Querido compañero,
¿Te quejas continuamente o tienes a tu alrededor gente que lo hace? ¿Qué haces para evitar la queja? ¿De qué te beneficias viviendo en la queja?
Ya en mi anterior artículo te comenté los perjuicios que vivimos cuando estamos en queja constante: El hábito de la queja: una expresión de la insatisfacción vital. Hoy quiero hablarte de cómo vivir más sanamente y no en la queja.
Quiero esta vez comenzar indicándote qué es la queja:
- La queja puede ser un discurso interno, cuando lo que nos molesta nos lo decimos a nosotros mismos, no verbalizando nuestro malestar, pero mentalmente suponiendo un discurso rumiativo y repetitivo que nos acaba generando un malestar emocional.
- La queja puede tener un discurso externo, que es cuando se lo contamos a otros, que se trasmite con la intención de expresar, aliviar un malestar, dolor, sufrimiento o con la intención de criticar algo o alguien.
¡Ojo! como ya he indicado, quejarse puede ayudar a la persona a ser consciente del asunto que le preocupa y elaborar un plan de cambio para solucionarlo. El problema es cuando la queja se vuelve un hábito y las personas dejan de ocuparse en buscar soluciones, acomodándose en una posición de víctima.
Como ya os he indicado en otros artículos, nuestro cerebro está educado para detectar el peligro ante cualquier cosa o situación, estamos programados y esto nos ha hecho perdurar como especie. Lo que ocurre es que si no controlamos nuestro cerebro, sigue funcionando con los mismos miedos e inseguridades y sigue actuando, llevando las situaciones al extremo y, claro, vemos peligros donde muchas veces no los hay.
Claves para abandonar el hábito de la queja
Me gustaría compartirte algunas de las claves que conozco para dejar de quejarnos son:
- Párate y observa si te estás quejando y respóndete para qué lo haces o porqué lo haces. Lo primero es poner consciencia de que podemos ser una persona que utiliza la queja para no actuar ni responsabilizarse en cambiar el hecho o situación que critica.
- Detecta sobre qué temas te quejas. Pueden ser quejas de temas del hogar, tareas de casa, salud, los demás, el trabajo…
- Toma consciencia de las veces que te quejas. Una forma de darnos cuenta de la cantidad de veces que nos quejamos, es hacer una pequeña marca cada vez que te quejes, en un papel o en una nota de tu móvil, al final del día verás todas tus quejas.
- Comprométete a cambiar tu actitud si vives en la queja. Está probado el cambio tan positivo que se produce al comprometernos a cambiar nuestra actitud de quejarnos ante la vida diaria. Además, este compromiso nos va a llevar a dejar de quejarnos significativamente. Una forma de llevar a cabo este compromiso es ponerte en la muñeca una goma de color que te lo recuerde o un post-it recordatorio en algún lugar visible.
- Rodéate de personas optimistas y escúchalas. Una persona optimista te ayudará a ver otros puntos de vista que no ves.
- Pide a alguna persona de tu entorno más íntimo que cada vez que te quejes te lo haga saber. Con esto lograremos dos beneficios, por un lado, compartir a ese amigo, familiar o pareja que queremos cambiar, con lo cual no le generaremos malestar ante nuestras quejas y, por otro lado, nos ayudará a cambiar con esa costumbre. Ponte un plan de acción con el que esta persona pueda irte haciendo seguimiento, por ejemplo, 3 quejas menos a la semana.
- Emplea la energía que gastas en quejarte en buscar posibles soluciones. Si no haces nada para resolverlo, las cosas no van a cambiar solas, nunca. Escribe en un papel, para encontrar una mayor objetividad, qué cosas te gustan de esa situación concreta y qué es lo positivo que vives de esa situación. Siempre hay un motivo beneficioso por el que mantenemos algo que nos incomoda y de lo que nos quejamos. Descúbrelo.
- Expresa lo que no te hace sentir bien, pero no te quejes. Aprende o mejora tu forma de comunicarte con asertividad y empatía. Entrena habilidades sociales y de comunicación para expresar de forma adecuada los aspectos negativos de tu vida, pero sin que se conviertan en una queja continua.
- Comienza a valorar todo lo que tienes y a disfrutar en tu día a día. Sé consciente de la realidad y agradece lo que tienes y eres. Un ejercicio podría ser generar conversaciones con nuestros amigos o familia sobre las cosas que tenemos que agradecer en nuestro día a día y hablar sobre la suerte que tenemos, sobre todo lo bueno que nos ha pasado durante el día.
¿Se te ocurren otras formas para dejar de quejarte?
Después de lo que te acabo de compartir ¿de qué te has dado cuenta? ¿Qué vas a hacer para dejar de quejarte continuamente o de las mismas cosas?
Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.
No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.
Milagros García
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