La manzana podrida y cómo despedir a un empleado

Muchas personas cuando no se encuentran a gusto en su puesto de trabajo se convierten en tóxicas para el resto de los miembros del equipo y su actitud, rendimiento y resultados se ven claramente afectados.

La manzana podrida y cómo despedir a un empleado

En ocasiones nos encontramos con personas que no terminan de encajar en el equipo, que han cambiado de actitud, que se encuentran quejándose continuamente, que no obtienen la productividad esperada, que no son valorados, o que no están motivados, ni se sienten como parte de un objetivo mayor, el de la propia empresa. Éstos son solo algunos de los casos que podemos detectar en los equipos de trabajo, quizá con más frecuencia de la que nos gustaría.

Ante una persona en estas circunstancias, ¿qué hacemos?

  1. A veces mantenemos a una persona por los elevados costes de despedirla, porque no encontramos a otra que la reemplace o por lo que pueda repercutirnos por parte de sindicatos, miedo a posibles demandas, etc. Muchas empresas han dejado de ganar o han perdido incluso muchísimo dinero por mantener en sus equipos y empresas a una persona. Normalmente no es la mejor opción porque a más tiempo en sus puestos, mayores son los efectos colaterales que supone mantenerla, para el equipo, para el clima de trabajo, para la consecución de objetivos, etc.
  2. Atenderla. Seguro que detrás de su comportamiento hay una necesidad que no está cubierta. Quizá haya sucedido algo en su vida que consciente o inconscientemente le tenga en una situación de amargura, depresión o rabia. Será importante antes de nada saber qué le ocurre, dedicarle un tiempo e incluso proporcionarle apoyo psicológico, de coaching, de reconocimiento o de formación, según lo que pueda estar demandando. Si creemos que es una persona valiosa (se supone que por eso está en el equipo y en la empresa) es importante tratar de hacer algo por su bienestar antes de tomar otra clase de decisiones.
  3. Despedirla. Y esto suena a veces muy duro de decir. Parece que seamos insensibles. Si después de haber puesto todo de nuestra parte para que la persona esté mejor, continúa con el mismo comportamiento, entonces, no es cuestión de sensibilidad, es cuestión de hechos y resultados. Además, muchas veces, la persona es lo que está deseando que ocurra: salir de la empresa.

Si vas a despedir a alguien, hazlo correctamente

¿Cómo despedimos a alguien?

  1. Preparación:
  • Es esencial haber hablado con la persona de antemano y que sea consciente de que el despido es una consecuencia posible dado su comportamiento.
  • Ser objetivo al identificar las causas por las que consideramos necesario el despido. Incluso es importante dedicar un tiempo para ir anotando dichos sucesos antes de exponérselo a la persona.
  • Prevé una sustitución si es necesario y procura no mover nada hasta que no se verifique que la persona no va a continuar en la empresa.
  • Convoca a la persona a una reunión. Como hoy en día el seguimiento y el cuidado de los miembros del equipo es básico para su desarrollo, tener reuniones personales con el jefe no ha de resultar nada fuera de lo común. Y siempre será la continuación a algo hablado previamente.
  • Que no esté en boca de todos. Es importante que la decisión sea entre el responsable directo y la persona en cuestión. Por mucho que a los demás les parezca una idea estupenda que se eche a esa persona, ha de ser una conversación entre los dos. Y no hacer crónica de una muerte anunciada en la que el interesado sea el último en enterarse.
  1. En la reunión:
  • Comunícate siempre con asertividad. Escucha. Mantén la actitud de querer hacerlo muy bien y con empatía hacia la persona que tienes delante.
  • Comienza preguntando cómo siguen las acciones que se había planteado hacer para mejorar su comportamiento. Y escucha su punto de vista.
  • Expón los hechos que anotaste de lo que ha sucedido. ¿Va alineado con lo que quiere cambiar? ¿O no quiere cambiar?
  • Si ya no hay más oportunidades, y dado que la consecuencia estaba clara, simplemente hacer que la persona lo recuerde. ¿Recuerdas cuál era la consecuencia de no haber cambios en tu comportamiento?
  • Hacerle notar que es una persona valiosa y que ha quedado claro que no está a gusto ahí. No se trata de retener a nadie contra su voluntad. Además, seguro que fuera de esa empresa puede encontrar múltiples oportunidades donde ser más feliz, porque merecemos ser felices en nuestro trabajo ya que es el lugar donde pasamos la mayor parte de nuestro día. Que tenga la claridad de que si no aporta valor en tu empresa puede que sea porque no es la empresa en la que mejor puede hacerlo y seguro que hay otra empresa deseando encontrar a una persona como ella. ¡Valídala!

  • Intenta en lo posible que la decisión sea consensuada y compartida o que tome la decisión el trabajador. En muchas ocasiones, como decíamos, esta persona tampoco se siente a gusto y podemos ambas partes acordar la no continuación en la empresa o que la propia persona decida que marcharse es la mejor opción.
  • Dar las gracias por el tiempo y el trabajo dedicado a la empresa.
  • Y facilitar la salida. Preparar el papeleo del despido, dar plazos hasta la fecha de salida si así fuese convenido y establecer los siguientes pasos.
  1. Cierre.
  • Sé elegante en tu despedida. Cómo tratamos a las personas hace que se tenga una imagen de cómo funcionamos como empresa y hoy en día, influye en nuestra marca como empleadores. Deja un buen sabor de boca en la persona que se va y hablará bien de ti.
  • Recopila la información de la experiencia vivida con la persona que se va. ¿Cuál ha sido el motivo final del despido y de la insatisfacción de la persona que sale de la empresa? ¿Qué has aprendido? ¿Qué puedes mejorar? ¿Qué has de cambiar tú?

Ahora que sabes cómo despedir a alguien, ojalá que no tengas que hacerlo nunca y que tus equipos sean competentes y entusiastas. De hecho, en equipos de alto rendimiento es el propio equipo el que echa a la persona que no cumple con lo que se espera de ella, y no permite que baje su rendimiento por un miembro que no da todo lo que puede aportar o que resta al equipo. Así que, crea equipos cohesionados, comprometidos, apasionados, responsables, generosos… y lidéralos para que sean grandes equipos en la consecución de los objetivos.

Cuando hay una persona que no está bien en el equipo, pregúntate a ti qué estás haciendo para que así sea. Como líderes somos responsables del bienestar de nuestros equipos.

Aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills

 

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SOBRE LA AUTORA:

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Raquel Bonsfills

Licenciada en Administración y Dirección de Empresas con posgrado en Alta Dirección Hotelera por Les Roches, pronto encamina su carrera profesional hacia el área de RRHH realizando el programa superior de Dirección de RRHH de EAE - Deusto. Desde 2009 apuesta por el crecimiento personal y profesional, centrando su carrera en la consultoría y formación para empresas. En la actualidad, es CEO y socia fundadora de www.2miradas.es.

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