Cuando decimos “no tengo tiempo”, “no me da la vida”, “no llego a todo”, “no puedo”, “no sé”, nuestro cuerpo se pone en modo estrés. Si además le añadimos la percepción de no tener recursos suficientes para abordar la demanda que tenemos delante (recursos como tiempo, conocimiento, habilidades, energía o materiales), entramos en angustia o miedo, disparando nuestro cortisol. El exceso de cortisol nos provoca una inestabilidad emocional que nos puede afectar sobremanera. Como dice la Dra....
Escribir para gestionar emociones
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