Querido compañero, ¿Qué haces cuando alguien intenta ofenderte? ¿Cómo te comportas ante las ofensas? ¿Explotas o respondes en estos casos? Hoy quiero compartir contigo algo que practico y que ha supuesto llegar a sentirme más feliz y tranquila en muchos momentos de mi vida.
Seguro que has escuchado o leído en alguna ocasión la frase de: “no ofende el que quiere, sino el que puede”. Esta frase hoy en día la tengo presente de forma continua cada vez que me interrelaciono. He dejado de tomarme de forma personal la actitud negativa, las malas formas e incluso, las ofensas los demás.
Cuando alguien nos hace daño es porque le damos más valor que a nosotros mismos. No se trata de que haya aprendido a encajar la agresión, sino simplemente, no me siento agredida.
Hasta hace relativamente poco tiempo, percibía las ofensas o agresiones de los demás como algo negativo y lo vivía desde mi interior sintiendo que no merecía lo que el otro me transmitía o hacía. De esta manera, alimentaba mi ego y aumentaba mi malestar hacia los demás, lo que de ninguna manera generaba consecuencias positivas en mí.
Todos los seres humanos tenemos nuestras áreas positivas, nuestros puntos fuertes o virtudes y también tenemos nuestras áreas negativas, puntos débiles o lo que consideramos nuestros defectos. Es una tarea fácil el reconocer y aceptar esas partes nuestras positivas; sin embargo, a menudo tapamos debajo de la alfombra las partes con más defectos, por no quererlas ver, porque no las queremos aceptar o porque no admitimos que forman parte de nosotros mismos.
Si alguien nos hace ver alguno de nuestros defectos, los destaca o los ridiculiza, solemos tomárnoslo como algo personal y nos da vergüenza, o nos enfadamos porque «un ataque es la mejor defensa».
¿Y cómo nos sentimos cuando alguien nos ha dicho o hecho algo negativo? ¿Dónde lo sentimos? Yo en mi caso sentía un dolor en mi pecho, de mayor o menor intensidad, dependiendo de quién hubiera intentado ofenderme. ¿Qué hago para que ese dolor del pecho sea lo más pequeño posible o ni lo tenga?
- Cuidarme. Varias veces al día me pregunto ¿cómo estoy? y si la respuesta es positiva, me permito vivir y lo disfruto. Y si la respuesta es negativa o no tan positiva, me pregunto ¿qué puedo hacer en el aquí y en el ahora para estar mejor?
- Aceptarme. Para lograr esto, lo que hago es desarrollar mi autoestima y mi autoconocimiento. Me trabajo cada día para seguir descubriéndome. ¿Por qué es tan importante la autoestima? Te dejo un vídeo que seguro te ayudará a cultivar tu autoestima:
- Asimilar que los demás son como son, con sus cosas buenas y no tan buenas. Para lograr esto practico la empatía, pruebo el coraje de ponerme en el lugar del otro y mirarme a mí misma con honestidad. Además, me apoyo en mi singularidad: “el Amor que siento por los demás”.
- Me digo frases que me ayuden a cambiar mis pensamientos como: ¡qué mal tiene que estar esta persona para comportarse así o decirme eso o hacer aquello! Una frase que realmente me la creo, porque en este momento practico la compasión. Como decía Dalai Lama: “Si usted quiere que los demás sean felices, practique la compasión. Si quieres ser feliz, practique la compasión”.
- Cuando me comunico respondo desde la asertividad, sintiéndome libre de expresar en cada momento lo que siento. Ya te comenté una técnica para practicar este tipo de comunicación: DEPA y DEPCA.
Después de lo que te he compartido ¿Qué otras claves utilizas para no tomarte tan a pecho las ofensas o lo que otros te dicen o hacen? ¿Qué vas a hacer para sentirte mejor? ¿Cuándo vas a empezar a hacerlo?
¡Tú puedes, puedes lograr lo que te propongas, además, te lo mereces!
Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso y que te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.
No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.
Milagros García
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