Querido compañero,
¿Qué te lleva a sentirte desbordado?
Hoy quisiera hablarte de algunas situaciones rutinarias que nos llevan a sentirnos desbordados en nuestro día a día, algunas son:
- No sabemos decir no, ni poner límites, ni a personas, ni a proyectos.
- Nos agotamos. Subestimamos el tiempo y la energía que nos va a llevar un trabajo o compromiso.
- Ver el todo. A veces el mero hecho de ponerte a pensar en todo lo que tenemos que abordar en un corto espacio de tiempo, nos lleva a sentirnos agotados y/o superados.
- Sentir incertidumbre. Estar preocupados por saber si voy a poder afrontar todos los pagos a final de mes, si voy a poder entregar el trabajo que me encomendó mi jefe o mi cliente a tiempo, saber si voy a estar ahí para apoyar a mis hijos cuando me necesiten…
- Estamos preocupados por hacer demasiadas cosas diferentes a la vez. Si esta situación se prolonga en el tiempo, llegamos al estrés, porque estamos preparados para soportar esto durante un breve espacio de tiempo, como en un sprint de una carrera, pero no podemos hacer toda la carrera a modo de sprint.
- Nos exigimos demasiado. Queremos llegar a todo solos y nos culpabilizamos si no podemos o no vemos cumplidas nuestras propias expectativas.
- Perfeccionismo. Hacer, rehacer, el volver a leer, revisar lo revisado… esto lleva a un retraso en nuestros otros quehaceres o actividades que puede desbordarnos.
- Atender a las exigencias de los demás. Desatendernos por atender a los otros, olvidándonos de cubrir, incluso nuestras necesidades.
- Soportar algo que nos incomoda durante bastante tiempo. Os dejo un vídeo al respecto.
- Sentimientos acumulados que uno no sabe manejar. No saber gestionar o manejar tus emociones tras un trauma o un hecho muy relevante acaecido en tu vida en el que no sabes si reírte o llorar, en el que se dan emociones encontradas… Nos cuesta elegir qué sentir.
Es importante ponernos alertas para que no lleguemos a que se desborde el vaso y detectar cuándo vamos saturándonos para tomar medidas antes. Y quienes nos van a ayudar a detectarlo son nuestro hemisferio derecho del cerebro (el de las emociones) y nuestro cuerpo.
Estamos acostumbrados a la parte intelectual, a la de los números, a la lógica, a ¿cuántos años tienes de experiencia en el trabajo?, ¿qué edad tiene tu pareja?, ¿te salen o no las cuentas de la economía familiar?, etc… Y enseñamos así a nuestros hijos de la misma manera: ¿has aprendido una letra más?, ¿ya sabes sumar?, ¿conoces los ríos de España?… Pero… ¿y la parte emocional?
No estamos acostumbrados a detectar lo que sentimos y cómo o dónde lo sentimos. No estamos habituados a hablar de cómo estamos, ni a poner nombre a nuestro estado. Y se trata de aprender a conocernos para equilibrarnos y poder equilibrar nuestras emociones con los demás, con nuestros clientes…
Dicen que “el principio del cambio es el darte cuenta de algo” y Miguel de Unamuno ya nos indicó: “el progreso consiste en el cambio”.
En este link podrás encontrar un libro que complementa todo lo que estamos tratando y que te ofrecerá más información sobre el estrés que puede suponer esta sensación de desbordamiento, “el estrés y el arte de amargarnos la vida” de Miguel Costa, Zulema Aguado e Itziar Cestona.
¿Qué otros hechos pueden llevar a desbordarte? Y ahora que te has dado cuenta de lo que te puede desbordar ¿qué vas a hacer para que esto no te suceda?
Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso y que te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.
No te olvides que te acompaño con pasión hacia tu éxito.
Milagros García
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