Me olvidé de cuidar de mí

Últimamente me he encontrado con varios casos en los que «el problema» es que la personas se han olvidado de sí mismas y la suma de tareas, el constante quehacer, ha producido un efecto de insatisfacción, estrés y desmotivación ante la vida. Y también una necesidad de huir, de tomar distancia y tener tiempo para uno mismo.
Sucede que al ir pasando los días, permanecemos en la bola de la vida, en lugar de coger la vida con nuestras propias manos, dirigiéndola a donde deseamos. Y nos preguntamos ¿y cómo he llegado hasta aquí?

 

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Hay muchas personas que dejan de cuidar de sí mismas por ser adictas al trabajo, siendo su pasión o sin serlo, por responsabilidad y/o autoexigencia. Otras, porque si piensan en sí mismas se sienten egoístas, otras por el orgullo de tener que quedar por encima como en una competición…

Siempre he escuchado el dicho de «si no cuidas de ti, no vas a poder cuidar de los demás». Creo que todas las tendencias hoy día van encaminadas al autocuidado, a incluir al cuerpo como una parte esencial del ser humano, a tener en cuenta las emociones y la satisfacción personal, además de la satisfacción laboral. Las técnicas como el mindfulness, la proliferación de variedades del yoga, incluso los gimnasios de electrodos o de 24h o lo relacionado con una nutrición más sana y natural. Son todo invitaciones a parar y a poner la atención en nosotros mismos y en el equilibrio de nuestra vida.

Ahora bien. Es muy fácil decir: «dedícate tiempo» cuando tienes que llegar a casa después del trabajo y atender a tus hijos, preparar la merienda, luego la cena, hablar con tu madre, llevar a tu perro al veterinario, recoger el correo, acudir a la reunión de vecinos, planchar la ropa del día siguiente, etc.
Por eso, quiero compartir contigo unas claves que me han funcionado para no dejarme llevar y olvidarme de mí.

Ponte en la agenda. Demostrado, lo que no está en la agenda no está. Si te apuntas al gimnasio con un ya iré, no irás. Has de apuntarte y proponerte ir a las 7 a la clase de Zumba, o de 8 a 9 antes de entrar a trabajar. O decidir hacer taichí según te levantas. O dar un paseo al volver del trabajo. Un ratito de tiempo que es solo para ti y que está programado, no dejado al azar del «si tengo tiempo».
Haz tu lista de cosas que te gusten. Resulta que te gusta mucho ir al cine y no vas nunca. Te encanta ver a tus amigos y apenas los ves. Te lo estás perdiendo y te estás perdiendo a ti mismo/a. Por eso, haz esa lista de cosas con las que disfrutas: leer, un baño de espuma, escuchar música, un masaje relajante, salir en bici a la montaña, ir al teatro, pintar,… y entonces, vuelve al punto anterior, planifícalo. ¡Hasta en las dietas te dejan darte un capricho una vez a la semana!
Es importante darse cuenta que hay un montón de personas, cosas y lugares maravillosos a nuestro alrededor. Sin embargo, no son cosas que nos hacen felices. Ellas por sí solas no tienen ese poder, no se lo des. Solo nosotros podemos hacernos felices. Como decía Louis Hay, «hazte feliz a ti mismo, ámate a ti mismo, y cambiarás tu vida». Te recomiendo su libro, que es un manual de trabajo para conocerte y cuidar de ti.
Date prioridad. Plantéate que esos tiempos para ti son igual de importantes que las demás tareas que tienes que hacer. Si las demás acciones no las cambias o pospones, las que decidas dedicarte, tampoco.
No te metas en más quehaceres. Basta que tengas tiempo para que te pongas a hacer otras cosas que tienes pendientes o que de repente se te ocurren. Asegúrate que el tiempo que has conseguido sacar es para dedicártelo a ti. Y hazlo con tranquilidad, con todo el tiempo que requieras para ello, sin prisa.
Con continuidad. Como cuando caes en la cuenta de que te has olvidado de ti ya es una gran necesidad, para recuperarte necesitarás más tiempo. No porque te vayas un fin de semana a la playa, está hecho. Por supuesto, ¡es el primer paso! así que no lo dejes de hacer. Pero recuerda que has de plantearte el siguiente. Es una carrera de fondo, es lograr el hábito, y al principio, requiere más tiempo y más consciencia. Después con la rutina adquirida puede ser solo un mantenimiento. Así que cuando acabes una actividad que te hayas dedicado, comienza a poner el foco en cuál será la siguiente.
 
-Ponte amor. A veces estamos enamorados de los demás, de la vida, y se nos olvida enamorarnos de nosotros mismos. Ponte guapo/a, gústate, abrázate, quiérete con tus bondades y con tus puntos flacos, que no por querer mejorar en algún aspecto dejes de adorar a la preciosa persona que eres. Todos somos diferentes y tus diferencias te hacen único/a.
Haz oídos sordos a los comentarios desafortunados. Es posible que quienes estén a tu alrededor se extrañen de tu nuevo comportamiento, o incluso se quejen porque te estás dedicando el tiempo a ti en lugar de a ellos. Aquí es el momento de recordarte la frase inicial que te compartí, porque cuidar de ti y estar bien tú, te hace poder acudir a ellos con tu mejor versión. Y ellos ¡seguro que te prefieren en tu mejor versión!
Cree que puedes. El principal problema para dejar de cuidarse es creer que no puedes dedicarte el tiempo («¿que no tienes?» – todos tenemos 24h al día), que no te lo mereces o que no eres capaz. Y aquí te digo, sí puedes. Quizá no lo creas posible si miras desde el mismo punto de vista que tienes ahora. Hay que saber parar, tomar perspectiva de uno mismo, y querer estar mejor. Cuando creas que puedes, cuando quieras el cambio, entonces podrás sacar ese minuto al día para ti, luego esos 5 minutos más, luego 15 minutos y así sucesivamente.

Martin Seligman, padre de la psicología positiva, ha demostrado que la mejor forma de prevenir la salud mental es entrenarnos en lo que nos protege. Como dice Patricia Ramírez, en su libro «Cuenta contigo«, una persona insatisfecha puede sufrir ansiedad, tristeza e incluso autodeprimirse y verse afectado así su sistema inmunológico. Por eso es importante querer ser feliz, esforzarse en el cambio, aportarse felicidad porque eso aportará salud.

Te dejo este artículo con otras 10 claves para cuidar de ti, con un vídeo estupendo de Elsa Puncet.

¿Qué vas a empezar a hacer para no olvidarte de ti y ser feliz?

Aprendiendo en el camino del crecimiento.

Raquel Bonsfills

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