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18 septiembre, 2017

Querido compañero,

¿De qué manera utilizas el teléfono? ¿En qué momentos lo utilizas?

Hoy en día casi todos nosotros hacemos un uso inadecuado del teléfono, vivimos pegados a él y asumimos que tenemos que estar siempre conectados.

Cuando utilizamos el teléfono a menudo cometemos errores como:

  • Tener largas conversaciones en horas productivas.
  • Contestar instintivamente, incluso cuando estamos con clientes.
  • No saber ignorarlo cuando es necesario.
  • Contestar con la sensación de agradar, sin tener en cuenta nuestra disponibilidad.

Este uso ineficaz del teléfono nos lleva a:

  • Romper nuestra concentración.
  • Una pérdida de intensidad en nuestra productividad.
  • Una falsa sensación de actividad.
  • Destruir nuestro descanso.
  • Una proyección hacia los demás de disponibilidad total.
  • Provoca adicción y aislamiento.
  • Llegar a producir una pérdida de control.

Si quieres ser eficaz y eficiente en el uso de tu teléfono te propongo 10 claves para lograrlo:

  1. Cada llamada con su objetivo. No comiences a hacer una llamada sin saber el porqué vas a realizar esa llamada, cual es el fin, el cometido de la misma. De esta manera, valorarás objetivamente la importancia de la misma.
  2. Sé directo y preciso. Prepara un esquema de lo que quieres hablar en esa llamada, así evitarás el repetirte y olvidar algo que quieras decir. De esta forma no tendrás que realizar llamadas posteriores, ganando tiempo. Además, llevarás en tu conversación un orden más claro, y resultarás a tu interlocutor más preciso en lo que le vas a decir.
  3. Programa las llamadas a realizar. El programar las llamadas cada día te va a ayudar a ahorrar energía, no teniendo que pensar en diversos momentos del día a quien vas a llamar ahora.
  4. Si estás con una tarea importante, silencia el móvil. Si queremos tener concentración en lo que estamos haciendo es recomendable para lograr realizar la tarea en el menor tiempo posible realizarlas de una en una y con la menor cantidad posible de distracciones e interrupciones. Silenciar el teléfono móvil y avisar a tus colaboradores o compañeros, si tienes al lado un teléfono fijo que estás realizando una tarea importante te ayudará a obtener una mayor concentración y conseguirás realizarla en un menor tiempo.
  5. Utiliza tu buzón de voz (si es importante te dejarán un mensaje). Se está perdiendo el uso del buzón de voz, recomiendo activarlo para que en los momentos en que no te puedan localizar sepas no solo que te han llamado, sino también qué quieren y de esta manera cuando les llames habrás preparado tu llamada para acometerla en el menor tiempo posible.
  6. Comunica tus rutinas a tus clientes, familiares y colaboradores. El que la gente de tu entorno sepa tus horarios o cuando es mejor que te localicen te facilita el que hagan uso de los momentos mejores para llamarte y de esta manera evitarás interrupciones de otras tareas que estés realizando y ellos eliminarán la sensación de malestar cuando te llamen a horas que no les puedas atender.
  7. Aprende a no responder siempre. El poner límites a todo lo que hacemos nos ayuda a ser dueños de nuestro tiempo. A veces, tenemos la creencia irracional de tener que estar siempre disponibles porque, en caso contrario, no seremos buenos padres o no resultaremos ser buenos profesionales o…
  8. Combina el uso del teléfono con el email. No todo es necesario hablarlo por teléfono, de hecho, hay muchas conversaciones que podemos mantener lo suficientemente importantes como para tenerlas que dejar por escrito porque son acuerdos, escribe emails o correos antes y ganarás tiempo en tus negociaciones o acuerdos.
  9. OJO con el Whatsapp. Esta aplicación ahorra mucho tiempo si se sabe utilizar adecuadamente y está demostrado que hoy en día es una de las aplicaciones que más tiempo nos roba si se usa de manera ineficiente. El problema es que la mayor parte de las personas tenemos múltiples grupos diferentes de whatsapp, en muchos de los grupos no profesionales, en especial, se dicen tonterías, cosas sin importancia, que se pueden mirar en un momento del día y no cada vez que suena el pitido de que nos ha entrado un nuevo whatsapp.
  10. Ponernos horarios para atender otras redes sociales como: Facebook, twitter o Instagram y reducir su uso. Numerosos estudios indican que los españoles pasamos una media de 2 horas y 53 minutos de conexión diaria en la red. Abusar de estas herramientas o hacer un mal uso de ellas pude generarnos innumerables problemas, desde hacernos perder la atención y descuidar otras tareas más importantes hasta provocarnos inquietud, falta de concentración y alteraciones del ánimo, afirma la psicóloga Begoña Carbelo, incluso puede deteriorase nuestra capacidad para estar con otras personas y para relacionarnos, además de alejarnos de la felicidad.

Hacer un uso controlado de las redes sociales nos aporta beneficios, normalmente asociados con "tener una mejor atención y concentración y, consecuentemente, un mejor rendimiento", comenta la citada psicóloga.

¿Qué otras formas eres eficaz y eficiente en el uso de tu teléfono? Con el fin de complementar lo que te he comentado, te dejo un vídeo en el que se habla de una campaña para el buen uso del móvil

https://www.youtube.com/watch?v=8szThMiSk0Y

Después de lo que te he compartido ¿qué vas a hacer para mejorar el uso del teléfono? ¿Cuándo vas a empezar a hacerlo?

¡Tú puedes, puedes lograr lo que te propongas, además, te lo mereces!

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso y que te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

 

11 septiembre, 2017
En el artículo de hoy, el equipo de 2miradas vamos a hablar del libro “Las gafas de la felicidad” en el que Rafael Santandreu nos propone un estilo de vida centrado en la “Bastantidad”. El concepto de bastantidad equivale a asumir que podemos ser plenamente felices tan sólo cubriendo nuestras necesidades básicas como son el beber, el comer o el dormir. Santandreu nos muestra un método que podemos adoptar con esfuerzo y dedicación mediante el cual conseguiremos cambiar aquellos aspectos de vida que nos impiden vivir en paz con nosotros mismos.
Las personas tenemos lo suficiente para estar bien y no necesitamos nada más. Si conseguimos más cosas es estupendo y lo sano es saber ser capaces de disfrutar de ello. Pero si no es así, si no conseguimos aquello que deseamos no ocurre nada terrible. Y es que tendemos a centrarnos en lo que no tenemos y nos olvidamos de disfrutar de lo que tenemos.
La bastantidad es propia de las personas emocionalmente fuertes ya que su práctica nos hace ser más fuertes. Nos permite valorar más lo que tenemos y no quejarnos tanto de lo que nos falta. Es fácil practicar la bastantidad con tan solo decirnos a nosotros mismos “Ya tenemos bastante”. Esta práctica se puede llevar a cabo en cualquier momento de nuestra vida cotidiana.
Además de más fuertes, la práctica de la bastantidad también ayuda a superar frustraciones del día a día. Por ejemplo, imaginemos que estamos en la cola del supermercado, después de un estresado día de trabajo en el que no hemos tenido tiempo de parar ni un segundo. El hecho de esperar a que nos atiendan nos pone de mal humor. Por la mente se nos pasan todo tipo de pensamientos negativos: “Que mala suerte tengo…”, “¿Por qué tengo que esperar?, “¿Por qué no se darán más prisa?”. Estos pensamientos tienen la consecuencia inmediata de acabar todavía más enfadados con el mundo y dispuestos a descargar la el mal humor con cualquier persona.
¿No es más inteligente y menos autodestructivo pensar de forma diferente? ¿Qué tal el cambiar el “Qué mala suerte tengo” por “tengo un trabajo que me permite vivir y cuando termino relajarme y venir a comprarme lo que quiera al supermercado”? ¿O el cambiar el “por qué tengo que esperar” por “voy a aprovechar este tiempo de espera para contestar a ese amigo al que hace tanto tiempo que no escribo”? Son estas simples situaciones cotidianas en las que podemos aprovechar para darle la vuelta a la situación.
Es un pequeño cambio de chip en nuestra cabeza que nos permite ver con otra mirada una situación negativa y sacarle algo de provecho. Esta práctica nos ayuda a nosotros mismos y a vivir en paz. No existe ninguna necesidad de amargarnos la vida ni de buscarle el fallo a todo. Es mucho más inteligente darle una vuelta a nuestro pensamiento ansioso, pensar “tengo suficiente con lo que tengo” y transformar cualquier situación incómoda en un momento de provecho.
 
 
 
 
 
"Si necesitas enfocar las cosas con tu otra mirada cuenta con nosotros"
 
El equipo de 2miradas
 
5 septiembre, 2017

Para obtener los resultados que deseamos, es importante tener un proyecto de vida. Todas las personas en algún momento nos encontramos en un punto en el que no estamos consiguiendo los resultados que creemos que merecemos, incluso un poco perdidos. Esto sucede cuando hacemos muchas cosas pero no alcanzamos los objetivos marcados generando un círculo vicioso de desmotivación y frustración.

El no cumplir nuestros objetivos profesionales o personales puede ser debido a diferentes razones. Uno de los motivos más comunes es la incapacidad de alinearlos con el modelo de administración de nuestra vida. Otro motivo es la falta de conexión de nuestras tareas del día a día con nuestros objetivos, lo cual, genera que el impacto de las tareas se diluya en lo que queremos lograr.

¿Por qué necesitamos mantener el norte de nuestros proyectos?

Todos soñamos, sentimos y deseamos. Es condición humana el desear un futuro mejor del que tenemos y el sentir que tenemos necesidades constantes. El conseguir buenos resultados y cumplir nuestros sueños nos proporciona un alto grado de satisfacción personal. Cumplir todos nuestros objetivos no es tarea fácil pero sirve de gran ayuda el seguir buenas prácticas de gestión personal.

En este artículo te mostramos cinco buenas razones por las que necesitas un proyecto de vida:

  1. Un buen método de gestión personal hará que tus ideas se desarrollen más allá de quedarse en buenas intenciones, te obligará a trabajar en un orden y ser más metódico.

 

  1. La administración de tu vida ocupará un espacio en tu mente de forma permanente que te mantendrá conectado con tus objetivos. Esta conexión te ayudará a tomar decisiones, a ejecutarlas de manera coherente, a ser consciente y constante. La administración de tu vida vuelve tangible tu proyecto y lo que quieres lograr.

 

  1. Es necesario integrar los diferentes aspectos de tu vida lo que te ayudará a verte a ti mismo como algo integral. Al margen de tus responsabilidades o tareas pendientes, es importante conectar todos los aspectos de tu vida para que exista una sinergia. Tu proyecto de vida te permite administrar tu vida de forma coherente y unificada.

 

  1. El hábito de controlar y mejorar tu propia vida es un círculo de mejora continua de ti mismo que potenciará muy positivamente los resultados que obtengas. Un proyecto de vida te proporcionará las herramientas para conseguirlo.

 

  1. Necesitas ser perseverante y constante día a día para conseguir mejores resultados. Un proyecto de vida te ayudará a auto motivarte y  lograr tus resultados en menos tiempo siendo conscientes de que el reloj nunca para.

 

 

 

"Si necesitas reencontrar tu rumbo cuenta con la brújula de 2miradas"

El equipo de 2miradas

28 agosto, 2017

A lo largo de la vida una de las metas más importantes es encontrar nuestro lugar en el mundo. El proceso de búsqueda personal de cualquier ser humano tiene un largo recorrido. Este es un proceso único y diferente en cada persona.

Encontrar tu lugar Diseñado por Freepik

Nacemos y por lo general crecemos en un entorno familiar, después como adultos nos convertimos en dueños de nuestro destino del cual somos responsables de casi todos los acontecimientos que nos suceden.
Agentes externos a nosotros mismos como por ejemplo la prisa que es un factor que marca nuestro frenético estilo de vida actual puede hacernos perder de vista nuestros objetivos. Para eso contamos con nuestras emociones que nos sirven de guía. Además importante prestar atención a las tareas importantes y espaciarlas de las tareas urgentes.

Imagínate a ti mismo dentro de 40 años; ¿Cómo te gustaría que fuese tu vida al echar tu vista al pasado? Anota tus pensamientos y reflexiones. Te ayudará a poner luz a tu mundo interior.

Toma nota de tus reflexiones o escribe un diario. Te ayudará a ordenar tu pensamiento y poner en práctica tus ideas.

Busca el equilibrio entre la razón y la intuición. Es cierto que si no defines bien tus objetivos y metas puedes llegar a un lugar inesperado y encontrarte perdido. Sin embargo, la intuición nos acompaña día a día en el trabajo. Nos ayuda a identificar riesgos y oportunidades, a confiar o desconfiar, a comunicarnos y reaccionar en ocasiones especiales, a captar realidades ocultas, a fluir en tareas y encontrar soluciones innovadoras.

Vive conectado a tu presente, aprendiendo de las experiencias del pasado y proyecta tu futuro como la persona que quieres llegar a ser.

Escucha tu cuerpo y tu corazón. Evolucionas como persona y tu vocación existencial va cambiando, las sensaciones corporales están en estrecha relación con las emociones. Los ejercicios de meditación y relajación son buenos para reconectar con nuestro interior y nos ayuda a tomar las decisiones correctas.

Si estás bien contigo mismo conseguirás anticiclones en tu vida.

Si necesitas ayuda para encontrar tu lugar cuenta con nosotros.

El equipo de 2miradas

 

31 julio, 2017

¡¡¡Bienvenidas vacaciones!!! Las deseadas vacaciones llegan y cada uno las afronta de una manera y según las posibilidades. Hay quien prefiere bullicio y fiestas mientras que otros prefieren descanso y tranquilidad. A elegir entre las consabidas playa o montaña, hoy día se acompaña de volver al pueblo, ver a la familia, volver a España o preparar algo extraordinario. Y lo mejor, todas las opciones son válidas.

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Aunque todos deseamos las vacaciones, cuando luego se dan podemos encontrarnos en tres situaciones respecto al trabajo:

  1. Desconectar: Salir del lugar de trabajo diciendo "hasta luego" y no volver a pensar en el trabajo hasta el día antes de volver. Dicen que para desconectar realmente necesitamos al menos diez días seguidos haciendo otra cosa. Hay quien solo logra hacer esto cuando está en otro lugar de vacaciones, pero le resulta arduo si está unos días en la misma casa, porque estar fuera de cobertura es una excusa como otra cualquiera para de verdad no seguir trabajando.

Desconectar de verdad es no leer e-mails, no seguir las noticias relacionadas con la empresa en las redes sociales, no mantener quedadas con compañeros de trabajo en las que seguir hablando del trabajo, no buscar un sitio con wi-fi gratis para poder enviar tal o cual documento, o para atender un tema que ha resultado urgente.

He escuchado tantas veces eso de "parece que sea tu empresa, no sabes desconectar" Y después le sigue una larga serie de reproches de por qué estás trabajando cuando por fin estás de vacaciones. Al final tienes dos problemas, el mal rollo que tiene tu familia o amigos porque estás trabajando en lugar de estar compartiendo con ellos, y tu sentimiento de culpa tanto si lo haces como si no lo haces, basada en la responsabilidad del deber.

Para ayudarte a desconectar:

Vivir el aquí y ahora. Poder disfrutar de lo que en cada momento estás haciendo: saboreando un rico refrigerio, dejándote llevar por el sonido del mar, del jaleo de las charlas veraniegas, del silencio de las montañas con los sonidos de los animales de la zona, el frescor de la mañana, el calor del mediodía, la brisa de la noche, las charlas sin prisa, el libro que te tiene enganchado, las cosas sin sustancia que distraen y entretienen y que solo puedes disfrutar en esos momentos…

Preguntarte ¿dentro de un año qué pensaré de eso?. Tener un filtro sobre ¿cómo de importante es resolver esto ahora? ¿Puede esperar 10 días? A veces pasa que corremos pensando que es súper importantísimo, súperurgentísimo y luego lo mandas y quien lo recibe se va de vacaciones o con quien hay que compartirlo ya no está…y en definitiva, el único que ha corrido eres tú. A veces es mejor pensar que hacerlo tranquilamente, sin hacer el número de la cabra para conectarte a tus documentos en un hotel, o en un locutorio, será más eficiente y seguramente será de mayor calidad.

Dejar dicho en qué casos pueden localizarte. De esa forma será solo cuando tú hayas considerado que es lo suficientemente importante y que de verdad no puede esperar. De esta manera también quien te ha de llamar se pensará dos veces si entra en la lista de cosas por las que llamarte. Saber delegar también será una clave importante para poder desconectar.

Ponte a ti en primer lugar. Si de verdad necesitas desconectar, buscar un lugar de vacaciones donde no te puedan localizar o toma las medidas para que así sea. No tener cobertura, como he dicho antes o dejar el teléfono del trabajo en casa, es solo el principio. Lo realmente importante es saber que si necesitas desconectar es porque lo primero en tu lista de prioridades en este periodo de tiempo eres tú. ¡Recuérdalo!

  1. Reconectar. A veces es importante tomar un respiro para recuperar fuerzas, para seguir con el ritmo y la exigencia del trabajo diario. Cuando necesitamos reconectar es importante:

Toma tiempo para ti. Aunque vayas con amigos o familia de vacaciones, saca ratitos para ti. Haz una lista de cosas que te quieras "regalar" para dejar atrás el ego, la rutina, a los demás y centrarte en ti, en lo que tú quieres, en lo que a ti te gusta hacer, en tu esencia...

Elije la mejor opción con asertividad. Entre los mil planes posibles a hacer cuando estamos de vacaciones seguro que hay alguno que nos gusta poco, alguno que nos apetece muchísimo y alguno que nos da igual. Decir que no a todo tampoco es la mejor opción cuando se va en grupo, porque si has elegido ir en grupo querrás hacer cosas con ellos. Pero sí que puedas decir que no a un plan que no te guste sin sentirte culpable, ni que te miren mal. Elige los planes que mejor vayan contigo y puedes también tirar de tus habilidades de liderazgo para animar a los demás a que se sumen a tu plan preferido.

Dormir más y sin poner el despertador. Una forma de recuperar nuestra energía es durmiendo y descansando u poco más. Además, está demostrado que levantarnos a golpe de despertador no es lo mejor, pero no podemos evitarlo. Así que aprovecha las vacaciones para despertarte con la luz del sol. Dicen que nuestro ciclo de vigilia y sueño se regula fácilmente tras dormir al aire libre (campings, bosques, playas…) al menos 3 días. Conectar con nuestra naturaleza como seres humanos y con nuestros ciclos biológicos, será de gran ayuda para reconectar.

Practicar la meditación. Existen numerosas opciones para conectar con tu yo interior, como puede ser la meditación, el mindfulness, hacer ejercicios tipo tai-chi, seitai o yoga, acudir a sesiones de reiki, recibir masajes relajantes, y también se ha demostrado que pintar mandalas es una buena forma de centrarte y recuperar tu equilibrio.

 

  1. Seguir conectado. Si es tu propia empresa puede ser muy difícil desconectar e incluso no es de tu interés reconectarte. Lo que quieres es seguir pendiente de lo que ocurre aunque hayas decidido tomarte unos días fuera de la oficina o haciendo otra clase de rutinas.

En este caso y si de verdad quieres tener esas vacaciones puede ayudarte:

Conectarte en un horario definido. Dejar dicho en la oficina que pueden localizarte cada día de 10 a 12 de la mañana, dejarte ese tiempo para revisar trabajo, ponerte al día, hacer tus tareas, y después seguir con las actividades que hayas elegido hacer por tus vacaciones.

Aprovecha a conocer gente y hablar de tu negocio. Estás en otro ámbito, en otro lugar, con otro nivel de relajación. Así es más sencillo abrir conversaciones hablando de qué haces, a qué te dedicas y valorando lo que los demás opinen de ello. Así puedes aprovechar a sacar nuevas ideas, a revisar qué es de interés de los demás, qué puedes mejorar, cómo lo vendes, e incluso puedes encontrar nuevos clientes, ideas creativas, etc.

Conectado en la distancia. Si tú puedes conectarte en la distancia, tus colaboradores también. Esta experiencia puede hacer que amplíes las posibilidades de tu empresa y conozcas los recursos necesarios para que cualquier miembro del equipo pueda estar conectado desde casa o desde otros lugares. Son vías de mejora para el bienestar del equipo en el desarrollo de su trabajo.

Conectado no es enganchado. Enganchado supone una adicción y como tal no es buena. Que seas tú quien elige cuándo y cómo, que puedas dominar tú el tiempo y la efectividad del trabajo. Que cuando te dediques a ello estés a ello, pero que puedas hacer otra cosa sin pensar todo el rato en ello, porque al final no estás en ninguno de los dos sitios: ni en el trabajo ni en tu lugar de vacaciones.

¿Cómo vas a disfrutar de tus vacaciones?

¡Feliz verano!

Aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills

20 febrero, 2017

Querido compañero,

¿Para qué es importante la confianza? ¿Cuándo es importante que generes confianza?

Ya en otro de mis artículos hablé de la importancia de la gestión por confianza para las organizaciones, como diría José María Gasalla, la  confianza puede  ser  entendida  como  una  virtud  social  o  como  un  activo  potencial  intangible que se caracteriza por:

  • Creer en uno mismo, en el entorno, en los demás.
  • Está basada en la autoestima personal.
  • Permite ser a cada uno como realmente es.
  • Si se cometen errores, se pueden reconocer públicamente.
  • Supone aprender continuamente, desde la humildad.
  • Funciona como un valor a partir del cual derivan unas competencias, a cada una de las cuales vienen asociados determinados comportamientos. Es decir, según sea nuestra confianza, así actuaremos.

La confianza es la seguridad o esperanza firme que alguien tiene de otro individuo o de algo. También se trata de la presunción de uno mismo y del ánimo o vigor para obrar. Por ejemplo: “Este hombre no me inspira confianza, creo que no voy a aceptar el trato”, “Juan le dio su confianza y ella lo traicionó”, “Tengo la confianza necesaria para derrotar al rival”.

La confianza es el pilar sobre la que se construyen las relaciones. Incluso nuestro éxito profesional depende de la confianza que generemos en los otros. Vivimos en sociedad y necesitamos generar confianza en los demás para que quieran estar con nosotros.

Por lo tanto, tener autoconfianza nos lleva a:

  • Sentirnos más seguros.
  • Ser más competentes.
  • Mostrar nuestras capacidades y habilidades con naturalidad.
  • Estar más receptivo y más alerta a lo que el cliente puede demandar.
  • Mostrar profesionalidad.
  • Y sobre todo, tener confianza en uno mismo nos hace más confiable.

Hoy en día, en general para que un cliente adquiera nuestros productos o servicios es necesario generar e irradiar confianza. Dada su importancia te voy a proponer diferentes maneras de lograrlo:

  • Conoce todo lo relativo a tu trabajo: los productos y los servicios que realizas. Conoce todo lo relativo al trabajo que vas a desempeñar, además de conocer a tu público objetivo.
  • Aprende técnicas para capacitarte y mejorar tus habilidades personales y profesionales, así como mantener la mejora continua.
  • Prepárate de la mejor manera posible para afrontar el nuevo día.
  • Visualízate como exitoso. Además de ser un tipo de cierre, si eres capaz de visualizar algo es que ya estás en el camino de poder lograrlo.
  • Cuida tu saludo, por ejemplo: sonríe, da una mano firme recta, muestra una postura abierta…
  • Cuida tu postura e imagen y utiliza un lenguaje corporal relajado y elegante.
  • Apóyate en tus puntos fuertes y en las personas que te respaldan.
  • Celebra y valora cada éxito o logro que consigas, esto te animará y mejorará tu actitud.
  • Define objetivos SMART-e cuantos más objetivos te propongas y logres mayor autoconfianza y autoestima vas a desarrollar.
  • Pon tu foco en lo positivo que te ocurre o te puede ocurrir cada día, de esta forma enfocas a tu cerebro con actitud.
  • Trata de dedicarte algo de tiempo para conocerte y valorarte, por ejemplo: cada día piensa lo que has hecho ¿qué has logrado? ¿qué has aprendido? ¿qué te ha faltado? ¿qué vas a hacer la próxima vez?
  • Manifiéstate de forma coherente entre lo que dices, lo que haces y lo que piensas (ser coherente en el saber ser, saber estar y saber hacer). Decir algo y parecer otra cosa, no ofrece confianza.
  • Mira a los ojos del otro constantemente, esto también nos hace parecer confiables, ya que el que miente por lo general no puede mantener nuestra mirada.
  • Cuida mucho lo que dices, por ejemplo: no hables mal de nadie e intenta ser positivo en lo que comunicas y en cómo lo comunicas.
  • Confía más en los demás, de esta manera tendrás más oportunidades de logro. Yo soy de las personas que piensa que cada uno de nosotros en ese momento hacemos lo mejor que sabemos.

¿De qué otras maneras logras mostrar confianza?

Y ya sabes lo que dicen, la confianza puede tardar años en ganarse y un momento en perderse. Y una vez perdida recuperarla puede resultar muy difícil o imposible.

Con el fin de complementar lo que te he comentado, te dejo un vídeo en el que se habla de cómo generar confianza para que un empleado o colaborador sea más productivo en una empresa: Great place to work

 

 

Después de lo que te he compartido ¿qué vas a mejorar para poder tener más confianza? ¿Cuándo vas a empezar a hacerlo?

¡Tú puedes, puedes lograr lo que te propongas, además, te lo mereces!

Te recuerdo que estoy siempre a tu disposición, si quieres hablarme de tu caso y que te responderé cualquier pregunta o duda que quieras hacerme.

No te olvides que te acompaño con pasión hacia el logro de tu éxito.

Milagros García

 

Las emociones. Para algunos, algo con lo que hay que lidiar. Para otros, la esencia de la vida.

Las emociones de nuestro día a día son variadas y variables. Intensas o suaves. Pueden desbordarnos si no sabemos gestionarlas o canalizarlas y algunos quieren, incluso, controlarlas.


Foto de Valeriy Khan

Hoy quiero hacer una reflexión sobre el sentido y la importancia de la gestión emocional. Y también, sobre los beneficios de realizarla. En artículos anteriores ya os compartimos alguna técnica que solemos practicar y que os recuerdo aquí.

Es inevitable sentir. Incluso para los impasibles que creen no sentir nada y que  quizá, estén sintiendo indiferencia. Por eso, con todas las situaciones que vivimos a lo largo del día, podemos sentir numerosas emociones: Desde la paciencia, resignación, agobio, frustración, enfado o tranquilidad para llegar al trabajo en coche o en otro medio de transporte, hasta la alegría de ver al compañero de trabajo que ha vuelto tras una recuperación, la satisfacción por el trabajo bien hecho, la inquietud porque salga bien la presentación de un proyecto, la expectación de que haya clientes que nos permitan crecer como empresa y profesionalmente… y así sucesivamente a lo largo del día.

Entonces, no se trata de negar lo que sentimos sino, como primer paso, de ser conscientes de lo que sentimos. Y después, saber qué hacer con ello.

El cuerpo humano es la máquina más perfecta que existe. Y si sentimos emociones es porque son útiles para nosotros mismos. Por ejemplo, sentir rabia nos recarga de energía para actuar, o sentir tristeza nos permite parar a recuperarnos y cuidar de nosotros. Ahora bien, como todo, en nuestras relaciones y también para nosotros mismos, es importante reconocer el grado de intensidad de la emoción.

Para ello, quiero presentaros el péndulo de las emociones:

Imagina un péndulo colgado del techo o del cielo, en el que estás tú.

Ante los sucesos de la vida habrá situaciones que te alejan, que te acercan, que te mueven. El péndulo oscila hasta cierto radio con relativa comodidad. Es nuestra zona de confort emocional. Zona en la que podemos manejar la situación y la emoción. Tenemos cierta flexibilidad, somos capaces de cambiar de sentido y nuestra energía con menor esfuerzo. Es una zona en la que nos manejamos y en la que nos conocemos cómo reaccionamos. Es una zona en la que socialmente nos podemos relacionar mejor. Por suerte, estamos es esta zona la mayoría del tiempo.

Sin embargo, hay ocasiones o temporadas en las que nos sentimos más desbordados, como superados por nuestras emociones, incómodos. Y eso es porque el péndulo está cerca de los  extremos. Más alejado del centro.

En esa situación, nuestra capacidad de maniobra es mucho menor. Estamos como en una situación forzada en la que no podemos estar mucho tiempo. Nuestro cuerpo estará estresado, incluso cuando sea por un elevadísimo nivel de alegría o euforia (porque en esa situación también disminuye nuestra capacidad de estar alerta).

El ejercicio que tendremos que hacer para sentirnos mejor será el de hacer que el péndulo vuelva al centro, a la zona de confort emocional. Ésa es la gestión emocional. Según la intensidad de partida en la que nos encontremos, así será la actuación que tengamos que realizar para lograrlo.

Por ejemplo, si nuestro radio de confort emocional llega hasta una intensidad del 3 y estamos es un nivel 5 de rabia, a lo mejor con respirar profundamente, salir a que nos dé el aire, cambiar de postura o reconocer porqué nos hemos enfadado es suficiente para volver a nuestra zona de confort emocional. Sin embargo, si nuestra rabia está en una intensidad del 8, a lo mejor hemos de canalizar toda esa energía acumulada y soltarla, por ejemplo, saliendo a correr a modo de sprint, o golpear un saco de boxeo, pegar un buen grito, romper papeles con saña…etc. Como ves, canalizar la energía de la rabia no es tomarse un tranquilizante. Y siempre puedes ponerte la canción más relajante del mundo, que reduce la intensidad de la emoción en un 65%.

Por tanto, entre los beneficios que tiene realizar una buena gestión emocional, siguiendo la herramienta del péndulo, podremos encontrar:

  • Mayor consciencia de cómo estamos, cómo nos sentimos y en qué grado de intensidad de la emoción.
  • Mayor facilidad para encontrar las técnicas más adecuadas para volver a la zona de confort emocional en cada momento.
  • Mejores relaciones sociales. Porque con una mejor gestión, en lugar de alejar a los demás de nosotros, sabremos alejarnos nosotros para no contagiarles nuestra emoción de forma desmedida. Y volver a ellos de una forma más regulada.
  • Tomamos mejores decisiones. Está demostrado que las emociones afectan a nuestra toma de decisiones. Con emociones mejor gestionadas podremos tener una mayor perspectiva de las situaciones, salir del foco del problema para enfocarnos a las mejores soluciones.
  • Capacidad de responder frente a reaccionar. En el extremo del péndulo es probable que reaccionemos, porque está más limitada nuestra capacidad de actuación. Es un momento en el que estaremos de forma más rígida y saldrán nuestros instintos primarios, especialmente de supervivencia. Al volver al centro, podremos responder con mayor confianza y tranquilidad.
  • Evitaremos que se haga una reacción en cadena de emociones Si yo contesto mal a alguien, de forma desmedida frente al suceso ocurrido, esa persona probablemente se vea afectada por nuestra respuesta. Si no hace una buena gestión emocional, se quedará molesta también. Y acudirá a alguien contándoselo, con lo que ya hay un tercero incómodo. Y así sucesivamente. Parar esta cadena en nosotros será el principio del bienestar de todos.
  • Mejora la calidad de nuestro trabajo. Un trabajo hecho con ansiedad, o con depresión, o con alegría desmedida será un trabajo con más errores, con menor precisión en los detalles. A veces entregado más rápido y a veces con mayor demora, dependiendo de la emoción que esté con esa mayor intensidad. En cualquier caso, será un trabajo peor que si lo hacemos con serenidad, con atención, con cuidado,…

Después de lo que te he compartido. ¿En qué punto del péndulo emocional estás? ¿Hasta dónde llega tu zona de confort emocional?

Aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills