Sobre los líderes emocionalmente inteligentes se ha escrito mucho últimamente. Y es que, como seres emocionales que somos, no podemos dejar al margen esta parte de nosotros, ni en el trabajo, ni con la familia, ni para evitar pasar un mal trago.
Las emociones están ahí y las llevamos con nosotros donde sea que vayamos, tanto si somos líderes como si no sentimos que tengamos esa habilidad en nosotros mismos.
En las empresas, como trabajadores de ellas, hemos de aprender a gestionar nuestras propias emociones. En algunos casos, para poder vivir el aquí y ahora del momento en el que se esté, es decir, trabajando. En otros casos, para poder convivir en el entorno de trabajo de una forma más saludable para todos los que allí se encuentren.
Además de esta, digamos, “tarea”, es deseable que los líderes de las empresas aprendan a gestionar las emociones del grupo y de los equipos a su cargo. Y esto es cada día más importante. Tanto que existen formaciones para los líderes, que nosotros también realizamos, en las que se aprenden herramientas que les ayuden a llevar a cabo dicho liderazgo en su día a día.
Para mí, es fundamental partir de ser observadores activos. Y lo digo en el sentido amplio, del mismo modo que se habla de escucha activa. Un observador activo es aquel que no sólo ve, sino que observa y sabe apreciar diferencias. Así, conoce y saber reconocer:
- El lenguaje no verbal, los rostros, las posturas, etc.
- La forma en la que se representan las emociones en nuestro cuerpo.
- La forma de expresarse de las personas en sí mismas y entre ellas.
- Atiende a las relaciones que se dan y las que no se dan.
- Tiene en cuenta las distancias y el flujo de las personas en el espacio.
- La forma de hablar y el tiempo dedicado.
- Sabe mirar el detalle y el conjunto global.
- Trata de ver a través de los ojos de cada uno de sus colaboradores. Como si fueran ellos.
- No juzga, sólo recoge la información que transformará en un conocimiento que le permita saber tomar decisiones posteriormente y actuar cuando sea necesario.
- Puede reconocer porque hace consciente lo que ve.
- Y siempre es una observación apreciativa.
En mi experiencia, aunque estos líderes posean diversas características, hay tres aspectos a los que los líderes han de prestar atención para ser líderes emocionalmente inteligentes:
Observar activamente al equipo. Esto supone dedicar tiempo consciente a ver qué ocurre y cómo se está desarrollando la actividad en el equipo. Quienes son, cómo son, cómo están, qué hacen, dónde están, etc. Y también observa el espacio, la luz, los lugares de paso, las estancias comunes, la forma, el color, etc. ¿Qué ves en tu oficina?
Escuchar activamente al equipo. También supone dedicarle tiempo consciente esta vez a lo que se oye y no se oye. A los ruidos e interferencias, a la comunicación entre ellos o con los clientes, a escuchar lo que nos quieren decir y nos dicen, lo que callan, la forma y el estilo de cada uno. Y también escucha el sonido ambiental, si hay música o si es un espacio silencioso. ¿Qué se escucha en tu oficina?
¡Sentir! Para un momento y siente a tu equipo. A algunas personas les resulta más fácil hacerlo con los ojos cerrados y en cualquier caso, prueba a hacerlo tras respirar profundamente. Hay oficinas en las que la tensión está en el ambiente y otras en las que hay un clima especial, como que fluye la energía. Puede estar cargado el espacio, puede haber extraños o ricos olores, frío o calor, demasiada o poca ventilación. Puedes sentir incomodidad al pasar por algún pasillo, o relajarte al pasar por un área determinada. ¿Qué se siente en tu oficina?
Después de 7 días y teniendo en cuenta las circunstancias propias del día a día, los líderes que realizan estos pasos, serán capaces de apreciar diferencias y se darán cuenta de que conocen mucho mejor a su equipo. Además, esto se puede acompañar, para una mayor eficacia, con entrevistas individuales y grupales periódicas de seguimiento.
Os dejo con el vídeo resumen de la Primera Jornada en España dedicada a la gestión práctica de la Inteligencia Emocional en las Empresas organizada por Manum Consulting Group.
¿Te animas a probar el método del observador activo?
Te espero en el camino del crecimiento.
Raquel Bonsfills
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