Cuando ocurre una tragedia cercana, como la del pasado jueves en las Ramblas de Barcelona, es cómo si un tren nos arroyara. Es un suceso incontrolable e inesperado. Las reacciones que nos deja a nivel físico, emocional y social son múltiples y, para los familiares y amigos de las víctimas serán para toda la vida. Mucho dolor, profunda tristeza, desolación… También indignación, impotencia, rabia, frustración, enfado.
Dada la magnitud de esta horrible tragedia en este artículo hablamos del enfado para superarlo y no caer en los errores que esperan los verdaderos artífices que cometamos. Nuestra inteligencia y capacidad de comunicación han sido los que nos han llevado a la prosperidad y la paz, no la violencia.
Ya hemos hablado del enfado en otras ocasiones. El enfado, debe verse como una actitud o fuerza que nos permite superar situaciones difíciles. Se trata de una emoción que bien gestionada nos ayudará en muchas ocasiones.
En nuestro artículo “Manejo de la Ira: Sí, yo también me enfado”, comentamos cómo el enfado nos lleva a la acción. ¿Cuántas veces hemos oído la frase “la mejor defensa es un buen ataque”? Sin embargo, esto no debe entenderse como una invitación a la venganza. Ya que el problema surge cuando el enfado se transforma en violencia. Hay que saber distinguirlos dado que la violencia es una conducta que tiene como único objetivo lastimar a otro, algo totalmente anormal e inmoral. Es un enfado tóxico, como lo llaman en el artículo emociones tóxicas de Capacity. Es importante saber que la violencia es el uso inmoderado de la fuerza (física o psicológica) por parte del violento o agresor para lograr objetivos que van contra la voluntad del violentado o víctima.
En nuestro artículo “¿elegimos que sentir?” encontraremos claves para conocer nuestras emociones y las de los demás, facilitando así nuestras relaciones de convivencia. Además podemos cambiar nuestras emociones cambiando nuestros pensamientos. El autocontrol nos ayudará con nuestro enfado y así evitaremos empoderar a los promotores.
Una vez recorrido este camino y afrontado cada paso, la mejor opción es el perdón. Perdonar es una actitud inteligente que te permite soltar y dejar atrás. Evitando que algo o alguien continúen haciéndonos daño. Esto no significa que no veamos las faltas, simplemente decidimos no tenerlas presentes.
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