por 27 de marzo de 2014Habilidades

Cuestiones a evitar para conversar y mostrarse convincente

Muchas veces nos encontramos envueltos en conversaciones que bien podrían ser monólogos realizados por las distintas personas que se han reunido. Saber conversar y conversar mejor supone un arte en el que no se puede ser espectador sino actor.

conversacion

Por este motivo, mantener una comunicación más participativa supondría evitar algunas cuestiones clave:

  • El orgullo: el exceso de estimación propia nos impide ponernos al mismo nivel de los demás porque implica cierta superioridad y puede que nos haga inaccesibles a sus ojos. Puede llevar a una personalidad narcisista.
  • El desinterés: ¡cuántas veces nos hemos pillado diciendo para nuestros adentros… me importa bastante poco lo que me dices, ¿para qué me lo cuentas?, ¿por qué a mí?, ya me ha cogido por banda… No querer escuchar es el principal síntoma de las No-conversaciones.
  • El negativismo: es difícil conversar con alguien muy negativo para el que todo lo que se diga sea menospreciado, o sea una complicación, o sea un desastre. Suele llevar a justificar lo que se diga y puede resultar agotador.
  • La superficialidad: muchas conversaciones tratan de cuestiones con fondo, en las que profundizar. Quedarnos en la superficie, no querer entrar en un tema nos puede hacer perdernos la esencia de lo que nos quieren contar, o lo que de verdad nos quieren decir, además de que si no lo hacemos nunca (¡aunque es muy rico y necesario a veces!), nos costará mostrarnos como personas coherentes e íntegras.
  • La impaciencia: querer acabar pronto, completar las frases, acelerar la conversación para ir al grano, interrumpir mientras el otro está tratando de explicarse, la ansiedad por irse situando el cuerpo ya hacia una salida, puede resultar poco confortable y no sirve para nada.
  • La susceptibilidad: tomarse las cosas como algo personal impide que se ponga el foco en el otro, que sólo nos miremos a nosotros y a cómo nos afecta los que nos han dicho, percibiendo todo como una crítica.
  • El perfeccionismo: bien para pensarse mucho lo que decir y cómo decirlo pues ralentiza la conversación, como para redecir de veinte formas diferentes lo mismo. ¿Llegará un momento en el que lo dicho sea perfecto?
  • La razón: tener la razón siempre limita las posibilidades de abrirnos a nuevos mundos, a la creatividad, a que pueda ser de otra manera. Además, tras expresiones categóricas suele haber un silencio en busca de vías para poder seguir conversando. “¡Porque lo digo yo!”
  • La inseguridad: “casi mejor me callo, así no meto la pata”. ¿A caso no tenemos opinión de todo? Para conversar será necesario arriesgarse y dar nuestro parecer, sin hablar no podemos ser convincentes. Como se suele decir, mejor pedir perdón que pedir permiso.
  • El etiquetado: cuando nos hacemos una primera impresión, cuesta mucho cambiarla. Y ya nos pueden explicar que si no nos abrimos a que pueda ser diferente, no lo será.
  • El malhumor: cuando estamos malhumorados nos cuesta escuchar al otro y más que hablar parecerá que ladremos. Como cantaba el grupo Tenesse, ¡vete! ya no aguanto tu malhumor.
  • La antipatía: expresada como falta de empatía, que no comprende las emociones del otro, que las rehuye y le incomodan. Ignorar los sentimientos de los demás, hacen que buena parte de la comunicación se pierda, ya que el lenguaje es sólo una pequeña parte, el tono, el timbre, el ritmo…en definitiva, la paralingüística va a venir muy influenciada por la emoción sobre lo que se está diciendo.
  • El monopolio: uno solo no puede jugar un partido de tenis. Solo habla una persona y cuando se quiere meter baza, vuelve a hablar de nuevo ella un rato más,… ¿para conversar no hacen falta al menos dos? ¿Y esto no iba por turnos?

Poniendo alertas a estas cuestiones para que nos avisen de cuándo se están dando en nosotros o en los otros, podremos reconducir nuestras conversaciones y éstas serán mucho más agradables para todos los partícipes de las mismas.

¿Quieres disfrutar de una mejor comunicación y de mejores relaciones?

Te espero en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills

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SOBRE LA AUTORA:

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Raquel Bonsfills

Licenciada en Administración y Dirección de Empresas con posgrado en Alta Dirección Hotelera por Les Roches, pronto encamina su carrera profesional hacia el área de RRHH realizando el programa superior de Dirección de RRHH de EAE - Deusto. Desde 2009 apuesta por el crecimiento personal y profesional, centrando su carrera en la consultoría y formación para empresas. En la actualidad, es CEO y socia fundadora de www.2miradas.es.

2 Comentarios

  1. Avatar

    Estoy absolutamente de acuerdo. Especialmente sobre el tema de las conversaciones que se generan a través de la inseguridad. Muchas veces en los sectores profesionales donde interactuamos con profesionales de otros ámbitos. La seguridad la debemos tener en nuestra profesionalidad, si extendemos nos creará susceptibilidades. Estar abiertos y analizar las aportaciones de las demás personas. Siempre son puntos de vista valorables.

    Responder
    • Raquel Bonsfills

      Muchas gracias por tu comentario Gerardo!

      Es cierto que la inseguridad crea numerosos conflictos a la hora de relacionarnos. Como bien dices, poder tener en cuenta lo que el otro quiere expresar y dar la oportunidad de escuchar un nuevo punto de vista nos enriquece, y mejora nuestra capacidad para abrir nuestro mapa mental. En consecuencia, podremos mantener mejores conversaciones con muchas más personas.

      Buen día!

      Responder

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  1. 2miradasSelección de comerciales - [...] tener humildad para reconocer nuestras áreas de aprendizaje,... ¿o no es así? Ya os contamos cuestiones a evitar para…

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