Cuando comienza el año lo empezamos con espíritu renovado, con nuevas ilusiones y propósitos. Volvemos al trabajo tras unos días diferentes y lo afrontamos con más ganas o con perspectivas de cambio. Nos apoyamos en los pensamientos de ¿qué queremos para nuestra vida? ¿Es esto?
Y es entonces cuando nos damos cuenta de la realidad del presente, de que tenemos muchas cosas por hacer y a veces, al verlas todas juntas, nos abrumamos. Nos ponemos a todo por esa fuerza que traemos pero a veces, entramos en caos. ¿Y qué podemos hacer para mantener la fuerza en este comienzo del año?
Foto de Brooke Lark en Unsplash
Coger el ritmo. Con tanto por hacer es fácil que nos cansemos pronto. Hemos de coger de nuevo el ritmo. Es como comenzar a correr. Hemos de ir poco a poco. No podremos hacer una maratón el primer día que salimos a correr, ni siquiera tras haberlo dejado de hacer durante un mes. Para ayudarnos a coger el ritmo, podemos utilizar el método Kaizen japonés:
Acordarse de que no estamos solos. Aunque a veces nos sintamos solos, siempre tenemos un vecino amable que nos pasa un cable cuando se nos va la luz. O una persona que nos ofrece una magdalena recién hecha tras una discusión para apaciguar los ánimos y devolvernos la sonrisa.
Trabajar en equipo. Cuando hay mucho que abordar, y no llegamos solos, siempre podemos contar con los demás. La solidaridad y el «hoy por ti y mañana por mí», hace que al final lleguemos a todo juntos y más reforzados como equipo. Eso sí, hay que cuidar el equilibrio entre dar y recibir para no desgastarnos y percibir que la situación es abusiva.
El caos requiere organización. Cuando tenemos muchos frentes abiertos hay que priorizar. Organizar a las personas que nos pueden ayudar en diferentes partes del trabajo, y concretar los esfuerzos a realizar. El elefante que sentimos que se nos viene encima solo nos lo podemos comer a cachitos. Así que, ¡a diferenciar y abordar los trocitos!
Para ello podemos acogernos a diferentes metodologías como las utilizadas en el ámbito industrial, contable o informático. Por ejemplo:
Imagen de Manteinfo
- FIFO: «Primero en entrar, primero en salir». Guarda analogía con las personas que esperan en una cola y van siendo atendidas en el orden en que llegaron. También se le denomina «primero en llegar, primero en ser atendido» (del inglés first come, first served o FCFS).
- LIFO: “Último en entrar, primero en salir”. Guarda analogía con una pila de platos, en la que los platos van poniéndose uno sobre el otro, y si se quiere sacar uno, se saca primero el último que se ha puesto.
Además yo añado algunas que me parecen oportunas por mi experiencia:
- Primero lo más fácil. Cuando nos está costando ponernos al día, cuando tenemos que coger de nuevo el ritmo, empieza por lo más fácil o más llevadero. Conseguirlo te irá animando e invitando a hacer lo siguiente. «¡A por otra cosa!»
- Primero las piedras más grandes. Resolver el problema principal, el más pesado, primero. O al menos arrancarlo. Eso nos permite meter otros asuntos en los tiempos que necesitemos para desconectar o en los momentos en los que nuestro cerebro necesita parar porque la atención plena dura un tiempo. O incluso en cocina, cuando pones un guiso o un asado que lleva más tiempo, eso es lo primero que preparas. Después, mientras se hace, vas preparando otras recetas o haciendo otras tareas, como se explica en la historia del frasco y las piedras. Te dejo este vídeo para que veas cómo funciona:
Y sobre todo, recuerda que has de seguir cuidando de ti porque no podrás conseguir tantas cosas como deseas si enfermas o si te olvidas de ti.
Lograr requiere acción. Soñar es solo el principio.
¿Qué vas a comenzar a hacer para adaptarte al ritmo que te permita lograr tus propósitos de este año?
Aprendiendo en el camino del crecimiento.
Raquel Bonsfills
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