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Según los estudios sobre el futuro del trabajo, cada vez tomará más relevancia el pensamiento crítico y creativo. Salir de situaciones adversas, responder al mercado cambiante y ofrecer un nuevo producto, requiere de creatividad. No podemos perdernos por querer seguir haciendo lo mismo.

Si lo pensamos bien, hasta en los productos básicos de primera necesidad, como pueden ser la leche o el pan, ya tenemos una amplísima variedad. Variedad que se ha desarrollado a base de creatividad.

Podremos tener ayuda de la inteligencia artificial, e incluso se ha demostrado que la tecnología puede ayudarnos a expandir nuestra creatividad, pero si queremos progresar, hemos de ser nosotros quienes pensemos y creemos y dejar que las máquinas nos faciliten la elaboración. Y no mantenernos al servicio de ella, sino ellas al nuestro. Como dice Isabel Salama, “el ser humano es un organismo, no un mecanismo” y hemos de aprovechar todas nuestras capacidades

La creatividad se va perdiendo con la edad, incluso a una velocidad increíble. Para hacernos una idea, con 15 años ya solo tenemos un 10% de la que teníamos de niños y a partir de los 15 años apenas nos manejamos con un 2%, y vaya lo que somos capaces de hacer con ese 2%. ¡Imagina lo que podríamos lograr si la potenciamos! 

Silvia Leal, en su ebook sobre fresh thinking, habla de la necesidad de leer, de aprender a programar y de estudiar. Si ya decíamos que la sociedad y el mundo requiere de learnability, hoy, ante las circunstancias y necesidades de supervivencia y superación en las que nos encontramos, lo necesitamos más que nunca. No podemos dejar nuestro futuro laboral solo en manos de las empresas en las que trabajamos o de los gobiernos. Hemos de crear, creer en nuestras capacidades y contribuir a nuestro bienestar y el de los demás. Si el mundo no es como te gusta, si tu trabajo no te llena, ¿qué vas a hacer? Invéntalo.

  • Escúchate. Seguro que has dicho más de una vez algo así como: “quitarnos este papeleo nos facilitaría el trabajo” o “si solo pusiéramos una bandeja aquí, accesible para todos, resolveríamos la situación”. Y como estos, mil ejemplos de nuestras ideas para mejorar las cosas. Se nos ocurren procedimientos a mejorar, nos sale el crítico constructivo cuando nos vemos con el conocimiento sobre cómo se agilizarían procesos, se obtendrían mejores resultados o se mantendrían relaciones más óptimas. Así que escúchate, hazte consciente de lo que se te ocurre y como suele hacer Richard Brandon, no dejes la idea ahí, sino haz lo necesario para poner tu idea en acción. Sí, ya lo sé, no siempre depende de ti, pero si no lo propones, no va a hacerse nunca. ¿O esperas que se le ocurra a otro y se lleve el mérito él?
  • Piensa fuera de la caja. Esto es algo que ya se va aplicando al mundo empresarial desde hace años. Sin embargo, ¿cómo se hace? Sobre todo, buscando utilidades diferentes a las habituales. Salir de lo obvio. Por ejemplo, un tenedor, ¿cómo puedo utilizarlo? Además de para comer, me puede servir para recogerme el pelo, como pincho donde ir poniendo comandas o tickets, para rascarme la espalda, para pintar, etc. Y puedes decir, vale eso no es muy original, ya se le ha ocurrido a alguien antes, bien, cuanto más practiques, más irá creciendo tu habilidad para encontrar alternativas más originales.
  • Relaciona ideas. ¿Qué tiene que ver el helado con las bicicletas? ¿Podríamos conseguir hacer una asociación entre ambas que supusiera una idea de negocio? Seguramente sí. De hecho, ya hay una empresa que se dedica a ofrecer helados y bicis para pasar una tarde estupenda. Puedes tomarlo como un juego para encontrar los puntos de unión entre dos cosas diferentes. ¿Qué tiene que ver una pluma con un coche? Podemos pensar en asientos acolchados, que mantienen la temperatura… Sigue jugando.
  • Cambia el diseño de aspectos como el color, la forma, la textura, el orden, la localización… Una buena pregunta es ¿qué pasaría si…? Y esto es válido para cualquier tema laboral, no solo para productos, sino para colocar la recepción de una oficina, decidir poner mesas compartidas, teletrabajar, cambiar la jerarquía y modificar la estructura de la organización hacia una redarquía. Solo tienes que probar y valorar las consecuencias. Validar lo que sea necesario será un tema posterior para tomar decisiones y poner en marcha definitivamente las ideas.
  • Utiliza el método SCAMPER de Bob Eberle. Es una forma de preguntarte sobre los productos, servicios, estructuras, procedimientos, nuevas propuestas, que te dará una mayor perspectiva y te ayudará a la generación de ideas. Hay muchas preguntas que puedes encontrar en internet sobre cada etapa de este método.
    • S: Sustituye - ¿Qué se puede sustituir?
    • C: Combina - ¿Qué puedes combinar con otras cosas?
    • A: Adapta - ¿Qué se puede adaptar para que tenga otra función o aspecto?
    • M: Minimiza o maximiza - ¿A qué se le puede dar más o menos énfasis?
    • P: Pon otra utilidad - ¿En qué otra área se podría aplicar?
    • E: Elimina - ¿Qué se podría eliminar?
    • R: Al revés - ¿Qué se podría hacer en sentido inverso?
  • Comparte tu idea. A muchos no les gusta compartir porque piensan que se las pueden quitar, o que si son una gran idea, mejor no decir nada hasta que esté en marcha. De acuerdo. Hay momentos en los que hay que guardar el secreto profesional. Sin embargo, las actuales teorías de lean management proponen que preguntes a tu público qué les parece tu idea antes de gastarte el dinero de montar toda una estructura empresarial para llevarlo a cabo. Esto ahorra muchos esfuerzos innecesarios. También en agile management se comparten ideas de mejora continua de los productos y proyectos en los que se va trabajando hasta encajar la forma en la que se cubren las expectativas, funcionalidades y las necesidades. Y recuerda la espiral de las ideas, para compartir en lugar de repartir. Con tu idea yo incorporo mi percepción y la mejoramos; con mi aportación tú le vas a dar una nueva perspectiva y la idea crece. Así que fomenta los espacios de creación de ideas.

Y volviendo al principio, dado que de niños nos era más fácil desarrollar nuestra creatividad, suelta tu imaginación, juega, vuela, cambia de escenario, inventa, prueba, mezcla, como un niño, sin prejuicios, porque ya habrá un tiempo posterior de análisis de las ideas. Pero no cortes las alas a la creatividad de antemano. Fomenta la creatividad y después evalúa.

¿Cómo vas a entrenar tu creatividad para cambiar aquello que no te gusta? Aprovecha y diviértete creando. Pon en acción tu hemisferio derecho. 

Y si lo necesitas, estamos a tu disposición para ayudarte. Todos tenemos la capacidad de la creatividad en nosotros. Solo hay que ayudarla a salir. ¡Tú puedes! 

Aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills  

El dinero que me pagan a final de mes es mi principal motivador para decidir trabajar en una empresa. ¿Es tu caso?

Cuando se firma un contrato laboral llegamos a un acuerdo entre la empresa y el trabajador por el que la empresa hace patente que quiere que el colaborador trabaje, dedique su tiempo, capacidades y conocimientos para alcanzar sus metas u objetivos propuestos; y el trabajador deja sellado su interés en hacer todo eso a cambio de unas condiciones establecidas de salario económico, emocional, beneficios sociales, condiciones laborales, etc. Podríamos decir que eso con lo que hemos estado de acuerdo es nuestra recompensa como trabajadores.

Aunque la teoría motivacional de Herzberg nos dice que cumpliendo meramente el acuerdo podemos llegar a la no satisfacción, si queremos algo más de satisfacción en el trabajo vamos a necesitar que nuestros líderes nos reconozcan, nos valoren, nos potencien, nos faciliten el trabajo, nos comprendan, nos den lo que necesitamos para trabajar, ayuden a promocionarnos, nos capaciten…

Las empresas llevan unos años sumándose a la tendencia de en lugar de pagar un mayor salario ofrecer más recompensas no monetarias. Pero cuidado, es importante que se cumpla un mínimo porque si no, por mucha recompensa, las personas que aceptaron trabajar bajo esas condiciones seguirán buscando un empleo con mejores condiciones. Y luego la empresa se encontrará luchando por la retención del talento o el compromiso de los trabajadores.

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Sabiendo que cada generación tiene sus propias necesidades, y que lo que puede satisfacer a una persona con hijos pequeños podría ser diferente de lo que satisface a una persona sénior o a un talentoso joven, cada vez más empresas se plantean recompensas personalizadas. Sin embargo, hay algunos principios importantes a tener en cuenta a la hora de proponer recompensas en nuestra empresa.

Los principios para tener en cuenta son:

  • Preguntar. Como no tenemos una bola de cristal, ante la duda, mejor preguntar. Podemos organizar grupos de discusión que involucren a colaboradores de distintas áreas y sectores de actividad, de diversas edades o diferentes regiones. Esto nos puede ayudar a decidir qué estrategia de recompensa aplicar, qué incentivos son los más adecuados, qué se puede cambiar para mejorar el modelo de reconocimiento o cuáles son las iniciativas que mejor acogida han tenido.
  • Indagar. Conocer el sistema de recompensas de la competencia contribuirá a evitar problemas de rotación, conflictos individuales y colectivos. Si por hacer el mismo trabajo en la otra empresa me dan mejores condiciones o recompensas, no me voy a quedar en ésta. Para tener a los mejores hemos de tratar a nuestra gente como a los mejores.
  • Ser imparcial. Dentro de un mismo grupo o categoría profesional no tienen que existir grandes diferencias entre sus miembros. Ha de haber unas bases para todas las personas, que si hacen o se consiguen lo mismo, la recompensa sea la misma. Por ejemplo, si por tener un hijo tienes como recompensa salir a las 16h para poder ir a buscarlo al colegio, todo el que tenga un hijo en edad escolar podrá acceder a dicha recompensa.
  • Personalizar. Según la teoría de motivación de Stacy Adams, si yo me esfuerzo más, obtendré una recompensa mayor que otra persona que en el mismo puesto se esfuerce menos. Por lo tanto, hemos de entender también una retribución basada en los resultados y comportamientos de las personas. En los que tendremos en cuenta su iniciativa, interés, creatividad, etc. En definitiva, su rendimiento y desempeño. Además, es importante identificar las preferencias personales para establecer estrategias de reconocimiento que sean acogidas con el efecto deseado. Algunas personas prefieren ser obsequiadas con una comida de reconocimiento con los compañeros y otros con unas entradas para disfrutar de un espectáculo en familia.
  • Equidad. Todo esto no puede hacerse sin equidad. Si se percibe una falta de equidad en el reconocimiento individual de los colaboradores es fácil que se genere malestar y que se inicie un proceso de reclamación y queja constante que afectará sin duda al rendimiento. Equidad no es igualdad. Equidad es dar a cada uno lo suyo, lo que merece, que no tiene por qué ser igual que lo que le damos al otro (igualdad), pero sí similar, equitativo.
  • Que haya congruencia. Tiene que existir un equilibrio entre las recompensas individuales y las grupales. Así como proporcionales de forma congruente con el trabajo realizado, la dedicación, la resolución y el resultado obtenido.
  • Ser oportuna. La recompensa funciona cuando se produce en el momento adecuado. Si el equipo ha hecho un esfuerzo enorme por llegar en fecha a una entrega, darles un día libre será más oportuno a continuación de ese esfuerzo que tres meses después, cuando seguramente se habrá olvidado el objetivo que se consiguió y se habrá entrado en un nuevo proyecto. Para que sea oportuno es indispensable que los responsables conozcan lo que ocurre en el día a día, al equipo y los cambios que pueden ser necesarios para fomentar e incentivar el rendimiento del equipo.  Y también es importante asegurarse de que los mandos son conscientes de la importancia que tiene el feedback, cuándo éste ha de producirse de manera informal o con un agradecimiento público.
  • Comunicación clara. Si estamos introduciendo un sistema de recompensa en la empresa debemos asegurarnos de que todo el mundo es consciente de ello. Es importante que todos tengan claro cuáles son los objetivos, qué es lo que se premia y qué factores justifican la recompensa. Habrá que reforzar el mensaje a través de los diversos canales de comunicación disponibles: reuniones, boletines de noticias, portal de Recursos Humanos… El mensaje ha de llegar a todos y todos tienen que saber las reglas del modelo, ya sea trabajando en las oficinas centrales, en delegaciones o teletrabajando. En general es importante informar a la plantilla de los niveles salariales, de las distintas formas de alcanzarlos, y de los conceptos que comprenden cada una de las partidas.
  • Sencillez. Debe ser fácil de entender por la plantilla, evitando que se pudiesen generar malentendidos. Y han de ser tangibles para evitar subjetividades.
  • Ser estable. Implantar un modelo de recompensas tiene que ser persistente bajo unas mismas condiciones. Si cambia con frecuencia puede generar en los trabajadores desconfianza e inseguridad. Lógicamente, debe adaptarse o flexibilizarse en función de la coyuntura económica y de las exigencias del mercado y de la empresa.

Cuando alguno de estos aspectos falla, normalmente nos desmotivamos. Por eso, aunque no seas la persona que decide si esto es así o no, siempre puedes hacer notar que hay otra forma de hacer las cosas para mantener a los colaboradores más contentos. Yo suelo decir, que es mejor proponer que seguir quejándose. Si sabes cómo mejorar, dilo. Si no, tendrás que conformarte con lo que hay. Y entonces tu recompensa será la que estás aceptando. Si quieres que sea de otra forma, ¡ve a por ello!

¿Cómo quieres que sea tu recompensa? ¿Qué recompensa es la que mejor va contigo? ¿La obtienes ya en tu trabajo? Si no, ¿qué vas a hacer para conseguirla? Ponte en marcha, tienes todo el año para obtener mejores recompensas.

Aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills

¿Qué haces cuando negocias? ¿De qué maneras negocias? ¿Cuál suele ser el resultado de tu negociación?

10 claves para conseguir una negociación efectiva

 

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La negociación según la wikipedia es un esfuerzo de interacción orientado a generar beneficios.

Sus objetivos pueden resolver puntos de diferencia, ganar ventajas para una persona o grupo, diseñar resultados para satisfacer varios intereses, mejorar situaciones actuales, resolver conflictos o llegar a un punto neutral de la información.

El modelo Harvard define la negociación efectiva como una conversación entre dos o más partes para conseguir un arreglo de intereses divergentes o un acuerdo mutuo, con la habilidad de crear un ambiente de colaboración y compromisos duraderos.

Ya te compartí hace tiempo en otro artículo las 6 fases de un proceso de negociación  hoy quiero compartir contigo algunas claves para poder lograr una negociación efectiva:

  1. Prepara la negociación. Seguro que recuerdas uno de mis refranes que numerosas veces te he compartido en mis artículos: “lo bien preparado resultado esperado, lo mal preparado resultado caótico”.  Y en esta preparación comienza por prepararte tú, trabaja en tus 4 partes del ser humano: emocional (gestionando cómo estás y como te pueden llegar a sentir durante la negociación), energética (que vayas con una energía positiva y limpia con ganas e interés por desarrollar la negociación de forma efectiva para ambas partes), tu parte física (muestra una buena y saludable imagen y una postura corporal que invite a querer negociar) y por supuesto, la parte mental (aprende lo que puedas sobre la negociación, sobre las partes implicadas, posibles acuerdos, prepara estrategias, desarrolla habilidades negociadoras…). Te dejo mi artículo donde hablo sobre algunos trucos para preparar la negociación.
  2. Define los objetivos de la negociación. Es necesario saber lo que queremos lograr para saber planificarnos y poder pensar las diferentes opciones a llevar a cabo para lograrlos. Cómo saber definir objetivos racionales lo puedes comprobar con la técnica del SMART-E.
  3. Gestionar toda información posible. Todos sabemos que la información es poder, así que: obtén la mayor cantidad de información sobre las partes implicadas y recoge, a ser posible, por escrito toda la información necesaria que sustente tus intereses y respalde tu posición para poderla presentar cuando sea necesario.
  4. Plantea estrategias y alternativas desde el ganar-ganar. Si quieres hoy en día llevar a cabo una negociación exitosa es necesario trabajarla desde el ganar-ganar y que los intereses de todas las partes se encuentren atendidos, si esto no se produce toda solución que pase por ganar-perder o perder-ganar pondrá en riesgo la negociación, y podría acabar no avanzando o rompiendo la negociación.
  5. Crea un MAAN (Mejor Alternativa a un Acuerdo Negociador). Plantéate los diferentes escenarios posibles que podrías aceptar, así como lo que puede resultar inaceptable para ti. Trata de ponerte en el lugar de las otras partes pensando las zonas de interés y satisfacción de la parte contraria, lo que la otra parte quiere y necesita. Con este análisis seremos capaces de encontrar una zona de intereses común.
  6. Sé duro con el problema y sensible con las personas. Concéntrate en la solución y no en destruir a tu oponente. Las negociaciones se hacen entre personas y es importante cuidar las relaciones. Negociar con respeto, ética, sinceridad y transparencia favorece negociaciones futuras.
  7. Practica durante todo el proceso negociador la comunicación asertiva, la escucha activa y la empatía. Esta forma de afrontar una negociación te llevará a generar un mayor número de alternativas, e incluso para ceder en un momento dado, esto con la finalidad de que el beneficio para las partes negociadoras sea mutuo.
  8. Pregunta, no des nada por supuesto. No presupongas atrévete a preguntar, no tengas miedo a dar una imagen de que no sabes algo. Aclara las situaciones para evitar malos entendidos y poder encontrar las mejores opciones para ambas partes.
  9. Insiste, resiste y persiste. Un “no” inicial en un proceso negociador puede ser un “sí” posterior. Es necesario que no nos rindamos ante la primera dificultad, es importante persistir para lograr un acuerdo favorable para ambas partes. En mi artículo Pilares de la Persuasión te dejo 6 claves para ser persuasivos.
  10. Cerrad la negociación con un compromiso. De una forma clara y concreta especificar el acuerdo de la negociación o los siguientes pasos a llevar a cabo si no se ha logrado en ese momento un acuerdo, así como establecer cómo y cuándo se debe cumplir. De esta manera evitaremos los malos entendidos posteriores o las frustraciones futuras y tendremos un plan de cumplimiento.

Te recuerdo que ser un buen negociador implica conducir un suceso para llegar a un acuerdo satisfactorio entre dos partes enfrentadas.

¿Qué otras claves manejas para lograr negociaciones efectivas?

Con el fin de complementar lo que estoy hablando te dejo un vídeo que habla sobre las 6 fases de un proceso de negociación

Después de lo que acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué otros claves tienes en cuenta para llevar a cabo una negociación efectiva? ¿Cómo vas a mejorar un proceso de negociación?

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso y que te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Fomentas la creatividad o la toma de decisiones de tu equipo? ¿Qué haces para fomentarlo?

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Creatividad 

Hoy quiero hablarte de una técnica de trabajo en equipo que fomenta la creatividad y la toma de decisiones dentro de un equipo y que fue desarrollada por Edward de Bono.

Edward de Bono es un escritor y psicólogo maltés famoso por haber acuñado el término “pensamiento lateral” que desarrolla en su libro “6 sombreros para pensar”.

Esta dinámica es muy clásica para favorecer la comunicación en las empresas.

El pensamiento es el recurso máximo del ser humano. Sin embargo, nunca estamos satisfechos con nuestra capacidad más importante. No importa cuan buenos seamos, siempre querríamos ser mejores.

La adopción de los "sombreros para pensar" que describe Bono en su libro es un modo de reforzar la intención de ser un pensador. Los sombreros nos permiten pensar y decir cosas que de otro modo no podríamos pensar ni decir sin arriesgar el ego.

El concepto de los seis sombreros para pensar que creó Bono nos permite separar la lógica de la emoción, la creatividad de la información y así sucesivamente. Ponerse uno implica definir un cierto tipo de pensamiento.

De Bono distingue entre pensamiento el rutinario y el deliberado. El pensamiento automático sirve para encarar rutina, cuya utilidad consiste en saber reaccionar ante un interlocutor, pero no para genera propuestas. El pensamiento deliberado para hacer las cosas mejor, no sólo para encararlas y resolverlas al paso, se centra en cambio en producir propuestas, establecer objetivos, evaluar prioridades y generar alternativas.

De acuerdo con el autor, son la intención y los movimientos para llegar a algo lo que convierte una idea en realidad. La intención de pensar nos convierte a cada uno de nosotros en pensadores. De lo que se trata es de racionalizar el proceso para

Cada persona se pone o quita un sombrero a la hora de afrontar el tema o problema que se esté tratando. La clave es que cada sombrero es una dirección de pensamiento en vez de ser una etiqueta de pensamiento.

El método de los Seis Sombreros se esquematiza a continuación, Cada uno de los seis sombreros para pensar tiene un color: blanco, rojo, negro, amarillo, verde, azul. El color da nombre al sombrero.

El método es simple. Basta utilizar los seis sombreros imaginarios, cada uno de un color diferente. Pueden usar un sombrero de un color concreto durante un tiempo en un momento determinado.

Los sombreros involucran a los participantes en una especie de juego de rol mental.

 

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Mi editor Pedro Molina de la editorial Liberman y yo creemos que faltaría un sombrero más que es el de la ética, que podría tener un color Malva.
Los Seis Sombreros se pueden usar individualmente, en reuniones, para escribir informes y en numerosas circunstancias.Fuente: Extracto de BONO, E. de. 1986. Seis sombreros para pensar.

Este sombrero representaría el pensamiento ético y moral para decidir correctamente.

A este sombrero le caracteriza un pensamiento respetuoso con los demás, equitativo y ético. Es la búsqueda de la mejor decisión desde la perspectiva ética y de la inteligencia social.

El matiz del sombrero malva consistiría en ayudar a las organizaciones a ser más responsables socialmente y a promover las decisiones legales y éticas.

Con el fin de complementar lo que te he comentado, te dejo un vídeo que habla de los Seis sombreros para pensar de Edward de Bono

Después de lo que te he compartido, ¿Qué vas a hacer para mejorar la creatividad y la toma de decisiones en tu equipo? ¿Cuándo vas a empezar a llevarlo a cabo?

“Generalmente, los únicos que están satisfechos con su capacidad de pensamiento son aquellos pobres pensadores que creen que el objetivo de pensar es probar que tienen razón, para su propia satisfacción” - Edward de Bono

 

Milagros García

Muchas veces hablamos de creatividad para las empresas, dirigida hacia la innovación, la búsqueda de soluciones empresariales o de desarrollo de productos y servicios nuevos que permitan incrementar ventas, beneficios, y mejoras para el entorno.

Por otra parte, en nuestro día a día, tenemos adquiridas diferentes rutinas, manteniéndonos la mayor parte del tiempo en nuestra zona de confort. ¿Estas rutinas nos hacen sentirnos tan bien?

Por eso, la cuestión está en incorporar algo de nuestra creatividad al día a día, buscando en cada momento la forma de sentirnos mejor, para que cada día lleguemos a apreciar que ha sido un día feliz. Como dijo Tori Kelly “encuentra la felicidad en el momento en el que estás ahora mismo”.

Creatividad

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Al fin y al cabo la creatividad supone hacer, ver, sentir, concluir de forma diferente una misma cosa, o incluso producir algo de la nada, es decir crear. Y para ello siempre nos han dicho que hace falta imaginar: representar las imágenes de las cosas reales o ideales, que si lo haces mientras duermes, es lo que se llama soñar.

Como decía Walt Disney: “si lo puedes soñar, lo puedes hacer”. Mientras que Albert Einstein decía "si lo puedes imaginar, lo puedes lograr". Además, desde la PNL (programación neurolingüística), se dice que cuando lo sueñas es porque tienes ya los recursos en ti para poderlo realizar. Es motivador y retador, ¿verdad?

El desarrollo del hemisferio derecho del cerebro nos permite, entre otras cosas, potenciar nuestra capacidad creativa. Utilizamos la creatividad para afrontar problemas, para salir de situaciones, para buscar alternativas, para decidir cómo abordar una conversación, para cocinar y variar el menú… ¿O comes todos los días exactamente lo mismo?

Además, variar de camino para ir a trabajar, hablar con personas nuevas, descubrir, aprender, cambiar de lado de la cama para dormir… son todos estímulos que benefician la neurogénesis, es decir, que tengamos nuevas neuronas, previniendo enfermedades como el Alzhéimer.  

Hoy también se habla de diferenciarnos, como empresas en nuestros productos y servicios, y como personas al potenciar nuestra marca personal. ¿Y cómo lo hacemos? Con creatividad. Todos la tenemos, aunque no nos demos cuenta.

Ahora bien, ¿cómo podemos potenciar la creatividad en nuestro día a día? Haciendo algo de diferente forma, ¡por pequeño que sea el cambio! Os indico aquí dos puntos sobre los que reflexionar:

  1. ¿Somos conscientes de qué hacemos igual cada día?
  2. Cuestionarnos ¿Esto me hace sentir bien? ¿Con ello estoy encaminado a lo que quiero para mí? ¿Está funcionando a mi favor para conseguir mis objetivos?

Si la respuesta es no, entonces es el momento de desarrollar alternativas. Es posible que éstas ya estén creadas y/o que otras personas las realicen. Por el hecho de que tú no las hayas probado, el aplicarlas, supondrá algo nuevo para ti. Buscar cómo llevarlo a la práctica ya está poniendo en juego tu creatividad.

¿Cómo podemos idear esas nuevas alternativas? Algunas pistas...

  • Partiendo de la observación.
  • Preguntando a otros para que sus ideas nos sirvan de estímulo.
  • Haciendo mapas mentales.
  • Dibujando.
  • Contando una historia a alguien cuyo protagonista busca una alternativa como la que buscamos. Contarlo en tercera persona.
  • Pensando en ello justo antes de quedarnos dormidos, en ese duerme-vela previo, podemos favorecer el soñar con algo relacionado.
  • Haciendo asociaciones entre dos posibilidades, por muy inverosímiles que parezcan.
  • Herramientas como el Design thinking, modelos como los de Creative problem solving, o las técnicas de toma de decisiones, pueden ser también muy útiles.
  • Y si aún así no nos surgen, siempre podemos apoyarnos en facilitadores que nos entrenen, como los de 2miradas.

Por último, elige la alternativa más sencilla ¿qué es lo más fácil de lo que se me ha ocurrido que me permita alcanzar lo que quiero? Comenzar por lo más simple y lograrlo nos animará a realizar los pasos siguientes que requieran un mayor esfuerzo.

¿Te animas a salir de la rutina con creatividad?

 Te espero en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills