Poner amor en lo que hacemos es algo que ya se ha dicho en numerosos ámbitos. Por ejemplo, decimos que si cocinas con amor, la comida estará mucho más rica; si ponemos amor en nuestra vida seremos más felices. Y en el trabajo, ¿ponemos amor?
El amor es ese sentimiento que nos invita a compartir, a dar con generosidad, a soñar, volar y creer en nosotros mismos. Visto así es un sentimiento que podemos desarrollar también en el trabajo. No digo con esto que haya que mantener relaciones con personas de nuestro trabajo, cosa que algunas empresas lo aprecian mientras que otras lo evitan como política interna, dado que piensan que perjudica más que beneficia. Lo que quiero decir es que el amor es un sentimiento que, en mi opinión, debería estar presente en las empresas, del siguiente modo:
- Comenzamos por un quiero: una relación laboral entre una persona y una empresa comienza con un acuerdo (contrato) por el que la persona dice: «quiero dedicar mi tiempo y esfuerzo en esta empresa» y la empresa dice: «quiero que formes parte de mi equipo». A partir de aquí habrá muchos más «quieros» a lo largo del tiempo que la persona permanezca en la empresa y de hecho, el final de la relación laboral se da con un «no quiero estar más aquí» o «no quiero que estés más aquí». Así que el quiero se convierte en una palabra de amor esencial en las relaciones empresa-colaborador.
- Requiere admiración: las relaciones duraderas tienen un punto de admiración, de poner en valor lo que otro hace, dice o es. Esto me parece un valor clave a aplicar en las relaciones con nuestros equipos. Nuestros colaboradores si están en la empresa será porque apreciamos lo que hacen o pueden llegar a hacer.
- Cuidado: Si creo que una persona es valiosa, habré de cuidar de ella. Me preocupo por una persona a la que quiero, trato de que esté a gusto, me importa lo que le pasa, cómo está, cómo se siente y cómo puedo ayudarle a hacer mejor su trabajo y a desarrollarse.
- Generosidad: en el trabajo y en los equipos hemos de ser generosos para llegar más lejos, para generar sinergias, provocar ideas nuevas, innovar, permitir errar, delegar, formar e incluso para fomentar el empleo o el conocimiento del trabajo accediendo a tener personas en prácticas.
- Afecto: Creo que mejor que llevarse mal con alguien en el trabajo es mucho más propicio llevarse bien. Con un mayor afecto entre unos y otros habrá un mejor clima de trabajo, conversaciones más sinceras y constructivas, relaciones más sanas que favorecen la productividad.
- Motivación: el amor nos lleva a alentar, animar, acompañar al buen desarrollo del trabajo, a las personas que lo han de desarrollar, facilitar la ayuda y apoyo que se necesite, a ser fan de nuestro equipo, a levantar los ánimos cuando no están en el mejor momento…
- Da libertad: amar es dejar ser, querer lo que sea mejor para el otro y permitirle crecer. Lejos de retener, al poner amor se da libertad para que la otra persona sea feliz contigo o sin ti. Por eso también amar es dejar ir, dejar elegir. Y si la persona pudiendo elegir se queda contigo, en tu equipo, es porque de verdad quiere.
Al final, poner amor en el trabajo te lleva a ser más feliz, con los demás y contigo mismo, ser más productivo y ganar más en todos los sentidos.
Y ahora que tienes unas ideas más de por qué poner amor en el trabajo, ¿te animas a hacerlo? ¡Tú puedes ser un líder amoroso!
Aprendiendo a poner amor en el camino del crecimiento
Raquel Bonsfills
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