensado. Así que acompañar requiere de flexibilidad y capacidad para ver el mundo desde los ojos de quien acompañamos.

    Aledaño

    • Aledaño. Hace referencia a que va al lado y a que tiene un límite, que tú no eres el otro. Ahí es donde radica la empatía y desde la Gestalt el entender que yo no soy tú, que en el fondo aunque coincidamos o hayamos decidido compartir camino, cada uno tiene sus propios intereses y motivaciones para caminarlo. Se trata también de respetar a quien acompañas.

    Amor

    • Amor. Seguro que piensas que esto puede ser demasiado si hablamos de líderes o profesionales que te acompañan en procesos. Sin embargo, desde mi punto de vista es todo lo contrario. No podemos acompañar al otro si no le miramos desde el amor, no un amor romántico, pero sí un amor que admira, que cree en su potencial, que sabe ver lo bonito que hay dentro de cada persona, que no juzga, sino que te pone mucha compasión con una mirada apreciativa.

    Real

    • Real. No acompaña el que se imagina acompañando, sino el que lo hace. El acompañamiento requiere de una acción real, aunque sea un whatsapp de estoy pensando en ti. El acompañamiento ha de ser tácito, tangible y que el acompañado sienta que estás ahí. Así que has de encontrar la vía para hacérselo saber.

    Por todo esto, acompañar es un arte que, como casi todo, se puede aprender. Tiene mucho de actitud, de querer hacerlo, de proponérselo y de disfrutarlo.

    Ahora que lo sabes, ¿qué vas a hacer para acompañar mejor a quienes te rodean? Por cierto, la recompensa de acompañar no es solo para quien recibe tu compañía sino también tú al acompañar te sientes mucho más feliz porque la generosidad llena más el corazón de quien da.

    Te acompaño en el camino del crecimiento.

    Raquel Bonsfills

    No nos gusta que nos cambien los planes, ni que nos saquen de nuestro “mundo”. Solo lo aceptamos a regañadientes cuando está justificado o le vemos cierto sentido. Sin embargo, a veces pequeñas acciones o cambios en lo que tenías previsto pueden tener un efecto maravilloso en los demás y, en consecuencia, en ti.

    Se trata de cubrir necesidades o deseos que el equipo o las personas de tu alrededor tienen y que, aunque a nosotros no nos parezcan importantes, la persona que lo recibe agradece. A veces solo es cuestión de ser detallista.

    La dificultad de cambiar lo que tenías en mente

    Cuando tenemos un plan establecido en nuestra mente como, por ejemplo: “cuando llegue al trabajo lo primero que voy a hacer es responder el email de Rocío y después llamar a Juan para resolver el tema pendiente de una vez. Hecho eso, ya me podré poner tranquila con mi parte del proyecto para avanzar, que he de terminarlo para el viernes”, es bastante fácil que algo suceda que interrumpa mis planes. Sin embargo, en ese caso la interrupción no sería algo que yo decido, sería un ladrón del tiempo ajeno que me veo “obligada” a gestionar.

    La dificultad está en recalcular y sucede por varios motivos:

    • Estamos orientados al logro. Cuando nos planteamos hacer algo o conseguir algo, nuestro cerebro se pone en disposición de lograrlo. Esto es bueno para ayudarnos a alcanzar lo que deseamos, no obstante, es un reto cuando nos encontramos con obstáculos que nos quieren desviar del camino.
    • El hacer planes nos da seguridad. Lo conocido nos da mayor seguridad y tranquilidad. Cuando no sabemos lo que va a ocurrir podemos entrar en ansiedad debido a la incertidumbre. De ahí que nos imaginemos diferentes escenarios para que, si se da uno de ellos, nos resulte familiar. Eso hace que nos asuste menos.
    • Las rutinas generan confianza. El hacer siempre lo mismo o, al menos, realizar algo de forma repetida nos lleva a convertirnos en expertos. Al practicar vamos cogiendo habilidad, destreza, y nos llevará a hacerlo cada vez mejor, más rápido y de forma más optimizada. Por eso, vamos ganando confianza en nuestras propias capacidades para abordarlo creyendo que podemos. Sacarnos de lo que nos genera tal sensación nos hace incomodarnos. De ahí el dicho: más vale lo malo conocido.
    • Nos gusta la autonomía. Poder hacer las cosas con la libertad de elegir cuándo y cómo. A mi manera. Incluso cuando nos sumamos a otras causas o a lo que quieren hacer los demás, nos gusta pensar que es porque confluimos, no porque se nos imponga. No nos gusta recalcular por el hecho de vernos obligados a ello.

    Beneficios de hacer pequeños giros a nuestros planes

    Dado que la vida no es plana, sino que tiene la capacidad de sorprendernos a diario, nos vemos en situaciones y relaciones que, si aprendemos a verlas de una forma beneficiosa, acabarán siendo mucho más enriquecedoras para nosotros y para nuestro entorno.

    Cuando viene una persona y nos desmonta el plan, podemos acogerlo como una oportunidad que tendrá una ventaja final para mí o como un fastidio. Según nos lo tomemos, nos sentiremos más motivados a cambiar de rumbo o no. Lo importante es saber que podemos elegir cómo tomárnoslo. “Si tiene remedio, ¿para qué preocuparse?; si no lo tiene, ¿para qué preocuparse?”. Te dejo algunas acciones que puedes realizar según sean las personas de tu entorno para que veas lo positivo que tiene hacer pequeños cambios en tus planes (puede incluso ¡anotártelo en la agenda como tarea a realizar!):

    • Para una persona a la que le importan las relaciones, el hecho de que te pares un minuto a darle los buenos días y preguntarle cómo está marcará la diferencia. Esa persona y tú generaréis un nuevo vínculo que será de gran utilidad y apoyo en el día a día. Por tanto, merece la pena.
    • Para una persona a la que le gusta tener cierta notoriedad, dedicarle un momento a escucharle, que se sienta protagonista, le hará muy feliz. Te valorará más y contará contigo cuando lo necesite, haciéndolo por las buenas y mostrándose más comprensivo con tus necesidades.
    • Para una persona que necesita sentirse valorado, reconocer su progreso será ilusionante. Puede que no lo tenga todo hecho; sin embargo, esa muestra de haber visto lo que sí ha hecho  le animará a seguir con mayor motivación.
    • Para una persona que es metódica y analítica, evitarle distracciones innecesarias o reuniones que le puedes resumir en un mail, será todo un regalo y tiempo que también te ahorras tú. Si le haces notar que es por cuidar de él, también lo tendrá en cuenta para hacer algo por ti.
    • Para una persona a la que le importa que haya coherencia entre palabras y hechos, que te muestres lo más auténtico posible le hará confiar en ti. Y si le explicas con criterio y detalladamente lo que quieres, esperas y necesitas, será más fácil que se una a tu causa y lo dé todo por ti.
    • Para una persona creativa lo más interesante es que le invites a dar ideas y que tenga una participación en los cambios que necesites realizar le puede gustar. Tampoco te olvides de preguntarle en caso de no ver opciones posibles, si estás en un callejón sin salida o te ofuscas con un problema al que no le ves solución.
    • Para una persona con un fuerte sentido de pertenencia y gran confianza en sí misma y en lo que puede hacer, recuerda darle medios para que logre lo que se propone y verás cómo hace crecer lo que le rodea. Se va a implicar al máximo.
    • Para una persona tranquila, a la que no le gustan los conflictos, no le pongas entre la espada y la pared. No le hagas responder delante de todos. Habla en privado, pide su opinión en petit comité, escúchalo… que no sea por el hecho de que no da guerra que se te olvide tenerle presente. Es un corredor de fondo.
    • Para una persona que tiene que tener la razón y que tiene claro cómo deben ser las cosas, dedica un tiempo a entender su visión y a ser posible, dejarle movilizarse hacia ella. Si su visión no es la misma que la tuya trata de alinearlas para que se sienta implicado y dé lo mejor de sí.

    Cada uno somos de una forma diferente y todos tenemos unas necesidades que será siempre mejor tener cubiertas para sentirnos más felices. ¿Podemos hacerlo en el trabajo? Sí, si nos fijamos en cómo somos, si tratamos de conocernos y si nos lo proponemos. Al final, el bienestar es cosa de todos. 

    La capacidad de adaptación de tengamos va a ser muy importante para superar con éxito el día a día, y hacerlo nos ofrece un buen entrenamiento para podernos adaptar a situaciones más complejas con las que nos encontremos, a las que nuestro mapa mental no está acostumbrado.

    Por eso, cuando te cambien de planes, piensa en tus necesidades y en las de quien te lo pide para que juntos podamos más fácilmente superar los giros de la vida.

    Ahora que lo sabes, ¿te sumas a hacer pequeños gestos para llevar mejor y hacer más fácil el día a día de todos?

    Aprendiendo en el camino de crecimiento. Raquel Bonsfills

    Querido compañero,

    ¿Te has propuesto llegar a algún sitio determinado? ¿Qué has aprendido durante el camino?

    He escuchado tantos comentarios sobre lo que ha supuesto a muchas personas hacer el Camino de Santiago como: “te cambia la vida”, “lo mejor que he podido hacer”, “la mejor experiencia de desarrollo personal que he vivido”… así que esta Semana Santa me he animado a realizar una parte del mismo, saliendo de la Virgen Peregrina de Pontevedra y llegando, como no podía ser de otra manera, a la Plaza del Obradoiro de Santiago de Compostela.

    En mi caso no me ha cambiado la vida, pero sí puedo decir que el camino me ha llevado a vivir experiencias muy similares a las que pasamos cuando queremos lograr un objetivo con éxito, os las comparto:

    • Mi primera experiencia es que si quieres ser exitoso has de superar tus miedos y limitaciones. Cuando he acometido algo nuevo en mi vida como: realizar una entrevista de trabajo o ser madre… lo primero que he sentido es miedo: ¿seré capaz de lograr este puesto? ¿me elegirán? ¿seré una buena madre?… lo mismo que me ha ocurrido cuando tenía más de 30 km de camino por delante que me decía: ¿podré hacer todo este tramo cuando antes no he realizado una caminata tan larga? ¿me perderé?
      • Cuando crees que ya no puedes más, cuando el Camino o la vida te coloca ante un nuevo reto, no lo dudes, saldrás airoso. Cada paso nos ayuda a superarnos a nivel físico y mental. Te recuerdo que vencer el miedo e intentarlo es ya un éxito.
    • Otra enseñanza que he vivido es que realizar el Camino de Santiago y tener éxito requiere preparación. El conocimiento y la formación te va a ayudar a estar más preparado y alcanzar el éxito que deseas, lo mismo que cuando haces el Camino es necesario: preparar tu mochila, elegir los calcetines antiampollas adecuados, el tener varias deportivas especiales para lo que vas a hacer, el conocer y preparar tu nivel de resistencia, preparar las etapas, reservar (si es posible) los alojamientos donde quieres descansar… te recuerdo una de mis frases: “lo bien preparado resultado esperado, lo mal preparado resultado caótico”.
    • Mi tercera experiencia es desarrollar la paciencia. Para lograr lo que deseas en la vida es necesario cultivar la paciencia para poder superar las dificultades que surgen durante el camino, para dar a cada momento su tiempo, lo mismo que desarrolla un peregrino al que le queda un largo camino por delante.
    • Otro aprendizaje que adquirí durante el Camino es que si quieres algo requiere practicar la disciplina. El éxito requiere planificación, constancia y esfuerzo en el día a día, lo mismo que necesité para realizar mi camino de Santiago para lograr los retos que se interponían en el Camino y poder llegar a la meta. En tu camino para alcanzar tus metas te encontrarás con problemas que te incitarán incluso a querer dejarlo todo, te animo a mostrar que eres perseverante e intentarlo de nuevo. ¡Tú puedes!
    • La quinta enseñanza sobre el Camino es que lo más importante es disfrutar del momento, del viaje y no solo del logro. Los sueños, los propósitos, las metas o grandes objetivos son muy importantes, pero nuestras vidas no sólo se pueden vivir a través de ellos, necesitamos ser flexibles y sobre todo disfrutar el camino, la experiencia. Lo importante es el Camino en sí (lo que ves, lo que te pasa, a quien conoces…), no solo el llegar a Santiago de Compostela.
    • La sexta experiencia del Camino de Santiago que tiene que ver con tener éxito en la vida es que, tanto en el Camino, como para lograr lo que te propongas, que tengas en cuenta tu propio ritmo interior y el exterior. Cada uno de nosotros para conseguir lo que queremos necesitamos hacerlo a nuestro ritmo y eso lo he aprendido como peregrina, mi andar era más rápido que con quienes iba y me di cuenta de que cuando iba muy seguido al ritmo de los demás dejaba de disfrutar. Así que, en muchos momentos, es importante escucharte e ir a tu ritmo y respetar que no todos somos iguales, ni acometemos las cosas de la misma manera, saber esto, además, te ayudará a ser más flexible, autónomo y disfrutón.
    • El séptimo aprendizaje es que si quieres tener éxito o hacer el Camino de Santiago es necesario cambiar en muchos momentos tus hábitos. El caminar, el contacto con la naturaleza, el usar menos el móvil, el no estar tan pendiente de las redes sociales o el escucharte son hábitos muy saludables y positivos para el estado físico y de salud y sin duda necesarios para hacer el Camino o para lograr lo que te propongas en la vida.

    ¿Qué otros aprendizajes, lecciones o experiencias son compatibles entre lo que puedes vivir haciendo el Camino de Santiago y lo que necesitas para llevar a cabo nuevos retos en tu vida?

    Después de lo que te acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para lograr más éxitos en tu vida?

    Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

    No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.
    Milagros García

    La capacidad de adaptación, esa habilidad que nos permite sobrevivir y que hace al ser humano capaz de afrontar las diferentes circunstancias con las que se encuentra.

    En las empresas cada día se valora más la capacidad de adaptación. Queremos que nuestros equipos sean capaces de aportar su talento para conseguir que las empresas perduren en el tiempo, que, gracias a su ingenio, sus propuestas, sus actuaciones y sus conocimientos puedan crear los productos y servicios, las herramientas y recursos necesarios para ofrecer al mundo lo que éste demanda o para generar una nueva necesidad que, en principio, facilite la vida.

    Sin embargo, a nivel personal, en nuestro cerebro hay una parte que nos mantiene acomodados, porque si ya sobrevivo así, para qué voy a cambiar. Esto lleva a que solamos tener miedo a los cambios y, muchas veces, a que los hagamos cuando la situación actual se nos hace insostenible o cuando algo trunca lo conocido y no nos queda otra. 

    A pesar de ello, y como decía Rogers: “el ser humano es un organismo con una tendencia natural a desarrollarse de manera constructiva”. Él lo que llamó «tendencia actualizante» que es la tendencia natural e inherente a las personas que posibilita su desarrollo completo. Además, puede autorregularse y tomar una dirección en sentido positivo, con lo que ese desarrollo siempre va a ir enfocado hacia un mayor bienestar.

    ¿Cómo podemos mejorar nuestra capacidad de adaptación?

    Piensa: ¿Por qué haces formaciones? ¿Por qué tienes curiosidad? ¿Por qué quieres saber más de algún tema que te interesa? ¿Por qué vas a hacer deporte? ¿Por qué viajas a lugares que no conoces? Podría seguir preguntándote y la respuesta sería: porque estamos en continuo crecimiento y evolución. Solo que lo llamamos así cuando es natural y no forzado, como parece que es la adaptación.

    Evita la rigidez y plantea la flexibilidad

    Solemos estar acostumbrados a hacer las cosas de una determinada manera. Eso nos da seguridad y confianza. Sin embargo, no nos hará evolucionar, solo perfeccionar lo que hagamos a base de práctica diaria.

    La flexibilidad lleva a dar una oportunidad a que algo pueda resultar diferente a como esperamos o a como solemos verlo. No siempre tiene por qué ser disruptora. La flexibilidad se puede realizar en modo “prueba” y observar y analizar los resultados.

    Si quieres, por ejemplo, probar a cambiar tu espacio físico de trabajo, hazlo en una zona que hayas elegido que puede generar el efecto que buscas y pregúntate: ¿qué tal estás con el cambio, mejor o peor? Si decides cambiar el espacio para tus clientes, pregúntales si eso ha mejorado su experiencia contigo o no, si genera un valor añadido.

    Tienes más información en el artículo que escribí sobre la flexibilidad en el trabajo que además nos lleva a tener empresas más humanas.

    Has de tener un objetivo y un "para qué"

    Normalmente es la subsistencia, pero ¿y si lo aplicamos para generar cambios positivos en nuestros clientes? Imagina que tienes una óptica o una inmobiliaria en un barrio donde hay muchos niños. ¿Qué pasaría si en un lado de tu establecimiento decoras todo para que guste a los niños? Incluso el escaparate, para que tiren de sus padres hacia ti. Igual que en un restaurante familiar dan unas pinturas y una hoja para colorear o tienen menú infantil, solo es hacer un pequeño cambio que guste a tus clientes. Pero ha de ser un cambio con una dirección positiva, como decía Rogers, y saber muy bien y medir el impacto para poder identificar el beneficio del cambio realizado. Si funciona, a lo mejor puedes decidir ampliar tus servicios o productos para este nuevo público.

    No significa que dejes de ser tú

    En ocasiones el tener que adaptarnos nos lleva a pensar que dejamos de ser nosotros mismos por vernos imbuidos en las nuevas circunstancias. Y no, eres tú en las nuevas circunstancias. Nunca te puedes deshacer de ti. Solo que, con tu historia, experiencia y vivencias anteriores, te da unas capacidades y formas de asumir esa nueva situación de una forma muy tú.

    Cuando choca mucho con la forma en la que tú ves el mundo, normalmente como una confrontación a tus valores y principios básicos, es cuando puede costarte más. Si tienes la opción, piensa que quizá no es tu sitio y plantéatelo como algo temporal. Si no tienes la opción, busca entre tus cualidades y valores qué puede hacer que lo lleves mejor.

    La aceptación

    A veces nos peleamos tanto con lo que es que no queremos que sea así, que nos enfadamos y nos frustra. Es como cuando llueve y pensabas ir a la playa. Puedes patalear lo que quieras, pero no por eso va a dejar de llover. No está en tus manos. Igual que cuando estás con alguien que considerabas tu amigo y muestra comportamientos que ya no encajan contigo o que ha pasado el tiempo y uno ha evolucionado y el otro no. Es el momento de asumir que las circunstancias han cambiado, que puede que te gusten más o menos, y que, si de verdad quieres a la persona, acabarás dándote por vencido en la lucha por dejar las cosas como antes y aceptarás que ahora es así, precisamente porque lo quieres.

    ¡Atrévete!

    Si nunca cambias nada, cualquier cosa que se salga de tu rutina te supondrá un esfuerzo mayor. Por eso, atrévete a sorprenderte. Déjate llevar de cierta espontaneidad. No hace falta que sean grandes cosas, pero sí acciones sencillas, pequeños pasos que te sirvan para ganar confianza. ¿Qué te pasaría si vas a llevar a tu hijo al colegio un día sin el móvil? ¿Qué pasaría si cambias el orden de los cubiertos en el cajón? ¿Qué pasaría si en lugar de poner la televisión al sentarte en el sofá, pones la radio? ¡Atrévete! A caminar se aprende andando. Así que a adaptarse se aprende adaptándose.

    Recalcula

    Hay expertos en tener plan A, plan B y plan C. Tener previstas otras opciones siempre te da margen de actuación. Si ante una circunstancia cambiante juegas a plantearte lo que yo llamo: abrir el abanico de opciones, hacer tormentas de ideas, empleando tu creatividad, te va a dar una mayor tranquilidad. Esto sucede porque ya no te enfrentas a lo desconocido, sino a lo que has planteado y analizado. Puede que elegir el plan B no fuese lo que habrías deseado, pero tenerlo bajo la manga por si acaso, te ayudará a adaptarte con mayor seguridad.

    En cualquier caso, haz tuyo el cambio. Plantéate dónde y cómo quieres verte en esa nueva circunstancia. Cómo la puedes aprovechar tú. Cómo vas a hacer de ello una oportunidad en lugar de un problema.

    El mundo gira y seguiremos viviendo numerosas circunstancias antes nunca experimentadas. E igual que has llegado hasta aquí, puedes seguir adelante. Por eso, con esto que te he compartido, ¿qué vas a hacer para aprender a adaptarte mejor a lo que está por venir?

    Seguimos aprendiendo en el camino del crecimiento.

    Raquel Bonsfills

    Querido compañero,

    ¿Aceptas tu belleza física? ¿Qué imagen corporal percibes de ti?

    La imagen corporal es la representación mental que cada persona tiene sobre su propio aspecto físico. Es cómo la persona se ve a sí misma y cómo se percibe cuando se mira al espejo, es decir, cómo la persona cree que es.

    10 claves para sentirte a gusto con tu belleza

    La mayoría de personas tienen una imagen corporal negativa de sí mismas. Con imagen corporal negativa me refiero tanto a los sentimientos leves de insatisfacción y a una falta de atractivo como a una obsesión extrema por tu aspecto físico que impide un funcionamiento normal en el día a día. ¿Tienes una imagen corporal negativa?

    Ya en mi anterior artículo sobre culto al cuerpo te hablé de las creencias irracionales que nos llevan a sentirnos insatisfechos corporalmente por los juicios valorativos que hacemos sobre el cuerpo que usualmente no coinciden con las características reales de cada uno.

    Ahora quisiera compartirte algunas claves para que puedas sentirte más a gusto con tu belleza física:

    1. Aplica la técnica ABCDE

    Aplica la técnica ABCDE para combatir tus pensamientos irracionales. Esta técnica se basa en demostrar que las creencias que tenemos son irracionales. Para ello, tenemos que realizar una tabla en la que detallemos por columnas lo siguiente:

    • A: El acontecimiento.
    • B: Evaluación que hacemos de lo que ha pasado. El pensamiento puede generar emociones muy negativas o simplemente negativas. La diferencia va a estar en la evaluación que la persona hace del acontecimiento.
    • C: Emoción que nos genera y lo que hacemos.
    • D: Cuestionarse los pensamientos irracionales para crear un nuevo pensamiento racional.
    • E: Nuevo pensamiento racional.

    Vamos a trabajar un ejemplo:

    ABCDE
    IRRACIONALMe levanto y me pesoPeso 55 kg, estoy gordaMe siento triste, con rabia y con ansiedad por haber engordado¿En qué te basas para decir que estás gorda? Plantea hechos y datos realistas de la etiqueta que te hayas puesto.Me molesta haber engordado 2 kg esta semana, voy a poner cuidado en lo que coma la próxima.
    RACIONALMe levanto y me peso
    Peso 55 kg. He engordado 2 kg
    Me siento molesta.Hay un hecho reconocido. He engordado 2 kgNo hay pensamiento irracional.

    2. Define quién quieres ser y cómo quieres que te vean

    Defínete de forma realista y objetiva en tu vida personal y profesional. ¿Eres óptico-optometrista, asesor inmobiliario, directivo de una multinacional…? ¿Madre, colega, amiga…? ¿Qué mensaje quieres dar? Cuando sepas esto, compórtate con tu identidad, muestra una actitud acorde, comunícate con coherencia a tu identidad y que tu aspecto físico sea el complemento de la imagen que quieres proyectar. Pon consciencia y coherencia en todo tu yo (mental, físico, emocional y energético).

    3. Emplea tiempo en ti

    • Cuídate, come y bebe alimentos saludables, aprende qué alimentos son buenos para ti y qué cantidad es la adecuada.
    • Haz ejercicio o practica algún deporte.
    • Duerme mínimo de 7-8 horas.
    • Mímate y haz cosas que te gustan.

    4. Cuida tu aspecto

    Evita pasar de tu aspecto porque nadie te vaya a ver, cuídate para ti. Cuida tu higiene personal, tu pelo, uñas, tu piel, tu boca, tus manos, tu ropa, zapatos, complementos… que estén lo mejor posible. Ser natural nada tiene que ver con ir mal vestida, despeinada, con mala cara…

    5. Habla con una persona de confianza

    Habla por ejemplo con un familiar o un amigo, sobre los sentimientos que tienes hacia tu cuerpo, esto puede ayudarte a sentirte mejor y si esto no es suficiente, pide ayuda a un profesional.

    6. Haz una lista de cosas positivas de ti

    Haz una lista de cosas positivas de ti mismo, de tu físico y de las que no tengan nada que ver con el físico. Luego lee el listado y comienza a fijarte en todo lo bueno que tienes y no solo en lo que te falta. Intenta establecer un diálogo más positivo respecto a tu cuerpo y tu imagen. ¿Qué pasa con tus maravillosos ojos verdes, tu precioso pelo o tu piel sedosa? Tu cerebro se cree lo que te digas, así que elige decirte y convencerte de todo lo bueno que tienes y que vas a estar cada día mejor. Escribe un mantra que te guste, por ejemplo: “Me mantengo activo y con una actitud joven” y dítelo cada día. ¡Notarás los cambios!

    7. Fíjate en tus comportamientos

    Fíjate en todos los comportamientos que llevas a cabo por la imagen que percibes de ti. ¿Qué cosas, actividades o planes dejas de hacer? Te pongo ejemplos: dejar de comer alimentos, dejar de ir a lugares donde te tengas que poner el bañador (playa, piscina, tomar el sol…). ¿Qué haces de modo compulsivo? Pesarte todos los días, practicar deporte de forma exagerada, ponerte ropa que no te gusta por disimular partes de tu cuerpo… Hecha esta lista, elige una tarea a comenzar a realizar o a dejar de hacer. Te será inicialmente complicado o incómodo, pero con el tiempo el malestar de hacerlo o dejar de hacerlo, disminuye y comenzarás una aceptación mayor de ti.

    8. Aprende a sacar el mayor partido de ti mismo

    Nadie nos ha enseñado a saber qué prendas, complementos, maquillaje, colores… son los que más nos favorecen a cada uno. No te avergüences por no conocer tu estilo.

    Reconocer tus características físicas es una herramienta fundamental, ya que te ayudará a seleccionar las prendas que más te favorecen y las que te ayudan a equilibrar el cuerpo para estilizarlo.

    Trata de identificar los colores que te favorecen, que logran iluminar tu rostro, no opacarlo. Descubre combinaciones acertadas con tus diferentes prendas para optimizarlos. Indaga por internet según tus características lo que más puede ir contigo, pregunta a tus amigos cómo te ven más favorecido o recurre a un profesional que te ayude a mejorar tu imagen.

    9. Deja de creer en el canon de belleza establecido

    El mundo está lleno de mujeres y hombres cuya imagen está muy alejada de ese canon de belleza y que resultan irresistibles. Deja de creer que la buena imagen tiene algo que ver con ser “rubia, alta, delgada y joven”.

    10. Ponte en acción

    Deja de quejarte y actúa. Mejorar es cuestión de ponerte atención, de conocerte, de informarte y de poner en práctica lo que sea mejor para ti.

    ¡Te invito a que practiques el aspecto que te haga sentir seguridad y orgullo de ser quién eres!

    Después de lo que te acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para sentirte a gusto con tu belleza física?

    Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

    No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

    Milagros García

    Querido compañero,

    ¿Das mucha importancia a la belleza física? ¿Te sientes satisfecho corporalmente? En nuestra sociedad hay una obsesión por la perfección del cuerpo que está generando mucha insatisfacción, especialmente en las mujeres y que ha llevado a una creciente demanda de técnicas con fines estéticos relacionadas con una ilusoria búsqueda de la perfección física.

    Insatisfacción corporal y creencias limitantes

    La Insatisfacción Corporal (IC), la definen Gardner y Stark, 1999, como “la discrepancia entre la figura que se considera actual y la que se considera ideal”.

    El canon de belleza es un concepto que viene de la estética del arte, pero que se utiliza para hacer referencia a las cualidades físicas que ha de tener un hombre o una mujer para ser considerados como personas bellas. El canon se ha modificado con el paso del tiempo, por eso, es una construcción social y no algo natural.

    Albert Ellis dice que “las personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos” y cree que buena parte de los problemas psicológicos se deben a patrones de pensamientos e ideas irracionales.

    Por si no lo sabes, una idea irracional es una creencia rígida y poco realista que suele estar en lo más profundo de la conciencia y forma parte de nuestros valores fundamentales y de nuestra identidad. Suele incluir contenidos acerca de:

    1. Nosotros mismos, por ejemplo: soy gorda, no valgo nada….
    2. Los demás, por ejemplo: la gente valora a las personas delgadas, los demás me rechazan por mi físico…
    3. La vida y el mundo, por ejemplo: la vida es un asco, mi vida es muy dura…

    11 ideas irracionales que dirigen nuestras conductas

    Albert Ellis explica once ideas irracionales inculcadas en las sociedades occidentales que dirigen gran parte de nuestras conductas y que, según este autor, cuando estas ideas se instalan en la mente, nos generan unos pensamientos automáticos negativos, que disparan nuestras emociones negativas y nuestras expectativas sobre las diversas situaciones de la vida, haciendo que respondamos ante ellas de manera desadaptativa y fortaleciendo dichas creencias negativas. Estas ideas irracionales son:

    1. “Necesito amor y aprobación de cuantos me rodean” o “tengo que ser amado y tener la aprobación de todas las personas importantes que me rodean”. Esta necesidad de aprobación nos puede llevar a entender muchas conductas relacionadas con la insatisfacción corporal. Un ejemplo de esta idea irracional sería usar expresiones como: “sino me mantengo joven y guapa, mi novio me va a dejar”.
    2. “Para ser valioso debo conseguir todo lo que me propongo” o “si soy una persona valiosa, tengo que ser siempre competente, suficiente y capaz para conseguir todo lo que me propongo”. La autoexigencia nos puede llevar a definir objetivos inalcanzables, incluidos los relacionados con nuestro aspecto corporal. Un ejemplo de esta idea irracional sería: “aunque nos vayamos de viaje, no voy a engordar ni un kilo”.
    3. “La gente siempre debe hacer lo correcto. Cuando la gente se comporta de manera desagradable, injusta o egoísta, debe ser culpada y castigada severamente”. El perfeccionismo nos lleva a pensar que somos infalibles y perfectos, en lugar de aceptar la realidad que es que, a veces, nos podemos comportar de forma estúpida, ignorante o neurótica. Un ejemplo de esta idea irracional sería usar expresiones como: “debería estar más delgada”.
    4. “Es horrible y catastrófico que las cosas no salgan, no sean o no vayan como yo deseo o quiero”. Esta necesidad de control lleva a no aceptar la realidad inmodificable o poco modificable, en lugar de centrarte en cambiar lo que puedas cambiar para que las condiciones sean mejores y si no es posible, aceptarlo y seguir adelante. Ejemplo, “necesito controlar todo lo relacionado con mi cuerpo”.
    5. “Mi infelicidad es causada por cosas que están fuera de mi control, por lo que es poco lo que puedo hacer para sentirme mejor”. La irresponsabilidad lleva a la inacción. Te recuerdo que son tus pensamientos y no los factores externos los que causan tus sentimientos y emociones. Un ejemplo podría ser la tendencia de las personas a querer ser o tener aquello que consideran ideal, que no tienen y que ven en los demás. Un ejemplo sería: “tú lo tienes muy fácil porque eres de constitución delgada”.
    6. “Debo pensar constantemente que puede ocurrir lo peor”. Preocuparse constantemente por cosas que podrían salir mal no evitará que sucedan y te llevará a sentirte disgustado. Ejemplo: “si no me tiño el pelo, voy a parecer mucho más vieja”.
    7. “Puedo ser más feliz evitando las dificultades de la vida, lo desagradable y las responsabilidades”. Posponer los problemas puede empeorarlos con el paso del tiempo. Ejemplo: “Tengo problemas de tiroides y no puedo hacer nada”.
    8. “Hay que tener a alguien más fuerte en quien confiar”. La baja autoestima puede llevar a confiar ciegamente en otra persona y esto puede acarrearte una dependencia. Es importante buscar ayuda cuando sea preciso, pero siempre que aprendas a confiar en ti mismo y en tu propio juicio. Las personas con insatisfacción corporal suelen presentar baja autoestima. Ejemplo: “Voy a hacer lo que me ha dicho Luisa, ayuno durante 3 días seguidos”.
    9. “Mi pasado es determinante de mi presente y de mi futuro”. Algunos modelos educativos recibidos han podido tender a una excesiva rigidez, al perfeccionismo en lo corporal, a la importancia de las apariencias y el qué dirán, a la sobrevaloración de la necesidad de aprobación de los otros… y estos modelos sientes que marcan tu vida. Ejemplo: “tener una talla L o XL es que no te cuidas”. ¿Con qué creencias sobre la imagen física te han educado?
    10. “Debo preocuparme constantemente de los problemas de los demás”. No puedo cambiar los problemas de otras personas preocupándome, enfadándome o sintiéndome infeliz. Ejemplo: “Julia tiene que hacer más ejercicio, la noto muy dejada”.
    11. “Cada problema tiene una solución acertada, y es catastrófico no encontrarla”. Esperar la solución ideal o perfecta puede no llegar nunca. Ejemplo: “me muero si este tratamiento no me quita las patas de gallo”.

    Además, de estas creencias irracionales pueden darse experiencias negativas. Por ejemplo, recibir críticas o burlas sobre nuestro cuerpo. Esto aumenta la insatisfacción corporal.

    Tampoco están ayudando los medios de comunicación, ni las redes sociales. Es evidente la influencia de los medios de comunicación en el refuerzo de la preocupación excesiva por lo corporal.

    Como hemos visto, la insatisfacción corporal lleva a problemas emocionales y malestar general y también es un acicate para tener trastornos alimenticios.

    Los trastornos derivados de la excesiva preocupación por el cuerpo que nos inunda en la actualidad se están convirtiendo en un verdadero problema. ¿Vale la pena poner en riesgo nuestra salud?

    Después de lo que te acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para sentirte mejor en tu cuerpo?

    En mi próximo artículo te comentaré lo que podemos hacer para trabajar estas creencias irracionales y hasta entonces, te invito a que reflexiones sobre el impacto que generan en ti cada una de ellas.

    Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

    No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

    Milagros García

    Querido compañero,

    ¿Crees que es importante tener una actitud positiva ante la vida? ¿Qué actitud tienes para afrontar la vida?

    “El mayor descubrimiento de todos los tiempos es que una persona puede cambiar su futuro simplemente cambiando su actitud”

    Oprah Winfrey

    ¿Cuál es tu actitud ante la vida?

    Según Andrés Ortiz-Osés, ante la existencia, caben tres actitudes fundamentales: la actitud optimista, la actitud pesimista y la actitud “optimopesimista”, típicamente ambivalente.

    Además, puedes adoptar 3 estados mentales:

    • Actitud de víctima. Suelen ser la mayoría. Personas que quieren cambiar, pero siempre tienen una excusa preparada. La culpa está muy presente en su vida, desde uno mismo hasta cualquiera (el gobierno, los ricos, los empresarios, los padres…). Se quejan y no hacen nada para salir de ahí.
    • Actitud de optimista inconsciente. Son una minoría, pero tampoco suelen conseguir lo que se proponen. Están dispuestos a cambiar, pero cuando llega el momento de la verdad, tampoco hacen nada.
    • Actitud luchadora. Este estado mental es el que funciona si deseamos realizar mejoras y cambios en nuestra vida. En lugar de culpar a otros o ilusionarse sin más, pasan a la acción.

    Si no cambias es porque realmente no quieres, porque en el fondo, seas optimista o víctima, tu situación actual tiene algún beneficio oculto.

    ¿Qué es tener una actitud positiva?

    Lo que entiendo por tener una actitud positiva ante la vida es la disposición y el ánimo de cada uno para afrontar las situaciones o experiencias que nos suceden; es decir, tu actitud general, tu espíritu de superación, tu visión sobre lo que la vida te ofrece y lo que puedes obtener de ella.

    Dicen los expertos en la materia que la actitud ante la vida lo es todo; sin embargo, el saber esto no nos lleva a saber practicarlo en el día a día y es un hecho que personas distintas ante una misma situación, lo afrontan, lo viven y lo ven de forma muy diferente.

    Goleman dice que el optimismo y la esperanza impiden caer en la apatía, la desesperación o la depresión frente a las adversidades y aunque todos tenemos una actitud predominante, quisiera compartirte algunas claves que te llevarán a lograr tener una mejor actitud ante la vida:

    1. Practica el agradecimiento. Entre otros beneficios el ser agradecido te va a facilitar conectar y valorar las cosas agradables y positivas que te ocurren en tu vida diaria. También, te va a ayudar a tomar conciencia de que los demás son importantes para ti y expresarlo es una forma de hacérselo saber. El agradecimiento te proporciona bienestar emocional y fortalece tu valía personal, es decir, aumenta tu autoestima. Puedes practicarlo con un simple “gracias”, “eres muy amable por...”, “eres de gran ayuda “, “doy las gracias por…”
    2. Fíjate objetivos y traza planes de acción para lograrlos. Ayuda a que tus sueños se hagan realidad, así tu mente estará ocupada y evitará pensamientos pesimistas o negativos. Además, lograr objetivos lleva a una mayor felicidad, un mayor bienestar y también, mejora la autoestima.
    3. Pasa tiempo con personas que te sienten bien. Personas con las que puedas conversar, personas con las que aprendas, personas a las que quieras escuchar o sepan escucharte, en definitiva, personas que te carguen las pilas. Si te rodeas de personas que son creativas y exitosas, eso es lo que atraerás a tu vida.
    4. Afronta. No uses excusas que no te permitan cambiar.No uses expresiones como: “es que...”, “ya, pero...”, “sí, pero...”. Usa expresiones como: “yo puedo”, “soy capaz”, “voy a intentarlo”, “voy a probar a”…
    5. Gestiona tus emociones. Expresa asertivamente lo que sientes cuando no estés de acuerdo con algo o tengas un problema, de esta manera no vas a acumular estrés y no vas a lastimar a los demás. El equilibrio emocional ayuda al positivismo porque aporta serenidad y te permite responder de una mejor forma ante lo que te suceda.
    6. Aborda tus miedos. Aprende a superar tu miedo, vergüenza, ansiedad, frustración o culpa, pues son sentimientos negativos que nos producen una gran inseguridad, dominando y definiendo nuestra vida de forma negativa gran parte del tiempo.
    7. Dedica tiempo a tu autocuidado. Haz ejercicio, mindfulness, comida saludable, meditación, duerme 8 horas, habitúate a un estilo de vida equilibrado, practica aquello que te guste… obtendrás numerosos beneficios, incluyendo la reducción del estrés y la ansiedad.

    ¿De qué otras maneras puedes mejorar tu actitud?

    Te invito a reflexionar un poco más...

    Marco Aurelio, en su obra “Pensamientos”, dijo que «si te sientes dolido por las cosas externas, no son éstas las que te molestan, sino tu propio juicio acerca de ellas. Y está en tu poder el cambiar este juicio ahora mismo».

    Goleman nos recuerda que: “Es la combinación entre talento razonable y la capacidad de perseverar ante el fracaso lo que conduce al éxito”.

    Para acabar este artículo me gustaría invitarte a reflexionar esto que dijo Gandhi:

    Después de lo que te acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para cuidar tu actitud?

    Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

    No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

    Milagros García

    ¿Te has bloqueado por sentirte enfadado, triste, frustrado hasta el punto de no poder continuar con la tarea? ¿O al menos hasta que no se te ha pasado un poco la intensidad de la emoción? ¿Te has dejado llevar por tus emociones en la toma de decisiones importantes? ¿Y en tu día a día?

    La importancia de aprender a gestionar las emociones

    A veces nos vemos envueltos en emociones con una elevada intensidad que nos llega a limitar. Nos cuesta prestar atención fuera de nosotros porque estamos con el foco en nuestra propia emoción. Esto es más fácil verlo en las personas que tenemos delante que en nosotros mismos. Solemos decir que una persona “se mira el ombligo” cuando está absorta en sus propios sentimientos y es incapaz de mirar fuera de sí misma, empatizar o estar pendiente de los demás. Si has vivido o vives alguna de estas situaciones te sugiero no juzgar, porque seguramente en algún momento te ha pasado a ti.

    El otro día un cliente me comentó que se le había acabado la excedencia y tenía que reincorporarse al trabajo. Sin embargo, las emociones que le venían cuando pensaba en ello, a pesar del tiempo pasado fuera de la empresa, eran las mismas que cuando se fue y eso le generaba rechazo y ansiedad en la toma de decisiones. No quería volver.

    Mi respuesta fue que, a pesar del tiempo, su pensamiento sobre la situación que vivía en la empresa era el mismo.

    Cuando me cuento la misma historia que en su día me hacía sentir mal, enfadado, frustrado, triste… es muy difícil que cambien mis emociones al respecto hoy. Necesitamos gestionar las emociones para que haya realmente un cambio, para vivir las situaciones de una mejor manera. No es algo automático. El tiempo no cura todo, solo nos hace que tomemos perspectiva y que quizá, algo que nos ha pasado quede en una anécdota de nuestra vida, porque habrán pasado mil cosas más que nos habrán provocado otras mil emociones diferentes.

    El ciclo de las emociones

    ¿Qué podemos hacer para obtener un mayor bienestar emocional? Dice el ciclo de las emociones:

    Situación – Pensamiento – Emoción – Acción – Resultado

    Ante una situación o un hecho, debido a nuestra historia, experiencia, valores, personalidad… vamos a tener unos pensamientos, en función de esos pensamientos nos aflorará una emoción, en función de esa emoción actuaremos y así obtendremos un resultado u otro.

    Por eso decimos que no es lo que ocurre, es como tú te lo tomas. Bien es cierto que la mayor parte de las veces este proceso es automático, inconsciente, con lo que no te culpes.

    La cuestión es que probablemente el hecho no lo podamos cambiar. Como mucho podremos anticiparlo o preverlo.

    Por otro lado, el resultado es lo que ocurrirá a futuro como consecuencia de todo lo anterior, así que está, en general, fuera de nuestro alcance (hablando a nivel emocional).
    Entonces, solo podemos abordar la gestión de nuestro bienestar trabajando en las otras 3 áreas:

    Pensamiento

    Cambia tus pensamientos con técnicas de psicoterapia de la razón. Por ejemplo, siguiendo los 7 pasos que seguimos en 2miradas. Esto también te es útil para el análisis de las creencias limitantes, que son aquellas que más que ayudarte a sentirte mejor te mantienen anclado. Revisa tus creencias cuando te sientas bloqueado y el discurso que te cuentas para detectar qué pensamientos tienes que no te están ayudando en este momento respecto a ese tema que te preocupa o te mantiene en alerta.

    Emoción

    En el caso de las emociones, el trabajo está en regular su intensidad. Es decir, que si vas conociendo lo que sientes (recuerda que identificarlo es el primer paso para poder gestionarlo) podrás ya ir bajando la intensidad. Solo nombrarlo ya ayuda. Y hacerte consciente de que estás sintiéndote de una determinada forma ante una situación te da un poco de margen antes de que se dé la acción permitiéndote quizá elegir.

    Hay numerosas vías para gestionar las emociones que te hemos ido compartiendo. Algunas relacionadas con el cuerpo, la voz, o con cómo promover tu bienestar tomando distancia o perspectiva… Lo importante es dar mejores respuestas ante lo que te suceda en lugar de reaccionar explosivamente.

    Acción

    Aquí de lo que se trata es de trabajar sobre tu comportamiento. Por ejemplo, me pongo a gritar cuando me enfado. Pues en lugar de eso voy a salir de la habitación hasta que me baje la intensidad de la emoción y sea capaz de escuchar y hablar en un tono de voz razonable y así no herir con las palabras que puedo soltar en caliente o empeorar la situación. También puede servirte realizar acciones apropiadas según la emoción. Es decir, en el caso de la tristeza no tenemos mucha fuerza en el cuerpo, apenas tenemos energía. Entonces, permitirte estar triste, no exigirme con esfuerzos que puedo aplazar para cuando me sienta más fuerte es una gran ayuda. Por el contrario, cuando tenemos miedo las acciones de confirmación, contrastar información, documentarse, buscar certezas, nos van a ser muy útiles.

    Reconcíliate con tus emociones

    Puedes sacar el lado positivo a cada una de las emociones, pues cuando surgen es por algo. Agradecer lo que te vienen a decir siempre te reconciliará con ellas, en lugar de pelearte por sentirse de una determinada manera. Y si tienes que tomar decisiones importantes y estás algo revuelto emocionalmente, piensa en qué emoción sentirás si tomas una decisión concreta. Si tienes varias opciones hazlo con todas ellas. ¿Con cuál te sientes mejor? ¿Cuál te genera un mayor bienestar?

    También puedes tener en cuenta lo que te dice tu intuición. Esto es algo sutil y muchas veces se refleja en emociones. Mantente atento y busca el equilibrio entre la razón y la intuición.

    No dejes que las emociones tomen las decisiones por ti, hazlo tú teniéndolas en cuenta.

    Ahora que sabes esto, ¿cómo vas a gestionar tus emociones? ¿Qué vas a hacer para sentirte con más serenidad y satisfacción? Recuerda que incluso si eres líder, puedes expresar tus emociones (de una manera adecuada, claro). Está demostrado que expresar tus emociones mejora el liderazgo.

    Seguimos aprendiendo en el camino del crecimiento.

    Raquel Bonsfills