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Querido compañero,

¿Cómo te tomas la crítica? ¿La crítica te ayuda o te daña?  

Hoy quiero hablarte de la importancia de la crítica y de saber ofrecerla para ayudar y no dañar.

Las dos caras de la crítica

Toda crítica puede ser constructiva o destructiva dependiendo de cómo y cuándo se dé o de cómo se interpreta lo que te dice el otro.

La vida nos expone continuamente a situaciones criticables y es importante la intención con la que se critica. Es necesario aprender a reconocerlas para rechazarlas o para aprovecharlas.

Según la RAE criticar tiene dos acepciones:

  1. Analizar pormenorizadamente algo y valorarlo según criterios propios, de la materia que se trate.
  2. Hablar mal de alguien o de algo, o señalar un defecto o unas tachas suyas.

La primera sería aportar una opinión personal sobre algo y la segunda sería dar una crítica destructiva.

Si la crítica es constructiva la intención es ayudar a resolver un problema o ayudar a una persona a mejorar, te aporta algo nuevo, te enriquece y te potencia. Es aquella que llama la atención sobre un aspecto que ignoramos o hemos pasado por alto y que podríamos mejorar. En cambio, con la crítica destructiva lo que se pretende es herir, hacer daño a la persona a la que se hace la crítica o enardecer un hecho que consideras negativo de la persona, haciendo de altavoz de este.

Además, cuando haces una crítica constructiva, hablas desde ti y tu opinión, lo que es totalmente válido, ya sea que algo te guste como si no. En cualquier caso, la crítica en positivo siempre será una mejor opción.

El secreto de una crítica constructiva

Si quieres dar una crítica constructiva te invito a que practiques lo siguiente, Frank A. Clark resumió a la perfección el secreto para hacer una crítica constructiva: “Las críticas, como la lluvia, deben ser lo suficientemente suaves para alimentar el crecimiento de un hombre sin destruir sus raíces”:

  • Practica la autocrítica. Antes de criticar a alguien es conveniente evaluar los propios comportamientos y pensamientos y hacernos conscientes de nuestros errores para mejorar nosotros también.
  • Elige el momento. ¿Cómo se siente la persona que va a recibir la crítica? ¿Es un buen momento o está baja de ánimo o atravesando un mal momento? Valora los sentimientos y las emociones de la otra persona. Si te importa la persona cuida su estado de ánimo y el momento para que te escuche mejor y no le “hunda” más lo que quieres comentarle. No olvidemos tener siempre en cuenta la perspectiva, la situación y las circunstancias en que una persona se encuentra antes de hacerle nuestras sugerencias.
  • Escoge la intimidad. Si quieres comentar algo a alguien, mejor en un lugar tranquilo y a solas que con otras personas para que no se sienta poco valorado o atacado y no hacer latente eso que no es tan positivo a los demás. La idea es que logremos motivar a mejorar, no generar situaciones incómodas o que le resulte un reproche.
  • Separa a la persona de la situación o problema. No le cuestiones como incompetente, centra tu crítica en conductas o resultados no en la persona. “La mejor crítica es la que no responde a la voluntad de ofensa sino a la libertad de juicio”, escribió Fernando Sánchez Dragó.
  • Si vas a criticar algo, conoce el tema del que vas a hablar. Opina sobre temas que sepas, con el fin de sumar y que el otro valore tu opinión y el tiempo que pasa hablando sobre el tema que sugieres.
  • Utiliza un lenguaje claro y conciso. Es importante que profundicemos y detallemos, cuáles son nuestras observaciones y recomendaciones, con el fin de evitar malentendidos. Además, cuida tu comunicación no verbal, cuida tu tono amable, evita dramatizar y háblale como te gustaría que te hablaran a ti con empatía, respeto, asertividad y educación.
  • Valora las posibilidades de la otra persona. ¿Tiene el otro los recursos necesarios para cambiar la situación? Evita criticar si la persona no puede cambiar su situación real y si te importa, ofrécele tu apoyo en la medida que te sea posible.
  • Practica la comunicación bidireccional. Tras terminar tu crítica, es necesario que des la oportunidad a que el otro te dé su punto de vista sobre tus sugerencias y que intercambiéis opiniones.
  • Apóyale. Recuérdale lo que es importante para él, lo que desea y que vale la pena realizar el esfuerzo para lograr sus objetivos. Bríndale sugerencias y apoyo: no cierres puertas sin abrir nuevas posibilidades.

¿Qué otras claves conoces para realizar una crítica constructiva o positiva?

Recuerda, si tras hacerte una crítica alguien te dice por tu reacción o comportamiento, por ejemplo: “tienes la piel muy fina”, “no se te puede decir nada”… ¡plantéate si te han dado una crítica positiva o negativa!

Las personas que con frecuencia hacen críticas destructivas o negativas manifiestan escasa empatía, egoísmo, rigidez mental, intransigencia e insensibilidad. Muestran también su baja autoestima y su pésimo autoconcepto. Criticar es fácil, sin embargo, realizar una crítica constructiva es un arte que pocos conocen.

Winston Churchill dijo que “las críticas no serán agradables, pero son necesarias”.

Después de lo que te acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para realizar críticas constructivas?

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

Nuevas habilidades que se buscan en las entrevistas de trabajo

El otro día me encontré una oferta de empleo que, entre otros aspectos, incluía esta serie de requisitos a destacar en la persona buscada: 

¿Qué os parece? Además de que el texto tiene una redacción muy original, porque no estamos habituados a que se describan situaciones concretas ni se indiquen emociones, todo lo que se pide es actitud y habilidades.

Las habilidades más valoradas

Cada año entran y salen en el ranking nuevas habilidades, que se consideran las más buscadas por las empresas. Entre las habilidades más apreciadas en 2021 destacan las soft skills o habilidades blandas, en especial las relacionadas con la comunicación, la capacidad de aprendizaje y de adaptación

Y no es de extrañar. Estamos en un mundo muy cambiante. La pandemia ha puesto de manifiesto nuestra capacidad de afrontar los cambios y de reponernos de ellos, la resiliencia. Otra habilidad que ha sido latente es la del compromiso, dado que, trabajar desde casa ha supuesto todo un reto. La gestión del tiempo o el liderazgo de equipos en remoto ha estado muy asociado a la nueva situación. La creatividad para buscar salidas o alternativas para seguir adelante ha sido clave, junto con el pensamiento analítico para valorarlas. Y también el sentido de servicio a los demás ha ganado posiciones. 

Cuando os hablé de qué tener en cuenta para elaborar un plan de formación con sentido y enfoque, cosa que las empresas están haciendo en estos tiempos de cara a preparar las formaciones del año que viene, ya os comenté la tendencia a las soft skills, a la necesidad de reskilling y upskilling. Es decir, la necesidad de desarrollar habilidades que nos permitan tener una mayor flexibilidad laboral para poder afrontar las nuevas necesidades del mercado y, en consecuencia, de los puestos de trabajo. 

¿Por qué  capacitarte en las nuevas habilidades?

Como me habéis escuchado o leído muchas veces: “ya no queremos que nos dirijan igual”. Las relaciones interpersonales son cada vez más importantes, la búsqueda del bienestar laboral nos va a llevar a cambios de trabajo, cada vez más frecuentes. Incluso, según el informe de ‘El futuro del lugar de trabajo’ de la consultora McKinsey, se estima que para el 2030, 1 de cada 16 personas de los 8 países que analizan (Estados Unidos, Alemania, Francia, China, India, Japón, Reino Unido y España) se verán obligadas a cambiar de trabajo y la demanda de habilidades sociales y emocionales aumentarán un 24 %.

Así que, por la cuenta que nos trae, nos conviene capacitarnos en las nuevas habilidades que se solicitan, porque, o nos sabemos adaptar a los nuevos requisitos del trabajo, los nuevos puestos, las nuevas formas de trabajar, etc., o lamentablemente no podremos acceder a los puestos laborales futuros. Y me temo, que estas habilidades de hoy, más las nuevas que vayan apareciendo, serán necesarias en lo sucesivo.

Autoevalúate y crea tu plan de acción

Tenemos que tener en cuenta que estas nuevas habilidades, por su propia naturaleza, no se adquieren de hoy para mañana. Por eso, para ayudaros a comenzar con ellas, os invito a evaluar del 1 al 10 tu desarrollo de estas habilidades en este momento. Justifícalo con al menos dos ejemplos de tu día a día.

Elabora un plan de acción

Una vez que te has autoevaluado, puedes observar qué habilidades puedes mejorar. Decide por cuál vas a comenzar, realizando un pequeño plan de acción que responda a estas cuestiones:

  • ¿Qué en concreto quieres conseguir?
  • ¿Cómo sabrás que lo has conseguido?
  • ¿Qué vas a seguir haciendo que funciona muy bien?
  • ¿Qué vas a dejar de hacer?
  • ¿Qué vas a comenzar a hacer?
  • ¿Cuándo vas a comenzar? ¿En qué momento?
  • ¿Qué necesitas para llevarlo a cabo?
  • ¿Cuál es tu nivel de motivación para hacerlo, puntuándote del 1 al 10? Si es menor que 7, entonces elige otra opción que te genere una mayor motivación.

Te recuerdo que no ha de ser un sufrimiento, sino que has de elegir lo más sencillo posible para generar ese pequeño salto que necesitas. La mínima acción posible. Y una vez que la hagas, podrás ir poniéndote retos más elevados. 

Desarrollar habilidades en pro de nuestro desarrollo personal y profesional forma parte de nuestra evolución como seres humanos. Incluso en la búsqueda del bienestar y felicidad personal nos pasamos la vida cambiando. Porque si eres de los que piensan que “yo soy así y no voy a cambiar a estas alturas” o “llevo 20 años haciendo mi trabajo y qué me van a enseñar ahora”, te estás limitando tú solo tu propio crecimiento. Y te aseguro que eres una persona muy capaz de desarrollarte y adaptarte a los nuevos tiempos. Igual que ahora llevas un móvil en el bolsillo, puedes crecer en tu trabajo. Merece la pena. Por ti y por lo que los demás van a disfrutar de ti y contigo. 

Y ahora que sabes esto, ¿por dónde vas a empezar? En otros artículos ya te hemos contado cómo trabajar alguna de estas habilidades, y seguiremos profundizando en ellos para ayudarte. Porque como sabes, te acompañamos en tu desarrollo personal y profesional. Es nuestra pasión.

Aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills

Querido amigo/a,

¿Te está resultando más difícil comunicarte hoy que antes del confinamiento? ¿Cómo está afectando el Covid-19 en tu forma de comunicarte?

 

Si hasta hace unos meses nos resultaba difícil llegar a comunicarnos de forma asertiva, eficaz y eficiente, imagínate en estos momentos viviendo tantas emociones encontradas (estrés, irritabilidad…), llevando mascarillas, usando guantes, estableciendo una distancia de dos metros, sin poder ni tocarnos, etc. Es fundamental conocer nuevas formas de comunicación adaptadas a la situación que estamos viviendo y esto nos va a requerir un mayor esfuerzo y concienciación, además de aprendizaje porque la forma en que nos comunicamos con otros y con nosotros mismos determina la calidad de nuestras vidas.

Está demostrado que aprender a comunicarse mejor facilita el desarrollo de las personas, aporta  una mejor relación de las parejas, familias y organizaciones, así como evita muchos malestares, malentendidos y conflictos.

A través de una buena comunicación pasamos del aislamiento de la persona al encuentro con otros con el fin de acercarse, coordinarse, emocionarse y realizar proyectos sumando fuerzas. Cuando mantenemos una conversación auténtica uno puede sentirse tan molesto y herido con las palabras, como acogido y arropado por ellas. 

¿Qué puedes hacer para que el otro lo sienta o perciba de la mejor manera posible el mensaje?

  • Ten claro tu mensaje. Y dótalo de una estructura y orden. Esto nos llevará a tomarnos nuestro tiempo para preparar lo que queremos decir y hacernos entender de una manera más clara y no decir lo primero que se nos viene a la cabeza, que, en muchas ocasiones, nos arrepentimos de soltarlo, pues no es lo que realmente pensamos, ni queremos transmitir. 

  • Elige el mejor momento para decirlo y algo que me parece absolutamente decisivo para cómo lo va a recibir el otro, es el cuidar desde dónde hablamos; es decir, tener en cuenta la emoción que nos acompaña antes de comunicarnos. No es lo mismo comentar algo desde la irascibilidad o desde el desasosiego que desde la tranquidad o la comprensión. Así que te invito a que antes de iniciar conversaciones estés lo más relajado posible. El enojo te generará una mala conexión con otras personas. 

  • Empatiza. Igual que has detectado la emoción que vive en ti, pon atención a la emoción que muestra el otro. Esto, además, de ayudarte a elegir el mejor momento, también te ayudará a empatizar con él, proporcionando una mayor sintonía entre ambos.

  • Actitud. ¿Cuál es tu actitud antes de comunicarte? Quieres hablar para imponer tu criterio o tu actitud es negativa y todo lo que te propongan lo vas a ver mal o, por el contrario, tienes una actitud de apertura, estás dispuesto a practicar la escucha, el consenso y tu actitud es claramente positiva.

Comunicación verbal: cuida cómo dices tu mensaje

  • Practica el hablar más despacio para que des tiempo a que el otro comprenda mejor tu mensaje.
  • Sé breve, intenta no hablar más de tres minutos seguidos sin que el otro participe. Nuestro cerebro desconecta muy fácilmente.
  • Sé agradecido, inicia con un cumplido y acaba con otro que demuestre tu interés y agradecimiento.

Comunicación no verbal: retos

Es importante que durante la comunicación estés atento a tu comunicación no verbal y la del otro. Hoy en día, si nos comunicamos con gente en la calle que lleva mascarilla, es más difícil apreciar su comunicación no verbal, así que tenemos que ser más precisos con las palabras, estar más atento y ser más observador. Además, te invito a que tu tono de voz sea cálida y que aporte apoyo, sinónimo de liderazgo personal porque genera más satisfacción, cooperación y compromiso con el que hablas.

Después de lo que te he compartido ¿De qué otras maneras podrías mejorar tu comunicación? ¿Cuándo vas a empezar a hacerlo? 

¡Tú puedes, puedes lograr lo que te propongas, además, te lo mereces!

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso y que te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito, que eres TÚ.

Milagros García Arranz

Cita

¿Cómo te sientes cuando repites tus malas acciones? ¿Qué haces cuando generas malas sensaciones en los demás?

6 Pasos para tener mayor conciencia

Es algo muy normal en nuestra vida que repitamos patrones ante determinadas circunstancias o en nuestras relaciones y que, en muchos casos, no sepamos por qué. Cuando ponemos conciencia comenzamos a comprendernos y a comprender nuestros comportamientos.

¿Qué significa “Tomar Conciencia”? Dice Mercedes Cobo que es "reconocer lo que en realidad te lleva a hacer lo que haces. Conocerte y no negarte tus intereses y tus necesidades a la hora de actuar y de interactuar con los demás."

Por el contrario, actuar sin tomar conciencia quiere decir actuar sin reconocer los verdaderos motivos que te llevan a hacer lo que haces.

Platón ya nos habló en el mito de la caverna que la toma de conciencia es pasar de ese universo de las sensaciones, los autoengaños y las sombras a una esfera mucho más elevada, libre y auténtica.

La mente maravillosa nos recuerda que la toma de conciencia es, por encima de todo, un despertar. Es abrir los ojos desde el interior para hacer consciente lo inconsciente y así poder dar el paso e iniciar toda una necesitada revolución personal. Solo entonces seremos capaces de sanarnos, de desprendernos de lo que hace daño y, sencillamente, avanzar hacia lo que merecemos.

¿Quieres avanzar hacia lo que mereces? Te dejo los seis pasos para lograrlo:

  1. Preparación.  Elige un lugar adecuado donde estés tranquilo y puedas reflexionar y pensar. Para ayudarte te propongo respirar lenta y abdominalmente 3 veces para relajarte un poco más.

    Presta atención a todo lo que te está sucediendo en ese momento, mirando lo que está sucediendo en tu mente, cuerpo, energía y en tu corazón. Enfócate en el aquí y en el ahora e intenta evitar cualquier distracción. Explora tus sensaciones, pregúntate cómo te sientes, busca si te duele algo e indaga en tu cuerpo…

  2. Aceptación de lo desagradable, doloroso o de las dificultades por las que estás pasando. Este paso consiste en inicialmente centrarnos en lo “negativo” que nos esté pasando. Es fundamental abrazarlo y admitir sin ningún juicio lo que nos ocurre, aceptando con compasión nuestro sufrimiento sin rechazarlo. Haciendo esto seremos capaces de mirar nuestra experiencia no grata y probablemente descubrir que no es tan dura o difícil como creíamos.

  3. Disfrute de todo lo agradable que estés sintiendo. En este tercer paso te propongo centrarte en los aspectos placenteros del momento presente. Es muy normal que cuando estamos sumidos en problemas o en el dolor nos olvidemos de otros momentos gratos, puede ser algo tan simple como un cosquilleo en el estómago o ver un rayo de sol entrando por la ventana…  Por supuesto, disfrutar de lo agradable no lleva a olvidarnos o a una distracción de lo que no es tan grato, sino dar espacio a todo lo que nos pasa.
  4. Ganar perspectiva. Este paso consiste en ver con más amplitud, profundidad y ecuanimidad tanto los aspectos agradables como los aspectos desagradables de nuestra experiencia, tanto desde un punto de vista interior como exterior.
  5. Mostrar apertura al dolor. Forma parte de la naturaleza humana el evitar el dolor y el aferrarnos a lo placentero. Abrirte al dolor supone tener una actitud bondadosa hacia ti y extender esa actitud hacia los demás, entendiendo que los demás sufren igual que tú.

    Este paso te llevará a vivir la experiencia con empatía y conexión con los demás y contigo mismo.

  6. Vivir eligiendo en cada momento lo que quieres. Este paso es el más difícil, es dejar de ser víctima de las circunstancias y empezar a ser verdaderamente responsable de tu vida.

    Enfrentándonos a nosotros mismos, afrontando lo que nos pasa, tomando conciencia de nuestras debilidades y atreviéndonos a transformarlas en fortalezas.

    Eligiendo y creando una perspectiva más amplia te llevará a no reaccionar, sino a responder, especialmente ante las dificultades de la vida.

La toma de conciencia es una habilidad que se va desarrollando, no es una capacidad que se adquiere cuando nacemos sino la vamos consiguiendo a medida que interactuamos con los ámbitos interno y externo.

Con el fin de complementar lo que te acabo de compartir te dejo este vídeo que habla de lo que es el Midfulness y de la atención consciente.

Alejandro Jodorowsky nos dice “Tu verdadera responsabilidad social, es sembrar conciencia” algo en lo que estoy totalmente de acuerdo y que practico con todas las personas que acompaño en mi día a día.

Después de lo que te he compartido ¿qué vas a hacer para lograr una mayor conciencia? ¿Cuándo vas a empezar a hacerlo?

¡Tú puedes, puedes lograr lo que te propongas, además, te lo mereces!

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso, te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

 

 

 

¿Cómo te sientes a tu vuelta de vacaciones? ¿Qué haces cuando vuelves de vacaciones?

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Photo by Marvin Meyer on Unsplash

 

Cuando volvemos al trabajo tras un periodo vacacional supone  tener ciertas dificultades. Hay numerosos estudios que indican que más de la mitad de los trabajadores sufrimos consecuencias en esta vuelta a la cotidianidad laboral. Este hecho es conocido como síndrome postvacacional.

Gabriel Schwartz, director de Psicología Laboral, indica que aunque nuestro trabajo nos apasione, esta vuelta puede ser vivida con agobio y malestar.

Es algo muy normal que al volver a las rutinas diarias de trabajo nos genere desánimo, irritación, desmotivación, dificultad para conciliar el sueño, falta de concentración, tensión muscular, e incluso, problemas relacionales con otros compañeros… porque volver de las vacaciones conlleva: madrugones, atascos, cansancio, vuelta al colegio de nuestros hijos, otro tipo de alimentación, estrés…

Todo esto es cierto, pero podemos llevarlo mucho mejor si sigues algunas claves que hoy voy a compartir contigo:

  1. Deja al menos un día entre las vacaciones y tu vuelta al trabajo. Hacer esto te ayudará a mentalizarte para afrontar la nueva situación y a que el cambio sea menos traumático. Además, para facilitarte esta transición, una opción podría ser quedar con familiares y/o amigos y compartir vuestras vacaciones.
  2. Mantén unos horarios regulares y genera tiempos de descanso durante la jornada laboral. Es importante crear rutinas, tanto durante el día, como en las horas de acostarse y levantarse. De esta forma, será más fácil adquirir unos hábitos de sueño saludables porque es necesario contar con tiempos de descanso adecuados, ya que la falta de sueño incrementará los síntomas del síndrome postvacacional. Expertos recomiendan establecer descansos dentro de la oficina, como por ejemplo, realizar un descanso de unos 15 minutos si la jornada es de más de 6 horas. También indican que cada dos horas sería conveniente relajar la vista, estirar un poco la espalda y el cuello y tomar conciencia de la postura, intentando mantener la espalda recta y una postura correcta con el teclado. Nos aconsejan levantarse para dar un paseo, estirar las piernas y beber agua para estar hidratados. Durante las horas de trabajo, busca momentos de pausa para reactivar la respiración, variable esencial en los procesos de control del estrés y la ansiedad.  Estas recomendaciones ayudan a que no se resienta la salud, ni el rendimiento laboral.
  1.  Practica una vida saludable. Lleva una dieta equilibrada y una alimentación ordenada, haz ejercicio físico y mental, vigila tu salud, deja de fumar, duerme al menos 8 horas… Está demostrado que llevar una vida saludable de forma regular contribuye a mantener una buena salud y a prevenir enfermedades, a la vez que ayuda al carácter, la disciplina y a la toma de decisiones en la vida cotidiana.  Una vida saludable contribuye a establecer un bienestar físico y mental, mejorando la autonomía de la persona, la memoria, rapidez de ideas, rebaja la tensión y el estrés, mejora la relajación y promueve sensaciones como el optimismo y la euforia, al tiempo que se mejora la autoestima de las personas.  Si te sientes bien será más fácil que te adaptes a la vuelta al trabajo más rápidamente.
  1. Trabaja tus pensamientos. Pensamientos como “vaya mierda, de nuevo al trabajo”, “quien pudiera volver de vacaciones” … minan nuestro momento e incluso lo negativizan. Seamos realistas: ni las vacaciones son ideales, ni el trabajo es un horror. Las dos situaciones son necesarias y tienen su parte positiva.   Las vacaciones nos ayudan a tomar nuevo aire, a desestresarnos, a cambiar la monotonía… y el trabajo nos da estabilidad, nos proporciona una mejor situación económica… Cuida tu actitud y tus pensamientos.
  2. Organiza y planifica de forma eficaz y eficiente tu agenda. Seguro que tendrás muchos nuevos problemas a resolver, muchos correos a contestar, muchas llamadas a realizar, nuevos proyectos a afrontar, asistir y organizar nuevas reuniones… no te agobies desde el primer momento.  Comienza haciendo una lista con los asuntos y tareas que vas a afrontar y adapta tu agenda de forma progresiva a la vuelta a la rutina, sin que las tareas se te amontonen, prográmalas. Te recuerdo que te puedes comer un elefante, pero sólo a trocitos. No quieras solucionar todo desde el primer minuto, tómate tu tiempo en organizarte para afrontar tu trabajo y tus nuevos quehaceres y tareas.
  3. No esperes a las siguientes vacaciones, emplea tiempo en ti y en lo que te gusta. Tenemos tiempo libre y días festivos, organiza una nueva salida o actividades que te gusten, queda con tus amigos, lee, ve tus series favoritas… Combina tu actividad laboral creando nuevos espacios y momentos que te proporcionen sentirte bien, romper con la monotonía y despejar tu mente.
  4. Redecora tu espacio de trabajo. Incorpora elementos y accesorios que aumenten tu comodidad en el trabajo y creen un entorno de trabajo más agradable. Por ejemplo, incorporando una iluminación más suave, comprando una silla ergonómica o poniendo alguna foto de las vacaciones que te provoque al mirarla alguna sonrisa o que te aporte una sensación de bienestar o te traiga algún pensamiento positivo.
  5.  Busca apoyo en personas de tu confianza y ponte en el lugar de los demás. Expresa a tu familia, amigos e incluso, compañeros cómo te encuentras para que puedan entender tu malhumor o tu tristeza y empatiza con tu entorno, ya que ellos pueden estar pasando por algo muy similar a ti.  Ponernos en el lugar de los demás es clave para mejorar nuestras relaciones laborales y personales y mejora los vínculos de cercanía y confianza.

¿Qué otras cosas haces para afrontar tu vuelta de las vacaciones?

Con el fin de complementar lo que te acabo de comentar te dejo el siguiente  enlace para que pinches sobre el y escuches el video que a continuación te presento:

Vuelta al trabajo tras las vacaciones

Después de lo que te he compartido ¿qué vas a hacer para afrontar mejor tu vuelta al trabajo tras las vacaciones? ¿Cuándo vas a empezar a hacerlo?

¡Tú puedes, puedes lograr lo que te propongas, además, te lo mereces!

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso y que te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

 

¿Te cuesta delegar?  ¿Te cuesta mucho tomar decisiones? ¿Crees que haces las cosas mejor que los demás?

Foto de pixabay

Hoy quiero hablarte de "la importancia de dejar de ser perfeccionista" y lo hago porque me estoy encontrando muchas personas a mi alrededor tanto alumnos, como compañeros y familiares que se empeñan en ser perfectos y esto, les está robando, entre otras cosas, muchas oportunidades de lograr nuevos éxitos.

El perfeccionismo, según la RAE, es la tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado. Algunos sinónimos serían: concienzudo, detallista, exigente, cuidadoso, prolijo, exacto, minucioso…

¿Eres una persona perfeccionista? Emol nos recuerda que en diciembre de 2013 The Huffington Post publicó un artículo en el que indicaba 14 signos característicos de las personas perfeccionistas que a continuación paso a explicaros:

  1. Siempre estás dispuesto a agradar. Desde que somos pequeños nuestros mayores, nos premian y castigan en función de nuestros éxitos o logros, por lo que se incentiva el querer gustar y agradar.
  2. Sientes que nunca es suficiente. Un perfeccionista siempre siente que algo les falta y que no consiguen lo que desean, ya que la perfección no existe.
  3. Tienes un alma culpable. Un perfeccionista no se deja ver, no muestra cómo es en realidad, ya que no muestra su fragilidad, ni su vulnerabilidad.
  4. Te cuesta abrirte hacia los demás. Al buscar la aceptación, evitan tocar con los demás sus inseguridades, miedos o debilidades.
  5. Te gusta dilatar. Un perfeccionista teme equivocarse y fracasar, luego dilatan la toma de decisiones y posponen tareas.
  6. Ser del "montón" te pone nervioso. Los perfeccionistas quieren ser los mejores y sobresalir entre los demás.
  7. Criticas a los otros. Una manera de defenderse un perfeccionista es juzgando o etiquetando a los demás, su exigencia les lleva a no aceptar en los demás lo que no aceptan de sí mismos.
  8. Apuntas siempre a lo grande. Un perfeccionista no se arriesga si no piensa que juega a caballo ganador, si no piensa que el proyecto será exitoso.
  9. Lloras sobre la leche derramada, aunque sabes que no debes hacerlo. Los perfeccionistas no admiten los errores y cuando cometen alguno lo toman como un gran fracaso por muy pequeño que sea.
  10. Disfrutas con los errores de los otros. Al no aceptar sus errores cuando otros los cometen se sienten mejor, otro de sus lemas es “mal de muchos consuelo de todos”.
  11. Tomas todo a modo personalUn perfeccionista en lugar de ver el problema cada vez que pasa algo piensan que son el problema.
  12. Sientes nostalgia de tu época escolar. En la época colegial conocíamos fácilmente quien iba bien o mal en los estudios por las notas y esto les hacía sentir seguros a los perfeccionistas.
  13. Te pones a la defensiva cuando te critican. Un perfeccionista se esfuerza mucho por cuidar su imagen y tienden a defenderse ante la más mínima crítica.
  14. Sabes que buscar la perfección te hace daño, pero crees que es el precio que debes pagar por el éxito. Desde su niñez les dicen que “lo que cuesta es lo que vale”. Este es uno de los lemas de un perfeccionista.

El perfeccionismo aunque para muchos puede resultar una conducta positiva puede en realidad provocar serios daños colaterales. Te indico algunos daños que padecen los perfeccionistas:

Pueden presentar problemas físicos. La Universidad de Brock, en Ontario tras un estudio elaborado sobre la relación entre perfeccionismo y salud física de 492 personas, de entre 24 y 35 años de edad, concluyeron que las personas perfeccionistas son más propensas a sentirse mal, y a quejarse de falta de sueño, dolor y fatigas que aquellas que no lo son. E incluso, presentar problemas digestivos, intestinales, cefaleas tensionales, jaquecas, dermatitis, etc.

Un perfeccionista presenta una baja autoestima y una falta de confianza y seguridad, como he indicado rechazan cualquier error, fracaso e imperfección, nunca están conformes con lo que consiguen.

Además de que son personas que temen mucho un fracaso y necesitan siempre ser perfectos y como todo esto es imposible de lograrse en cada momento, pueden sentir mucha frustración e incluso, llegar a estados depresivos.

Los perfeccionistas quieren todo bajo control y son obsesivos. Las personas demasiado perfeccionistas podrían llegar a tener el temido trastorno obsesivo-compulsivo.

También las personas perfeccionistas son pesimistas al marcarse objetivos poco realistas y muy altos, su exigencia les obliga a esforzarse tanto por sus metas que les impide disfrutar de cada momento.

En el artículo paradoja del perfeccionismo puedes ver más síntomas físicos y emocionales.

Thomas Curran nos recuerda que nuestra peligrosa obsesión por el perfeccionismo está empeorando.

Después de lo que acabo de compartir ¿qué vas a hacer para dejar de ser perfeccionista? ¿Cuándo vas a empezar a hacerlo?

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso, yo te responderé a cualquier duda o pregunta que quieras realizarme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

Querido compañero,

¿Cómo te programas? ¿Qué tienes en cuenta? ¿Qué técnicas utilizas?

 noche y día, bioritmo

En algunos de mis artículos anteriores ya te había hablado sobre la Planificación versus la Programación, y también de 10 claves y herramientas para programarte, hoy quisiera compartir contigo algunas técnicas para programarte más eficazmente:

Seguro que para programarte utilizas tus técnicas,  hoy quiero compartirte tres de las que yo uso habitualmente.

Una es la PNL (Programación Neuro Lingüística). Para programarnos es fundamental cuidar el cómo nos hablamos, las expresiones que utilizamos y el lenguaje en el que nos comuniquemos, que es importante que sea un “lenguaje positivo”. Por ejemplo: No es lo mismo decirte: “tengo que ir a una formación” a decirte ”voy a esta formación porque deseo mejorar y me gusta reciclarme”. Ya tratamos este tema en otro de nuestros artículos: ” lo que te dices y como te lo dices importa”

También es muy importante cuando te programas el cuidar tus pensamientos negativos o derrotistas. Por ejemplo, no es lo mismo pensar: “vaya día tan malo que voy a tener” a pensar “hoy voy a por todas, seguro que tendré un gran día”.

Esto es importante a la hora de programarte porque llegar o no llegar a lo que quieres hacer en el día dependerá de ello.

Otra técnica que utilizo es la Gestalt, el “vivir el aquí y el ahora” para concentrarme en lo que estoy realizando en cada momento, sin distracción. Por ejemplo: si estás duchándote, disfruta del agua al caer por tu cuerpo, del aroma del champú… en lugar de estar pensando en lo que vas a hacer después. O si estás realizando un informe, olvídate del e-mail, del teléfono,...y así podrás tener en la mente todo lo relativo a ese informe. De esta forma puedes optimizar tu tiempo y ser más eficiente. Y saber cuánto tiempo dedicas a cada cosa es una buena forma de programarse mejor y ya que lo conoces, aprovecharlo al máximo de concentración.

Tenemos ritmos biológicos diferentes, por eso, otra técnica que te propongo es atender a tus bio-ritmos, Cronobiología para ser más eficaz a la hora de programarte. Puedes saber más sobre la cronobiología en el vídeo que te dejo aquí.

  • La gente “de mañana” tiende a despertarse con facilidad, a estar en alerta desde el primer momento y tiene una caída energética considerable a últimas horas de la tarde.
  • La gente “de mediodía” es la que mejor se adapta al horario de 9 a 5. Se despiertan entre las 7 y las 8 con una actividad más lenta y su energía tiende a elevarse a primeras horas de la tarde.
  • La gente “de noche” es la que tiene el despertar más lento y la que puede estar durmiendo por la mañana sin que les moleste la luz. Son espectadores de programas de madrugada y asistentes a las “sesiones golfas” o tertulias nocturnas.

Es difícil clasificarnos claramente en una de las franjas diarias, ya que la energía puede sufrir altibajos en pequeños mini ciclos. Una buena técnica consiste en hacer un seguimiento de: las horas en las que estamos con más alerta y energía, de aquellas en que nos sentimos despiertos pero con ganas de descansar un rato, y –por último- de las horas en las que realmente nos cuesta un esfuerzo realizar el trabajo. Conocer el ciclo diario de energía nos permite programar las actividades en relación a nuestro grado de alerta.

En los estados de máxima alerta te propongo programar:

  • Grandes proyectos que precisen de un alto grado de implicación y concentración.
  • Asuntos críticos que generan presión.
  • Lecturas importantes y complejas.
  • Material que puede ser aburrido.
  • Reuniones con el jefe.
  • Reuniones y llamadas en las que –sobretodo- es importante escuchar.
  • Todo lo que requiera mas pasividad que actividad.
  • Situaciones en las que no se quiera ser interrumpido.

¿Qué otras tareas y actividades se ocurren programar cuando estás en un estado de máxima alerta?

En cambio, cuando te encuentras en un estado de letargo es cuando más nos cuesta la concentración, la atención y el mantenimiento de una actitud activa… Si nos vemos obligados a escuchar y tomar notas, el moverse y despertar el interés pueden ser unas buenas técnicas. No obstante, los ciclos de atención tienen una fluctuación de 90 minutos aproximadamente. Pararse cinco o diez minutos cada hora y media nos permite reemprender la actividad con energía renovada.

En este estado letárgico propongo realizar tareas como:

  • Proyectos de corta duración.
  • Tareas breves y variadas.
  • Actividades que requieran movimientos físicos en los que la concentración no deba ser crítica (salir del despacho e ir a otro piso para buscar algo…)
  • Llamadas o reuniones con personas que nos agraden.
  • Todo lo que encontremos sumamente interesante.

¿Qué otras tareas y actividades se ocurren programar cuando estás en un estado letárgico?

Y tú, ¿Crees que puedes mejorar tu programación? ¿De qué manera? ¿Cómo lo vas a llevar a cabo?

No te olvides que te acompaño con pasión al logro de tu éxito.

Milagros García

La primavera está a punto de llegar. Según las indicaciones del Ministerio de Fomento, será esta misma noche. Es el "primer verdor" en el que se da la renovación, el despertar, nuevos brotes que florecen, con temperaturas cada vez más cálidas y lluvias que alimenten los terrenos para que el crecimiento sea completo.

 Primavera

¿Y qué tiene esto que ver con la empresa? Después de este primer trimestre del año, en el que ya hemos comenzado a sembrar, es momento de revisar lo que estamos haciendo, de poner una mirada hacia la creatividad, para reinventarse, permitirse tomar nuevas perspectivas e innovar. Es un momento de crecer, de coger confianza y fuerza, de relacionarse y salir de nuevo al mercado aprovechando el "buen tiempo" del entorno.

Os dejo unos clásicos de música para acompañaros en esta inspiración, la "primavera" de Vivaldi o la "sexta sinfonía" de Beethoven.

¿Cómo podemos favorecer el espíritu de la primavera en nosotros y en nuestra empresa?

Renovar la motivación: ¿Qué te hace recargar tus pilas y dar lo mejor de ti?. ¿Cómo vas a fomentar la motivación de tus colaboradores? Recuerda lo que te gusta hacer, lo que haces muy bien, y revisa las acciones que hacen que tus colaboradores quieran permanecer en tu equipo. Es importante que no se nos olvide el ¿para qué? de estar donde estamos y haciendo lo que hacemos como lo hacemos.

Enriquecerse: suma a tu equipo brotes verdes, anímate con nuevas contrataciones, acuerdos de colaboración, alianzas estratégicas, etc. Nuevas personas traen aire fresco a la rutina. Aprovecha a salir y relacionarte. Eso sí, elige bien. Siempre de acuerdo a los valores de la empresa y sin perder de vista los objetivos marcados. Es tiempo de apostar por el crecimiento de la empresa.

Nutrirse: para aprovechar el espíritu de la primavera qué mejor que seguir formándonos. Estar en aprendizaje continuo. Puede ser una formación dentro de nuestro puesto de trabajo, o mostrando interés por lo que hacen nuestros compañeros, superiores, subordinados... Y también es momento para atreverse con esas facetas que nos gustan y a las que no solemos dedicarle tiempo. Profundiza en el desarrollo de habilidades, en hobbies,... ¡despierta tu curiosidad!

Florecer: desplegar nuestro encanto, sonreír más, tener detalles con las personas que apreciamos, relativizar lo que, en el fondo, no es tan importante. Aprovechar a dar sin esperar recibir, llegar al corazón de quienes tenemos alrededor. Fomentar un clima emocional saludable, soltar lastres, decir las cosas con elegancia y respeto, con asertividad. Que se note que estamos y que sabemos cómo brillar. Cree en ti.

Salir de la rutina: ¿has probado a llegar al mismo punto por una camino diferente? Desde cómo llegar hasta el trabajo a cómo obtener más ventas. ¿Qué podemos mejorar?, ¿qué podemos hacer distinto? ¡Prueba! Así iremos desarrollando nuestra creatividad y practicando, llegaremos a tener muy buenas ideas que permitirán innovar y mejorar procesos e incluso nuestra propia vida, porque nuestro cerebro estará más alerta y renovado.

 Así que para poner un poco de primavera, como dice Laura Pausini, "demuestra lo que puedes hacer".

¿Cómo vas a comenzar esta estación del año? ¿Qué vas a poner en marcha esta primavera?

Te espero aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills