Hay momentos en el día a día de los negocios que nos llenan de frustración, que nos suponen fracasos, que nos desaniman y abaten a todos o algunos miembros de los equipos.

 Frustracion

La frustración, como dicen Ramiro y Miguel Ángel Calle en su libro "Cambiando tus zonas erróneas", podemos definirla como "privación total de lo que esperábamos". Y surge cuando, por ejemplo, ponemos todo nuestro esfuerzo en que salga un proyecto, en conseguir a ese cliente, en lograr una oportunidad...y esto se viene abajo, se trunca, se desvanece quedando sin efecto, perdiendo todas las ilusiones.

En ese momento las emociones emergen. Hay desánimo, descontento, decepción, notamos el cansancio acumulado que mientras estábamos en la lucha no sentíamos. Y como las emociones se contagian, nos dejamos llevar por la influencia de la mayoría y la conformidad.

Entonces, llega el jefe y dice "Vamos, ¡no te desanimes!". ¡Error!

Primero porque nuestro cerebro no entiende el "no" y se queda con "desanímate". Y sí, desanímate ahora, que es cuando corresponde. Mañana ya será otro día. Las emociones han de sentirse en el momento y no guardárnoslas porque si evitamos sentir lo que toca se puede llegar a estancar en nuestro cuerpo y un día nos sale de forma desproporcionada sin saber por qué. Además, hay que vivir la emoción pertinente. Si es una pérdida tocará sentirse triste, y no reírnos a carcajadas. 

Por tanto, hemos de permitir que se expresen las emociones que han de tener lugar, y acompañar en el sentimiento de fracaso.

Y ¿cuál es el siguiente paso? Como ya veíamos cuando hablábamos de la superación personal, saber que tenemos la capacidad de salir adelante nos va a ayudar. Como también ayuda saber que en todo entrenamiento, cuando llegamos al límite aún podemos hacer una más, y ésa es la que más vale. Por eso, es importante seguir y continuar. Perseverar.

Tendremos que recapitular y reflexionar sobre lo sucedido para procurar no cometer los mismos errores, si los hubiera, y aprender de ellos. El aprendizaje nos ayudará a avanzar.

 Desarrollo, avance

En determinados momentos, necesitamos consolidar los avances, esto es necesario para el desarrollo de la empresa, nos permite coger destreza y afianzar el cambio. Después de un tiempo, el entorno, la vida, la supervivencia de la empresa requerirá un nuevo paso, volviéndonos a superar.

Y aunque hay miedos y resistencias para salir a comernos el mundo de nuevo, sólo hay que dar el primer paso para volvernos a poner en movimiento con nuevos objetivos. Como hacemos cuando aprendemos a montar en bici de niños, nos cuesta dar los primeros pedales, son irregulares, y luego, se aprende y se coge ritmo rápidamente.

Como responsables de equipos, hemos de acompañar en esta superación de las situaciones menos favorables, ayudando a comprender que hay momentos mejores y peores, que hay perspectivas diferentes ante un mismo hecho, que un obstáculo puede convertirse en una oportunidad.

Y sobre todo, provoquemos la actuación sobre lo que sí podemos hacer, lo que depende de nuestro equipo, de cada uno de los miembros y de todos en conjunto. Porque lo que depende de nosotros, es lo que podemos cambiar.

¿Quieres ayudar a tu equipo a superar los obstáculos?

Te espero aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills