Seguramente en varias ocasiones has dicho “no puedo” y/o te has visto envuelto en situaciones que sentías que te superaban, que las valorabas como complicadas o difíciles. En consecuencia, tus acciones mostraban comportamientos que ni tú pensabas que adoptarías.
En los momentos en los que nos vemos desbordados, una de las diferentes herramientas que podemos poner en práctica es saber que los seres humanos tenemos capacidad de resiliencia.
El concepto de resiliencia se ha extrapolado del ámbito industrial a la psicología y se puede definir, siguiendo la R.A.E., como “la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas”. Es decir, que todos nosotros tenemos la capacidad, en mayor o menor medida, de superar situaciones que nos mantienen en un estado de incertidumbre y desasosiego. Sabiendo esto, ¡podemos con lo que nos echen!
Es importante saber que la capacidad de resiliencia tiene varias ventajas y una muy importante es: se puede entrenar. ¿Cómo?
- Analizar y aceptar la situación. Conocer los hechos, separar las partes diferenciables que podrían tener soluciones distintas, aceptar y asumir lo que es y lo que no es. Tomar responsabilidad en lo que esté en nuestra mano y pedir ayuda en lo que no, buscando facilitadores en las áreas que no dependen de nosotros.
- Con una mentalidad superadora. Esta mentalidad de crecimiento fue así descrita por la profesora en psicología Carol Dweck, que como resume Juna Albert en su libro “Feliz Vida”, es un estado mental en el que se generan creencias positivas sobre uno mismo y sobre el universo, permitiendo tomar una perspectiva de valentía y confianza, utilizando la curiosidad para superar el miedo a lo desconocido. Cuando actuamos con optimismo auténtico es cuando elegimos construir esta mentalidad superadora.
- Planteando alternativas. Resistirnos puede hacer que nos rompamos mientras que movernos al son que tocan nos permite seguir avanzando más o menos rápido, más o menos estilosamente, más o menos acertados. Pero si tenemos claro cuál es el objetivo, el deseo de superación, ¡podemos probar numerosas opciones para alcanzarlo!
- Mantener el foco en que podemos superarlo, en las soluciones, manteniendo la esperanza y siendo firmes en nuestra decisión de conseguir aquello que queremos, lo que queremos resolver.
- Relativizar, desdramatizar, incluso reírse de la situación, aunque sea con ironía, nos libera de peso emocional.
- Actitud de oportunidad para afrontar retos en lugar de victimismo, extrayendo el aprendizaje y realizando una buena gestión del fracaso, porque ser consciente de un error nos acerca más a un éxito.
Y como colofón a este post os dejo una canción, porque para desarrollar la capacidad de resiliencia es necesario también tener momentos de autocuidado y relajación, para poder seguir superando todo lo que la vida nos depare. ¡Que la disfrutéis!
¿En qué nivel está tu capacidad de resiliencia?
Te espero en el camino del crecimiento.
Raquel Bonsfills
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