El pasado fin de semana tuvimos el placer de asistir a la ponencia de Jorge Bucay en el congreso BeingOneForum realizado en Valencia. Allí Jorge Bucay, explicaba a través de cuentos algunos de los aprendizajes más importantes de su vida que quiero compartir y que he ampliado según mi forma de entenderlo también.
- Definirse es poner límites. Con el cuento tradicional del «Patito feo» Jorge Bucay nos enseña que hemos de aprender a conocernos porque para encontrar nuestro camino, primero hemos de definirnos. Definirse, según él, es poner límites, dejando fuera lo que uno no es y dentro lo que uno es.
Existen muchísimas formas de conocerse. Desde mirarse al espejo, realizar múltiples test de autoconocimiento en diferentes áreas de nuestra vida (intelectual, comportamental, profesional, emocional…), o tomar conciencia de qué hacemos, cómo lo hacemos, qué decimos, cómo lo decimos…de forma que vayamos descubriendo nuestra forma de actuar y cómo afecta a los demás. Y sobre todo, que nos permita darnos cuenta que lo que hacemos es resultado de lo que somos y no al revés para mostrarnos con coherencia y generar mayor confianza en nosotros mismos y hacia los demás.
- Cuidado con dar indicaciones. Solemos tener la costumbre de dar consejos, incluso sin que nos los pidan. Sin embargo, hay que tener cuidado porque lo que me ha servido a mí no tiene por qué servirte a ti.
Sería bueno que investiguemos y probemos cómo nos va aquello que nos cuentan. Si, por ejemplo, aprendemos una técnica nueva para resolver conflictos y nos parece que puede sernos de utilidad, mejor probarla por nosotros mismos antes de recomendarla. Comprueba que te funciona, asegúrate que es una técnica que te queda bien, que va contigo. No confiar sin investigar.
- Pedir ayuda y saber darla. No somos autosuficientes. Todos necesitamos del apoyo de los demás, de una caricia, de ánimo para seguir adelante, especialmente cuando las cosas no van tan bien.
Por eso es importante decir a los demás que lo están haciendo bien y estimular para que sigan adelante con lo que tengan entre manos. Y reconocer lo bien que cada uno lo hace. Son formas de dar esa ayuda que todos necesitamos.
- El mejor maestro. Dice Jorge Bucay que el mejor maestro es aquel que te dice cómo buscar dentro de ti para que llegues a tus propias verdades y conclusiones.
Tenemos en nosotros mismos muchas de las respuestas que buscamos. Por eso, nos invita a dejar de buscar fuera, dejar de pedir permiso a los demás, de buscar la complacencia y aprobación de los otros. Y buscar dentro de uno mismo.
- Momentos vividos con emoción y compromiso. A lo largo de nuestra vida nos encontramos con momentos tibios, en los que no nos hemos visto afectados emocionalmente, por los que pasamos como si nada, de puntillas… Estos momentos no son los auténticos. Los verdaderamente valiosos son aquellos momentos en los que hemos vivido emociones intensas, en los que nos hemos comprometido, donde hemos estado presentes, dándolo todo, en lo bueno y en lo malo.
Por eso, vive la vida, cada minuto, con lo que traiga. Sé consciente del momento, e incluso anótalo, siéntelo, pon todos tus sentidos en ello.
- Ni todo ni nada. Las cosas buenas entrañan también algo no tan bueno, y las cosas malas incluyen también algo bueno. No hay nada 100% bueno o malo. No podemos tomar de la vida solo lo que nos convenga. Las personas y la vida vienen con todo, lo que nos gusta y lo que no. Por eso, quedémonos con cuánto juega esa persona o ese hecho en relación a nuestros propósitos.
- Los sueños importan. Decía Viktor Frankl en su libro «El hombre en busca de sentido» que los que no sean capaces de dar sentido a su vida, vivirán una vida sin sentido.
Los sueños marcan un sentido. Están relacionados con nuestros propósitos y nos llevan a alinearnos con ellos. Sin sueños no hay fantasía, sin fantasía no hay ilusiones, sin ilusiones no hay proyectos… Así que, sigamos soñando… como terminaba la película PrettyWoman, con Richard Gere y Julia Robert, de la cual podemos extraer otros múltiples aprendizajes.
- Recorre el camino con humor. «No importa lo que hagas, vaya bien o no, escribe la comedia de tu vida y no el drama». Es inteligente reírse de uno mismo y reírse con los demás si ellos quieren. Ponle humor a tu vida porque «con amor y con humor, nada puede ir mejor».
Es otra forma de decir que la vida será según te la tomes. Puedes pensar que tu vida ha sido un desastre o que la has disfrutado al máximo. Puedes estar alegre o triste pero siempre con una perspectiva de felicidad por lo que la vida te depara. Y es que no debemos confundir alegría con felicidad. La alegría es una emoción que se da en un momento mientras que la felicidad tiene que ver con la serenidad, con la paz interior, con el pensar que estás en el camino correcto. Y hemos de trabajar para lograr la felicidad.
- No hacer sacrificios por amor. Basándose en un cuento de O. Henry, Bucay nos lleva a la reflexión de lo inútil que es hacer sacrificios por amor. El amor no se mide en cuánto soy capaz de sacrificar por ti, sino, cuánto soy capaz de compartir contigo para juntos crecer.
«Lo he hecho por ti» suele llevar a «no te lo he pedido» y a culpabilizar, frustrarse, subir egos, bajar autoestimas, necesidades de reconocimiento, etc. Mejor será «qué podemos hacer juntos» porque compartir alegrías duplica la felicidad y compartir penas divide su intensidad.
- Dependencia de la mirada ajena. Nunca hemos podido vernos nuestra propia cara. Sin un espejo o una foto no sabríamos cómo es. Necesitamos de la mirada ajena.
Pero la mirada del otro es prejuiciosa. ¿Vas a dejar que aquellos a los que no les eres simpático decidan por ti, decidan si vas o no a algún sitio o si te pones esto o aquello? No, no dejes que quienes no te quieren decidan por donde va tu vida. Y sin embargo, sí, escucha a los que sí te quieren, nútrete de su mirada, como te compartí en mi artículo sobre ayudar a crecer.
- Aceptación. Amor es aceptar al otro tal como es, sin cambiarlo. Y aunque no lo creamos, es más fácil encontrar a alguien que nos permita ser quienes queremos ser, que aceptar a priori que el otro sea quien quiera ser.
Por eso, si nos gusta que nos dejen ser, hemos de partir por dejar ser como el otro quiera ser en cada momento. Y de esa forma, será más fácil encontrar a esos compañeros de vida, de camino que tanto bueno nos aportan.
Por tanto, como dice Jorge Bucay, si quieres encontrar tu destino final, recuerda pasar por estas tres etapas:
1º Reconócete. Descubre quién eres, con tus fortalezas y debilidades, pon límites, busca en ti.
2º Identifica dónde vas. Encuentra tu propósito, tu rumbo, el lugar al que te diriges, sueña.
3º Con quién. Solo al final, cuando ya sabes quién eres y dónde vas, atraerás a las personas adecuadas para ir contigo.
Y ahora que ya conoces estos aprendizajes de vida de Jorge Bucay, investiga, prueba, pon en marcha los que mejor vayan contigo porque, en definitiva, somos eternos aprendices.
«Equivocarse, es parte importante del aprendizaje pues, sin equivocaciones no hay crecimiento» Jorge Bucay
Raquel Bonsfills
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