Hay un refrán que dice: «quien bien te quiere te hará llorar».
Un estudio realizado por una universidad estadounidense ha verificado que cuando una amiga te dice ciertas cosas que especialmente no quieres escuchar es porque te quiere. En el otro lado está el que si alguien se mete contigo a malas es porque no es tu amigo. Pero si es tu amigo, y está diciéndote que no hagas algo, que cuides aquello o que te quedan fatal los jerséis que llevas, lo dice pensando en lo mejor para ti.
Si llevamos esto al ámbito de la empresa o del desarrollo personal y profesional, cuando hay alguien que nos importa, que queremos que dé lo mejor de sí mismo, será importante decir lo que hace bien y también lo que hace mal, ofreciéndole todo nuestro apoyo para superarlo.
Por eso os dejo algunas formas para transmitir estas confrontaciones a la par que dar apoyo para resolverlas:
Utilizar feedback constructivo. Ya te he compartido qué es el feedback constructivo y 5 formas para darlo. Lo que hemos de tener en cuenta es que si nos quedamos solo en la queja o la protesta no conseguiremos arreglar nada. Si no nos gusta un comportamiento de alguien o nos molesta su actitud, o simplemente queremos que modifique una forma de actuar, lo mejor será decirlo. Quizá ni sea consciente de lo que influye en nosotros o en el trabajo su comportamiento.
Apoyar lo genuino y confrontar lo inauténtico. Está claro que ese tic que tiene Juan puede no hacernos gracia pero si se lo quitamos dejaría de ser él. Para poder ayudar a alguien a dar lo mejor de sí mismo tendremos que ayudarle a discernir entre qué es suyo en esencia, es decir, qué es lo que le hace maravilloso como persona y como profesional, y qué están siendo reacciones por miedo, por inseguridad, por despiste…
Además, como dicen en el centro de estudios del coaching: «Un exceso de apoyo resultaría falso y poco auténtico. El exceso de confrontación produce resentimiento. La ausencia de ambos genera frialdad y desconexión. En los tres casos, las relaciones se deterioran. Sin embargo, existe un lugar de equilibrio entre el apoyo y la confrontación, en el que las relaciones crecen y se fortalecen».
Técnica del espejo: Consiste en hacer reflejo, con objetividad y sin juicios. Se basa en la técnica del espejo elaborada por el Dr. Fernando Bianco Colmenares (1975), que tiene sus raíces en la Técnica de «BodyImagery» descrita por Hartman y Fithian y en los principios asertivos descritos por Salter. Podemos aplicarla repitiendo las palabras que nos dice el otro, para que se dé cuenta de cómo lo ha dicho o si realmente quería decir eso. También copiando la expresión corporal del otro para que explique el sentido de ese comportamiento y también cómo puede influir en él y en consecuencia en los demás. Por ejemplo, una persona que suele llegar tarde, se le puede hacer la siguiente pregunta: ¿qué te parecería que teniendo que llegar todos a la misma hora por la mañana, un compañero estuviera llegando cada día entre 15 y 30 minutos después?
Una vez que el otro ya se ha dado cuenta de aquello que nos disgusta o que no va en su favor, tenemos varias cuestiones que podemos hacer:
- ¿Qué vas a hacer ahora que lo sabes? Ésta es la parte de responsabilidad de uno mismo. Has de decidir si quieres cambiar o no. Si realmente aprecias y pones en valor lo que te han dicho y eres una persona en continuo crecimiento, seguro que haces algo al respecto. Al final, es por tu propio bien.
- ¿Cómo te puedo ayudar? Ésta es la parte que nos corresponde como líderes o como amigos, padres, tutores, etc. Supone estar ahí para ayudar. Dar apoyo para que ese cambio se efectúe de la mejor manera posible para la persona que lo realiza.
- ¿Con qué cuentas para lograrlo? Puede que sea contigo o sin ti, pero seguro que ha de plantearse qué puede hacer, si necesita de algo o de alguien para llevar a cabo ese cambio.
- ¿Cuándo vas a comenzar? ¿Cuándo quieres que el cambio se haya producido? Ponernos plazos nos ayuda a hacer las cosas. Cuando tenemos una fecha de entrega para dentro de mucho tiempo, puede que lo dejemos para el último minuto con el «ya lo haré, tengo tiempo». Mejor incluir en la agenda cuándo haremos cada paso de nuestro plan para lograrlo.
- ¿Nos vemos dentro de unos días y evaluamos los cambios? ¿Cuándo? Es importante hacerse consciente del cambio e incluso celebrarlo. Es una forma de sentir que progresamos en nuestra vida y un reconocimiento a nuestra capacidad de superarnos.
Y si la persona dice que no quiere cambiar, entonces será necesario que entienda que no hacerlo tendrá consecuencias. Hemos de recordar que tanto si actuamos como si no actuamos ante una situación, ya estamos posicionándonos y que de esa actuación habrá un resultado. Puede que no quieras dejar de llevar ese jersey porque te lo regaló alguien especial. De esa forma la gente de la oficina seguirá pensando lo que ya piensan sobre ello y ahora lo sabes. ¿Lo asumes? Perfecto. También tienes la opción de no llevarlo a la oficina. Ya es un cambio.
Con todo lo que te he compartido, te invito a que seas sincero, que transmitas lo que crees importante para el bien de los demás, y hazlo desde una mirada apreciativa. Al final, cómo lo digas, también importa. Te dejo un vídeo que puede darte luz sobre cómo nos afectan los comentarios de los demás, por muy adultos que seamos.
Raquel Bonsfills
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