Lo que te dices y cómo te lo dices, importa.

Cada día escuchamos la importancia del lenguaje incluso como instrumento de curación. Desde la ontología del lenguaje, de Rafael Echevarría, hasta el pensamiento positivo, pasando por su utilidad en la detección del talento, con el llamado lenguaje analógico.

¿Qué nos decimos y cómo nos lo decimos?

Comunicación

Estudios realizados por científicos rusos ya descubrieron que hasta el ADN puede ser influenciado y reprogramado por palabras y frecuencias. E incluso nuestro cuerpo puede modificarse si nos hablamos en la frecuencia adecuada. Sabiendo de la importancia que puede tener el lenguaje sobre nosotros y nuestro comportamiento, podemos comenzar a gestionarlo para que funcione a nuestro favor.

Cuando nos decimos «no puedo más», las posibilidades de poder un poco más disminuyen. Y lo mismo si nos expresamos en sentido negativo con nuestros compañeros, colaboradores, amigos y familiares. Creyendo que estamos ayudando con frases del tipo «no te rindas», nuestro cerebro, que no sabe interpretar el «NO», lo que está favoreciendo es a llevar a que la persona piense en rendirse.

Enric Lladó nos deja unos ejemplos más que os comparto en este vídeo:

Del mismo modo, cuando nos quejamos o expresamos un problema, el hecho de poner el problema sobre la mesa, desahogarnos, criticar, puede aliviarnos emocionalmente tan sólo porque exponemos con palabras lo que nos ocurre.

Ahora bien, para poder avanzar, sobre todo en las empresas pero también en nuestras relaciones personales, será más efectivo si al mismo tiempo que exponemos el problema, añadimos también las posibles soluciones. Como decía David Kelly, fundador de IDEO y d.school, “es responsabilidad del que ve un problema callárselo y traer problema y solución a la mesa juntos” como nos ha recogido Mamen Perera en su artículo «palabras tóxicas«.

Claves para una comunicación más útil y sana con nosotros mismos y con los demás:

  • ¿Lo que te dices te abre opciones o te las limita? Expresarnos en un sentido más amplio, con preguntas del tipo ¿cómo puedo solucionar esto?, nos abre muchas más opciones que si nos preguntamos ¿por qué me pasa esto a mí? Y nos da la oportunidad de resolver y afrontar lo que nos ocurre.
  • Utilizar metáforas capacitantes. Se ha comprobado que el uso de las metáforas nos permite asociar ideas con conceptos relacionados que, en general, nos facilitan la comprensión. Por ejemplo, «me encuentro entre la espada y la pared» nos aclara la idea que queremos expresar. Ahora bien, hemos de poner cuidado para elegir la metáfora más adecuada, la que nos potencie, la que nos permita enriquecer nuestra vida, como por ejemplo «abrir el abanico de las oportunidades que se nos presentan».
  • Tener un amplio vocabulario, como se ha demostrado en los estudios sobre neurociencia,  contribuye a mejorar la reserva cognitiva del cerebro, la responsable de subsanar nuestra pérdida de memoria incipiente en el ocaso de la vida.
  • Palabras como Gracias, Por favor, lo siento, perdón, te amo…tienen una fuerza especial en nosotros, y es la base del antiguo arte hawaiano Ho’oponopono.
  • Las distinciones, nos permiten elegir la palabra más adecuada cuando sabemos qué significa cada una de ellas. Por ejemplo, no es lo mismo aceptar que resignarse. Os dejo algunos ejemplos de distinciones aquí.
  • Evitar las generalizaciones «nada me sale bien» (¿nada?, ¿no hay excepciones? Seguro que algo te sale bien en algún ámbito de tu vida), las distorsiones «no me coge el teléfono, seguro que está enfadado conmigo» (¿y no podría ser por otro motivo?) y las eliminaciones «no puedo» (¿no puedes qué y en qué momento?), en nuestra forma de expresarnos.  
  • Hablarnos con cariño. Evitarnos insultos «¡es que parezco tonto!», etiquetarnos a nosotros mismos «soy tan torpe…», aceptar como generalidad lo que ha ocurrido una vez «siempre meto la pata»,  y permitirnos errores, utilizar la compasión hacia nosotros mismos, una compasión entendida como acogida, que nos proporciona calma y seguridad, como indica la «Compassion focused therapy» de Paul Gilbert.

¿Cómo vas a comenzar a hablarte a partir de ahora? ¿Y cómo vas a hablar a los demás?

Te espero aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills

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SOBRE LA AUTORA:

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Raquel Bonsfills

Licenciada en Administración y Dirección de Empresas con posgrado en Alta Dirección Hotelera por Les Roches, pronto encamina su carrera profesional hacia el área de RRHH realizando el programa superior de Dirección de RRHH de EAE - Deusto. Desde 2009 apuesta por el crecimiento personal y profesional, centrando su carrera en la consultoría y formación para empresas. En la actualidad, es CEO y socia fundadora de www.2miradas.es.

6 Comentarios

  1. Avatar

    Gracias por tu post Raquel, pos su simplicidad y por ser escrito por ti, así se se aprende y no poniendo artículos de los demás.

    Responder
    • Raquel Bonsfills

      Muchas gracias por tu comentario Jose.

      Es un placer compartir lo que vamos aprendiendo porque el conocimiento cuando se comparte no se pierde, simplemente, llega a más personas.
      Y si ya podemos ser de utilidad para alguien, ¡mucho mejor!

      Sigamos compartiendo!
      Raquel Bonsfills

      Responder
  2. Avatar

    Un post extraordinario Raquel. El poder y la influencia de las palabras es inmenso. Muchas veces no nos damos cuenta de la importancia de las palabras para nosotros y para la comunicación con los demás. Gracias por compartirlo pues además ofreces referencias de mucho valor de las que he tomado buena nota. Un saludo

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    • Raquel Bonsfills

      Muchas gracias por tus palabras Miguel Ángel.

      Efectivamente, el poder de las palabras es muy importante en nuestra comunicación. Cada vez mas estudios lo demuestran.
      De hecho hay numerosos libros con títulos relacionados con «el poder de las palabras», como el de Kevin Hall, y muchos de ellos están relacionados con la Programación Neurolingüística así como otras ciencias.

      Sigamos dando utilidad y compartiendo lo que vamos aprendiendo.
      Raquel Bonsfills

      Responder
  3. Avatar

    Raquel, gracias por mencionar mi post. Yo trabajé mucho con mi equipo y toda la empresa en su conjunto las palabras que usábamos, e incluso hicimos listas de palabras prohibidas (no puedo, no soy capaz, pero, preocuparse, intentar …). Te aseguro que el resultado fue espectacular. Realmente condicionan cómo nos sentimos y nuestra disposición a actuar y sentirnos protagonistas de lo que nos pasa o a sentirnos víctimas y no hacer nada. ¡enhorabuena por el artículo!

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    • Raquel Bonsfills

      Muchas gracias Mamen.
      Qué interesante los cambios que se producen cuando nos damos cuenta de cómo hablamos, de cómo decimos las cosas a los demás y a nosotros mismos.
      Creo que hemos de hacer hincapié en ello, y artículos como el tuyo o con la intención de éste, asi lo hacen.
      Sigamos con optimismo y cuidándonos.
      Feliz fin de semana!
      Raquel Bonsfills

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