por 17 de mayo de 2021Coaching

¿Amas o estás enganchado emocionalmente a alguien?

Querido compañero,

¿Crees que el Amor lo puede todo? ¿Tienes pensamientos obsesivos vinculados al ámbito de pareja? ¿Minimizas el conflicto y niegas hechos negativos en la relación?

Por mi experiencia y todo lo que he contrastado, tener dependencia o enganche emocional en la pareja se define como un patrón de necesidad de apego y un vínculo tóxico con otra persona. 

Cuando se siente dependencia emocional normalmente se tienen parejas dominantes, egoístas, presuntuosas, impredecibles, egocéntricos-narcisistas, desconsideradas e incluso déspotas, de baja afectividad, capaces de llegar al maltrato físico y/o psicológico… a las que por el comportamiento que ejercen sobre ti, idealizas con sobrevaloraciones constantes de sus cualidades o de su persona en general o de lo que sientes que podría llegar a ser, aunque en ningún caso es la realidad.

El afectado, a pesar de poder reconocer este maltrato y desconsideración, no puede dejar de estar enganchado. Es capaz de pedir perdón, incluso, por cosas que no ha hecho, con tal de que su pareja “lo quiera” y esté contenta. Quienes llegan a sentir este enganche colmarán de atenciones y regalos a su pareja y prácticamente vivirán pendientes para que su pareja esté bien en todo momento.

Se genera una necesidad afectiva extrema hacia la pareja sentimental y esta necesidad de la persona dependiente es equiparable a lo que experimenta un drogadicto con su dosis y es que en la dependencia emocional operan similares mecanismos de refuerzo positivo como en otras adicciones. Quien sufre de dependencia emocional necesita de su pareja-verdugo y si no la tiene, aparece algo similar al síndrome de abstinencia.

El origen de este enganche emocional puede darse por la entrega incondicional a la otra persona, por el miedo al rechazo o al abandono o por la influencia de creer en mitos románticos (donde se fomenta el sacrificio y el sufrimiento para conseguir aquello que todos necesitamos y sin lo cual permaneceremos infelices e incompletos). En los tres casos, se incrementa la probabilidad de establecer una relación de dependencia en la pareja. 

Los perfiles de una relación de dependencia

Dentro de la dependencia emocional se han reconocido dos perfiles: el demandante que puede ejercer de dador, ayudador o salvador y el que está cómodo con la situación porque no tiene ninguna carencia. Luego existen dos patrones: víctima y verdugo. 

El verdugo se mueve con un apego evasivo, porque siente miedo a que le hagan daño y no se entrega, no se vincula, ni se implica, no está emocionalmente disponible, no abre su corazón, no siente con intensidad, tiene mucho miedo al rechazo y se protege con control marcando el ritmo de la relación. Mientras, la víctima sentirá un apego ansioso, producido por un miedo al abandono, que sufrirá ante las evasiones, las dudas y la falta de valoración que vivirá de su verdugo.

El verdugo establece una rutina en la que nunca hay un equilibrio, ni de forma práctica ni teórica y existen puntos en los que la relación está muy bien y otros en los que todo es muy negativo, provocando una montaña rusa emocional continua. Ojoooo, te recuerdo que sólo el Amor crece cuando te das, cuando te entregas y te implicas y un evasivo con tanto control e independencia no te puede dar amor en mayúsculas, porque, además, ni siquiera es consciente de lo que le pasa.

Normalmente el que siente un apego evasivo puede sentir al inicio de la relación una idealización de la pareja pero cuando empiezan a conectar de verdad, cuando la relación empieza a profundizar, dejan de sentir y empiezan a buscar todos los defectos de la pareja y empiezan a desaparecer y a dudar y buscan razones para no implicarse. Como he dicho no se dan cuenta de su patrón y cuando se alejan te echan de menos. La víctima se siente no valorada, ni vista y comienza a vivir la noria emocional de las idas y venidas de su verdugo, de la incoherencia entre lo que éste dice y hace, de la vehemencia y las críticas devastadoras de su verdugo… y comienza a vivir el enganche emocional, deseando, aspirando y demandando esos momentos buenos que alimentan el continuar en la relación.

Os dejo un vídeo increíble en el que Elma Roura explica perfectamente: Los tres tipos de apegos y cómo trabajarlos.

Síntomas de una víctima de dependencia emocional

Esta dependencia emocional lleva a la víctima a sufrir unos síntomas provocados por su deseo de salvar a su pareja y/o de que no le abandone. Algunos de ellos son: 

  • Baja autoestima. Puede haber una falta de reafirmación personal para mostrar los propios gustos y necesidades y también puede darse el caso de una persona que cuando conoce a su verdugo tenga una sana autoestima que se va perdiendo en el camino por querer ayudar y complacer a su pareja. En la persona enganchada se puede producir una pérdida de la propia naturaleza, despersonalización, complacencia y adaptación a todos los gustos y necesidades de la pareja y pérdida de consciencia de sus deseos y necesidades y mucho menos su expresión, si eso supone frustrar a la pareja. Puede ocasionarle una desatención prolongada de necesidades básicas como comer, asearse, dedicarse tiempo… así como otros aspectos importantes como su familia o su trabajo. 
  • Angustia o miedo exagerado a la separación. Te has dicho frases como: “Voy a hacer todo lo posible para hacerle feliz y que estemos siempre juntos”, “si me deja me muero” … La persona dependiente no se imagina o no acepta que la relación pueda terminar. Y aunque la relación sea desastrosa, va a hacer intentos frenéticos de reanudarla si finalmente se rompe, hasta que se hace consciente.
  • Culpabilidad. La persona enganchada tiende a pensar que todo lo que le pasa a la pareja es su culpa, con lo cual querrá cambiar cualquier cosa suya para que el otro/a se sienta bien a su lado. Si la otra parte no se siente contenta o satisfecha, el dependiente sufre malestar y culpabilidad y se pueden sentir culpables cuando deben contradecir o poner límites a su pareja. En cambio, el verdugo se abruma por todo lo que le das, aunque sea poco, porque no abre su corazón, no se entrega y a menudo dirá frases como “das demasiado”.
  • Inseguridad y miedos. Nunca estás tranquilo con respecto al futuro de la relación. Siempre tienes un estado de alerta e inseguridad. ¿Me quiere o no? ¿Esta relación tiene una base sólida? No siente que pueda dejar de prestar atención a la relación porque no tiene la confianza suficiente en ella.
  • Querer un contacto continuo con la persona. La persona dependiente puede manifestar una dificultad para abstraerse del ámbito de pareja y llegar a tener una presencia de pensamientos continuos vinculados al ámbito de pareja. Ésta suele priorizar la relación de pareja sobre cualquier otra cosa para que la pareja le dedique su atención de una forma más continua, debido a las evasiones continuas del otro. Hay una sensación de “yo estoy disponible para ti siempre y espero que me lo compenses”.  
  • Se puede llegar a idealizar a la pareja. Cuando la persona dependiente sobrevalora las cualidades de su pareja, infravalorará las propias. Si se suma que la pareja no te reconoce e incluso incide sobre tus bajas cualidades, más aún entras en baja autoestima y en admiración del otro. También se puede dar el caso de creer que la persona presenta otras cualidades, habilidades, comportamientos… que están magnificados, idealizados, no tienen por qué ser la realidad, por lo que la persona que la víctima tiene en la mente, la pareja que cree conocer, puede no existir.
  • Sentimiento permanente de vacío y de que nada es suficiente para tu pareja. Necesidad excesiva de agradar, en especial a su pareja. Se plantea ¿cómo puedo hacer más por esa persona?, ¿qué tengo que hacer para que me dedique más tiempo?, ¿cómo le puedo gustar más?, ¿qué puedo hacer para que se ausente menos?, acabando con preocupaciones continuas sobre la propia apariencia física o sobre la impresión que le haya podido generar.
  • Alto grado de sufrimiento. La suma de todo lo anterior lo vive la persona enganchada con un alto sufrimiento y tiende a obsesionarse con el otro, pudiéndose llegar a humillar hasta el extremo a cambio de un poco de “falsa ternura”. La adicción genera una necesidad desmesurada e irracional del otro, que le puede llevar a mantener esa relación a cualquier precio aun con el sufrimiento sin mesura que vive.

3 grandes mentiras que alimentan el enganche emocional

En el libro “Cuando amar demasiado es depender” de Silvia Congost encontramos las tres grandes mentiras que en casi todos los casos se convierten en el principal alimento del enganche emocional. Son las siguientes:

  1. Creer que va a cambiar. Es evidente que nadie deja de ser como es si no hace algo al respecto, por mucho que en momentos de arrepentimiento jure y perjure que cambiará. En realidad, a no ser que viéramos que pide ayuda psicológica por sí mismo, podemos asegurar que no tiene ningún interés en cambiar. 
  2. Pensar que cambiará y que su siguiente pareja disfrutará esa transformación. Esta creencia también tiene una parte sorprendente. «Pensamos que todo el esfuerzo, la lucha y el sufrimiento que hemos vivido para conseguir que él/ella cambie, todo lo que hemos tolerado, lo que le hemos ayudado… el hecho de haberle mantenido incluso, algún día servirá para algo. Queremos creer que llegado el momento nos lo agradecerá y nos recompensará por todo», expone Congost. «Esta creencia es, como la anterior, absolutamente ridícula. Cuando esté con la siguiente, reproducirá fielmente la misma relación que teníamos con él/ella. A no ser, claro, que encuentre a una persona con una buena autoestima e independiente que, a la primera conducta extraña que vea, le diga que no le quiere ver nunca más».
  3. Pensar que nunca jamás encontraré a nadie como él. «Esto, en realidad, debería ser un motivo de alegría», bromea esta psicóloga. «El gran objetivo debería ser, precisamente, no encontrar a otra persona igual». Para ello, recomienda que cada día repasemos la lista de razones por las que sufrimos. «Entonces quizá llegue un momento en el que pensemos que mejor no encontrar a otro que sea así. Y que lo bueno que tiene, lo que nos engancha, tampoco es tan difícil de encontrar».

En este tipo de relaciones la persona dependiente se atribuye la responsabilidad de todo lo que pasa en la pareja.

Algunas maneras de afrontar la situación d3e enganche emocional

Aunque pienso que es necesaria una ayuda psicológica si te encuentras en una relación de estas características, dada la dificultad de salir de este enganche, quisiera compartirte algunas maneras para poder afrontar este tipo de relaciones:

  1. Revisa tu histórico amoroso, la calidad de tus relaciones, ¿han sido sanas o tóxicas…? y observa el histórico amoroso de tu pareja ¿cuál ha sido tu/su tónica a la hora de elegir parejas? ¿Cuál ha sido tu/su papel principal en sus relaciones: víctima o verdugo? Suele ocurrir que, si tu pareja ha tenido relaciones normalmente en el que su papel ha sido de víctima, al no saber llevar una relación sana, si es el tipo de relación que le propones o planteas, el otro/a se abruma y descoloca y muy posiblemente repetirá contigo lo que le han hecho a él/ella y actúe, en esta ocasión, ¡como verdugo!
  2. Haz un listado de cosas que te perjudican y te satisfacen de la relación para hacerte más consciente de lo que es bueno y saludable para ti y para tu entorno y no aceptes migajas.
  3. Tapate los oídos y mira sus acciones. Estas personas saben qué decir y cuándo. Comprueba si sus palabras se sostienen y materializan con sus acciones o son humo. Te recuerdo que las palabras pueden ser increíbles, pero si no van de la mano con los hechos no valen nada.
  4. Mejora tu autoestima. Las fortalezas y la autoestima actúan como un factor de protección frente a la dependencia emocional. Dedícate a tu trabajo, a los logros que puedes conseguir, haz deporte, cuida tu alimentación, lee, viaja, duerme bien, etc. ¡¡Cuídate y ámate como te mereces!!
  5. Empieza a creer que no hay nada mal en ti. Todo no depende de ti. Una relación es de dos personas. ¡Hazte responsable de Ti y de lo que tú haces!
  6. Sal, queda con amigos, rodéate de gente que te quiere bien y date cuenta de lo maravilloso que es sentirte así. Incluso crea un grupo de WhatsApp con tus amigos más leales e íntimos para sentirte apoyado, ¡funciona!
  7. Evita todo lo que suponga control o estar pendiente de la otra persona. WhatsApp, redes sociales, fotos, estados… No repasar conversaciones analizando lo que escribe, cómo lo hace, qué dice… Si eres capaz te invito a que borres históricos de conversaciones, fotos… para que no caigas en la tentación y no realimentes tu dependencia.
  8. Evita suposiciones (» Y si hiciera esto…», «Y si soy yo el/la equivocado/a…») y céntrate en lo realmente sí pasa o ha pasado.
  9. Piensa más en ti. Reconoce y expresa tus necesidades, establece límites. Ponte en primer plano en la relación. No tengas miedo a hacerte una persona más firme, aunque creas que puedes ser insensible o dura, si eres una persona con dependencia emocional nunca serás de esa manera, pero si te atreves a ser menos complaciente y luchar por tus gustos y necesidades tendrás un comportamiento más asertivo y equilibrado en tus relaciones afectivas.
  10. Practica el distanciamiento físico para tomar perspectiva. El distanciamiento físico va a afianzar tu autonomía e independencia, te ayudará a ser más objetivo en todo lo que pasa y esto, te permitirá tomar decisiones más objetivas sobre lo que es mejor para ti.
  11. Desarrolla tu inteligencia emocional. Has de aprender a facilitar la expresión de tus emociones, la superación de miedos y adicciones emocionales que te han generado tanto sufrimiento y suscitar nuevas emociones de tranquilidad y serenidad para sentirte mejor contigo mismo.

¿Se te ocurren otras formas de cómo afrontar una relación de dependencia emocional? 

Puedes elegir quedarte, pero no te mientas. Seguirás estando en una relación de carencia si tú no mejoras o recuperas tu autoestima o si la persona que desempeña el papel de verdugo no reacciona y realmente no hace algo significativo para cambiar, por lo que significas para ella y por su propio bien futuro, o para equilibrar esta relación o sus futuras relaciones. Date cuenta que, en principio, no tiene ninguna necesidad de cambiar.

Por último, quisiera comentaros que si ya eres consciente que estás en una relación de dependencia emocional y lo trabajas con un terapeuta especializado en este tipo de casos, tengo la certeza que no volverás a tener un tipo de relación similar, porque sabrás distinguir fácilmente a este tipo de personas y saldrás corriendo, así que ánimooo, te lo mereces. Mereces que te quieran y que no te dejes castigar o criticar o menospreciar o comparar o que no te acepten tal y como eres… te mereces ser feliz y si eliges tener pareja, que te sume, que sume tu Felicidad, la que ya sientes cuando estás solo y ¡nunca que te la reste!

Después de lo que te acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para mejorar o no estar en una relación de dependencia emocional?

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

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SOBRE LA AUTORA:

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Milagros García

Ingeniera que pronto reconduce sus pasos hacia la administración empresarial, siendo Master Business in English: International Trade, Business negociations & Marketing. Más tarde da el salto a la Consultoría, Formación y Coaching Personal, Profesional, Grupal y Organizacional. Cuenta con 20 años de experiencia en dirección de compañías internacionales.

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